Capítulo XI

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— ¡Examen sorpresa! — Dice el Sr Marin. — Guardad todo lo que tengáis encima de la mesa y dejad sólo un bolígrafo.

— Genial, lo mejor para la resaca. — Oigo decir a Mary.

— ¿Examen? ¿Ahora? Por dios si creo que todavía estoy borracho — replica Luke.

¿Borracho? ¿Resaca? Parece que anoche salieron pero Derek no se fue con ellos, ¿por qué?

¿Prefirió venir al cine con nosotros antes que salir de fiesta con su novia y su mejor amigo? No lo entiendo.

Estoy divagando cuando el profesor pone el examen encima de mi mesa. Tengo que concentrarme, es una de mis asignaturas favoritas y no voy a dejar que un grupo de adolescentes borrachos me la fastidie.

Leo un poco por encima el examen y hay preguntas de todo tipo: tipo test, verdadero o falso, desarrollar y de todas las épocas.

— Este examen es para evaluar los conocimientos que tenéis cada uno, es como una prueba de nivel. Es el último año y quiero saber qué tal vais. Tenéis una hora, el tiempo comienza ¡Ya!

Veo que todos miran el examen pero sólo unos cuantos escriben. Tengo que concentrarme.

Empiezo poniendo mi nombre y la fecha, primera pregunta...


Una hora después me levanto y voy a entregar mi examen. El Sr Marin me sonríe y le devuelvo el gesto. Cojo mis cosas y me dirijo a la siguiente clase.

A la hora de comer voy camino del comedor cuando oigo que alguien me llama.

— ¡Señorita Miller! — Es el Sr Marin.

— Hola Sr Marin, ¿ocurre algo?

— No, sólo quería felicitarte por tu nota en la prueba de nivel. No quiero desprestigiar a otras instituciones pero normalmente los alumnos que vienen de fuera siempre traen un nivel más bajo o les baja al intentar adaptarse. Es un cambio duro para vosotros y lo entiendo, por eso todos los años hago esta prueba a los alumnos de último año, pero en tu caso no ha sido así y te felicito por ello.

— Muchas gracias señor, el instituto del que vengo tiene buen nivel pero a mí me gusta mucho la historia, es de mis asignaturas favoritas así que siempre voy adelantada. A parte de que me gusta documentarme por mi cuenta, siempre de fuentes fiables claro.

— Intuyo que pasas mucho tiempo en la biblioteca, ¿verdad? — Me pregunta sonriendo.

— Sí, era mi segunda casa — le digo sonriendo yo también.

— ¿Qué te parecería dar clases particulares a los alumnos que van retrasados en esta materia? Te serviría, a parte de subir nota en mi asignatura, para conseguir créditos extra que suman puntos a la hora de conseguir becas para la universidad.

— Pues, no sé qué decir. — Lo pienso, la verdad es que sé qué tipo de gente va retrasada y no me apetece nada darles clase. Pero lo de los créditos extra me llama la atención, si quiero ir a una buena universidad siempre viene bien tenerlos. Además si veo que el alumno al que dé clases es misión imposible siempre puedo dejarlo. — De acuerdo, sí, ¿por qué no? Puede ser divertido.

— ¡Perfecto! Pues mira, hablando del rey de Roma, ¡Señor Jones, venga aquí, por favor!

Oh oh, no, no puede ser. Me giro y veo a Derek caminando en nuestra dirección. — Señor, creo que no es muy buena idea, ¿no hay ningún otro alumno que necesite mi ayuda?

— Sí, claro que sí, hay muchos, la señorita Montgomery va muy retrasada, el señor Monroe tiene potencial pero es un vago... La lista es larga.

¿Mary y Luke? Ni de coña. Si me dan a elegir entre ellos o morir, elijo muerte sin dudarlo.

— ¿Me ha llamado, profesor? — Dice con desgana.

— Sí, ¿recuerda lo que le dije al final del examen de esta mañana?

