Capítulo LXXXIX

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Creo que poco a poco vamos volviendo a la normalidad. Por la mañana me despierto antes que él y aprovecho para preparar el desayuno y se lo subo a la cama en una bandeja. Su sonrisa de recién levantado es preciosa, como él.

No duchamos juntos y reconozco que nos hemos frotado un poco, pero no ha pasado nada. Tengo ganas pero no quiero forzarle.

Vamos a comer aquí, mis hermanos no dejaron apenas comida porque la casa iba a estar vacía, pero hay algo que siempre hay en todas las casas y que tarda en caducar: macarrones.

Simple, fácil y rápido.

Cuando terminamos lavo los platos y me siento con Derek a ver la televisión.

— ¿Estás segura de que quieres ir al baile? — Me pregunta cuando llega la hora de irnos.

— Segurísima. Estoy deseando ir contigo al baile. Es el primer baile al que asisto y no podría ser en mejor compañía — le digo sonriendo. — Además, me he comprado un vestido precioso.

— ¿Ah sí? Mmm, ese vestido quiero verlo — dice en tono coqueto.

— Pues tendrás que esperar un ratito para verlo — respondo en tono coqueto yo también.

— Vámonos ya entonces, si no se nos hará tarde.

Cogidos de la mano volvemos a su casa dando un paseo.

— ¡Vamos! ¡Tenemos que arreglarnos! — Dice Katy cuando entro en casa.

Me coge de la mano y me lleva escaleras arriba mientras me despido de Derek con la mano que tengo libre. Él se ríe y niega con la cabeza, esta chica no cambia.

Olivia está esperándonos en el cuarto de Katy.

— Me da igual que esté mi madre, necesito saber qué pasó ayer — empieza el interrogatorio de Katy.

Yo miro a Olivia. Creo que no es un buen momento para sacar el tema. No sé si Olivia lo sabe todo pero... Seguro que hay cosas que no le han contado, como que me fui del pueblo sin permiso y sin avisar.

— Tranquila cariño. Katy me lo ha contado todo, incluida tu excursión de fin de semana.

— Olivia, yo...

— No, no digas nada. Lo entiendo. Ya sabes cómo es Katy, lo relata todo con pelos y señales — Katy la fulmina con la mirada durante un segundo —, no me mires así hija, es la verdad. Pero gracias a eso he podido entender lo que ha pasado este fin de semana. Era todo tan confuso. Tus hermanos no saben nada pero, por favor Luna, no vuelvas a hacer eso. Sé que no soy tu madre pero ahora soy tu responsable y si te hubiera pasado cualquier cosa...

— Lo sé y lo siento muchísimo. Tengo la maldita manía de actuar sin pensar. Me agobié, me asfixié y necesitaba irme. Además, entiende que no podía volver aquí y decirte llorando que tu hijo me había puesto los cuernos. Sería una situación un poco rara.

— Sí, en eso tienes razón. Ya regañé a Katy por no haberme dicho nada y sobre todo por haber tenido a Derek en ese estado durante tanto tiempo — Katy agacha la cabeza, la entiendo, yo tampoco habría sabido qué hacer. — Pero ya ha pasado y lo importante es que todos estáis bien. Ahora, desembucha.

— Sois iguales, ¿lo sabíais? — Les digo riendo.

— Ven, siéntate. Cuéntanos mientras te peino — me pide Olivia y me pone una silla delante del tocador.

— Anoche cuando estábamos en el Grill no me sentía cómoda, Derek estaba enfrente mía y le sentía más lejos que nunca. Cuando salí del baño y vi a Mary... Volví a revivir todo lo de esa noche. Os miraba y no os veía, sólo veía a Derek y a Mary juntos, riendo, riéndose de mí y tuve que salir. Empecé a correr y llegué hasta mi casa, allí me derrumbé y Derek apareció para salvarme, como siempre hace.

— Imaginé que necesitabais estar solos — me interrumpe Olivia — por eso no dije nada cuando me avisó anoche.

— Sí, lo necesitábamos. Ya habíamos hablado pero no habíamos llegado a ninguna conclusión.

