Capítulo XCIII

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— ¿En serio te has puesto alarma? — Pregunta Sam de mal humor.

No sé qué hora es, estaba completamente dormida y me han despertado los empujones de Sam. Estamos los tres en la cama de Tom, como la otra noche. Les queda muy poco para marcharse y estoy aprovechando el tiempo al máximo con ellos.

Además, me gusta que durmamos los tres juntos, ya no tengo nada que temer pero me siento segura, como cuando duermo con Derek.

Creo que me he acostumbrado a dormir acompañada y eso es un problema, cuando me acuesto sola no duermo igual.

Tengo las camisetas de mis hermanos bajo mi almohada en casa de Olivia y duermo inhalando su olor, pero no es lo mismo. Me he hecho adicta al olor de cierto rubio de ojos azules.

— ¡Luna, apaga eso! — Grita Sam tapándose los oídos con la almohada.

— Ya voy, ya voy. Y no es la alarma, no la he puesto.

Me levanto de mal humor y voy a paso lento hacia mi habitación. El móvil deja de sonar justo cuando lo cojo, tengo varias notificaciones:

4 llamadas perdidas de Katy

2 mensajes sin leer

El móvil vuelve a sonar y contesto de inmediato.

— ¡Por fin! Estaba a punto de ir a buscarte, ¿estás bien?

— Sí, la que no estará bien serás tú en cuanto te coja Sam. ¿Ha pasado algo?

— No, ¿por?

— No sé, a lo mejor porque me has llamado cuatro veces — respondo tumbándome en mi cama. Sigo sin mirar la hora, no quiero saberla. Sólo sé que tengo mucho sueño.

— No, no pasa nada — contesta riendo. — Sólo quería saber a qué hora quedamos y si nos íbamos a arreglar juntas.

— ¿Arreglarnos? ¿Para qué?

— ¿No has visto el mensaje?

— No. Estaba durmiendo. Espera.

Quito el móvil de mi oreja y miro los mensajes. Tengo uno de Derek dándome los buenos días y otro de Alan. Respondo primero a mi chico y luego a Alan.

¡Hola Luna! Mis padres os invitan a todos a cenar esta noche para celebrar las fiestas. Tus hermanos también están invitados. Os esperamos a las 20h.

¡Genial! ¡Allí estaremos!

— Acabo de leerlo — respondo poniendo de nuevo el móvil en mi oreja.

— ¿No es fantástico?

— Sí, claro que sí. La verdad es que tenía ganas de conocer la casa de Alan.

— Es una pasada, ya lo verás. Habló con sus padres y les dijo que éramos sus mejores amigos, que ya era hora de que todos conociéramos cómo es su vida y ellos aceptaron encantados. Dijeron que os invitaban a cenar por las fiestas y así todos os conocíais mejor.

— Son muy simpáticos, me cayeron muy bien cuando les conocí. Y Emily es una monada. ¿Estará en la cena?

— Sí, claro. No se separan de ella nunca.

— Genial, pues nos vemos allí. ¿Qué te vas a poner?

— La verdad es que no lo sé. Alan me ha dicho que es una cena informal pero... Son mis suegros y quiero darles una buena impresión.

— A ver, nena, ya te conocen, no tienes que darles ninguna impresión. Además, seguro que te has quedado a dormir en su casa estando sus padres, ¿verdad?

— Verdad

— Y habréis hecho vuestras cositas, ¿verdad?

— Verdad también.

— ¡Qué mejor impresión que ver a la novia de tu hijo salir al baño con el culo al aire! — Le digo riendo.

— ¡Qué tonta eres! — Seguro que me está sacando la lengua. — Para tu información, la casa de Alan tiene baños en todas las habitaciones así que no me han visto salir con el culo al aire. Ay dios, espero que no nos hayan oído.

Empiezo a reírme, esta chica es un caso. — Estate tranquila, ellos te conocen y te aceptan tal y como eres. Pero si quieres ponerte guapa y elegante, adelante, no seré yo quien te quite la ilusión.

— ¿Tú qué te vas a poner?

— Aún no lo he decidido. Si es una cena informal no me pondré vestido, luego rebuscaré en el armario a ver qué me pongo.

— Vale nena, te veo allí.

— Pásame la dirección.

