• 007 | 🌟

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Cuando Jimin se imaginó en el pasado su ceremonia de iniciación como ángel, nunca creyó que sería tan aterrador, se pasaba tanto tiempo idealizando ese evento que pasó por alto un detalle muy importante:

Al convertirse en un ángel guardián, debe hacer precisamente lo último, ser un guardián.

Él debía encargarse de vigilar y cuidar, no a cualquier ser u objeto inanimado, sino a un ser humano; y en ese momento, cuando los arcángeles con túnicas blancas y rostros cubiertos por máscaras se acercaron a él pidiéndole que se arrodillara frente al lago, Jimin se replanteó una pregunta:

»Seré yo, ¿Apto para cuidar a un humano?«

Porque seamos honestos, Jimin no había tenido entrenamiento de campo en toda su vida, y justo allí, cuando su cuello fue forzado a inclinarse, por la fuerza que el arcángel Namjoon ejercía en él, Jimin tuvo miedo, miedo de hacerle daño a Jungkook, miedo de no poder cuidarlo y alejarlo del mal por más que ese fuese su deber, miedo de perderlo, y aún más, miedo de que no lo recordara.

Namjoon se aclaró la garganta antes de comenzar a hablar:

"Queridos hermanos, estamos aquí el día de hoy para presenciar el inicio de la segunda vida de Park Jimin, quien ha cumplido satisfactoriamente con su entrenamiento teórico del campo terrenal. ¿Algunas palabras antes de morir, Jimin-ah?" Bromeó con la última frase, Jimin levantó la cabeza para verlo, muerto de miedo.

Seokjin, quien veía la escena desde unos metros más allá, desaprobó el comportamiento de su superior.

"¡Estás asustando a mi querubín!" Se quejó, cruzándose de brazos, Namjoon rió, palmeando el hombro de Jimin para que volviera a relajarse.

"Sólo estoy poniéndole algo de diversión a todo esto, parecemos viejas en batas blancas de baño después de escuchar una noticia trágica de la radio, anímense un poco eh, estamos transformando al chico, no matándolo" Se encogió de hombros, haciendo a los otros ángeles reír cuando notaron que tenía razón, Seokjin rodó los ojos, dándole un asentimiento al mayor para que continuara.

El de cabellos cenizos le ofreció a Jimin una taza, con la que acababa de recoger agua del lago.

Jimin la tomó entre sus manos, viendo confundido al líquido pasar de transparente a un tono azul cielo y después a un negro opaco, cambiando de color cada que el contenido de la taza se agitaba.

"Las reglas que deberás obedecer durante tu estadía en la tierra, son las siguientes: No matarás a seres humanos, no pondrás en riesgo la vida de tu humano asignado, no revelarás tu identidad, no revelarás tu misión, no utilizarás tus dones a menos que sea en una situación de vida o muerte, no tendrás contacto con nadie que viva en el reino de los cielos..." La lista seguía, Jimin pensó que era interminable, hasta que Namjoon dijo: "Nadie puede verte, ¿Entiendes? Tú no existes".

El menor frunció el entrecejo, sin poder evitar preguntar:

"¿A qué te refieres con que yo no-" Namjoon lo interrumpió.

Se inclinó a su altura, entonces Jimin pudo ver su expresión seria y consternada.

"Exactamente a lo que dije, nadie puede saber de tu existencia, principalmente porque los caídos viven en la tierra, y no deben saber que seguimos mandando a los nuestros a cumplir misiones, su tarea es deshacerse de nosotros, Jimin. Cuídate, y no dejes que nadie te vea, no quiero tener que rescatarte. Yo confío en ti" Susurró lo último, el rubio asintió, dejándose abrazar brevemente por el arcángel.

"Si ya terminaron su momento emotivo, por favor, Jimin, bebe de las cenizas de Narciso antes de que me arrepienta y vaya yo en tu lugar" Dijo Yugyeom, malhumorado, otro de los arcángeles que eran compañeros de Seokjin y Namjoon, acercándose a ellos. El peligris se apartó, dejándole el paso libre al pelinegro, que se acuclilló a su lado. "Bien, el nombre del humano es Jeon Jungkook, sólo debes repetirlo cinco veces utilizando el cántico de ángel" Se levantó, dispuesto a marcharse, pero en última instancia, retrocedió para decir: "Ah, y trata de no hacer tanto revuelo, éste chico tiene el sueño algo ligero, así que será fácil despertarlo".

Jimin asintió, recordaba haber escuchado eso antes, pero no sabía exactamente de quién, sus recuerdos se volvieron difusos cuando probó un sorbo de la sustancia.

Jeon Jungkook

Jeon Jungkook

Jeon Jungkook

El sabor de aquél líquido igualaba al de la sangre humana, pero Jimin no podía saberlo, apenas si sintió una arcada en su estómago por el desconocido y metálico sabor; pero siguió bebiendo, sin notar que su cuerpo se sumergía lentamente en el gran lago obscuro, que no tardó en cubrirlo hasta el cuello.

Jeon Jungkook

Jeon Jungkook

Recordó la bonita sonrisa de conejito de aquél humano al que observaba todas las noches, su rostro sonrojado por el frío y su cabello castaño oscuro que cubría parte de sus ojos; los suéteres tres tallas más grandes que él y las pantuflas de perrito que siempre le veía usar, el cómo lo llamaba "Jimin hyung" cada vez que se avergonzaba por algo, y lo mucho que le hubiese gustado poder abrazarlo después de verlo llorando frente a las estrellas.

La taza se hundió en el agua al igual que su cabeza; no existía el aire ni la claridad, sólo la oscuridad que se apoderó de todo su ser, los susurros de voces extrañas y las manos que intentaban tocarlo. Se abrazó con fuerza, enfocándose en el recuerdo de Jungkook, no debía prestar atención o no sobreviviría.

¡Jungkook!

¡Jungkook!

Lo llamó aunque ya no debía hacerlo, él también sentía miedo, quería tanto estar a su lado, lejos de las sombras que lo tenían cautivo.

Un fuerte jalón a su torso lo hizo sacudirse; trató de desprenderse en vano de las manos desconocidas que lo tocaban, pero no pudo.

Intentó gritar de nuevo, pero no hallaba a su voz, ella también cooperaba con las voces de las almas perdidas, que en medio del abismo, buscaban enloquecerlo.

Todo se desvaneció.

                          🕊🌙📜

Un golpe seco despertó a Jungkook de su sueño, haciendo que se sentara alarmado sobre su cama; afuera de la casa llovía, el cielo se había teñido de gris sin permitirle ver las estrellas como cada noche.

Se levantó deprisa para ir hasta el balcón, cuya ventana estaba cerrada debido al frío del exterior, se preguntó mientras se apoyaba en el marco si Jimin también estaría viendo la lluvia caer.

Un gemido de dolor se escuchó debajo de su cama, provocando que el chico castaño se pegara al respaldo de su escritorio, tapando su boca para no ahogar un grito.

"S-si es un ladrón le aconsejo que se vaya a-antes de que llame a la policía, sé Taekwondo, así que no dudaré en defenderme si se acerca" Amenazó con la voz temblorosa, sin embargo, nadie respondió.

Se acercó con cuidado de no hacerse notar, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, sacó su teléfono de su bolsillo para alumbrar con la linterna de éste.

Chilló, reconociendo el cuerpo que dormía plácidamente en el suelo.

Se llevó una mano a la boca mientras se hiperventilaba con la otra, ¡Por Dios!, no podía ser cierto, era imposible...era...

"¿J-jimin?" Preguntó con temor, poniéndose de rodillas para poder sacar al chico rubio del estrecho espacio.

Lo movió un poco, sacudiéndolo para conseguir una reacción, pero siguió inmóvil.

"¿Jimin hyung? ¡Jimin, despierta!" Lo zarandeó con más fuerza, consiguiendo que finalmente, el chico despertara.

Jungkook se alejó en cuanto el joven comenzó a moverse, aferrando sus manos a su suéter negro. Jimin abrió los ojos como platos, sentándose y analizando el lugar en el que se encontraba.

Cuando vió al menor escondido detrás del otro lado de la cama, se levantó para acercarse a él, con cuidado de no caminar tan rápido, ya que aún seguía mareado.

"¿Jungkookie?" Su voz ronca los sorprendió a los dos. Jungkook se asomó ligeramente, dejando a la vista sólo su cabello cubierto por la capucha del suéter y sus ojos vidriosos, que no podían creer que Jimin estuviese allí. "¿Gguggie? ¿Eres tú?" El castaño asintió, conteniendo el aliento, se levantó también y a pasos nerviosos se colocó frente al rubio mayor.

Ambos se analizaron, viéndose fijamente. Jungkook observó a Jimin a detalle, su rostro delicado seguía estando bendecido por esos gruesos labios rosas y sus ojos azules, su cabello rubio ya no brillaba como antes y sus ropas blancas se veían simples, además de la ausencia de otra cosa:

"¿Y tus alas, hyung?" Inquirió, sonriendo poquito. Jimin rió, negando con la cabeza y disminuyendo la distancia que los separaba.

"Es una larga historia, pero para hacértela más corta...ya no están más" Respondió, abrazando a Jungkook por las caderas y apoyando su mentón en el hombro del contrario.

Jungkook quiso gritar de alegría, su tacto era cálido como la brisa en verano y suave como algodón. Recostó su cabeza sobre el pecho del mayor, su corazón latía con fuerza, contrastando con las caricias que impartía en su cabello.

"Pero...¿Ya no eres un ángel, hyung?" Consultó, confundido. Jimin negó, volviendo a reír.

"Ahora soy sólo tu ángel, Jungkookie, sólo tuyo" Murmuró, dejando un beso en su frente. Al oírlo, Jungkook apretó su agarre en torno a la cintura del mayor.

"Creí que no volverías" Hizo un puchero, una semana sin ver a su hyung le había parecido una eternidad.

"No me alejaré nunca más, lo prometo".

Y cumpliría su promesa, porque aunque Jungkook no lo entendiera en ese momento, el destino de Jimin era cuidar de él hasta el fin de los tiempos.

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