Capítulo LXXVI

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— Al final mis hermanos no enloquecieron anoche cuando les conté las novedades.

— Menos mal. Te confieso que estuve escuchando detrás de tu puerta — dice avergonzado, — pero sólo porque quería entrar en tu ayuda en caso de que lo necesitaras.

Le miro y no puedo evitar tocar su muslo, le quiero tanto y que se preocupe por mí me hace sentir protegida. En cualquier otro momento me enfadaría por haber reconocido que estuvo espiando, pero fue por un motivo. Sabía que si mis hermanos enloquecían no iba a saber relajarles lo suficiente como para evitar que cogieran el primer vuelo de vuelta.

— Te lo agradezco — le digo apretando su muslo.

Derek sube el volumen de la radio y yo miro por la ventanilla. Ya casi es Diciembre y hay vecinos que han empezado a decorar sus casas. Por un lado me gusta mucho y estoy muy emocionada pero por otro lado estoy un poco triste.

— ¿Vamos a decorar este año vuestra casa?

— Claro que sí. La decoraremos por dentro y por fuera. Pondremos muchísimos adornos y un árbol muy grande.

— ¿De verdad? — Le pregunto emocionada.

— Claro que sí. He hablado con mi madre y me ha dicho que no sólo pondremos un árbol dentro de casa, también vamos a decorar el que tenemos en el jardín y pondremos muchísimas luces de todos los colores.

— ¡Qué bien! — Digo aplaudiendo emocionada.

Es justo lo que necesito, mucha luz y decoraciones alegres para sentirme yo alegre.

Aunque la alegría no me dura demasiado, al menos por hoy. Entramos en el instituto y hay un ambiente súper tenso. Todos están cuchicheando sobre Luke, se ha enterado todo el mundo.

Algunos tienen miedo, otros tienen ganas de encontrárselo para hacerle frente.

— Los chicos de primero que le denunciaron no han venido a clase — dice Tony.

— Lo raro es que sigan en el pueblo — apunta Lucio, — si yo estuviera en su situación pondría tierra de por medio.

— Si le veo te juro que le parto la cara, menudo subnormal — Tony aprieta sus puños violentamente, se nota que le tiene ganas.

— Chicos, relajaos un poco. Es mejor que no le enfrentéis — digo intentando calmar el ambiente.

— ¿Por qué? — Lucio se cruza de brazos. — ¿Crees de verdad que se enfrentaría a nosotros? Es un cobarde que no tiene ni media ostia.

Creo que no saben lo que pasó el sábado por la noche y no voy a ser yo quien se lo diga. Si no ha salido mucho en las noticias y nadie aquí ha informado a los alumnos es por algo. Quizá estén tras una pista y no quieren que nadie le alerte. Luke no tiene buena acogida en el instituto pero eso no quiere decir que no tenga algún infiltrado que le cuente cosas.

Es mejor callar y pasar desapercibida.

Aunque hay una persona que no opina lo mismo. Se hace el silencio cuando Mary entra por la puerta. Hace frío pero a ella le da igual, lleva puesto su uniforme de animadora y se pavonea por el pasillo con su séquito de animadoras detrás.

— Al final volvió al equipo — me susurra Katy.

— Eso parece. ¿Cómo pueden haberla aceptado de nuevo?

«Pobrecilla, todo lo hizo bajo las órdenes de Luke, la tenía totalmente dominada.»

«Menos mal, ya podrá respirar tranquila.»

«Yo en su lugar no sé qué habría hecho. Ha sido muy valiente.»

«¿Sabes que le dejó la misma noche que destrozó el instituto? Es una chica muy fuerte.»

Por eso la han vuelto a aceptar, lo que cuchichean el grupo de chicas que hay a nuestro lado es todo mentira. ¿Cómo pueden creerlo? Seguro que Mary está acojonada y no lo quiere reconocer. Es su momento de gloria y va a aprovecharlo para volver a ser la arpía reina de instituto que fue a principio de curso. Pasa por nuestro lado y su superioridad me deja atónita. No porque me impresione, sino porque me parece la chica más tonta de este universo. Luke anda por ahí suelto con un machete y ella pavoneándose por el pasillo del instituto.

Mi yo interior se lleva la mano a la frente y niega con la cabeza.

A lo largo del día su actitud cambia, parece que intenta acercarse a mí. Al principio creo que son imaginaciones mías pero no es así. En un cambio de clase estaba en el baño y se puso a mi lado en el lavabo, iba a hablarme pero como salió Katy del cubículo del váter, se arrepintió y se marchó.