Nos mandamos besos y colgamos. Son las 11:00h de la mañana, dejo el móvil en silencio y vuelvo con mis hermanos. Siguen durmiendo y yo sigo teniendo sueño. Anoche nos quedamos hasta muy tarde hablando, así que me acuesto en medio de los dos y sigo durmiendo.

Noto a Tom moverse y abro un ojo. Sam también se está despertando, ya es hora de levantarnos.

— ¿Puedo saber quién te llamaba antes? — Pregunta Sam de mejor humor.

— Katy.

— Voy a matar a esa diablilla — dice riéndose. — ¿Qué quería?

— Preguntarme qué me voy a poner de ropa y si nos arreglábamos juntas — ambos me miran sin entender nada. — Alan me ha enviado un mensaje. Sus padres nos invitan a todos a cenar esta noche, tenemos que estar allí a las 20h.

— ¡Genial! Tengo ganas de ver su casa — dice Tom — se rumorea que es de las más grandes del pueblo.

— Eres un poco cotilla — le digo pinchándole con el dedo en un costado.

— No, sólo soy curioso — dice muy digno.

— Ya, ya.

— Oye, tú deberías ayudarme — le dice a Sam de broma. Ambos se ríen y yo me uno a ellos.

Por la tarde, cuando salgo de la ducha me pongo delante del armario y miro qué ropa me puedo poner. Es una cena informal así que descarto el vestido, pero son gente rica así que debo ir bien vestida.

Escojo unos vaqueros azul oscuro, mi camiseta negra de un tirante y unos botines de tacón. Cojo también una chaqueta negra y lo extiendo todo encima de la cama. Le hago una foto y se la mando a Derek.

¿Qué te parece este conjunto para la cena de esta noche?

Perfecto, vas a estar preciosa.

Aunque estás preciosa con lo que te pongas.


Ay que te como. Entonces, ¿así voy bien? No quiero desentonar y ser la peor vestida de la cena. Katy creo que se va a arreglar mucho.


Katy... La he tenido que frenar. Al decirle tú que no te ibas a poner vestido, quería impresionar así que se iba a poner el conjunto de cuero que le regalaste. El de la mini falda y el top.

¡No te creo! Bueno sí, sí te creo. Madre mía.

No puedo evitar empezar a reírme. Esta Katy tiene unas cosas...

Ponte eso, así vas muy bien. Te veo en un rato.

Estoy deseando verte.

Decidido entonces, me visto, me seco el pelo, me cojo una coleta alta y me maquillo. No quiero ir demasiado cargada, así que me pongo un poco de base, corrector, rímel, me hago la raya en el párpado superior y me pongo brillo de labios.

Me pongo la chaqueta y me miro en el espejo.

Me gusta la imagen que me devuelve.

Estamos a punto de acabar el año y sólo hace cuatro meses que llegué aquí.

Recuerdo el primer día de instituto, me miré en este mismo espejo. Apenas reconozco a la chica de entonces, sigo siendo la misma pero han pasado tantas cosas.

La verdad es que no cambiaría nada, volvería a pasar por lo mismo, por todo, si el resultado es vivir una vida feliz junto a Derek. Por él, todo merece la pena.

— ¿Estás lista, preciosa? — Dice Tom sacándome de mis pensamientos.

— Sí, ya estoy.

Juntos bajamos las escaleras, metemos la dirección en el GPS y nos marchamos.

— Vaya — susurro cuando aparcamos en el camino de entrada de la casa de Alan. Bueno, más que casa, diría que de su mansión. Es más grande que la de Luke.

Ahora entiendo por qué los padres de Luke querían hacer negocios con ellos, deben tener muchísima pasta y les da envidia. Lo que realmente debería darles envidia es que ellos lo han ganado todo honradamente.

Hemos aparcado justo detrás del coche de Ted, por lo que ya están aquí. Siento de nuevo esas mariposas en el estómago. Estoy ansiosa por ver a Derek, seguro que está guapísimo.

Echo mucho de menos a mis hermanos pero me he acostumbrado a ver a Derek a todas horas.

«Ten paciencia, Luna. Cuando viváis juntos no tendrás ese problema» me dice mi conciencia.

¿Otra vez divagando sobre el futuro? No puedo evitarlo, le amo, aunque aún no hayamos dicho ninguno esa expresión sé que ambos la sentimos.

Lucy abre la puerta en cuanto llamamos al timbre.

— ¡Bienvenidos! Muchas gracias de verdad, no hacía falta — dice cogiendo la botella de vino que le ofrecen mis hermanos.

Nos damos un abrazo breve y entramos al salón. Allí están todos reunidos y la sonrisa de Derek se amplía en cuanto me ve, al igual que la mía. Por educación saludo al resto primero, después voy a por mi chico, que como intuía está guapísimo vestido con camisa y vaqueros.

— Hola, amor — le digo bajito.

— Hola, cariño. Estás preciosa — coge mi mano y me la besa.

Menos mal que me he maquillado porque si no ahora verían todos que estoy roja como un tomate.

— Tú sí que estás guapo — me arrimo a él y rodeo su cintura con mi brazo.

— ¡Hola Luna! — oigo cuando noto que alguien me tira del bajo de la camiseta.

Me agacho para ver a Emily con una sonrisa preciosa en su carita. Lleva un vestido rosa con un lazo y está muy guapa. Me agacho para quedar a su altura y nos damos un abrazo.

— ¿Qué tal estás, preciosa?

— ¡Muy bien! Ven, te enseño la casa.

Coge mi mano y me lleva de tour. Derek se ríe y nos sigue.

Como si lo tuviera ensayado nos enseña primero el exterior. Nos enseña el porche, la piscina exterior, que es más grande que la de Luke, el invernadero y la zona de barbacoa.

Volvemos dentro y nos conduce a las escaleras, solo que en vez de subir, bajamos. Tienen una planta subterránea con un gimnasio, una sala de cine y otra de juegos, donde tienen futbolín, billar y varias consolas. A parte del equipo de karaoke que nos prestó para nuestra fiesta de pijamas.

Volvemos a la planta baja y nos enseña el salón. Lucy nos mira, se ríe y nos guiña un ojo como agradecimiento por seguirle el juego a su niña.

También hay un comedor, dos baños, una cocina enorme con una isla en el centro y, como no, una piscina interior. Me quedo alucinada cuando la veo.

— Nadie tiene una piscina como ésta — dice Emily emocionada — por eso es un secreto.

— ¿De verdad? Pues yo guardaré tu secreto — hago el gesto de que me cierro la boca y tiro la llave. Eso le hace gracia y se ríe tapándose la boca.

— Entonces podrás venir a bañarte cuando quieras. Puedes bañarte ahora también, el agua está calentita.

Me acerco y meto una mano. Es verdad, tiene una temperatura perfecta.

— Piscina climatizada — explica Derek.

— Joder con los señores Brown — digo en voz bajita para que Emily no me escuche. — No me extraña que no quisiera decirle a nadie quién es. Es el más rico del pueblo.

— Sí, sabía que ibas a reaccionar así. Pero como has podido comprobar, son gente normal.

— Muy trabajadora y muy normal. Gente buena.

— Sí, gente muy buena.

— Ven, vamos a seguir.

Emily coge de nuevo mi mano y nos lleva a la parte de atrás de la casa, donde hay una terraza enorme y otro porche. Subimos a la planta de arriba y veo que Katy tenía razón. Hay un pasillo entero lleno de habitaciones con baños incluidos. Hay otra sala de estar, dos despachos y otra terraza.

Emily nos lleva a su habitación y nos la enseña. Está pintada entera de color rosa en un tono muy clarito. Tiene un montón de juguetes y peluches y nos presenta a Mimi, es una osita de una textura muy suave.

Nos cuenta que duerme con ella todas las noches y que la quiere mucho.

Esta niña es un amor.

Volvemos al salón justo cuando van a servir la cena.

Ayudamos a Lucy a servirla y nos sentamos a cenar. Está todo buenísimo.

Durante la cena, Mike les pregunta a mis hermanos qué tal llevan su negocio, Alan les ha contado que llevan fuera un tiempo. Ellos responden encantados, cuentan todas las novedades y todo el proceso que han tenido que pasar.

Mike les dice que dentro de poco es su aniversario y que seguramente vayan a su agencia a que les busquen un viaje chulo. Si el viaje les gusta les hablarán de ellos a sus amigos y compañeros.

Tom está emocionado, sabe que si lo hacen bien ganarán muchos clientes.

Más tarde, Mike y Lucy sirven champán en unas copas y brindamos por las fiestas.

— Estoy tan emocionada de que pasemos juntos la Nochevieja — dice Olivia.

— Nosotros también — responde Lucy. — ¿Has mirado el sitio que te dije?