— Pero anoche sí lo hicisteis — pregunta Katy.

— Sí, anoche sí. Me dijo que ninguno de los dos éramos culpables. Él en mi situación habría hecho algo mucho peor que irse del pueblo y que al ver a Mary en el Grill sintió odio hacia ella y cuando me vio irme corriendo sintió miedo de perderme. Por eso vino detrás mía, me dijo que me quería y que no iba a permitir que nada nos separase. Quiere pasar página y volver a ser feliz conmigo.

— ¿Y tú cómo te sientes? — Me pregunta Olivia.

— Aliviada, en parte. Volver a abrazarle... No sabéis cuánto lo necesitaba. Le he echado tanto de menos... Anoche yo también lo vi claro. No voy a permitir yo tampoco que Mary nos separe. Su jugarreta ha sido muy sucia pero nosotros somos más listos. Está claro que el amor no lo puede todo pero en este caso sí ha triunfado. Estaba muy preocupada por él.

— Tanto que dejaste de comer y dormir y eso no puede ser, ¿ahora cómo arreglamos tu cara para el baile? — Dice Katy con guasa.

— Señorita, tú mejor cállate porque has estado igual que ella. Ambas le queréis y lo habéis pasado mal. Es normal, yo tampoco lo he pasado muy bien estos días.

— Joder, lo siento mucho Olivia — digo cabizbaja — nosotras aquí llorando nuestras penas y no se me ha ocurrido pensar que tú estabas destrozada.

— No te preocupes, además, mi preocupación siempre será más grande que la vuestra porque los tres sois mis hijos — dice con dulzura.

— Olivia, no serás mi madre, pero te siento como tal. Te doy las gracias por todo y te pido perdón por lo que hice, no volverá a pasar, lo prometo.

— Mira, vamos a olvidarlo, esta noche tiene que ser una noche especial y divertida. Pero prométeme que se lo contarás a tus hermanos. No me dejes a mí con esa carga, no se lo puedo ocultar o no volverán a confiar en mí. Y debes ser tú quien se lo cuente.

— Lo sé, sino, no volverán a confiar en mí. Se lo contaré cuando pueda. Hablé con ellos hace poco y estaban muy liados, me llamarán en cuanto estén con menos trabajo.

— Vale.

Veo el reflejo de Katy en el espejo y está sonriendo. Me contagia y sonrío yo también. Estoy muy aliviada, pensé que no podríamos superar esto pero lo estamos consiguiendo. No hay nada que pueda con nosotros.

Un par de horas después, Katy y yo estamos peinadas y maquilladas. Katy lleva un moño bajo y, para mi sorpresa, se ha maquillado de forma natural. Sólo base de maquillaje, delineador, rímel, sombra de ojos y pintalabios. Y corrector, eso ahora mismo no puede faltarnos a ninguna. Yo voy maquillada igual que ella, sólo que su sombra es azul y la mía dorada.

Olivia me hizo una trenza de raíz pero no está tensa, al contrario, es una trenza floja, lo que le da un aire desenfadado y elegante a la vez. Nos ponemos los vestidos y los tacones y nos miramos en el espejo. Veo por el reflejo cómo Olivia empieza a llorar y me siento feliz de tenerla como madre, aunque no sea de sangre.

Guardamos nuestras cosas en los bolsos y salimos de la habitación.

Cuando bajamos las escaleras nos llevamos una gran sorpresa. Alan y Derek nos están esperando en el salón y van guapísimos. Ambos con traje y corbata, la de Alan es azul marino a juego con el vestido de Katy y Derek lleva una dorada, a juego con mi vestido.

Los dos vienen hacia nosotras y nos dan un beso.

— Estás bellísima — me dice Derek susurrando en el oído.

— Tú estás increíble, el traje te sienta como un guante. Pareces un dios... Mi dios — le digo poniéndole ojitos.

— ¡Foto! — Dice Olivia sacando la cámara.

Y cumplo la promesa que le hice a mis hermanos, primero nos hacemos fotos individuales, luego por parejas, otra Katy y yo juntas y por último una los cuatro juntos.

Cuando lleguemos al baile quiero que nos hagamos una los seis. Pienso en Justin y me da un poco de pena que no pueda disfrutar del momento con Christian. Luke ya no está y no podría burlarse de él, pero entiendo que no esté preparado aún.

Sólo espero que pronto se lo pueda contar a los demás, ahora mismo no sé cómo reaccionaría Derek si supiera que le he estado ocultando más cosas.

Prefiero no pensarlo, además, no es mi secreto y seguro que lo entiende cuando lo sepa. Si no lo sabe ya, claro. Justin no se lo ha contado a nadie pero eso no quiere decir que no sospeche nada.

— Chicos, es hora de iros — nos anuncia Olivia.

Cogemos nuestros abrigos y cuando salimos de la casa vemos aparcada una limusina enfrente.

Tom
Pasadlo bien, preciosa. Este es vuestro regalo por las buenas notas .

Luna
Os quiero muchísimo. Todos os damos las gracias.

Nos montamos en la limusina y disfrutamos como niños. Pasamos a recoger a Justin y Anna y alucinan cuando nos ven.

— ¿Y esto? — Pregunta Anna con los ojos brillantes.

— Mis hermanos — le respondo sonriendo.

Cogemos los móviles y nos hacemos un montón de fotos, este momento hay que inmortalizarlo.

Después, disfrutamos del paseo, viendo las caras de asombro de todas las personas, intentando ver quién va dentro de la limusina. Por suerte los cristales están tintados así que no ven nada.

El instituto está decorado por fuera con un montón de adornos de Navidad y un gran árbol con luces.

Hay un photocall donde los alumnos posan para las fotos del anuario.

Me siento guapa y poderosa así que arrastro allí a todos y nos hacemos unas cuantas fotos más.

La sala del baile es espectacular. Hay una bola de discoteca que va alumbrando a veces con luz tenue y otras con luces de colores, dependiendo de la música que ponga el DJ.

Dejamos los abrigos en el ropero y nos lanzamos a la pista de baile.

Primero bailamos todos juntos. Karen, Jessica, Tony y Lucio se unen a nosotros y bailamos y cantamos todos juntos.

Van muy guapos también y no sé por qué me da por pensar que esos cuatro pueden estar liados.

Quién sabe, a lo mejor sin la influencia de Mary y Luke puedan ser felices, como nosotros.

Karen y Jessica demostraron que no eran malas personas, al fin y al cabo, el instituto es duro y quisieron aferrarse a la que pensaron que era su mejor opción.

Nos acercamos a las mesas a coger algo de bebida y vemos a algunos profesores que la están sirviendo y otros que se mezclan en la pista de baile para vigilar a los alumnos y de paso echarse unos bailes.

— El gimnasio está precioso — digo en voz alta.

— Sí, pero está precioso porque tú estás aquí — dice Derek con voz dulce.

Le miro con amor, parece que volvemos a ser los de siempre y estoy muy agradecida por ello.

El DJ pone una canción lenta y volvemos a la pista de baile. Me agarra de la cintura y juntos nos movemos al ritmo de la balada.

Me da por mirar a mi alrededor y veo a Katy bailando con Alan, Anna con Justin, a Karen con Lucio y a Jessica con Tony.

Lo sabía, mi intuición no falla.

— A lo mejor son sólo amigos. Amigos que acuden juntos al baile — dice Derek.

— ¿Por qué me lees la mente? — Le digo riendo. Es verdad, me ha respondido justo a lo que estaba pensando.

— Porque te conozco mejor que tú misma. Pero a lo mejor tienes razón y son algo más que amigos — empieza a reírse y yo me giro. Se están besando, las dos parejas.

— Bueno, a lo mejor son amigos con derecho a roce — le contesto riendo.

Se ríe en respuesta y continuamos bailando.

La noche es perfecta y el baile se termina demasiado rápido. Parece que acabamos de entrar pero no, ya es de madrugada y los profesores nos invitan amablemente a irnos.

Vamos a pedir un taxi cuando vemos que la limusina sigue aparcada en el instituto.

Adoro a mis hermanos, es un regalazo el que nos han hecho.

