Primera parte: Recuerdos inconscientes - I

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Anónimo

"Amor, bello amor, dulce como miel.
Tormentoso como mar.
Cálido como rayo de sol.
Viajero que llega de corazón en corazón.
¿Cómo te atreves a llegar tumultuoso
con un solo nombre? Eliza-..."

¡SLAP! La mano de mi mamá pega contra la mesa y me saca del trance.

—Si no te apuras a desayunar, otra vez vas a llegar tarde.

—¿Mmh? 

—Llevas media hora sentado viendo el cereal, ¿qué? ¿le estas pidiendo permiso para comer? —mi mamá se burla mientras termina de ponerse labial y después me ve a través del espejito en el rubor que tiene en la otra mano. 

—También estás sonriendo como tontito. —Completa mi hermano con una risita.

—Estoy bien, solo pienso en algo bonito. —chispas, no me he comido siquiera la mitad del desayuno. Me empino el plato para acabarme rápido la leche del cereal cuando mi hermanito pregunta.

—¿Estás pensando en Eribeth? —casi me atraganto cuando vi a mamá voltea con el ceño fruncido mientras termina de guardar su maquillaje. ¡¿Cuándo se me ocurrió que era buena idea contarle a mi hermanito de seis años sobre la chica que me gusta?! Zeldris traidor.

—¿Quién es Eribeth? —mamá indaga cuando vuelve a ver su bolsa y verifica que ya no le falta nada.

—El personaje de un libro.  —Ni yo me lo creo, pero de todas formas lo digo.

—¿Seguro? Por que suena a que me estas mintiendo. —Tiene "él" tono, el que tienen las mamás cuando intentas ocultarles algo que ya saben y después viene el castigo.

—¿Quién podría ser? En la escuela solo hablo con Liz y Mael —intento sonar despreocupado antes de tomar de mi leche con chocolate.

—Entonces la ves en la escuela —afirma. —¿Es linda?

Antes de que mi cerebro de mono neandertal procese cómo mamá llegó tan rápido a la respuesta, la alarma de su celular suena y en cuanto la apaga, recibe una llamada que la obliga a cambiar su foco de atención. Me da un beso en la frente y me susurra un "cuídate, te amo" luego ve a mi hermano y con un movimiento lo envía a la sala por su mochila.

—Si, ya te dije que esta noche. Hoy no voy a la taberna, podremos cenar los cuatro juntos. —Alcanzo a escuchar antes de que la puerta principal se cierre. 

*

Termino de lavar los platos del desayuno y subo a mi habitación por mi mochila y celular. Tomo uno de los piercing's falsos de mi alhajero, apenas será perceptible en el hélix de mi oreja entre los mechones revueltos de mi cabello rubio. Estaré bien mientras el prefecto Galand no lo note. 

Me estiro mientras bajo las escaleras y bostezo cuando tomo mi lonchera de la mesita al lado de la puerta principal, ¿qué habrá preparado hoy mamá? Ojalá y también me haya empacado una rebanada de la tarta de manzana que preparó ayer. 

Después de cerrar me pongo mis audífonos y mientras camino a la parada del autobús pienso en si Liz habrá hecho la tarea de hoy, lo más seguro es que no. Que martes más aburrido, creo que lo único interesante que me ha pasado esta semana es que un perro me persiguió ayer mientras regresaba de comprar las manzanas para la tarta, fuera del hecho de que me hizo correr, el que tuviera dientes mas blancos que los míos fue lo que me ofendió. La diversión esta semana se resume en un perro con buena dentadura. 

Cómo me gustaría que la vida se pusiera interesante, no sé, que ya llegue la semana de hacer exámenes o algo. Pero mis pensamientos se interrumpen cuando llega el autobús y la canción de mi playlist se cambia.

*

Llego a la escuela con veinte minutos de anticipación, mientras paso al lado de la dirección y la sala de maestros, veo a mi amiga sentada junto a su abuelo, jugando con su celular. Paso de largo hasta mi aula cuando una voz conocida me habla, tensándome al instante. 

—¡Oye Meliodas! —al otro lado del pasillo está Jenna junto a su gemela. —¡Ven! ¿ya viste esto?

—Buenos días —las saludo un poco tartamudo cuando estoy frente a ellas. Zaneri me toma del brazo y me jala para sentarme a su lado. 

—¿Ya entraste al blog hoy? —me pregunta.

—No, ¿por qué? ¿un maestro canceló clases? —me alegro ante la perspectiva de tener una hora libre, pero la gemela rubia rompe mi burbuja antes de que empiece a crecer.

—Esto es mejor, mira. —Le quita el celular a su hermana castaña y me muestra —anoche alguien publicó un poema para Elizabeth, pero por el amor a las diosas, no sé si intenta cortejarla o acostarse con ella, léelo. 

No hace falta que me lo diga, ya lo hice... no es el hecho de que se ría de mí inconscientemente, solo... ¡¿cómo rayos terminó mi poema en el blog escolar?! Sé que no soy sonámbulo y anoche me desvelé leyendo una biografía. Bueno, piensa con serenidad Meliodas, primero el usuario que lo robó.

Momento, ¡no solo se robaron mi poema, también mi usuario! Esa dirección de correo electrónico es mía.

—¿Tú que opinas? —me pregunta la gemela mayor y lo único que hago es tragar en seco.

—No, no le veo la importancia —titubeo mientras finjo aclararme la garganta. Es hora de hacer una retirada estratégica. —Tengo que ir al baño. 

—Pero aún no terminamos de hablar. —Zaneri intenta tomarme el brazo de nuevo, pero esta vez la esquivo. 

—Solo me voy a lavar la cara, es que, creo que todavía no me termino de despertar, nos vemos en clase —espero que esa despedida sonara natural, avanzo rápido a los baños y entro al primero que veo abierto. Me tapo la boca y un grito mudo sale de forma inconsciente.

¡Porqué ! ¡¿Porqué?! ¡De todos los poemas, fue ese el que terminó filtrado! ¡es que me voy a...! No, serenidad Meliodas, serenidad, primero que nada, las pruebas. Me saco el celular de la bolsa del pantalón y entro a la página del blog, al menos aún tengo acceso a mi cuenta. Oh mon chéri esta completo, creo que voy a desmayarme, pero no antes de descubrir quién fue el malvado y de dónde sacó mi poema. El timbre que da inicio a las clases suena y tengo que salir del cubículo, suspiro y  me hecho agua en la cara, cierro el lavabo, me seco las manos en el pantalón, regreso a mi salón y veo al maestro King afuera hablando con otra maestra, paso a su lado y llego a mi banca. Cuando dejo mi mochila al lado, escucho la voz de mi amiga saludándome.

—¿Por qué tienes la cara húmeda?

—Me lave la cara, para no dormirme a media clase de Economía.

—Y qué me dices señor famoso, ¿ahora debo llamarte anónimo? —susurra y entonces el maestro entra al salón.

*

Bien Meliodas, es momento de pensar con claridad. Primero la evidencia, alguien publicó mi poema ayer, anoto en la libreta. Entonces Jenna y Zaneri lo encontraron y así me di cuenta. Entonces, Mael era el único que había visto ese poema, si lo pienso bien más que poema es carta, pero bueno, detalles. Si solo Mael lo tenía, entonces es el principal sospechoso, sin embargo, nunca se enteró de mi contraseña, en contraparte, Liz sí que tiene mi contraseña. Mael está enamorado de Liz y ella me llamó anónimo, entonces tendría que saber que es mi poema, pero para saberlo, alguien se lo debió decir. 
Si solo Liz tiene mi contraseña, y Mael haría cualquier cosa por conseguir su amor, la conclusión es que sin duda fue Liz, pero ahora la cuestión es ¿por qué?

¿Qué gana Liz con ello? ¿hacerme quedar en ridículo? ¿lograr que me expulsen del instituto? ¿para qué? Mi cerebro no puede cavilar que sucede cuando suena el timbre para tomar un descanso y comer algo. Veo a mis compañeros salir del aula mientras el maestro guarda sus libros y pide a Diane que borre lo que se anotó hoy en la pizarra.

