CAPÍTULO 10.

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—¡¿Qué dices?!, ¡¿ahora?!

—Claro que ahora, dirígete a ésta ubicación y se cauteloso.— A través de un mensaje le indicó el lugar en dónde debía ir. Rápido se levantó de la cama, tomando su ropa y sus cosas.

—¿Alex, qué pasa?— Preguntó Becca mietras tallaba sus ojos a causa del sueño.

—Tengo que irme. Tengo que irme rápido.— Se vistió a toda velocidad, y se acercó a la puerta.

—¿Qué ocurre?— Alex se quedó ahí, sin saber exactamente lo que le diría.

—Ahora no puedo decírtelo, pero por favor, confía en mí. Debo irme.— Salió a toda prisa de la casa sin decir nada más.

—Llegas tarde.— Comentó sin verlo a directamente. Rob lo había citado en el techo de un edificio, en donde también estaba Rouge.

—Si bueno, sería mejor si me avisaras con anticipación a donde iremos.

—Después le pedirás a los malos que te avisen, antes de hacer cualquier cosa.

—Está bien, ya entendí el punto, lo siento.

—No importa, mira allá.— Le pasó unos binoculares con los cuales observó la entrada de un gran edificio de apartamentos.

—¿Qué se supone que debo ver?— Rob apuntó en la entrada del edificio, en donde se veía un gran 576 escrito en la placa del lugar.

—Creo que encontré nuestro cargamento.

—Excelente, ¿ahora de qué iremos disfrazados?— Preguntó Rouge de forma sarcástica.

—Por que no tocamos la puerta, y decimos que es una pizza.

—¿En serio?

—No haremos nada de eso, en ésta ocasión debemos entrar repartiendo golpes.— Miró decidido a los dos jóvenes.— Vamos, ya es hora.



El olor a metanfetamina fumigaba todo el lugar, y el estridente sonido de la música electrónica hacía temblar las paredes del edificio.
A pesar de eso, el ''guardia'', que era un hombre afroamericano y gordo, alcanzó a escuchar que llamaban a la puerta.

—¡¿Quién es?!— Miró a través de una rendija en la puerta. Entonces salió volando por una explosión que llenó de polvo en lugar. Los tres héroes entraron en el lugar, encontrando un enorme pasillo con una luz amarilla que lo cubría todo.

—¡Busquen el cargamento!— Cargó una flecha explosiva, y observó como cinco sujetos se abalanzaron contra ellos, portando cuchillos y bates.

Disparó la flecha contra el techo, y todos los escombros le cayeron encima al más cercano. Corrió contra ellos, alcanzó a evitar el golpe del sujeto del bate, después golpeó su rostro, pateó su estómago y lo derribó. Los otros dos atacaron simultáneamente intentando apuñalar o cortar a Rob. La hoja del cuchillo cortó un pedazo de su traje, Rob reaccionó tomando al drogadicto del cuello y estrellándolo contra la pared. Entonces el otro sujeto clavó con fuerza en cuchillo en su costado, el traje logró recibir la mayoría del daño, pero aún así sintió el filo de la hoja contra su piel.

Aprovechó el momento en que el sujeto bajó la guardia. Tomó rápidamente una flecha eléctrica, y la clavó en su frente, el drogadicto recibió una descarga muy potente, que lo mandó al suelo a dormir.

Mientras Rob se ocupaba de los pisos de abajo, Alex comenzó  a subir rápidamente las escaleras. Pero en el trayecto, un par de sujetos idénticos a los uniformados de la fábrica lo acorralaron.
Ambos sacaron una gran y afilada katana y sin más, se abalanzaron contra Nightcrow, el más cercano alzó la espada y la bajó a toda velocidad, pero Alex tomó con rapidez su bastón, e interceptó el ataque, después pateó el estómago del soldado y lo derribó. El segundo comenzó a lanzar decenas de cortes al aire, intentando rebanar un pedazo de Alex.
El último espadazo lo lanzó directo a su rostro, y fue cuando Alex colocó su bastón, la espada se quedó prensada en el metal del demoledor, Alex no esperó otra reacción, tomó una parvada, la encajó en el hombro del soldado, y lo remató con un puñetazo en el rostro.

Subió un poco tambaleante el resto de las escaleras, encontrando un pasillo, en dónde cada puerta de un departamento emanaba una luz roja. Se acercó al apartamento más cercano, y vio que sólo había una cama en medio de una habitación asquerosa, y encima de ella, una bella chica, bastante joven la cual sólo vestía su ropa interior.

La chica estaba completamente aterrada, no dejaba de respirar de manera forzada. Alex se acercó de la forma más tranquila posible y con las manos libres. La chica de cabello oscuro se alejó de él topando con la pared.

—Tranquila, no te haré daño, ¿estás bien?— La chica no dejó de temblar, y no respondió a la pregunta.

—Escucha, no te haré daño, vine a ayudar.— Se quitó la máscara y dejó al descubierto su rostro.— ¿Tienes nombre?

—Se... Selene...— Respondió con nervios.

—Muy bien Selene, necesito tu ayuda, ¿hay más chicas atrapadas aquí?

—Sí...

—Necesito que las ayudes, Junta a todas, y bajen, la policía está en camino.

—¡Cuidado!— Gritó con toda su fuerza, entonces alguien tomó por los hombros a Alex, y lo arrojó con una fuerza descomunal hacia otra habitación.

Alex se estrelló contra la pared, y observó a su atacante, un sujeto de piel blanca, cabello rubio casi imperceptible con su corte a rapa. Y con un cuerpo lleno de tatuajes, había un brillo rojo en sus ojos.
El sujeto arremetió con una patada, que Alex esquivó rodando por el suelo. Se levantó y lanzó decenas de golpes contra su atacante. Pero ninguno de estos pareció afectarle en lo absoluto, se giró, y lo tomó con fuerza por el cuello.

Y fue cuando una flecha impactó contra su brazo, congelándolo al instante, y soltando a Alex.

—¡Ya se volvió una costumbre el salvarte el pellejo!— Rouge lanzó una patada directo a rostro del sujeto. Este se tambaleó unos segundos, y después el puño de Alex lo puso a dormir.

—Digamos que trabajamos en equipo— Le mostró una sonrisa llena de sangre.

—Rápido, debemos encontrar el cargamento.— Ambos salieron al corredor. Alex tomó su arma, y fue cuando se escuchó un ruido bastante alarmante.

Por lo menos una decena de hombres salió a toda prisa por la última puerta del corredor. Al igual que los que subían a toda prisa por las escaleras.

—¡Encargate de ellos, yo me ocupo de las escaleras!— Cargó una flecha, ya casi se les venían encima.—¡Ya!— Disparó la flecha, que impactó contra el suelo llenando el lugar de humo.

Alex dividió su bastón en dos, y se lanzó contra el batallón que lo esperaba. Entre el humo espeso y las luces rojas, sólo se podía ver una serie de figuras moviéndose. Comenzó a lanzar decenas y decenas de golpes con los pequeños bastones, al igual que repartía patadas a diestra y siniestra.

Era un completo caos, sólo se escuchaba el incesante sonido de el metal golpeando con fuerza la piel.
Llegó un momento en dónde Alex fue apresado por todo el montón de sujetos y la pared. Soltando ambos bastones. Sin poder hacer más, Alex comenzó a lanzar puñetazos y patadas por doquier, un soldado que se atravesaba era recibido por la contundencia de los puños del justiciero.

Un par de sujetos tomaron a Alex y nuevamente lo presionaron contra el muro, Alex le propinó un golpe con el codo directo a la nuca al que no lo soltaba. Después golpeó tres veces el rostro del segundo, y lo culminó lanzando una patada voladora en su rostro. Parecía que los hombres no se rendían, y ahí pudo ver que varios de ellos tenían el mismo color rojo emanando de sus ojos.

Alex gritó con furia, corrió directamente hasta ellos, dió un pequeño salto a la pared, y con el impulso, dejó caer un poderoso golpe en el rostro del mercenario más cercano. Sólo eso bastó para dejarlo en el suelo. Tomó una parvada y la arrojó, noqueando al segundo, saltó encima del tercero, y arremetió con toda su fuerza, dejándolo inconsciente, el cuarto y el quinto atacaron al mismo tiempo. Uno con puño limpio, y el otro con un bate de metal. Alex alcanzó el bate, se lo arrebató, y le asestó un contundente cabezazo. Y con el bate, golpeó la espalda y el estómago del quinto. El último sujeto que quedaba en pie respiraba con fuerza a través de la nariz, como un toro. Ambos gritaron con toda su fuerza, corrieron a toda velocidad uno contra el otro, Alex lanzó su puñetazo al rostro, mientras que el sujeto lo lanzó al estómago, ambos acertaron.

Y siguieron lanzándose golpes sin parar, el rostro y los puños de Alex nunca se habían manchado de tanta sangre como en aquella noche. Una vez que lanzó su golpe, no se detuvo, golpeó una y otra vez la cabeza de su atacante hasta que su ojo se cerró de la hinchazón, tomó su rostro con ambas manos, y lo estrelló con todas sus fuerzas contra el suelo, haciéndolo resquebrajarse.

—¡Alex!— Gritó Rouge, y de entre los residuos del humo. Alex yacía, con su ropa llena de cortes, sus puños llenos de sangre y moretones. Al igual que todo su rostro y cuello.
Debajo de Nightcrow había todo un escuadrón de soldados, tendidos en el suelo, algunos inconscientes y otros aún quejándose por la paliza que recibieron.

—¡Dios, ¿estás bien?!— Llegó hasta él y examinó su rostro con cuidado.

—Acabemos con esto Rouge.— Dijo completamente abatido, tomó sus bastones, y continuaron con la búsqueda.















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