Nos montamos y primero dejamos a Justin y Anna, luego dejamos a Alan y cuando llegamos a casa de Katy y Derek, ella se baja y yo cojo a Derek del brazo.

— ¿Te apetece que durmamos en mi casa? — Le pregunto un poco tímida.

— Claro que sí — responde emocionado.

— Avisaré a mamá. Pasadlo bien — Katy nos guiña un ojo y cierra la puerta.

— ¿Le importaría hacer una última parada? — Le digo al chófer.

— Claro, señorita Miller, dígame la dirección — responde muy servicial.

Llegamos enseguida y le doy las gracias.

No sé por qué, pero estoy muy nerviosa de repente, me siento como al principio de nuestra relación. Dicen que eso es bueno, sentir mariposas en el estómago cada vez que vas a quedar con tu pareja es sinónimo de que la magia sigue viva.

Creo que Derek está igual, porque no para de tocarse la cabeza y ajustarse la corbata.

Le cojo de las manos y le beso. Él me responde y me coge de la cintura para atraerme más a él.

Ponemos la calefacción y subimos a mi habitación.

— ¿Me permites? — Pregunta agachándose.

— Por favor — le respondo levantando mi vestido.

Con delicadeza me quita los tacones y desabrocha mi vestido. Quita los tirantes y deja que se deslice por mi cuerpo. Lo coge y lo cuelga en una percha para que no se arrugue.

— Tienes un cuerpo precioso, lo he echado de menos.

Esas palabras me encienden y hago lo mismo que él. Le quito la corbata, la chaqueta y le desabrocho la camisa. Se la quito mientras mis manos acarician su bello torso y sus musculosos brazos.

— Yo también te he echado de menos.

Nos abrazamos para sentir ese calor que tanta falta nos hace y volvemos a besarnos. Esta vez con urgencia, con necesidad. Enseguida nos desvestimos y nos tumbamos en la cama.

— Guardé unos pocos preservativos en el cajón, por si acaso los necesitábamos alguna vez — digo con voz tímida.

— Estás en todo, pequeña.

Coge uno del cajón, se lo pone y esa noche hacemos el amor como nunca antes, para demostrarnos lo mucho que nos queremos y la falta que nos hacemos.


Empieza una nueva semana y me siento con una energía brutal. Tengo que aprovechar las vacaciones para comprar los regalos, este fin de semana es Navidad.

No son tontos, saben que seguramente vaya a comprar los regalos porque a Katy y Derek les digo que tengo que hacer unas compras pero que tengo que ir sola. Viviendo con ellos es muy difícil engañarles. Ellos no me lo impiden, al contrario, dicen que también tienen que salir, sólo espero que no nos crucemos en el centro comercial.

Tardo varios días pero al final consigo todos los regalos. A Olivia le he comprado unos pendientes, a Ted unas gafas de sol, a Katy un conjunto de cuero que le gustó y una pulsera, a Derek unas deportivas Jordan y unas gafas de aviador. A mis hermanos, aunque no les voy a ver, les compro una tablet a cada uno. Uso la tarjeta para todos los regalos salvo para los de mis hermanos, esos los pago en efectivo con el dinero que me dio Tom, así no saben cuál será su regalo.

Es un poco difícil esconderlo todo, así que decido guardarlo en las maletas, espero que no rebusquen.

Durante la semana apenas hablo con mis hermanos, siempre que les llamo no me contestan y después me mandan un mensaje disculpándose. Sabía que iba a ser duro pero reconozco que ahora les echo mucho de menos.

El sábado por la mañana les hago una videollamada y por suerte me contestan.

— ¡Hola preciosa! ¡Feliz Navidad!

— ¡Feliz Navidad precioso! ¿Qué tal todo?

— Muy bien, ¿qué tal el baile? Olivia me mandó las fotos y salís guapísimos.

— Impresionante, el instituto estaba precioso y nos lo pasamos muy bien. Bailamos y cantamos toda la noche.

— ¿Y?

— ¿Y qué? — Pregunto curiosa.

— Venga, tienes cara de que sabes un cotilleo y te mueres por contarlo. Desembucha hermanita — ríe Sam.

— ¿Os acordáis de Karen, Jessica, Lucio y Tony? — Mis hermanos asienten con la cabeza. — ¡Están juntos!

— Nooo — dicen ellos.

— ¡Sí! Es muy fuerte — empiezo a reírme.

— Y tanto, bueno tú no te darías cuenta pero en tu fiesta de cumpleaños ya estaban tonteando. Han tardado un poco en dar el paso — dice Tom riendo.

— Lentos pero seguros — respondo yo.

— Escucha, hermanita, luego hablamos. Tenemos que entrar ahora a una reunión.

— Vale — les digo. No me había fijado pero van con sus mejores trajes. Debe ser una reunión importante. — Esta noche os hago otra videollamada, vamos a encender el árbol de la calle.

— Llámanos, nos encantará verlo.

Nos despedimos y colgamos.

Pasamos el día adornando el árbol que hay en el camino de entrada. Ponemos muchos adornos y con una escalera alta lo vamos llenando de luces. Ponemos unos calcetines que ha comprado Olivia y la verdad es que queda precioso. Nos lo pasamos muy bien adornándolo. Adoro estas fiestas y gracias a ellos lo estoy pasando muy bien.

Hoy comemos poco, queremos hacer hueco en el estómago para esta noche, Olivia ha comprado muchísima comida.

Por la tarde hacemos una videollamada grupal y le felicitamos la Navidad a nuestros amigos.

— Espero que os hayáis portado bien o Santa Claus no vendrá a dejaros regalos — les digo riendo.

— Os dejará carbón a todos — dice Justin.

— No digas eso — le dice Anna a Justin dándole un codazo, están juntos en la habitación de Justin.

— Hemos sido todos muy buenos, y si nos deja carbón, siempre podemos ir de compras — apunta Katy encogiéndose de hombros.

— Tú y las compras. El regalo perfecto para ti es un vale con un fondo infinito para que vayas de compras todos los días — se ríe Alan. Conoce a Katy muy bien, no es ningún secreto que le encanta ir de compras.

— Pues sí. Ves, soy fácil de regalar — le contesta riendo. — Bueno chicos, no sé vosotros, pero nosotros tenemos que arreglarnos ya.

— Pasad buena noche y dad recuerdos a vuestra familia de nuestra parte — les pido sonriendo. — ¡Feliz Navidad!

— ¡Feliz Navidad! — Responden todos.

Katy y yo nos arreglamos en su habitación. Elegimos unos vestidos negros formales, ella se pone unos zapatos de tacón y yo unos botines. Nos alisamos el pelo y nos maquillamos un poco. Me gusta la imagen que nos devuelve el espejo, nos damos el visto bueno la una a la otra y bajamos al salón. Derek también está muy guapo, lleva vaqueros y chaqueta, Olivia un vestido gris y Ted también lleva vaqueros y chaqueta. Son unos conjuntos normales pero les queda muy bien. A Derek le sienta bien todo lo que se ponga.

— Estás muy guapo — le digo susurrando.

— Tenía que estar a tu altura, siempre estás preciosa — dice Derek dándome un beso en el pelo.

— Poneos los abrigos, vamos a salir a encender el árbol.

Una vez fuera, Ted coge los enchufes pero le pido que pare.

— ¡Espera! Voy a llamar a mis hermanos. — Cojo mi móvil y les llamo por videollamada pero no lo cogen. — No contestan, qué raro. Voy a volver a intentarlo. — Vuelvo a llamarles pero nada, no responden.

— Tranquila, estarán ocupados. No te preocupes, si luego te llaman lo desenchufamos y lo volvemos a enchufar — dice Ted comprensivo.

Asiento con la cabeza, es muy buena idea. Ted nos pregunta si estamos listos y cuando gritamos que sí, conecta el enchufe y el árbol se ilumina. Es precioso y tengo ganas de llorar.

— Es precioso — digo con la voz embargada por la emoción.

— Ya lo creo.

Esa voz... no puede ser. Miro a Derek y está sonriendo, al igual que el resto. Creía que eran imaginaciones mías pero no, la he oído de verdad. Me doy la vuelta y... no puede ser. ¡Están aquí!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro