Capítulo LXVI

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Las noticias vuelan y por la mañana todo el pueblo se ha enterado de lo que pasó con Luke. Internet está lleno de artículos sobre ello, vídeos de Luke perdiendo el control y de su entrada en comisaria.

Pongo un vídeo donde salen los padres de Luke, la prensa les persigue y ellos piden respeto hacia la delicada situación que están viviendo. Declaran que es una injusticia, que su hijo no merece estar en el calabozo y, cuando un periodista le pregunta cómo puede decir eso cuando hay pruebas de que su hijo ha destrozado el instituto, un guardaespaldas se pone en medio y hace de barrera.

Leo otro artículo que relata los daños que ha sufrido el instituto, a parte de las vallas del campo, el equipo de los jugadores y los banquillos, también ha roto varias taquillas del pasillo y todas las del vestuario.

Esto no me viene nada bien, tengo los nervios de punta, pero no puedo evitar entrar en otra noticia que pone ''El gen agresivo de Luke Monroe parece ser hereditario''. Hay un vídeo donde salen los padres de Luke de nuevo acosados por la prensa, la única diferencia es que en este vídeo el padre de Luke coge una de las cámaras, la tira al suelo, la pisa varias veces y, no contento con eso, coge al periodista del cuello de la camisa. Sus guardaespaldas se ponen en medio haciendo un corrillo y se corta la conexión.

Horrorizada, dejo el móvil encima de la cama y me tapo la cara con las manos. ¿Qué coño está pasando?

En casa no se oye ni un ruido. Cuando me desperté, Derek ya no estaba en la cama. Imagino que estará abajo con mis hermanos, así que me levanto y salgo de la habitación. No llego muy lejos porque oigo voces que vienen del despacho de mis hermanos. A lo mejor están reunidos, pero es obvio que no, Derek está con ellos.

No puedo evitarlo y me quedo escuchando al otro lado de la puerta.

— Lo sé, he visto las noticias, está en todas partes. Esto es una maldita locura — dice Tom.

— Y eso que decían que en este pueblo nunca pasaba nada — reprocha Sam. — Por eso vinimos aquí, para que Luna pudiera tener un último año tranquilo.

— Eso no se puede prever, Sam. Cosas malas pasan en todos los sitios y más tratándose de adolescentes — replica Tom. Por cómo habla sé que se está pasando las manos por el pelo, está nervioso.

— Lo peor es que los padres son iguales que él. ¿Habéis visto la indiferencia que muestra su madre ante la cámara? Es como, bueno mi hijo es un delincuente, ¿y qué? Esa familia está loca. Seguro que el padre demanda a los periodistas por publicar el vídeo donde agarra a uno por el cuello — dice Sam.

— Seguro que sí. Esa familia siempre ha usado su poder adquisitivo para salirse con la suya. Se piensan que el dinero lo soluciona todo, hasta ahora les ha salido bien pero espero que esta vez sea distinto, por el bien de todos — dice Derek. Se ve que está muy preocupado.

— Sigo pensando que lo mejor es que Luna se venga con nosotros. Es buena estudiante y no sería la primera vez que estudia online. Estudiará, se graduará y podrá ir a la universidad que quiera. Con nosotros, lejos de aquí estará segura — es Tom quien lo dice. Tengo ganas de entrar y decirle que no me quiero ir, que soy feliz aquí, pero no hace falta, Derek lo hace por mí.

— Pero no será feliz. Tom, aquí está Luke pero a lo mejor en Nueva York hay otra Mary, y en Italia se cruza con otro Luke. Como has dicho eso no se puede prever. Aquí es feliz y nos tiene a nosotros para protegerla. Si la obligáis a marcharse... — Derek no termina la frase, su voz sale rota, no quiere que me vaya y yo tampoco quiero irme.

— Podríamos perderla — termina Tom por él.

— Sí. A Luna nadie puede obligarla, ella es independiente, así la hemos enseñado a ser. Ahora no podemos quitarle toda la confianza y todas las enseñanzas que le hemos dado. Sería contradecirnos a nosotros mismos. Yo no quiero eso para ella — dice Sam con voz triste.

— Yo tampoco.

Tienen razón. Ellos me han enseñado todos estos años a ser independiente, a solucionar los problemas por mí misma. Me han brindado toda su confianza y he sido libre, dentro de unos límites. Siempre ha ido todo bien y no es la primera vez que me cruzo con gente mala. La experiencia en mi último instituto viene a mi mente pero lo aparto enseguida, aquí no va a pasar lo mismo. Allí estaba sola, aquí no. Además, ahora soy más fuerte, si Luke se atreve a venir a por mí le pienso patear el culo.

— Prometo que nunca la dejaré sola. La llevaré al instituto y la dejaré en casa sana y salva. Si tengo que entrenar o tengo partido, primero la dejaré en casa con mi madre. Si tiene que venir aquí, la acompañaré, y si tiene que ir a comprar algo, también — ninguno de los dos responde, — seamos sinceros, chicos. No tenéis más opción. Si os quedáis, Luna se odiará a sí misma y, si la obligáis a irse, os odiará a vosotros. Lo que pasa es que no os lo dirá, se lo guardará dentro y eso la irá matando poco a poco.

Joder, que bien me conoce. Estoy muy sorprendida, para Derek soy transparente, en el poco tiempo que llevamos juntos me conoce mejor que yo misma, es increíble.

— Tienes razón, joder, tienes toda la razón — dice Tom.

— No tenemos opción. Seguiremos según lo planeado. El viernes por la tarde nos iremos — sentencia Sam.

— Cuídala, por favor. Si la pasa algo... — Tom no puede terminar la frase. Sé lo que siente, yo siento lo mismo.

— La cuidaré como merece, bajo mi protección no le pasará nada, estará segura. Lo juro por mi vida.

Seguro que ha pronunciado esas palabras con la mano en el corazón, como el buen caballero que es. Doy media vuelta y bajo a la cocina. Con cada escalón que bajo, la opresión que siento en el pecho se hace cada vez más pequeña.

Un rato más tarde, Derek entra en la cocina y se sirve una taza de café.

— Buenos días princesa — dice dándome un dulce beso en los labios.

— Buenos días mi caballero de brillante armadura — digo sonriendo.

— ¿Y eso a qué viene? — Pregunta curioso con una sonrisa.

— Os he oído a ti y a mis hermanos — le digo bajito. — Muchas gracias por lo que has hecho, has evitado una catástrofe — digo riendo.

A Derek no le hace gracia pero aún así sonríe. — Pequeña, no es un tema para tomarlo a broma, pero sí. Tengo claro que habrías mutado, te habrías convertido en Hulk si todo se tuerce.

— Hulk... Creo que te quedas corto.

Ahora nos reímos los dos.

— Muchas gracias por todo — digo cogiéndole la mano y dándole un ligero apretón.

— No me las des, todo lo que dije es verdad. Pienso cuidarte, no voy a dejar que te pase nada. Sé que parece que estás retenida, de casa al instituto y viceversa. Pero ahora es lo mejor para ti, dada la situación — voy a hablar pero me corta, — y no sólo es aplicable a ti, voy a hablar con Alan para que haga lo mismo con Katy. Hasta que esto se solucione es mejor así.

— Tienes razón. Es lo mejor — me acerco a él y le doy un beso en el cuello. — Entonces, ahora serás mi guardaespaldas personal — veo cómo empieza a sonreír de manera pícara. — ¿Cuál es tu precio?

— Aún no lo he pensado — pone su mano en mi nuca y me acerca a él. Me besa con tanta pasión que me enciendo entera. No Luna, no es el momento. Estás coja, ten paciencia.

Estamos sentados en el sofá viendo la televisión cuando suena el móvil de Derek.

— Hola, Justin. ¿Qué tal? — Le saluda.

— ¡Hola! — Le saludo yo también.

— Hola chicos, ¿Cómo estáis? ¿Os apetece pasar el día aquí, en mi casa? Katy y Alan vienen también.

Derek me pregunta con la mirada, la verdad es que me apetece, así me distraigo un poco de todo esto.

— Claro, voy a consultarlo con mis hermanos y te digo. Ahora vuelvo — digo dándole un beso rápido a mi chico.

Oigo a mis hermanos en la cocina así que voy hacia allí para preguntarles.

— Justin nos ha invitado a pasar el día en su casa con los demás. ¿Puedo ir?

Ambos se miran, pensativos, al final asienten.

— Sí, ve y diviértete, pero tened mucho cuidado — me advierte Tom.

— Llámanos si pasa cualquier cosa, por favor — pide Sam.

— No os preocupéis, estaremos todos — les tranquilizo y salgo de la cocina antes de que cambien de opinión.

— ¡Arreglado! Digo sentándome en el sofá. ¿A qué hora vamos? — Le pregunto a Justin.

— Cuando queráis. Anna ya está aquí y Katy y Alan llegarán enseguida.

— Vale, pues nos arreglamos y vamos. Gracias por invitarnos — le digo muy contenta.

— A vosotros por venir. Hasta ahora chicos.

Cuando colgamos, subimos a la planta de arriba, nos duchamos, nos arreglamos y nos vamos.

De camino a casa de Justin pienso en lo que ha dicho, Anna ya está allí. ¿Lo habrán arreglado? Quizá hayan hablado y vuelva todo a ser cómo antes, o a lo mejor lo ha dejado estar. Quizá sea lo mejor.

— ¿En qué piensa esa cabecita? — Dice Derek sacándome de mis pensamientos.

— En Justin y Anna. Cuando vino a visitarme me dijo que se había distanciado de Justin y eso le daba pena. Sé que soy una cotilla pero le pregunté si amaba a Justin y me dijo que no. ¿A lo mejor tienen problemas porque Justin se ha enamorado de ella, pero no es correspondido?

— No, cariño. Justin no está enamorado de Anna — dice acariciando mi muslo.

— ¿Entonces? No lo entiendo — digo cruzándome de brazos y refunfuñando como una niña pequeña.

Derek se ríe ante ese gesto y me acaricia la barbilla. — Pequeña, ellos tienen sus líos, en palabras mal dichas, son follamigos. Entre ellos nunca ha pasado nada más allá de eso. Lo que pasa es que ahora Justin está en una etapa personal algo complicada — le miro para animarle a continuar. — Ya sabes, las hormonas, el estrés del último año y todo lo de Luke... Antes de que digas nada — me corta cuando abro la boca para hablar — aunque ellos nunca se hayan llevado bien, y todos hayamos tenido nuestros problemas con él, conocemos a Luke desde el primer año de instituto, y ver en lo que se ha convertido...

— Debe ser muy duro. Lo siento, no lo había pensando. Imagino que todo pasa factura.

— Eso es. Pero seguro que todo se arregla. Además, el amor que sienten esos dos va mucho más allá del enamoramiento. Es imposible que se separen del todo o que se enfaden. Verás como cuando lleguemos han vuelto a ser los de siempre.

Y tiene razón, cuando llegamos, Katy y Alan ya han llegado y Anna está en la cocina con Justin. Están haciendo macarrones con queso para comer y están bromeando y jugando mientras cocinan. Me alegro de verles tan felices. Derek y yo les damos un abrazo y vamos al salón, Katy enseguida pone música y se pone a bailar. No puedo evitar reírme, deseo que se cure ya la rodilla para poder bailar con ella.

Hoy comemos dentro porque ya hace frío para estar en el porche. Estamos todos muy animados y el tema de Luke y Mary no sale, nadie les menciona, cosa que agradezco. Se va de mi mente y disfruto de una agradable velada con ellos.

