Linzy

Obligo a Lía a caminar hasta la habitación de mis padres, dónde está la cama matrimonial y mis juguetes con mis sogas. Como dije, amarro sus manos unidas al respaldo de esta, mientras que a sus piernas también las extiendo con aquellas correas separadas. Cuando veo su cara de horror al ver que levanto una tijeras para cortar sus bragas, el celular de Adelaine suena justo para su suerte. Le pongo una mordaza y atiendo.

—¿Holo? Señor Bleiker —sonrío —¡Qué sorpresa! Casi me olvido de usted —me río —con sólo ver su número sabía que algo me faltaba.

—¿Y dices tener todo controlado? —exclama irritado recordándome nuestra última conversación —¿Por qué sigues teniendo el celular de tu hermana?

—Me lo regalo ¿Qué importa? ¡Ah ya sé! Hoy mismo me encargaré de su problema —le corto y observo a Lía —. Mírate, eres una obra de arte, que desperdicio —le saco una foto —no te preocupes, volveré pronto, cariño —me acerco y beso su frente —. Y me deshare de tu problema heterosexual.

Le guiño el ojo y salgo de la habitación para marcar un número. Es hora de terminar con un trabajo pendiente, desaparecer a Bruno y Noah.