Capítulo LXXVII

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


— ¿Acabas de...? — Pregunta Derek asombrado cuando recupera el aliento.

— Sí — digo un poco avergonzada.

Es la primera vez que lo tengo y me siento genial. Cuando he empezado a sentir placer me he sentido tan bien, tan a gusto... Derek tenía razón, a partir de ahora nuestros momentos íntimos me van a encantar.

— ¿Cómo te sientes? — Me pregunta Derek sacándome de mis pensamientos.

— Bastante bien. Estoy... sorprendida. No pensé que fuera a sentir placer tan pronto, ha sido maravilloso — respondo embargada por la sorpresa.

— Es normal — dice Derek riendo. — Seguro que a partir de ahora ya no te pones tan nerviosa al momento de hacerlo.

Poco a poco sale de mi interior, estoy tan sorprendida que no me había dado cuenta de que aún estaba dentro de mí.

Ata el preservativo, lo envuelve en papel y se tumba a mi lado. Coge la manta y nos arropa. En su casa no hace frío, pero estamos desnudos.

— Estoy tan contenta de que por fin sienta placer. ¿Sabes? La verdad es que me tenía un poco preocupada.

— ¿No has hablado con nadie sobre esto?

— No... — clava sus preciosos ojos en los míos, sabe que estoy mintiendo pero me da vergüenza reconocer que he hablado con su hermana de nuestra intimidad. Bueno, no le he contado nada sobre él, todo era sobre mí y lo que sentía, pero aún así...

— No debes avergonzarte de hablar sobre ello. No hace falta que me digas con quién lo has hablado — sus dedos empiezan a acariciar mi pelo y cierro los ojos. — No me importa si lo has hablado con Katy. Es tu mejor amiga, además, seguro que ella te ha ayudado mucho.

— ¿Tú crees? — Le pregunto divertida.

— Sí. No me han dicho nada pero no soy tonto. Sé de sobra lo que hace mi hermana cuando está a solas con Alan. Ya son mayores y no me importa, yo hago lo mismo contigo — dice sacándome los colores — pero es mi hermana y esas cosas prefiero no saberlas.

— Lo entiendo. Yo también prefiero no saber lo que hacen mis hermanos — le respondo riendo.

— ¿Tus hermanos tienen pareja?

— No. Hace mucho que no. Cuando eran más jóvenes sí tenían sus líos, pero con la muerte de mi padre se centraron en cuidar de mí y ninguna relación prosperó.

— Sabes que no es culpa tuya, ¿verdad?

— Claro que lo sé. Ellos eran libres de hacer lo que quisieran. Yo era feliz quedándome con nuestra vecina, pero no encontraban a las chicas adecuadas. Desde que decidieron comenzar su negocio apenas tienen tiempo para su vida personal y el poco tiempo libre que tienen quieren pasarlo conmigo. Yo espero que algún día encuentren a la mujer que les haga felices.

— Seguro que sí, dales tiempo. Cuando su negocio haya despegado, tengan empleados en todas las sucursales y asesores de confianza que les ayuden, seguro que conocen a alguien.

— Sí, seguro.

Me levanto y me pongo la ropa interior y el pijama. Derek hace lo mismo y nos metemos de nuevo en la cama.

— ¿Tu madre no se enfadará cuando descubra que hemos dormido juntos?

— No, o eso creo. De todas formas, mejor que no me vea saliendo de aquí mañana — contesta riendo.

— Vamos a dormir ya entonces, pon el despertador para que suene antes de que se levante tu madre.

— Hecho. Buenas noches, amor — dice dándome un beso en la frente.

— Buenas noches, mi niño — le respondo dándole un beso en el cuello y apoyando mi cabeza en su pecho.

Por la mañana oigo sonar su despertador pero no me levanto. Me da un beso en la frente, me arropa bien y me hace gracia ver cómo abre un poco la puerta, mira a ambos lados del pasillo y se va de puntillas a su habitación.

Me río en cuanto cierra mi puerta. Es curioso que tenga que salir a hurtadillas en su propia casa. Bueno, realmente es la casa de sus padres. ¿Nuestros hijos harán lo mismo cuando sean mayores?

Mmm, mejor no se lo digo a Derek, capaz es de quedarse toda la noche en el pasillo o de poner cámaras dentro de casa para controlar.

O a lo mejor no, a lo mejor es un padre liberal y no le importa que sus hijos hagan «cosas» bajo su techo.

¿Qué hago yo pensando en hijos?

Me imagino a un mini Derek y me muero de amor en el momento. Pensando en ello me quedo dormida de nuevo hasta que suena mi despertador.

Durante el desayuno ninguno de sus padres comenta nada al respecto, no han debido darse cuenta.

Cuando su padre se marcha a trabajar y su madre se levanta a recoger, Derek hace el símbolo de la victoria con sus dedos y no puedo evitar reírme.

El día pasa rápido, los chicos andan un poco inquietos por el partido de mañana y se les nota en el ánimo. Intentan parecer relajados, pero Katy y yo sabemos que están hechos un manojo de nervios.

Hoy van a quedarse a entrenar hasta tarde, así que Olivia viene a recogernos y nos deja a Katy y a mí en casa mientras ella hace la compra.

— Creo que tienes algo que contarme, pillina — dice Katy haciendo con sus dedos el símbolo de la victoria.

— ¿Lo viste? — Le pregunto entre risas.

— ¡Pues claro! No estoy ciega, ¡desembucha!

— Anoche tu hermano y yo...

— Ya decía yo que oí ruidos.

— No me digas que nos has oído — le pregunto con espanto. Si Katy nos ha oído es posible que sus padres también. Ay dios, ¡me muero de vergüenza!

— Tranquila, tranquila — dice Katy entre risas. — No te oí a ti. Oí ruidos en el pasillo, creía que era mi madre pero ahora estoy segura de que era Derek.

— Menos mal, no me des esos sustos — le doy un codazo y ambas nos reímos. — Anoche tuvimos una conversación interesante por mensaje y bueno, la cosa se calentó y acabó viniendo a mi habitación. Nos pusimos tontorrones y acabamos haciéndolo.

— ¿Y la noticia es? — Hace con sus dedos el sonido de redoble de tambores.

— Que tuve mi primer orgasmo durante el sexo.

— ¡OLÉ! ¡Brava niña! — Katy aplaude como una loca, se levanta de la cama y da saltos de alegría. — ¡Cuéntame todo! ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo te sientes ahora?

— Me sentí muy bien, sorprendida porque empecé a sentir de repente. Primero fue durante un segundo. Me emocioné, quise que fuera más rápido, fue como una obsesión por volver a sentirlo y al final lo conseguí. Cogimos el punto y bueno, terminamos. Me quedé sorprendida y...

— Y con una sonrisa en tu carita que aún no has podido borrar — dice interrumpiéndome.

— ¿Tanto se nota?

— Llevas todo el día sonriendo. Joder, Luna, hasta la clase de matemáticas te ha parecido guay. Estás ahora mismo en tu propia pompa de felicidad — Katy se empieza a reír y yo me río con ella.

— Así estabas tú cuando empezaste con Alan y cuando... Bueno cuando te «hiciste mujer».

— ¿De verdad? Ay dios entonces seguro que mi madre se dio cuenta — ahora está un poco espantada y a mí me hace más gracia aún, porque cuando perdí mi virginidad mi hermano Sam lo notó. Seguro que Tom también pero no dijo nada, es más discreto.

— Tu madre no es tonta y seguro que algo sospecha. Te has quedado varias noches en casa de Alan, además, también pasamos una noche fuera y hemos dormido unas cuantas veces en casa de Justin.

— También es verdad. No me ha dicho nada ni me ha dado ninguna charla así que supongo que no le importará.

— Si no lo ha hecho es porque confía en ti y en Alan.

— Tienes razón. Pero...

— ¿Pero...?

— ¡Pero no me importa porque has tenido tu primer orgasmo! — Grita mucho y la tiro un cojín para que se calle. Ella se lo toma como un juego y empezamos una guerra de cojines.

— El viernes no quiero que salgáis de casa. Vuestro padre y yo vamos a salir a cenar con unos amigos.

— ¿Puedo quedarme en casa de Alan? — Pregunta Katy. Seguro que tenía planes con él.

— ¿Estarán sus padres?

— Sí.

— Entonces vale.

Katy asiente entusiasmada. Si ganan el partido podrán celebrarlo, y si pierden pues le podrá consolar.

— ¿Vosotros os quedáis aquí? — Nos pregunta Olivia. Aunque más que una pregunta parece una orden.

— Claro mamá, nosotros no tenemos planes. Vendremos aquí directamente.

— ¿Estáis seguras de que queréis ir al partido? — Nos pregunta Ted, parece preocupado.

— Sí papá — responde Katy. — Es el último partido y no queremos perdérnoslo.