Al terminar de comer, recogemos entre todos y Katy propone ver una peli de miedo.

— Venga, no seáis muermos. Ha empezado a llover y con los truenos es el ambiente perfecto para pelis de miedo. Venga por favor — dice suplicando con sus manitas.

— Vale — digo yo, — pero primero vamos a comprar chuches. Yo no veo una peli de terror si no puedo ahogar mi miedo con palomitas — digo riendo.

— No es necesario — dice Anna, va a la cocina y vuelve con varios paquetes de palomitas y un montón de chuches.

— Sabes que te adoro, ¿verdad? — Le digo sonriendo.

— Claro que sí, ¿y quién no me adora? — Vuelve a la cocina y enseguida el aroma de palomitas inunda la estancia.

Escogemos ver Paranormal Activity. ¡Genial! Esas pelis sí me gustan, las he visto montones de veces. Yo creo que son las únicas películas que me atrevo a ver yo sola.

Estamos tan a gusto que al final vemos las tres primeras películas.

Al terminar la tercera película, Katy se asoma y ve que ya no llueve.

— ¿Os apetece salir? — Pregunta. — Podríamos ir al sitio nuevo del que hablamos antes del cumple de Luna, el que tiene billares.

— Nena, no sé si es el momento — dice Alan y de repente todos me miran.

— Puede que no, pero Luke aún está encerrado, ¿no? — Pregunta Katy.

— Sí... — responde Alan no muy convencido.

— Chicos, Katy tiene razón. Podemos aprovechar este fin de semana de libertad. Mary no va a hacer nada y Luke está encerrado. ¡Salgamos a divertirnos! — Digo sonando muy segura de mí misma. En el fondo estoy un poco acojonada, pero también tengo ganas de salir.

— ¿Estás segura? — Me pregunta Derek en voz baja.

— Sí. Lo que no sé es cómo se lo van a tomar mis hermanos.

— Puedes decirles que luego no volvéis solos a casa. Quedaos aquí a dormir. Vamos y volvemos juntos. Ya sabes, los grupos deben estar unidos — propone Justin y a mí me parece una idea magnífica.

— ¡Perfecto! — Dice Katy. — No te preocupes por tus hermanos que ya me encargo yo. Alan y Derek me acompañan a coger tus cosas y las mías, ¿verdad chicos?

— ¿Acaso tenemos opción? — Responde Alan riendo.

Katy le da un codazo cariñoso pero tiene razón, cuando Katy se pone en plan mandona no hay quien la diga que no.

Se marchan a por nuestras cosas y Justin sube a ducharse, momento que yo aprovecho para interrogar a Anna.

— He visto que Justin y tú habéis vuelto a la normalidad — digo con un movimiento de cejas.

— Sí — dice riendo — sabía que me ibas a preguntar. Hablé con él esta mañana, me agobié por nada, él está bien y me ha asegurado que no le pasa nada conmigo. Se le han juntado muchas cosas y por eso estaba tan raro, pero ya volvemos a estar bien. Es mi mejor amigo y por nada del mundo me separaría de él. De hecho, lo de hoy, fue idea mía. Así él y tú os despejáis.

— Eres una gran amiga, de verdad — digo dándole un abrazo.

— Justin tiene razón, somos un grupo y no debemos separarnos. Estamos juntos en esto, todos.

Esta chica es increíble.

A la media hora recibo dos mensajes, uno de Katy y otro de mis hermanos.

Katy

¡TODO OK! ¡MARCHA MARCHA!

Luna

Eres una loquita, espero que me hayas guardado bragas limpias.

Katy

Por supuesto ;)

Tom

Preciosa, tened mucho cuidado, por favor. Aunque Luke esté encerrado no te separes de ellos para nada, ¿entendido?

Luna

Prometido.

Cuando regresan, dejan las mochilas en las habitaciones y nos vamos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro