Dan

La última vez que los ojos de mi hermana se cruzaron con los míos, fue mientras ella cayó por las escaleras. Fueron segundos aterradores, llenos de frustración, pude ver el miedo en su mirada y luego nada. Estaba vacía, ya aquellos bonitos ojos de esa pequeña niña de ocho años no tenían vida, su cabeza estaba llena de sangre y había muerto en el acto, ya nada de se podía hacer.

—La mataste... —lloré —la mataste ¡Asesino! —lloré y abrace ese cuerpo inerte como si todavía su alma siguiera allí —asesino...

Mi rostro era un mar de lágrimas que parecía que nunca se secaría. Ese fue un error, uno enorme. Todo el dolor desapareció como por arte de magia. Decepción trás decepción, me hicieron dar cuenta que las personas no valían la pena y si alguien iba a sufrir, no iba a ser yo.

—Querida señorita ¿retrógrada te llama Tyrone? Sí, retrógrada —sonrío al interferir en algo que jamás haría, pero prometí una cosa a lo largo de todos estos años, "mi hermana es el único ser que merece aprecio" —. No puedo dejar que te metas en mi camino.

—¿Disculpa? —levanta una ceja —Hello, que yo sepa, a ti no te importa nada ni nadie. Así que ¿de qué camino hablas? —se ríe y luego saca un cuchillo —si ya terminaste, debo acabar con un trabajo —apunta a Noah y Lía se pone delante.

Frunzo el ceño.

—Estás en el camino de mi hermana —miro el ventilador d techo y luego mi estúpido libro.

—¿Eh?

Lanzo el maldito tomo de psicoanálisis y al estar floja una de las aspas de la ventilación, esta se cae y Linzy debe retroceder, por lo tanto aprovecho para quitarle el cuchillo.

—¡¿Pero qué te pasa?! —se queja —¡¿Qué tiene que ver tu hermana?!

—No puedo permitir que asesines a la única persona que prometió visitar a Emely —giro mi vista hacia Noah —. A menos que hayas mentido.

—¡Yo, yo lo dije de en serio! —expresa el pequeño rubio avergonzado.

—Ya, y le creíste —se burla Linzy.

—¿Por qué no? —levanto una ceja.

Sonríe con malicia.

—Los que parecen inocentes, son los más mentirosos ¿o me vas a decir que Noah Channy nunca mintió?

—¡Eso es trampa! —se queja Lía.

—¿De en serio te vas a meter en un problema conmigo con algo que quizás ni siquiera se cumpla? Pierdes tu tiempo, piénsalo de verdad.

La chica tiene un buen argumento. Hora de decidir.