— Sí, que si no aprobaba su asignatura no podría seguir en el equipo.

— Pues le presento a su nueva profesora. — Me coge de los hombros y me pone delante de él, frente a Derek. Voy en deportivas así que es más alto que yo, y me siento pequeñita cuando me mira.

— ¿Qué? — Nos mira atónito, yo le sonrío y me encojo de hombros.

— A la señorita Miller le interesa conseguir créditos extra y usted necesita ayuda, así que aquí está la solución. Empiezan hoy mismo. Es un año duro y todos tenéis que poneros las pilas. Pasad buen día.

Tras soltar la bomba da media vuelta y vuelve a su clase. A mi se me ha quitado el hambre de golpe, no sé si por la sorpresa o por los nervios de tener que darle clase. Mi cabeza ahora mismo está en blanco.

— ¿Estaba de coña, verdad? — Me dice, está tan atónito como yo.

— No, me parece que no. ¿Te viene bien empezar esta tarde?

— Sí, bueno, claro, no tengo nada que hacer, acabo el entrenamiento a las 18h, ¿nos vemos a las 19h en mi casa? Si no te importa a ti claro, es un marrón considerable.

¿Soy yo o le veo nervioso? Prefiero no hacer caso.

— Claro, me viene bien, a las 19h nos vemos. — Y me pongo a caminar, paso de largo del comedor, no tengo hambre. Decido ir a la biblioteca a prepararme el temario, dar un repaso general al libro y hacer un esquema. Soy demasiado cuadriculada en temas escolares pero quiero hacer un buen trabajo, al fin y al cabo mataré dos pájaros de un tiro. Dando clase a Derek también estudiaré yo.

Estoy abriendo los libros cuando recibo un email. Es del Sr Marin, me indica los temas más importantes de este trimestre y los trabajos que debemos preparar. Imagino que no lo hace con todos los alumnos, sólo con los que necesitan apoyo, quizá porque necesiten más tiempo, y para darnos tiempo adicional a los profes de apoyo.

Releo el email del profesor y me pongo manos a la obra.


Llegan las 18.00h y ya estoy nerviosa, en una hora debo estar en casa de Derek.

Decido llamar a Katy, espero que ella esté con nosotros.

— ¡Hola bombón! — Me responde alegremente.

— ¡Hola churri! Oye, ¿recuerdas lo de las clases de apoyo que voy a darle a tu hermano?

— Sí claro, ¿por?

— Empezamos hoy, en una hora, dime que estarás allí con nosotros, por favor — le suplico directamente. No tengo por qué esconder que no quiero estar a solas con él.

— Lo siento nena pero no puedo, tengo planes, de hecho, ya he salido de casa, voy en el coche.

— No, ¿en serio? ¿A dónde vas?

— A recoger a Alan del entrenamiento, hemos quedado para dar una vuelta por el centro comercial. — Está muy contenta. Me fastidia que no me dé apoyo moral esta tarde pero me alegro por ella, verla tan feliz me emociona mucho.

— ¡Anda! Vale pues pásalo bien entonces, divertíos y me cuentas cuando llegues a casa eh, ¡espero parte de cotilleo!

— Eso está hecho — se hace el silencio unos segundos. — ¿De verdad que no te importa que no esté contigo esta tarde?

— No, claro que no. Me alegro mucho por ti, Alan parece un buen chico, pásalo bien con él. — Le digo sinceramente.

— Derek cuando está con el grupo es un capullo pero a solas es un amor, te lo aseguro. Dale una oportunidad y verás que es verdad. Si se pone borde contéstale, no te calles, eso muchas veces le bloquea y le hace volver a la normalidad.

Buen consejo, me lo apunto. — Muchas gracias por tu ayuda Katy.

— ¡De nada! ¡Bye! — Cuelga

Yo miro el reloj, son las 18.30h, voy a ir saliendo ya.

Cuando llego a su casa son las 18.50h, he llegado un poco antes y he aparcado en la puerta. Decido esperar unos minutos en el coche mientras escucho música y me relajo. Imagine Dragons suena de fondo, me da fuerzas y ánimo cuando lo necesito.