Ted y Olivia se miran, están un poco indecisos. Seguro que tienen miedo pero allí no estaremos solas. Habrá mucha más gente.

— De acuerdo, pero no las dejes solas ni un segundo — dice mirando a Derek.

— Prometido — responde Derek muy seguro.

Quedan pocas horas para que comience el partido y los chicos están muy nerviosos. Realmente da igual si ganan o pierden porque seguirían los primeros en la clasificación, pero ellos quieren ganar a toda costa. El equipo rival es de los mejores, ha ganado la copa los últimos años y quieren vencerles.

Los chicos están ya en la entrada del campo, esperándonos.

— Tened mucho cuidado, por favor — nos pide Olivia.

— Tranquila, llevamos los móviles a tope de batería y con el número de emergencias en marcación rápida. No pasará nada.

Nos despedimos de Olivia y bajamos del coche. Cojo la mano de Katy y caminamos a paso rápido hasta llegar a la entrada del campo. Miramos nerviosas a todas partes por si acaso Luke anduviera por aquí. Pero no vemos nada, no hay rastro de él ni de nadie sospechoso.

Los chicos nos acompañan a nuestros asientos y comienza el partido.

Juegan muy bien pero esta vez no hay suerte. Pierden por muy poco.

No siempre se puede ganar.

Los chicos vienen directamente a por nosotras y vamos a los coches.

— ¿No te has duchado? — Le pregunto a Derek cuando arranca el coche.

— No, prefiero ducharme en casa. No quería dejaros solas.

— Te lo agradezco — le digo poniendo mi mano sobre la suya.

Llegamos a casa enseguida, cierra la puerta con llave y se asegura de que no hay nadie más.

Está un poco paranoico, aunque agradezco que se tome tantas molestias en asegurarlo todo bien. Toda precaución es poca.

Mientras está en la ducha pienso en hacer algo para animarle. Está un poco triste por haber perdido el partido y quiero que su expresión cambie.

Se me ocurre... Busco en youtube melodías sexys y dejo preparada una que me gusta. Pongo una silla en el medio de su habitación y un pañuelo para vendarle los ojos.

Cuando sale de la ducha, en silencio cojo su mano, le siento en la silla y le vendo los ojos.

— ¿Tengo que preocuparme? — Dice con tono divertido.

— Mmm quizá. No te quites la venda — le ordeno.

Él, obediente, no se mueve de la silla ni se quita la venda. Busco un conjunto de lencería negro que tengo en el cajón y me cambio. Me pongo un vestido negro corto y unos zapatos de tacón.

Me acerco lentamente a él, le acaricio los hombros y le masajeo el cuello.

— Mmm...

— ¿Te gusta? — Pregunto con voz sexy.

— Sí... — Me contesta en un susurro.

No digo nada más. Le doy al play y en cuanto la música empieza a sonar le quito la venda de los ojos.

Me pongo delante suya y me contoneo de forma sexy, provocativa y veo cómo me devora con la mirada.

— ¿Es lo que creo que es? — Dice mirándome con deseo.

Asiento con la cabeza y con mi lengua humedezco mis labios. Muerdo mi labio inferior y eso hace que empiece a perder el control.

— No, no — le advierto con un dedo. — Tú te quedas ahí.

Respira hondo y me mira mordiéndose su labio inferior.

Al ritmo de la música empiezo a moverme, me pongo de espalda a él y contoneo las caderas, el culo y poco a poco voy bajando hasta volver a levantarme.

Me muevo a su alrededor y bailo a su lado, intenta tocarme pero le doy una palmada a su mano como advertencia.

— Se mira pero no se toca... de momento.

Continúo la tortura y con un movimiento rápido desabrocho mi vestido, quito los tirantes y, moviéndome lentamente, el vestido va resbalando poco a poco por mi cuerpo.

Sus ojos se hacen cada vez más grandes y me acerco a él. Doy una vuelta completa y me siento a horcajadas sobre él.

— ¿Sabes que estás muy sexy?

— Sí, puede. Quería animarte, lo malo es que no me di cuenta de que poniéndome tan sexy apenas tenía ropa para quitarme.

— Eso es verdad, aunque no me importa. Ver cómo resbala el vestido por tu precioso cuerpo es una delicia — dice con voz ronca. Una voz cargada de deseo.

— ¿Y si te digo que aún no he terminado?

Sonríe a modo de respuesta. Me levanto y continúo moviéndome. En un acto de valentía me quito el sujetador y su boca abierta me da el último empujón para quitarme las braguitas de encaje y quedarme desnuda ante él, sólo con los tacones puestos.

— Joder... Luna...

Sonrío satisfecha. La erección es evidente y seguro que está deseando liberarse. No seré yo quien le haga esperar.

Me acerco a él y con un hábil movimiento de mis dedos, consigo sacar su pene de los pantalones. Aunque me llevo una sorpresa, no me cuesta tanto como pensaba ya que no lleva ropa interior.

— ¿En serio? — Le pregunto riendo. — Soy yo quien quiere sorprender y al final me llevo la sorpresa — no puedo evitar reírme.

— Hay veces que no me pongo ropa interior. Así voy más cómodo.

— Hoy me ha venido bien que fuese uno de esos días — empiezo a acariciarle y veo cómo sus ojos cambian, pasan de asombro y deseo por el streaptase a lujuria pura.

Le acaricio arriba y abajo lentamente y cuando mi lengua le lame siguiendo el recorrido de mi mano, echa la cabeza hacia atrás y deja salir un gemido.

Reconozco que tengo un poco de prisa por sentirle dentro de mí y estoy avanzando demasiado rápido pero no parece importarte y no me impide que meta su pene entero dentro de mi boca. Al contrario, empieza a gemir de manera descontrolada y enseguida noto su sabor en mi lengua.

Tarda poco en coger mi cara entre sus manos y hacerme un gesto para que me levante, pero no le dejo a él levantarse. Vuelvo a meter su pene en sus pantalones, me siento a horcajadas sobre él y empiezo a mecerme, sintiendo toda su longitud en mi entrepierna.

Sabe que le estoy provocando y él hace lo mismo cuando se mueve conmigo y coge mis pezones con sus largos dedos, los acaricia y los aprieta para finalmente meterlos en su boca.

Ahora la que gime soy yo.

Hace un amago de levantarse conmigo en sus brazos pero enseguida me aparto, retiro la silla y le doy un preservativo.

Se lo pone y con un rápido movimiento le tiro encima en la cama.

Me acerco de manera sensual, contoneando mis caderas sintiéndome sexy y poderosa.

Se acomoda mejor en la cama y yo me pongo de rodillas y empiezo a gatear hacia él.

— ¿Estás segura de que estás lista?

— Sí.

Sé que en esta postura se siente diferente, cada postura es distinta y yo tengo ganas de probar. Hoy domino yo.

Me pongo encima suya y pone sus manos en mis caderas, me levanta y poco a poco me dejo caer sobre él, sintiendo cómo entra lentamente en mi interior, cómo me va abriendo.

Joder, es una sensación más distinta de lo que imaginaba.

Cuando quedamos unidos del todo me siento completamente llena.

Pongo mis manos en sus pectorales y empiezo a moverme.

No puedo evitar soltar gemidos, siento cada roce y estoy abrumada por ello.

Con sus manos me ayuda y al principio vamos lentamente, tengo que habituarme a él.

— ¿Estás bien?

— Estoy de maravilla — digo con una voz que no reconozco. Una voz cargada de deseo.

Poco a poco voy aumentando la velocidad y con su ayuda consigo coger el ritmo. Cuando ya he cogido mi punto, Derek empieza a moverse debajo de mí y enseguida nos acoplamos.

Miro hacia abajo y le veo con los ojos medio cerrados, está intentando mantenerlos abiertos pero le entiendo, a mí también me cuesta.

Quiero verle pero no puedo evitar echar la cabeza hacia atrás y acelerar más.

Estoy a punto de llegar y siento que él también, le noto palpitar dentro de mí.

Aumenta la velocidad y eso hace que pierda el ritmo pero no le importa.

— No te muevas — me ordena con voz autoritaria. Es la primera vez que se pone así y me encanta.

Obedezco y con una fuerza que me parece sobrehumana me clava en él hasta dejarnos unidos completamente y exploto. Suelto un gemido y me derrito en sus brazos hasta quedar acostada sobre él.

— Eres alucinante — dice sin aliento. — ¿Dónde has aprendido a hacer eso?

— Aquí, ahora —le contesto sin aliento yo también. — Tú sí que eres increíble.

Levanto la cabeza y le doy un beso, mi lengua invade su boca y él me devuelve el beso con la misma intensidad. Tengo tanta hambre de él que soy incapaz de parar, nunca tengo suficiente cuando se trata de Derek.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro