Noah

Dan ofrece su mano y me levanto del suelo, intentando no ser evidente, acepto su ayuda no deseada.

—Gracias... —comienzo a caminar —ya me voy... —me agarra del brazo y me sobresalto —sueltame —lo miro nervioso.

—¿Estás enojada conmigo porque te ignore durante todo este tiempo o... —se acerca a mi rostro —¿Gregor te dijo una mentira sobre mí?

No tengo idea de qué está hablando...

—Yo...

—¡Cabeza de tornillo! —oigo gritar a Tyrone y me quedo petrificado.

¿Todavía seguía por aquí?

—¿Qué pasa? —le dice el castaño al morocho sin soltarme.

—¡¡Quiero una maldita fiesta!! —se queja y yo intento no mirarlo.

—No tengo más cupones hasta la semana que viene, pero le preguntaré a Gregor.

Matarme, ¿Por qué sigo entre estos dos? ¿Y por qué rayos estoy pensando en Heinz? Cómo si necesitará protección, me siento patético.

Estúpido cerebro, idiota.

—¿Por qué tienes a la hermana de Noah agarrada del brazo? —pregunta ese demonio y yo no sé dónde esconderme.

Quiero correr, pero no puedo.

—Cuentas pendientes —responde el otro.

—Cómo sea, ¿Cómo dijiste que se llamaba la chica que gustaba de mí?

—¿Quién? ¿Taya? —levanta una ceja —¿Qué con esa?

—¡Pues que la vayas a buscar, imbécil! —le grita enojado.

—Vale —me suelta y me mira —después hablamos de lo que te dije —me avisa y sale corriendo.

—¿Dónde está Noah? —Tyrone me mira directo con sus ojos grises.

Se me eriza la piel.

—Salió corriendo...

—Estúpida, nenaza —se queja y se le presionan los dientes, luego me observa —¡¿Por qué sigues aquí?! —me grita.

—¡¡Ya me voy!! —intento huir pero me detiene —¡Ah! ¿Qué? —me sobresalto cuando agarra mi muñeca.

—¿Qué te dijo Heinz?

—¡¿Sobre qué...?! —exclamo asustado.

—¡Sobre Bruno, tonta! —grita.

—Na... Nada...

—Más le vale —me suelta al ver llegar a Dan con esa chica —¡Ya largate! —grita y salgo corriendo.

Me pregunto... ¿Por qué todo el mundo habla en clave? Ya no entiendo nada.