Saco mi almuerzo de la mochila y veo a Liz hablar con Mael, me dicen algo que no entiendo antes de cada uno tomarme de un brazo y llevarme a los comedores que usamos siempre. Nos sentamos y cuando Liz regresa de la cafetería escolar con una rebanada de pizza casera, al fin siento que regreso a la realidad.

—Tú lo hiciste. —Digo de forma tajante.

—¿Mmh? ¿de qué hablas teñido? —Vuelve a morder la rebanada sin verme.

—Mi poema. Fuiste tú quien lo publicó.

—¿Mi? Como no. Ya quisiera yo ser tan buena en computación para robarme tus cuentas, así no habría reprobado.

—Tengo pruebas que los inculpan a ambos. —Me aseguro de ver también a Mael.

—¿Cómo cuáles? —Sonríe y sorbe del popote en su juguito.

—No se necesita ser un genio para entrar al blog y publicar, menos para abrir sesión, solo necesitaste mi correo y contraseña, cosas que ya sabías.—Recalco frunciendo el ceño —Y el poema no fue difícil, Mael tiene muchos.

—Bueno, solo es una broma insignificante, mañana todos la habrán olvidado.

—Si los maestros, o incluso el director, llegan a enterarse, pueden expulsarme. Entonces mi mamá se decepcionará, mi tío pensará que soy un fracaso, mi abuelo no querrá verme de nuevo y entonces mi futura carrera de escritor se irá por el drenaje, nunca voy a poder enamorar a Elizabeth y mi psicólogo se sentirá tan avergonzado que nunca va quererme como su paciente de nuevo y toda mi vida se arruinará.

—¿Y todo eso solo por un poema? En mi defensa, su señoría, me sentí muy tentada, yo te había advertido que "Arroz con leche" no era una buena contraseña, y agregarle un uno no fue tu idea más brillante. Solo intenté entrar a tu cuenta y cuando lo conseguí mi cerebro actuó en automático, fui una marioneta de mis impulsos. Cuando desperté esta mañana, todo estaba hecho, ya no hubo vuelta atrás. —Termina de la forma más dramática su discurso abanicando su rostro y dejándose caer en brazos de Mael. 

—Aunque mi verdadera duda, es ¿cuándo pensaste en ello? Se supone que ayer estarías en casa de Elizabeth para la tarea de química. Y bueno, no es porque te conozco, pero me atrevería a decir que me aprecias lo suficiente para no tener una buena razón para hacer lo que hiciste, no te conviene que la persona que te pasa la tarea sea expulsada, entonces ¿ahora si me lo dirás? —cruzo los brazos, ella traga en seco titubeando una respuesta que no entiendo. 

—Bien, tu ganas. Si hay algo tras todo este... drama, no te lo puedo decir por que lo prometí, pero te juro que si todo sale bien, bueno ya verás que pasa. —Terminamos nuestros almuerzos en silencio, reflexiono sobre que podría ser tan bueno para que mi mejor amiga no dudara en lanzarme al abismo cuando vuelve a hablar. —¿Me perdonas si te compro una picafresa? —Realmente parece apenada, así que le sonrío sabiendo que nuestra pequeña pelea no va a escalar más. 

—Tres y es mi única oferta. —Reímos y cuando se aleja lo suficiente me dirijo a mi otro amigo. —Yo sé que Liz es linda, pero la próxima no te dejes llevar por tu amor y hagas otra tontería así.

—Lo siento fui débil, cuando me contó todo el plan y la emoción con la que hablaba, no pude evitarlo. —Su cara enrojece y solo suspiro.

—Y de todos, ¿tenía que ser el mas vergonzoso? No podía ser donde la comparo con una rosa o donde retrato su belleza brillante como luna llena. 

—Fue el primero que encontré, en serio lo siento. Pero mira el lado positivo, no lo ha visto más de la mitad del instituto. 

—Gracias Mael, eso me hace sentir mejor. —Sonrío irónico —Al menos cuando llegue a casa y lo borre todo regresará a la normalidad. 

—¡Me niego! —Entonces la voz de Ban llega a nosotros desde el otro comedor. 

¡Gracias por la larga espera, disfruta la historia, recuerda tomar mucha agua y amar la vida!

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