✧ Epílogo✧

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Junto a Pandora, Santos empezó a temblar. Su mirada estaba perdida en algún lugar de ese jardín.

Santos, ¿qué...?

Pero antes de que ella pudiera decir algo más, Santos salió corriendo del edificio. Marco y Pandora se miraron el uno al otro, después siguieron con sus ojos la trayectoria de Santos.

—No puede ser —susurró Marco al comprender lo que la joven acababa de ver.

Solo en ese momento Pandora la vio. Su cabello rojo y largo fue lo primero que logró distinguir. Emma llevaba un vestido blanco y largo. No podían verle la cara desde donde se encontraban, razón por la cual no podían estar seguros de que se tratara de ella.

—Vamos —la instó Marco.

Salieron de la Academia y caminaron con rapidez, cruzando los verdes jardines que, por primera vez en muchos días, estaban iluminados por el sol. Pandora recordaba las palabras del señor Castelli el día anterior; iban a abrir las «puertas» de la Academia, dejaría de estar sellada por fin... pero las consecuencias serían nefastas si no salían de allí.

El sol era calmante para ambos y apenas estaban a un par de metros de sus amigos cuando comprendieron sin ninguna duda que se trataba de Emma Harlow. Había vuelto a la Academia.

Santos la estrechaba entre sus brazos con fuerza y, tan pronto como las dos jóvenes se separaron, la mirada curiosa de Emma se dirigió a los dos recién llegados.

—Marco, Pandora —dijo con su voz suave—. Bienvenidos.

Pandora intercambió una mirada significativa con Hunter. Jamás lo había visto tan vulnerable como en ese momento. Él habló:

—¿De verdad eres tú?

Emma le dio un pequeño golpe en el brazo.

—Por supuesto que soy yo, idiota.

—¿Estás bien? —preguntó Santos con suavidad—. ¿Te han...? —Se aclaró la garganta—. ¿Te han hecho daño, Emma?

Ella negó con la cabeza. Su rostro parecía mucho más tranquilo, más en paz, que nunca antes.

—Estoy bien, mejor que nunca. Pero tenemos que irnos. —Su voz fue calmada y su ceño se frunció ligeramente—. Zanna me ha dicho que desconfiáis de ella y de Castelli. Sé que todo esto ha sido muy difícil. Espero que podáis perdonarme por haberme marchado... no podía explicaros qué estaba sucediendo.

—¿Qué esperaban que hiciéramos? Después de todo lo que ha sucedido, todo lo que hemos visto —dijo Hunter—. Emma, desapareciste de un día para otro... por supuesto que no confiamos en ellos.

A pesar de que la voz de Hunter fue dura, era evidente que le estaba resultando muy complicado pronunciar esas palabras. Su hermana se acercó a él y posó su mano en el hombro del chico con suavidad.

—Ya no pertenecemos a este lugar, Hunter. Es hora de irnos. Tenemos una guerra que parar... y si no conseguimos pararla, tenemos una guerra que ganar.

Un escalofrío recorrió a todos ellos al escuchar esas palabras. En esos momentos, teniendo a Emma frente a frente, todo resultaba más real que nunca.

En ese mismo instante, el autobús negro se puso en movimiento. El sol brillaba con fuerza en ese cielo azul, con tanta fuerza que iluminaba todos y cada uno de los rincones de ese jardín.

—Tenemos que irnos —dijo Emma—. La Academia se va a abrir por última vez.

—¿Y el resto de los niños? —preguntó Marco—. Los que están aquí todavía.

—Zanna se está ocupando de ellos. Tenemos que marcharnos YA. —Emma los miró con seriedad—. En cualquier momento él entrará.

Después de esas semanas, de todo lo que habían vivido y sufrido, ya no quedaba ninguna duda de que Emma creía a ciegas lo que estaba a punto de suceder con Kahenn, que esa guerra iba a desatarse.

La pregunta ya no era si creían en Zanna y en Castelli, ahora la decisión era mucho más difícil.

¿Confiaban en Emma?

—¿Nos llevarás al Otro Lado? —cuestionó Pandora en un susurro. Era evidente que estaba asustada.

Emma asintió con la cabeza, confirmando la respuesta, y, en ese momento, comenzó a caminar en dirección a la Academia.

Santos fue la primera en seguirla. Se dio la vuelta y le hizo un gesto a Marco. El chico tomó aire profundamente y la siguió. Santos lo esperó y le dedicó una sonrisa esperanzada.

Tras ellos, fue Pandora quien miró a Hunter, que permanecía quieto.

—¿Vamos? —preguntó la chica.

Ella le tendió su mano en silencio. Él tardó unos instantes más en tomar una decisión. Tenía miedo a lo que estaba por venir, aunque sabía bien que él y sus amigos serían capaces de enfrentarse a cualquier obstáculo, a cualquier batalla y salir vencedores. Creía en ellos y sabía que, pasara lo que pasase, permanecerían juntos.

Miró a los ojos a Pandora y después, por fin, estrechó su mano.


⚜︎

¡Ayyyyy! Hola de nuevo, amores ❤︎

Bueno, esto ha sido todo. Espero que os haya gustado la novela Tengo que reconocer que se me ha hecho un poco difícil en algunos momentos porque tengo un millón de cosas que contar, pero no quería alargar tanto la historia.

Muchísimas gracias si habéis llegado hasta aquí, si me habéis apoyado con la historia, para mí significa muchísimo muchísimo porque ya sabéis que mis novelas son mi vida y escribir es mi sueño

No te olvides de dejarme un comentario aquí abajo para saludarme y nos vemos por aquí. ¡Os adoroo!

Mil besos

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