Capítulo XII

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 Estoy despierta cuando mi móvil vibra, es Katy.

— Buenos días nena. — Le digo.

— Hola, ¿te he despertado?

— No, que va. Estaba despierta, ¿pasa algo? — Me incorporo y me siento en la cama. Que Katy me llame tan temprano es raro, son las 7:00h A.M

— ¿Vamos a tomar un café antes de clase y te cuento?

— Claro, nos vemos en 30 minutos en El Grill.

Cuelgo y me voy al baño a lavarme la cara y los dientes. Hoy tengo clase de gimnasia así que directamente me pongo mis mallas y mi camiseta de tirantes y guardo unos pantalones de tela rosas con una camiseta a juego en la bolsa.

Me cojo una coleta y bajo, mis hermanos siguen durmiendo, así que les dejo una nota en la puerta de la nevera y me voy.

Cuando llego al Grill Katy ya ha cogido una mesa, me acerco y me dice que ya ha pedidos los cafés.

— Bueno cuéntame, ¿ocurrió algo ayer con Alan? ¿Ha pasado algo malo?

— No no, todo lo contrario. Es un amor. Estoy muy ilusionada con él. Verás, es que... llevamos hablando desde la noche de verdad o atrevimiento y bueno, ayer fuimos al centro comercial, vimos tiendas, compramos unos helados y fuimos al parque de enfrente a comerlos. Estábamos hablando cuando de repente me besó.

— Vaya, ¿en serio? ¡Qué bien! — Aplaudo en el asiento, estoy muy emocionada por ella.

— Pero...

— Pero a Derek no le hace gracia, ¿verdad? — Me lo figuraba.

— Sí, anoche sólo le faltó echar a Alan a patadas del porche. — Dice enfadada.

— Lo sé, estaba presente. Me quedé dentro del coche, no quise irme por si acaso. Si se llegan a pegar no habría podido frenarle pero al menos lo habría intentado.

— Derek no es de pegar, él no es violento, pero si las miradas matasen... Sé que es amigo suyo y le fastidia pero joe... Me gusta, yo le gusto, me trata bien, no veo el problema.

— Quizá se comporta así porque eres su hermana pequeña y quiere protegerte.

— Somos de la misma edad, él es sólo unos meses mayor que yo. — Le miro con curiosidad, la verdad es que no sé por qué le digo hermana pequeña cuando tiene razón, estamos en el mismo curso. — Creo que ya te lo conté. Nuestros padres se casaron cuando él y yo éramos pequeños, pero tenemos la misma edad. Sólo soy unos meses más pequeña que él.

— Aún así, creo que siempre te ha visto como su hermana pequeña. Adoptó el rol de hermano y quiere protegerte. Aunque debería pararse a pensar, si tiene que enfadarse con alguien que sea con Alan en el caso de que te trate mal, contigo no debería ser así.

— ¿Tus hermanos son así contigo?

— No, pero mi situación es distinta a la tuya. — Me mira fijamente, quiere saber más. — Es una historia muy larga, te la cuento en otro momento que ahora tenemos que ir a clase.

— Vale, yo invito, venga vamos.

Nos montamos cada una en nuestro coche y nos vamos al instituto. Vamos directamente a los vestuarios y cuando estamos guardando las mochilas en las taquillas me pregunta qué tal fue anoche.

— Perdona que no te he preguntado qué tal ayer, soy mala amiga, lo sé. — Me pone morritos.

— Tranquila, lo tuyo era más importante que lo mío. Además fue bien, nada reseñable.

— Mmmm, ¡vamos cuenta! — Me dice mientras vamos de camino al campo.

— Fue bueno conmigo, estuvo como el otro día cuando fuimos al cine.

— ¿Qué? — Está sorprendida.

— Sí, cuando fuimos el domingo al cine se sentó a mi lado y tuvimos una conversación agradable, no sé, cuando estamos solos o no nos oye nadie es majo. El problema está cuando hay más gente.

— Dirás cuando están Mary y Luke.

— Sí, me he fijado que con Alan y Justin se comporta de otra forma, es simpático y me agrada estar con él. Pero cuando los otros están con él se vuelve un auténtico gilipollas.

— Bueno con Alan ahora imagino que se portará distinto. Quién sabe.

Me encojo de hombros, prefiero no decir nada más porque ya estamos llegando al centro del campo donde nos espera la profesora.

¡Qué bien! Espero que no se me note la ironía en la cara cuando la profesora toca el silbato y nos dice que corramos, sin tiempo, hasta que ella diga.

Al menos hoy está un poco nublado y no pega el sol, sino aquí moriríamos asfixiados, o por lo menos yo sí moriría.

Estoy corriendo a mi ritmo cuando Derek se para a mi lado.

— La profe parece que quiere ponernos en forma.

— A unos más que a otros parece, a este paso voy a tener que ir recogiendo mis pulmones por el camino.

— Lo haces muy bien, no te martirices — ¿Perdona? ¿Ahora estás de buen humor?

— Si al menos nos dejara escuchar música pues sería todo más ameno, con Imagine Dragons me motivo más.

— A mi también me gusta ese grupo, tiene temas muy buenos. — Me mira y me sonríe. — Oye Luna, ¿por qué no vienes al partido de este viernes? Será divertido, es el primero de la temporada y jugamos aquí en casa.

¿Pero qué? Acaso no recuerda que anoche me echó de su casa? No entiendo sus cambios de humor. Es como Jekill y Mr Hide, nunca sé con cuál me voy a encontrar. Ve que tardo mucho en responder así que habla él.

— Piénsalo, ¿vale? — Y continua corriendo a un ritmo más ligero que el mío. No doy crédito cuando otras dos personas se paran a mi lado.

— De verdad os digo que odio la clase de gimnasia. A mi me gusta hacer deporte pero correr por correr... — Les digo a Katy y Justin.

— ¿Qué quería mi hermano?

— Invitarme al partido del viernes.

— ¿En serio? ¿Y se ha atrevido a invitarte aquí, delante de todos?

— Y delante de la petarda de Mary y el capullo de Luke — apunta Justin.

— Pues sí, lo ha hecho, pero no le he respondido.

— Vente, iba a pedirte yo que vinieras. Es el primer partido y me sentiré más animado si veo caras amigables entre el público — me suplica Justin.

— Vale, si voy es porque vosotros me lo pedís, pero no porque Derek me haya invitado.

O eso quiero creer yo, la verdad que no había pensado venir hasta que él me lo ha dicho. Tenía pensado quedarme en casa con mis hermanos viendo una peli.

Pero verle jugar, con el uniforme del equipo puesto, me atrae mucho la idea la verdad...

Luna, para. No empieces, ese chico no es para ti. Pero... mirar no es pecado, ¿no?

En el fondo pienso que soy masoca, me encojo mentalmente de hombros.

Katy y Justin continúan la clase corriendo a mi lado y sorprendentemente hablando con ellos la clase se me pasa mucho más rápido.

Ya en los vestuarios me ducho corriendo y me arreglo. Decido maquillarme un poco, para quitarme al menos las ojeras que tengo. Siempre las he tenido muy marcadas y es algo que no me gusta.

Cuando llego a casa, Tom está en el sofá viendo un programa. Me siento en la alfombra y me pongo a hacer los deberes en su compañía. Cuando era pequeña lo hacía así y ya se me ha quedado por costumbre.

Al día siguiente me para el Sr Marin por el pasillo.

— Hola Luna, ¿qué tal la clase con Derek?

— Bien, tenemos mucho trabajo por delante pero creo que podemos conseguirlo, tiene potencial, sólo debe cambiar su forma de estudiar.

— Me alegra oír eso.

— Además me ha ayudado mucho el email que me envió, muchas gracias señor.

— De nada, así os doy tiempo a vosotros y a los demás alumnos a preparar todo, es un año duro y si sabéis por adelantado lo que tenéis que preparar os cuesta menos llevar todo al día. Pondré como fecha un par de semanas para entregar el primer trabajo, por si queréis ir preparándolo.

— Se lo agradezco señor, que pase un buen día.

— Igualmente.

Cuando me despido del profesor le voy a mandar un mensaje a Derek pero sigo sin tener su número, me vendría bien tenerlo pero no sé si quiero.

Le veo en el pasillo de las taquillas y le digo que deberíamos empezar a preparar el trabajo.

— Lo siento Luna pero en tres días tenemos el primer partido y el entrenador nos ha puesto un montón de horas de entrenamiento. Sé que es mucho pedir pero ¿el fin de semana te vendría bien? Si no ya la próxima semana.

— Te lo confirmo en unos días ¿vale?

— Sin problema. — Empiezo a alejarme cuando oigo que me llama. — Oye Luna, ¿vas a venir al partido?

— Sí, iré.

— Guay — me dice, y se aleja sonriendo. A este chico no hay quien le entienda.

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