En la cola del comedor también, se acercó porque no vio que estaba con Justin. Se puso detrás mía y cuando Derek se colocó a mi lado, desistió y se marchó.

Me parece todo tan raro...

— Oye, Katy. O yo he flipado o parecía que Mary estaba intentando acercarse a mí.

— Yo también lo he visto. ¿Crees que querrá pedirte perdón?

— ¿Por qué no lo hace?

— Porque no lo hará delante de los demás — dice Derek sentándose con nosotras en la cama de Katy, — es muy orgullosa y pedirte perdón delante de nosotros será igual que admitir que se ha equivocado, que todo lo ha hecho mal y eso nunca lo va a admitir.

— ¿Entonces? — Me encojo de hombros, la verdad es que no entiendo nada.

— No es lo mismo pedirte perdón en privado porque, si luego tú lo cuentas, será tu palabra contra la suya. Ella lo negará. Aunque delante de ti se arrodille y te suplique tu perdón, ante el resto del mundo lo negará.

— Menuda gilipollas. Sabe de sobra que quedaría mejor si lo hace delante de los demás. Mira casi prefiero que no haga nada, porque sería darle otro minuto de gloria y no pienso dárselo.

— No se lo vas a dar porque no la voy a dejar que se acerque a ti — sentencia Derek.

— Yo tampoco — anuncia Katy, — no después de todo lo que ha pasado. No voy a dejar que esa mujer — dice con asco, — se acerque a ti de nuevo, ni para disculparse ni para nada.

Asiento con la cabeza, es lo mejor.

Luna

¡Bombones míos! Espero que hayáis pasado un buen día. Por aquí todo tranquilo. Mary ha vuelto al instituto e hizo una entrada triunfal. Hace un frío horrible y ella con su minifalda de animadora, en fin.

Pasados unos minutos, como no me han contestado, apago la luz y me voy a dormir.

Tom

Preciosa, ¡buenos días! Perdona, anoche terminamos muy tarde de trabajar. Un día duro con mucho papeleo aburrido.

Sam

¡No! ¿En serio? Qué asco le tengo a esa chica.

Tom

Sam, no digas eso, no hay que fomentar el odio hacia la gente.

Sam

¿Hablas en serio?

Tom

No, obviamente no jajajja.

Luna

Buenos días a vosotros también.

Me levanto con unos cuantos mensajes en el grupo que tengo con mis hermanos. Me divierte ver cómo hablan por mensaje estando el uno al lado del otro, pero me gusta porque es como si les tuviera a mi lado.

Luna

Bueno si fue papeleo aburrido prefiero no saberlo, bastante tengo con estudiar matemáticas. ¡Pasad buen día!

Tom

Igualmente mi niña

Cuando salgo de la habitación lo primero que veo es a mi chico que viene hacia mí, me coge en sus brazos y me da un beso profundo, su lengua invade mi boca y me muerde el labio superior, inferior y el lóbulo de la oreja.

Esto sí es empezar bien el día.

— ¡Neeenaaaaa! — Grita Katy por el pasillo. Viene corriendo y no se cae de milagro. Extiendo los brazos para frenarla, no me apetece acabar de culo en el suelo. — ¡Mira! — Dice poniendo un papel en mi cara.

Lo cojo y veo que es un panfleto del baile de Navidad. Le hago una foto y se la envío a mis hermanos.

— Sabes lo que eso significa, ¿no? — Aplaude Katy emocionada justo cuando recibo la respuesta de mis hermanos.

Sam

¡Compras!

Me hace gracia y se lo enseño a Katy, que asiente embargada por la emoción. — ¡Siiiiii!

Tom

Olivia tiene dinero que le hemos dado, si necesitas más dínoslo. Ella ya está avisada que todo lo que necesite nos lo diga.

Luna

Os quiero chicos. Os mandaré la foto del vestido cuando acabe la sesión de tortura.

Sam

Exagerada. Al final te gustará ir de compras. Tampoco va a quedarte más remedio, tu mejor amiga es una loca de las rebajas.

— Si ya tenemos muchos vestidos — le digo a Katy poniendo pucheros.

— Pero el baile de Navidad es un acontecimiento único y más este año porque será el último. Además, también celebramos que se acaban las clases. Es el sábado antes de Nochebuena y las clases terminan ese viernes.

— Vale, está bien.

— A lo mejor invito a Anna — dice Justin, — ella tiene baile en su instituto pero me dijo el otro día que prefería venir con vosotras. ¿Os gustaría?

— ¡Claro que sí! — Respondo emocionada, — podemos decirle que se venga de compras con nosotras.

— ¡Yeah! Buena idea — dice Katy asintiendo con la cabeza. Chocamos las manos y nos reímos.

— Entonces, sólo queda una cosa. Katy Jones, ¿te gustaría venir al baile conmigo? — Dice Alan de manera seductora.

— OMG, obvio que sí — dice Katy pestañeando muy rápido. Se lanza a sus brazos y se besan.

Vaya dos.

— Princesa, y tú, ¿querrías concederme el honor de ser tu pareja en el baile?

— Oooh, ¿te puedo comer? — Espera, ¿lo he dicho en voz alta? Por sus caras creo que sí. — Claro que sí, es un honor, mi querido príncipe.

Sonríe y me abraza. — También puedes comerme si quieres, pequeña traviesa.

Noto mi cara arder pero no me importa. Todos somos mayores y aunque lo haya dicho en voz alta, todos sabemos la intimidad de cada uno.

Cogidos de la mano caminamos hasta el aula.

A la hora de comer, Mary vuelve a hacer otro intento de acercamiento pero enseguida desiste porque mi grupo no me deja sola ni un sólo momento. Se lo agradezco, porque aunque me pidiese disculpas sé que no lo haría de corazón, o sí. Pero no quiero verme envuelta en otro de sus líos. Está muy relacionada con Luke ahora mismo y contra más lejos la tenga, mejor.

Derek tiene entrenamiento así que me deja en casa con Katy y se marcha.

Aprovecho para merendar con Katy y Olivia y de paso hablar sobre el baile de Navidad, es el tema estrella de Katy.

— Podemos ir a comprarlo juntas, si os parece bien — dice Olivia.

— Vale, ¿te importa si se viene Anna?

— Claro que no hija, pasamos a buscarla cuando lo vayamos a comprar. ¿Os viene bien el viernes de la semana que viene?

— Sí, aunque es el último partido de la temporada...

— No, Katy. Es este viernes. La semana que viene tienen reunión de valoración de temporada y creo que van a preparar las estrategias para la vuelta.

— Es verdad, que este año van a terminar la temporada antes de los exámenes.

— Pues tenemos planes para el viernes que viene, ¡que bien! — Aplaude emocionada Olivia.

Yo también estoy emocionada, no por ir de compras, eso no me gusta demasiado, pero sí por pasar tiempo con ellas dos, ahora son mi familia.

Derek llega cuando yo estoy dándome una ducha. Al salir del baño le oigo hablar por teléfono. Me acerco a su puerta y le veo con el ceño fruncido, llamo a la puerta y entro sin esperar su aprobación.

Me hace un gesto con el dedo y guardo silencio.

— Gracias tío, hasta mañana — cuelga el teléfono y coge mi mano, — hola, mi niña.

— Hola, cariño — le doy un beso y le acaricio los nudillos. — ¿Pasa algo?

— No, nada. Era Justin, ha hablado con Christian y no hay novedades acerca del paradero de Luke. Pero se rumorea que a lo mejor va directamente a la cárcel por desobedecer al juez.

— Si aún no ha habido juicio, ¿no?

— Cierto, pero la vigilancia policial y el aislamiento en su casa lo ha decidido un juez. Al escaparse ha desobedecido y eso no ha gustado.

— La cosa se pone fea...

— Sí. Christian nos ha pedido que no digamos nada, si Luke se entera se irá y no le encontrarán jamás.

— No iba a decir nada, ayer estuve tentada de decírselo a Tony y Lucio. Que tuvieran cuidado porque va por ahí con un machete, pero preferí callarme.

— Hiciste bien, tampoco sabemos si Luke tiene a alguien que le informe desde dentro del instituto.

— Lo había pensado yo también — le digo sentándome en su cama, — a saber dónde estará.

Con su mano levanta mi barbilla y me mira. Me besa suave en los labios y me abraza.

Es lo único que necesito.

Estamos poniendo la mesa para cenar cuando llaman al timbre.

— ¡Voy yo! — Grito para avisar, soy la que está más cerca de la puerta.

Abro la puerta y me encuentro con una mujer de la edad de Olivia, es menuda y no muy alta.

— Hola — dice mirando el número de la casa, — no sé si me he equivocado. ¿Vive aquí Olivia Jones?

— Sí, espera un segundo. ¡Olivia! — Llamo desde la puerta.

Olivia se asoma y se le iluminan los ojos. — ¡Ellie! ¿Qué haces aquí? Pasa mujer, que hace mucho frío fuera.