— ¡Sí! Es precioso, si os parece bien reservamos. Mirad — les dice a mis hermanos enseñándoles el móvil. Yo también me acerco y cotilleo. Es un restaurante parecido al que fuimos Derek y yo en nuestra primera cita, cuando nos besamos. Sólo de recordarlo me sonrojo. Este restaurante es más sofisticado y está encima de un acantilado, así que se ve el océano de una forma espectacular.

— Es perfecto, por nosotros no hay problema.

Olivia asiente emocionada y manda en ese mismo momento el email para confirmar la reserva.

— Pensé que cenaríamos en alguna de las casas. ¿No es un poco tarde para reservar? Estamos a 29 de Diciembre.

Katy me mira y se ríe. — Nena, mis suegros son poderosos. Mi madre y Lucy han hablado con el restaurante y no hay ningún problema.

— Además, es un restaurante al que van mucho mis padres. Mi padre ha operado a la mujer del dueño unas cuantas veces — dice Alan arqueando las cejas de modo gracioso.

— Vale, vale, ya entiendo. Perfecto entonces — les respondo riendo.

— ¿Has decidido qué te vas a poner en Nochevieja? — Me pregunta Katy.

— La verdad es que no — me mira arqueando una ceja y poniendo una sonrisa ladeada — pero no quiero ir de compras, no me hace falta — le digo anticipando su movimiento.

— No, boba — me responde riendo — no vamos a ir de compras. Además, ya no encontraríamos nada. Había pensado que usáramos los vestidos del baile de Navidad. Son muy bonitos.

— Y muy caros — termino por ella.

— Por eso, como sólo los hemos lucido una vez y son tan bonitos, podríamos reutilizarlos — Alan la mira y le sonríe. — ¡Vale! Estoy enamorada de mi vestido — dice poniendo morritos.

— Y yo estoy enamorado de ti — responde Alan, le gira la cara y le da un suave beso en los labios.

Ante ese gesto, Derek pone su mano en mi muslo y me lo aprieta. Ambos sonreímos, nos gusta verles tan felices.

— Cómo han cambiado las cosas, ¿verdad? — Le miramos sin entender. — Hace poco querías pegarme por liarme con tu hermana y ahora me sonríes cuando le doy un beso.

— No me provoques que aún estoy a tiempo de terminar lo que empecé — responde Derek riendo mientras pasa su brazo por mis hombros.

Todos nos reímos y volvemos a brindar, ahora por nuestra amistad.

Hemos pasado una velada perfecta y nos hemos conocido todos un poco mejor. Ya llega la hora de marcharnos y nos despedimos. Emily aún sigue despierta, estaba tan nerviosa por tener visita que no quería perderse nada, aunque la mitad de la cena se la pasara jugando en la alfombra del salón.

— ¿Quedamos mañana con Anna y con Justin para despedir el año? — Les pregunto cuando vamos hacia los coches.

— Es una gran idea — responde Derek dándome un beso en el pelo.

— ¡Sí! Tengo ganas de ver a Anna — aplaude Katy emocionada.

— Ahora les mando un mensaje a ver si pueden.

— Hasta mañana entonces — Katy me da un beso en la mejilla y nos abrazamos. Da media vuelta y se monta en el coche con sus padres.

— Hasta mañana cielo — le digo a Derek acercándome a él. Paso mis brazos por su cuello y le abrazo, pego mi nariz en su clavícula e inhalo su olor. Se ríe cuando hago eso pero no me aparta, sé que le gusta que lo haga.

— Hasta mañana pequeña — me da un beso en la frente.

Levanto la cabeza y le beso en los labios. Acaricia mi mejilla con sus dedos y con sus labios pegados a los míos me susurra que está deseando que llegue mañana. Sonrío y atrapa mi labio inferior entre sus dientes.

Le doy un último beso y abro la puerta trasera del coche.

— ¡Ey, tortolita! Ya le mandé el mensaje a Justin, mañana hemos quedado a las 16h en la plaza.

— ¡Vale!

Arrancan los coches y volvemos a casa.

De camino recibo un mensaje de Derek.

Mañana paso a buscarte a las 15.30h. Duerme bien princesa.

Me muero de ganas. Descansa amor.

Tengo una sonrisa enorme dibujada en mi cara y Tom se percata de ello. Me observa por el retrovisor interior del coche, me sonríe y me guiña un ojo.

Le sonrío y me recuesto en el asiento.

Tengo unas ganas enormes de que llegue mañana.

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