A las 19.00h salgo del coche y toco el timbre. Miro por la ventana del salón y parece no haber nadie. Vuelvo a llamar pero no abren.

Voy a llamar a Derek pero no tengo su número, así que llamo a Katy, siento fastidiarle la cita pero como su hermano me haya dejado plantada me voy a cabrear. No me lo coge.

5 minutos más tarde vuelvo a llamar. Voy a darme media vuelta cuando alguien abre la puerta.

— ¡Perdona Luna! Se me echó el tiempo encima, estaba en la ducha. Pasa.

— No te preocupes, no pasa nada — le digo y entro en la casa.

Me dice que tiene todo preparado en la mesa del salón, que me acomode que vuelve un momento al baño.

Le miro irse y veo que aún lleva el pelo mojado, le queda bien.

Ha abierto el libro de historia y tiene sus apuntes en la mesa, les echo un vistazo. La verdad es que no están nada mal, la redacción es buena y parece estar todo en orden, lleva los deberes al día.

No parece alguien a quien no le interesa aprobar.

— Perdona la tardanza, ya estoy.

— Tus apuntes son buenos, parece que los conceptos los captas y tienes buena redacción, no entiendo por qué necesitas mi ayuda — mierda, creo que he sonado demasiado borde.

Me siento en la silla y empiezo a sacar mis cosas.

— Mi problema es que me cuesta memorizar todo esto. Son muchas fechas y muchos nombres, el concepto en sí lo aprendo pero no sirve de nada si no digo cuándo pasó o quién lo inició, ¿comprendes?

— Claro, pues eso es un problema. Vale, vamos a abordar eso primero.

Me cambio de sitio, me había sentado enfrente suya pero decido sentarme en la silla que tiene al lado. Están muy juntas así que la separo un poco.

— Yo tengo un truco para estudiar. Si quieres memorizarlo tal y cómo viene en el libro lo vas a tener complicado, pero tú y todo el mundo. ¿Te has fijado en cómo el Sr Marin nos cuenta los sucesos? ¿Has visto que él no sigue el libro?

— Sí pero no sé a dónde quieres llegar.

— Es sencillo, mira — abro el libro por el primer bloque de temas, prehistoria. — Vamos a leer lo que pone en las primeras páginas. — Empezamos a leer juntos, él unas páginas y yo otras. El primer tema son pocas páginas y al terminar le repito todo lo que hemos leído, pero en vez de hacerlo literal recitando de memoria lo que pone en el libro, se lo relato como un cuento. Al terminar veo que me mira boquiabierto.

— Vaya, es muy parecido a cómo lo explica el profesor pero mucho más fácil.

— Más fácil o que ahora prestas más atención.

— Bueno no me compares ver hablar al Sr Marin con verte a ti — le miro sorprendida — tú eres mucho más guapa que él.

No me lo esperaba para nada y noto que me estoy poniendo roja como un tomate. Le retiro la mirada y me río.

— Vaya gracias, así da gusto dar clase — noto que me arden las mejillas.

Le miro de reojo y veo que me está mirando, está sonriendo. Katy tiene razón, a solas es muy simpático, parece otro y me gusta.

— Pues ya sabes mi truco secreto. Así es todo más fácil, si lo miras de este modo, la historia en sí es un cuento que se va pasando de generación en generación.

— Tienes razón, lo haré así, a ver si me sale mejor.

— Genial. Mira me ha mandado el Sr Marin un email con los temas más importantes y los trabajos que tenemos que presentar este trimestre, así que si quieres lo repasamos y vemos cuáles son tus puntos fuertes.

— Me parece genial, pero antes, ¿quieres algo de beber? ¿Una coca-cola?

— Claro, muchas gracias.

Se va a la cocina y vuelve con dos latas y dos vasos. Las abrimos, bebemos y nos ponemos manos a la obra.

Está mirando el temario del trimestre, apuntando las cosas que sabe, las que no, las que más le cuestan y yo le observo. Es guapísimo, me fijo en sus ojos, son preciosos, de un azul profundo, sus labios son carnosos, no mucho, lo justo para ser sexys y desear besarlos, tiene un torso definido, lleva una camiseta de manga corta y se le marcan los pectorales y sus manos, esas manos, son grandes con los dedos largos y finos. Se le forma una arruguita en la frente cuando está concentrado. Él está concentrado y yo no, debo tomarme esto más en serio, intento prestar atención a lo que escribe, pero no puedo dejar de mirarle.

Reacciono cuando deja de escribir y me pregunta qué me parece.

Le echo un vistazo y veo que tenemos mucho trabajo por delante, le animo a continuar escribiendo.

Cuando miro el reloj son las 21.30h, el tiempo se me ha pasado volando y estoy muy a gusto aquí.

— Mierda, mira qué hora es, te he entretenido demasiado, lo siento.

— No me has entretenido, realmente no hay fijada una hora concreta de estudio.

— Pero normalmente las clases particulares son de una hora, ¿no? — Me pregunta preocupado.

— Cada profesor imagino que estipula un horario, a mi no me importa estar más tiempo, el que necesites. Date cuenta que a la vez que te ayudo también estudio yo.

— Vaya vaya, así que me estás utilizando ¿eh? — Se ríe, sé que está de broma.

— Algún provecho tenía que sacar ¿no?

— Claro ya entiendo, das clase a un capullo como yo y así tú subes nota, muy lista eh.

— Correcto, me has pillado — espera, se ha llamado capullo a sí mismo, y yo se lo he confirmado. Mierda, adiós al buen rollo.

Se pone serio pero su pregunta no es para nada agresiva, al contrario, lo dice con voz lastimera — ¿De verdad te parezco un capullo?

— No, perdona, no es es eso, es sólo que... — No me da tiempo a terminar la frase. Oímos un coche aparcar enfrente y Derek se levanta a mirar por la ventana.

Me asomo yo también, son Katy y Alan.

— Tienes que irte — me dice serio, le ha cambiando la cara, vuelve a ser el capullo de siempre.

— Si necesitas que me quede más tiempo no me importa de verdad.

— No, por hoy es suficiente. — Está enfadado.

— Oye, lo siento, no quería afirmar que eres un capullo, lo he dicho sin pensar — le digo con pena. Quiero arreglarlo porque hoy he disfrutado mucho con él, no quiero que este buen rollo se estropee, aunque sólo sea así cuando le doy clases.

— No es por eso ¿vale? Ya es tarde y es casi de noche.

— Derek... — No me deja terminar.

— ¡Luna, vete! — Me grita, y al instante veo que se arrepiente.

— Lo siento, ya me voy. — Le digo, cojo mis cosas y me dirijo hacia la puerta.

— Espera, Luna — viene detrás de mí, pero no me detengo ni me giro.

— Nos vemos en la próxima clase, ya me dirás cuándo te viene bien — abro la puerta y me voy.

En el camino de entrada me encuentro a Alan y a Katy, vienen riendo y muy felices. Les sonrío, les saludo y veo como Katy me hace el gesto con la mano de que luego me llama, le guiño un ojo en respuesta y continúo mi camino.

Cuando llego al coche me giro y veo a Derek en la puerta, no está nada contento, parece que le molesta que su hermana salga con su amigo. Katy entra en casa y tras una última mirada a Alan, cierra la puerta. Yo entro en el coche.

Veo como Alan arranca y se marcha.

La luz de la habitación de Katy está encendida, imagino que se habrá encerrado. No me gustaría ser ella ahora mismo, preveo una fuerte discusión con Derek.

Él está dando vueltas por el salón, está muy enfadado. Arranco el coche y veo que se para, se acerca a la ventana y me mira.

Pongo la vista en el frente, meto primera marcha y me pierdo en la oscuridad de la calle.

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