Capítulo LVII

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Cuando me suena el despertador me alegra comprobar que las molestias casi han desaparecido. Me doy una ducha, me visto y bajo a desayunar.

— Buenos días chicos.

— Buenos días preciosa.

— Buenos días — Sam está muy serio.

Miro a Tom en busca de que su mirada me transmita algo pero agacha la cabeza y me evita. Qué raro. Si pasara algo me lo contarían. Aún así decido preguntar.

— ¿Está todo bien? ¿Pasa algo?

— No, tranquila, todo está bien — responde Tom.

Sam sigue sin hablar, lo único que hace es resoplar y llevarse las manos a la cabeza.

— Sam, ¿estás bien?

— No preguntes.

Uf, cuando se pone así siempre acabamos discutiendo. Así que prefiero no insistir. Llevamos una época muy buena en la que no discutimos y no quiero romperla.

Cuando éramos más jóvenes chocábamos mucho, era Tom quien ponía paz entre nosotros. Según fuimos creciendo discutíamos cada vez menos, aunque alguna que otra vez nos hemos buscado las cosquillas el uno al otro. Sé que cuando Sam está de mal humor es mejor no agobiarle, y lo sé porque en eso nos parecemos mucho.

— Me voy a clase, pasad buen día — digo desde la puerta.


Según bajo del coche Katy viene corriendo.

— ¡Tienes que contarme todo, TODO lo que pasó! — Dice abrazándome.

— Buenos días a ti también — le digo riendo, — qué energía por la mañana.

— Buenos días, pues eso, que esta tarde eres toda mía, necesito saberlo todo.

— De acuerdo, de acuerdo — ante esa insistencia y energía no me puedo negar.

Nos agarramos del brazo y entramos al edificio.

En el pasillo nos cruzamos con Mary, se pone delante de nosotras y nos corta el paso.

— Ya vi las fotos en redes sociales, menuda fiestucha — dice aburrida.

¿Eso es envidia?

— Te jode que no te hayamos invitado — dice Katy riendo.

— Para nada, todo lo contrario, no habría ido tan lejos sólo para pasar unas horas.

— ¿Cómo sabes dónde fue? — Le pregunto.

— La gente habla — dice con indiferencia.

— Ya — Katy se ríe — sigo pensando que tienes envidia.

Katy tira de mi brazo y nos alejamos de ella.

— Daría cualquier cosa por pasar con Alan el fin de semana que has pasado tú con Derek. ¡Es tan romántico y emocionante! — Dice demasiado alto.

Me giro y veo que Mary nos está observando. Espero que no haya oído a Katy. La verdad es que me da igual, pero contra menos sepa de mi vida, mejor.

— Y seguro que ella también tiene envidia. Ya te digo yo que ningún chico haría nada como esto por ella. Derek ha sido el único que la ha tratado bien y le jode haberle perdido. Es una persona que no se valora y no sabe estar sola, si no ¿por qué ha empezado a salir con Luke? — Katy está divagando en voz alta pero tiene toda la razón.

Puede que Mary sea una persona que no se valora y le tiene miedo a la soledad, pero eso no es excusa para ser tan mala.

De camino a clase nos encontramos con los chicos.

— Hola nena — dice Alan besando a Katy.

— Buenos días amor — me dice Derek, se acerca a mí y me besa. Echaba de menos sus labios, tan suaves y provocativos.

— Buenos días mi niño — le respondo mordiéndome el labio.

— ¿Te apetece quedar esta tarde?

Voy a abrir la boca cuando Katy pasa su brazo por mis hombros. — ¡No! Esta tarde es mía — le dice riendo.

— Vale vale, es justo. Entonces vosotros sois míos — dice pasando un brazo por cada hombro de Alan y Justin.

Todos nos reímos, vaya panda.



Por la tarde, estoy tumbada en el sofá cuando llaman al timbre.

Abro la puerta y entra Katy como un terremoto.

— ¡Cuéntamelo todo ya! — Exige.

— Tienes suerte de que no estén mis hermanos — le digo cerrando la puerta.

— Ya lo sabía nena, su coche no está fuera. ¡Desembucha!

— ¿Quieres algo de beber?

— ¡Sí! Una coca-cola con un poco de cotilleo, por favor.

Me río, esta chica es un caso.

Nos sentamos en el sofá y le enseño el anillo. Ella salta de alegría y aplaude.

— Yo ya lo sabía, es precioso.

— Fue todo súper romántico. El sábado por la noche quiso que nos arreglásemos como en una cita, así que me puse el vestido, me maquillé y me peiné como en la fiesta y cuando salí de la habitación, había llenado todo con pétalos de rosa. Se puso el traje de la fiesta y estaba guapísimo Katy — suspiro al recordarlo. — Hizo la cena y antes del postre me dio el anillo, me dijo unas cosas tan bonitas... Me dijo que me quería — me mira con los ojos muy abiertos — y yo le dije que también le quería.

— ¡QUÉ BONITO! — Dice Katy aplaudiendo. — Sabía lo del anillo pero lo de la cena/cita no. Me dijo que guardase tu estuche de maquillaje, el secador y la plancha del pelo pero no sabía para qué. Pensé que a lo mejor iba a llevarte a cenar a algún sitio pero esto no me lo esperaba para nada. Mi hermano es un romántico. ¡Jo que envidia me das, ha sido un fin de semana de ensueño!

— Sí — me río — pero ahí no acaba la noche. — Katy se acerca más a mí y apoya la cabeza sobre sus manos, esperando a que continúe la historia. — Después de cenar, nos metimos en el jacuzzi y me dio un masaje.

— ¿El de la apuesta en casa de Justin?

— Justo.

— Sabía que era buena idea apostarlo — se ríe.

— ¿Alan te lo ha dado ya?

— Sí pero no desvíes el tema, continúa.

Le cuento el masaje que me dio y lo mucho que me gustó sentir sus manos en mi cuerpo. Hasta le conté que quise tener mi happy end.

— ¿En serio le pediste tu happy end? ¡Me parto! — Se ríe a carcajadas.

— Sí, se lo pedí — me río yo también. Lo que me recuerda... — ¡¿Cómo se te ocurre guardar una caja de preservativos en mi mochila?!

No me responde, sino que se levanta y sube corriendo a mi habitación. Me levanto y corro tras ella pero es mucho más rápida que yo. Cuando estoy corriendo por el pasillo de la planta de arriba la oigo gritar.

— ¡Lo sabía! — Dice asomándose con la caja. — ¡Falta uno!

Me muero de vergüenza y bajo corriendo al salón. Al cabo de poco tiempo Katy aparece riéndose y se vuelve a sentar a mi lado.

— Venga, cuéntame — dice suplicando.

— Fue maravilloso Katy. Fue súper atento y cariñoso.

— ¿Te dolió?

— Sí, la verdad que sí.

— ¿Y te sigue doliendo?

— No, ya no. Pero ayer sí que me seguía molestando.

— Eso es normal — me dice.

— Katy tengo un poco de miedo. A volver a hacerlo, ya sabes, y que me vuelva a doler.

— Nena, cada cuerpo es un mundo. A mí sólo me dolió la primera vez, pero no sentí placer hasta pasado casi un mes — ahí quería yo llegar.

— Ese es otro de mis miedos. No sentí nada de placer y sé que la primera vez es normal, pero ¿y si no siento nada las demás veces?

— No te rayes por eso. Además, primero, sabes que Derek nunca haría nada que te hiciera sentir incómoda. Que lo hayáis hecho una vez no quiere decir que te obligue a hacerlo más veces. Esperará a que estés lista.

— Sí, eso lo sé, pero...

— Y segundo — me corta — no te preocupes por sentir o no sentir placer. Contra más lo pienses más te vas a agobiar y peor lo vas a pasar. Simplemente déjate llevar. Yo al principio también estaba preocupada y por más que lo hacíamos no sentía nada. Sólo su roce y el morbo que me daba, iba a darme por vencida pensando que el sexo no estaba hecho para mí cuando de repente una noche sentí algo distinto, cada roce suyo era una explosión de placer para mí. Ahí fue cuando empecé a disfrutar realmente del sexo. Así que no te preocupes. Tardes una semana, dos o incluso un par de meses, al final lo vas a disfrutar.

Me acerco y la abrazo. Necesitaba tener esta conversación con ella.

— ¿Qué tal te va con Alan?

— Muy bien, desde que hablamos aquella noche del Grill nos va muy bien. Hemos decidido vivir el momento y decidir las cosas según vayan pasando.

— Me alegro mucho, es lo mejor que podéis hacer.

— Mira, hablando del rey de Roma — dice sacando su móvil. — Hola guapo — saluda y pone el altavoz.

— Hola bombón.

— Dirás bombones — le digo riendo.

— ¡Y qué dos bombones! — Me encanta lo espontáneo que es.

— ¿Ya te vas a casa? — Le pregunta Katy.

— Sí, ¿paso a recogerte?

— Claro, aquí te espero.

Se despiden y cuelgan.

— ¿No has venido en tu coche?

— No, me trajo Alan.

Miro la hora y ya es un poco tarde, son las 21h.

— Muchas gracias por venir hoy. Necesitaba tener esta charla.

— Lo sé, por eso he venido. A parte de que me encantan los cotilleos, sabía que ibas a necesitar resolver algunas dudas.

La vuelvo a abrazar, tengo suerte de tenerla en mi vida. Nos despedimos cuando Alan llega y cierro la puerta con llave.

Me parece raro que mis hermanos aún no hayan llegado, así que les mando un mensaje.

Luna
¡Hola! Voy a hacer la cena, ¿queréis que os deje algo hecho?

Tom
No te preocupes preciosa, vamos para largo y seguramente cenaremos aquí. No te acuestes tarde.

Tengo la sensación de que algo no marcha bien. Primero el mal humor de Sam esta mañana y ahora una reunión que se alarga demasiado. Respiro hondo y dejo de pensarlo. Cuando haya alguna noticia seguro que me la cuentan.

Me hago un sándwich de pavo y queso y ceno en mi habitación viendo la tv.

Cuando me acuesto, aún no han llegado a casa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro