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Introducción: Meliodas

*

Apenas tengo ganas de levantarme de la cama, siento los párpados pesados y me duele la cabeza. No tengo idea de en qué momento me dormí anoche, pero la luz sofocante del foco en mi habitación delata que no fue hace mucho. Tengo un dolor punzante en la cabeza que me hace ocultarme con mi cobija de Superman, buscando algo de obscuridad.

—Aaahh —suspiro por cuarta vez mientras escucho a mamá tocar la puerta de mi habitación, ¿sabes qué es peor que despertar un lunes a las cinco de la mañana? Despertar sabiendo que seguramente, dormiste menos de tres horas.

—Meliodas, si no respondes voy a entrar —odio las primeras semanas de clases, las vacaciones son hermosas y la escuela tan innecesaria.

—¡Ya desperté! —Apenas estoy consiente de en qué momento me puse el uniforme escolar, pero al verme las ojeras en el espejo y bostezar, sé que va a ser un día muuuy largo.

Me paso la mano por el cabello mientras me repito que mañana será diferente y me pongo el piercing falso en el labio, me estiro una última vez y bajo a la cocina, donde mamá me espera con un plato de cereal y leche tibia.

—Buenos días má. —Saludo sin ganas mientras me llevo una de las pasas del cereal a la boca.

—¿Otra vez te dormiste con la luz encendida? —mamá da otro sorbo a su café después de preguntar.

—Lo siento, te prometo que es la última vez. —Me avergüenza admitirlo, pero las últimas dos semanas, el foquito que uso para dormir no es suficiente para ahuyentar las pesadillas que trae la noche. 

—No me molesta, me preocupa. ¿Regresó el insomnio? —veo a mamá, agacho la mirada y asiento levemente, decepcionado de mi mismo, casi pasé un año sin que esto me sucediera de nuevo. —¿Quieres que vayamos a ver a un doctor otra vez?

—¿Para qué? Todos dicen que no tengo nada. No te preocupes má, seguro es el estrés de la escuela, en unas semanas debemos presentar exámenes. 

—Ay mi niño —pero antes de decir otra cosa, la alarma de su celular suena, recordándole que debe llevar a Zeldris a la escuela y luego ir a trabajar. —¿Vas a estar bien? —Sonrío para calmarla, y parece funcionar, porque me  regresa la sonrisa, luego termina apresuradamente su café. Se despide de mi con un beso en la frente y un "te amo, nos vemos en la tarde hijo".

Espero a escuchar la puerta principal cerrarse, entonces me paro y guardo de nuevo el cereal de mi plato. Hoy volví a amanecer sin hambre, solo agarro una manzana de la cesta en la mesa, para más tarde; no necesito que llamen a mamá de la escuela porque su hijo se desmayó por inanición. Salgo de casa preguntándome por qué mi mochila pesa tanto, si hoy solo veo dos materias, observo mi reflejo en el vidrío de un auto, me siento guapo, mal peinado, pero guapo. Sin ganas de estudiar, con sueño, sin la tarea hecha, con el uniforme mal arreglado, con el celular sin batería, pero guapo. Aaahh, ojalá la maestra de química no se ponga exigente hoy.

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