Me aparto y la dejo entrar. Ellie... ¿De qué me suena ese nombre?

— Te dejaste tu identificación en el mostrador de enfermería del hospital y vine a traerlo. Todo el mundo te conoce pero mejor que no se pierda — dice sonriendo.

— Muchas gracias, un día me dejo la cabeza.

Doy media vuelta y voy a volver al salón, pero Olivia me para.

— Espera, no te vayas. Te presento a Ellie, es mi compañera de voluntariado en el hospital. Ellie, ella es Luna.

A Ellie se le abren mucho los ojos y sonríe. — Encantada de conocerte. Olivia me ha hablado maravillas de ti. Eres la mejor amiga de Katy, ¿verdad?

— Sí.

— Y la novia de Derek — apunta Olivia.

— Vaya, has entrado en esta familia por la puerta grande — dice asintiendo con la cabeza.

— Y tanto que sí. Mira, esos son mis hijos, Katy y Derek.

— Encantada de conoceros. Vuestra madre me ha hablado mucho de vosotros, de todos vosotros — dice mirándome a mí.

— ¿Te quedas a cenar? — Le propone Olivia.

— Te lo agradezco pero no puedo, me están esperando en casa. ¿En otro momento, quizá?

— Claro que sí — asiente Olivia emocionada. — Gracias de nuevo, te veo mañana.

Nos despedimos de ella y se marcha. Parece simpática, al menos no me ha dado malas vibraciones cuando ha entrado.

Olivia se pasa toda la cena hablando maravillas de Ellie. Dice que es súper cariñosa con todo el mundo y que trata muy bien a los pacientes. Sobre todo a los niños, no hay niño que no salga contento de su consulta, aunque haya ido a vacunarse y entre llorando, siempre salen riendo.

Ayuda mucho a la gente mayor y a veces, aunque termine su turno en la residencia, se queda más tiempo, sobre todo en estas fechas. No quiere que la gente mayor pase sola las fiestas.

Parece una muy buena mujer.

Al menos este pueblo también tiene gente amable, como los padres de Alan, seguro que la familia de Justin es también muy maja y tengo ganas de conocerles.


Aún estamos a mitad de semana y estoy muy agobiada, los exámenes empiezan dentro de poco y, aunque lo llevo bien, tengo miedo a quedarme en blanco y que una mala nota joda mi trimestre.

Derek tiene entrenamiento hoy también así que aprovecho a darme una ducha y paso toda la tarde estudiando.

— Cariño — dice Olivia entrando en mi habitación, — ¿no vas a bajar a cenar tú tampoco?

— ¿Yo tampoco? — Le pregunto extrañada.

— Katy y Derek tampoco bajan a cenar. Están encerrados en sus habitaciones estudiando. Derek además ha venido agotado del entrenamiento. El último partido está cerca y está muy agobiado.

— Ya... Si no te importa, prefiero seguir estudiando.

— Me lo he imaginado, al menos come algo, ¿vale? — Dice dejando en mi mesilla un sándwich y un yogur.

— Muchas gracias, ceno enseguida y sigo estudiando.

— No te acuestes tarde — me da un beso en la cabeza y sale cerrando la puerta.

Un par de horas después ya no aguanto más, va a explotarme la cabeza así que guardo todos los libros y apago la luz.

Abro la puerta y veo que está toda la casa apagada, ya deben estar todos durmiendo, aún así le mando un mensaje a Derek, por si está despierto hablo un rato con él.

¿Sigues vivo?

Define vivo.

Veo que sí.

¿Has terminado de estudiar?

Sí, ya no puedo más. Mañana sigo. Ojalá pase pronto la época de exámenes.

Ya queda nada para estar de vacaciones, pequeña.

Lo estoy deseando.

¿Y qué más deseas?

Mmmm déjame pensar. ¿A ti?

Respuesta correcta.

¿Y tú? ¿Qué deseas?

Estar ahí contigo, tumbado en tu cama acariciando tu suave pelo.

Interesante, diría que respuesta correcta.

Pero creo que mejor no voy.

¿Por qué?

Porque me portaría mal.

Esto se está poniendo interesante. Es la primera vez que nos mandamos mensajes calentorros, si puedo llamarlos así. Pero me gusta. La verdad es que le echo de menos. Echo de menos su cuerpo y sus manos tocando el mío.

¿Cómo de mal?

Muy mal.

A lo mejor quiero que te portes mal.

¿Ah sí? Eres una chica traviesa.

Y tú eres un chico travieso, me estás poniendo malita y tus padres están en la misma casa.

Pero su habitación está al fondo del pasillo.

¿Eso es una indirecta?

No... Puede...

¿Nos oirían?

¿Eso es una invitación?

Sí.

Tarda menos de treinta segundos en entrar en mi habitación. Trae una sonrisa en su preciosa cara y yo me derrito por dentro.

— ¿Quieres portarte mal? — Le pregunto en voz bajita mientras le hago hueco en mi cama.

— Contigo siempre — dice riendo.

— ¿Qué tal tu día?

— Bueno, digamos que largo. Entre los exámenes y los entrenamientos... Espero que pase pronto porque este último año está siendo duro.

— Lo sé. Yo también estoy muy estresada. Perdona por no haber salido a saludarte, ni me enteré cuando llegaste. Estaba tan centrada que se me han pasado las horas sin darme cuenta.

— Tranquila pequeña, a mí me ha pasado igual. Mi madre me ha dicho que estabas estudiando así que me metí en mi habitación y me puse a estudiar yo también.

— ¿Necesitas que te ayude con algo?

— No, todo está controlado.

Apoyo la cabeza en su pecho y le acaricio el vientre. Él me acaricia el brazo y sólo esa caricia hace que me encienda.

Alzo la cabeza y le beso el cuello. Le muerdo y cojo su lóbulo de la oreja entre mis labios.

— Estás juguetona — dice riendo.

— Un poco, culpa tuya.

— ¿Mía?

— Sí, tú has empezado.

— Vale, culpable.

— Podríamos desestresarnos un poquito — le digo poniendo ojitos. Derek no dice nada pero abre la boca y deja salir un suspiro cuando bajo mi mano hasta su bajo vientre. — ¿Seguro que no nos oirán?

— Seguro. Mi padre está roncando — dice con la voz embargada de lujuria.

Me muerdo el labio y con sus dedos hace que lo suelte. Pero lo vuelvo a atrapar entre mis dientes y sonríe.

— ¿De verdad te apetece?

— Sí, lo necesito. Te necesito a ti — le digo poniéndome encima suya.

— Yo también te necesito a ti, mi niña.

Nos besamos, de una forma salvaje. Sólo rompemos el beso para dejar que me quite la camiseta y quitarle yo la suya. Con sus labios recorre, besa y muerde cada parte de mi cuerpo desde mi barbilla hasta mi pecho. Atrapa mis pezones entre sus dedos y cuando son sus labios los que succionan me derrito de placer.

Mete una mano bajo mi ropa interior y sonríe al instante.

— Es el efecto que tienes en mí — le digo siendo sincera. — Tus mensajes me han calentado.

— Eso tiene remedio — dice intentando bajar mis pantalones.

Le ayudo levantándome y de paso le bajo los suyos. Cojo un preservativo de mi mochila y se lo doy.

— ¿Ya? — Pregunta asombrado.

— Sí, ya.

— Vale — dice sonriendo.

Se lo pone y me atrae hacia él. Me abraza y vuelve a besarme. Juntos caminamos hacia la cama hasta que me hace caer sobre ella. Se acomoda entre mis piernas y enseguida le noto en mi entrada. Poco a poco me va penetrando y, a pesar de que lo noto muy grande, enseguida me acostumbro y disfruto del momento.

Sus manos agarran las mías y entra más profundo. Me muerdo el labio para evitar soltar un gemido.

— Prefiero que me muerdas a mí — esas palabras hacen que me moje mucho más.

Poco a poco acelera el ritmo y yo me muevo debajo de él. Empiezo a sentirlo diferente, no me duele pero siento mucho más su roce. Acomodo mis piernas sobre su cintura y apoyo mis pies en su culo.

Eso le excita más todavía porque acelera el ritmo. Mete su cabeza en el hueco de mi cuello y yo levanto un poco más el culo.

Justo en ese momento, en esta postura, empiezo a sentir. Respiro cada vez de forma más acelerada y abro mucho los ojos. Siento, estoy sintiendo, me está gustando.

— Derek...

— Dime — dice con la voz entrecortada.

— No... no pares, sigue. Me... me gusta — casi no puedo hablar. Me embargan los sentimientos.

— ¿De verdad?

— Sí, sigue.

Acelera el ritmo y le sigo con movimientos de mi cadera.

Me suelto de su agarre, cojo su cara entre mis manos y le beso justo cuando tengo mi primer orgasmo.

Ese gesto hace que él tenga el suyo.

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