Capítulo XLV

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


I'm standing in the flames

It's a beautiful kind of pain

Setting fire to yesterday

Find the light, find the light, find the light...

Los acordes de Eminem me acompañan mientras termino mis deberes. Últimamente sólo me concentro si escucho música, será que así no oigo mis pensamientos.

Me sobresalto al oír el cambio repentino de música, me están llamando.

— Hola guapo.

— Hola pequeña, ¿estás bien? — parece preocupado.

— Sí, ¿por qué?

— Llevo un rato llamando al timbre y no me abrís.

— Perdona, ya bajo.

Me quito los cascos y bajo corriendo a abrir la puerta. Según abro, Derek entra, me abraza y respira aliviado.

— Pensé que te había pasado algo.

— Tranquilo, estoy bien. Estaba con los cascos puestos y no oí el timbre.

— ¿Imagine Dragons? — Sonríe.

— Eminem — digo orgullosa, seguro que no se lo esperaba.

— Ya he aprendido otra cosa sobre ti.

— No te acostarás sin aprender algo nuevo — le digo sonriendo. — Pasa al salón, ¿quieres algo de beber?

— No. Quiero que me digas qué ha pasado en gimnasia.

Le miro, está serio y preocupado a la vez. — Nada nuevo.

— Luna, eres una chica muy tranquila y...

— Lo soy — le corto — pero cuando me buscan me encuentran. Soy así, no puedo evitarlo. Si me provocan al final acabo saltando.

Me coge de los hombros y me obliga a mirarle. — Te conozco y sé que no estás bien. Por favor, cuéntame qué te pasa.

Tiene mucha paciencia conmigo, no se merece cómo le estoy tratando. A ver, tampoco le estoy tratando mal pero sí estoy más distante. Le hago un gesto para que se siente en el sofá y empiezo a caminar por el salón. Es una manía, cuando tengo que contar algo que me duele o me preocupa empiezo a andar, es mi manera de coger fuerzas.

— Mis hermanos comieron el otro día con unos inversores y todo salió perfecto.

Me mira sin entender pero no habla.

— Que saliera bien es una gran noticia. Van a hacerse de oro, serán la agencia de viajes más importante del continente — me paro y le miro de frente — pero eso supone que se van a tener que marchar.

Ahora lo entiende. Me tiende la mano y me siento a su lado.

— De momento va a ser un viaje corto, lo están intentando posponer para después de mi cumpleaños. El problema es que van a abrir sedes en Italia y España y van a tener que irse durante muchas semanas. Las Navidades están a la vuelta de la esquina y yo no quiero que se vayan.

— Lo entiendo, debes sentirte mal. Feliz por ellos y a la vez triste.

— Sí, pero... — Se me forma un nudo en la garganta, trago para evitar las lágrimas. — Derek, mi padre murió poco antes de Navidad y mis hermanos prometieron que su espíritu estaría siempre con nosotros. Adornaríamos la casa, pondríamos un árbol enorme con muchas luces y bolas de colores. Cantaríamos villancicos y honraríamos su memoria. Él siempre lo hacía. Prometimos estar siempre juntos en estas fechas.

— Joder...

— Y yo ahora no sé si voy a ser capaz de soportar pasar unas Navidades sin ellos. Quiero pasarlas también contigo, de verdad que sí, quiero que estemos todos juntos, pero si ellos se van...

— Sabes que no estarás sola, ¿verdad? — Su mirada irradia ternura y compasión.

— Lo sé, pero son la única familia que me queda — rompo a llorar.

Derek me acuna en sus brazos.

— Me siento fatal porque una parte de mí se alegra muchísimo por ellos, pero otra egoísta no quiere que se vayan. Sí, lo sé, el año que viene yo estaré fuera pero me reuniré con ellos estén donde estén. No me importa pasar un día entero en un avión si mi recompensa es pasar esas fechas con ellos. Seremos felices todos juntos pero... si ellos se van...

— Tú no serás feliz.

Respiro hondo y le miro. Me seca las lágrimas que caen por mi mejilla.

— Vas a pensar que soy tonta, es una estupidez, con la cantidad de problemas que hay en el mundo...

— No lo es. Nena, son tus hermanos, tu familia. Si Katy me dijera de repente que se va y no tiene fecha de vuelta yo me rompería. Puede que no lo parezca pero es mi otra mitad.

— Necesito...

— Tiempo — me corta — necesitas tiempo para asimilarlo.

— Sabía que esto pasaría tarde o temprano pero... Me siento muy agradecida de haberos conocido y sé que no habrá problema en que pase con vosotros un tiempo, adoro a tu madre.

— Y ella te adora a ti, claro que no hay problema por eso.

— Os lo agradezco, de verdad, pero no estoy preparada para estar sin ellos, me hacen mucha falta.

— Lo sé pequeña, lo sé — dice mientras me abraza más fuerte.

Pasado un rato ya me he tranquilizado aunque aún sigo en su regazo, me está acariciando la espalda mientras oigo el latido de su corazón.

— Gracias por escucharme.

— Gracias a ti por habérmelo contado, ¿quieres que te traiga algo?

— No, ya voy yo, ¿quieres tú algo?

— Insisto, quédate.

— Vale, un vaso de agua, por favor. Coge lo que quieras de la nevera.

Se levanta y al poco vuelve con dos vasos de agua. La bebo y me recuesto en el sofá.

— ¿Te apetece que veamos algo en la tv? — Le pregunto.

— Claro que sí, ven aquí — abre los brazos y me recuesto sobre él.

No hay nada interesante en la tv así que ponemos Netflix. Han estrenado una nueva peli de comedia, de dos policías que se hacen pasar por mujeres. Tiene buena pinta así que la ponemos. Al poco de empezar ya nos estamos riendo. Derek me besa el pelo y me aprieto más contra él.

Ver una peli en brazos de mi chico es lo que necesito para sanar.

Cuando termina la peli oímos llegar a mis hermanos.

— Hola chicos, ¿qué tal? — Pregunto.

— Hola, ¿qué hay Derek? — Pregunta Sam

— Hola chicos me alegro de veros.

— Igualmente — responde Tom.

— Debería irme ya, ¿estarás bien?

— Sí, tranquilo — le digo con una sonrisa.

— ¿Te apetece quedarte a cenar? — Pregunta Tom — Hemos cogido Kebab.

— Muchas gracias pero...

— No te preocupes, siempre cojo de más, ya sabes que somos de buen comer — dice sonriendo.

— En ese caso, gracias por la invitación.

Nos levantamos del sofá y cogidos de la mano caminamos a la cocina para ayudar a mis hermanos con las bolsas.

La verdad es que se han pasado, han cogido 2 kebab, 3 durum y un montón de patatas fritas. Se nota que les encanta comer.

Ponemos la mesa y nos sentamos a cenar. Estamos en silencio pero Tom no es tonto, nota mis ojos rojos y me toca con el pie por debajo de la mesa.

— Veo que habéis hablado, imagino que te habrá contado la situación.

— Sí, así es — responde Derek.

— Antes de que digáis nada, sí, me da muchísima pena que os vayáis y una parte de mí desea que os quedéis. Pero no voy a interponerme en vuestro camino, si por mi culpa perdéis una oportunidad de oro como esta no me lo perdonaría nunca. Intentad retrasar todo lo que podáis el viaje, siempre y cuando no afecte a vuestro negocio — Derek me aprieta el muslo por debajo de la mesa —, tenéis todo mi apoyo y os deseo la mejor de las suertes. Y... os pido que me hagáis descuento para cuando quiera viajar.

Eso último les hace reír a los tres.

— Cómo has crecido Luna — dice Tom con lágrimas en los ojos.

— Eres toda una mujer — apunta Sam.

Derek no participa mucho en la conversación, pero las pocas palabras que dice llegan al alma de mis hermanos.

— Yo también os deseo la mejor de las suertes, estoy convencido de que os irá de maravilla. Os pediré algo imposible, ya que sois sus hermanos, pero no tenéis que preocuparos por Luna. Es una mujer muy fuerte, capaz de superar cualquier cosa. Y no lo hará sola, estaré siempre a su lado, cuidaré de ella y no dejaré que nada malo le pase. Lo juro.

Ahora quien tiene lágrimas en los ojos soy yo.

Mis hermanos le tienden la mano y se la estrechan. Es un gesto que demuestra que confían plenamente en él. Le dan así la bienvenida a la familia.


— Ahora sí que me marcho — dice cuando terminamos de cenar.

— Vale, ten cuidado y avísame cuando llegues, ¿vale?

— Siempre.

Le acompaño a la puerta y le abrazo, inhalo su aroma y le abrazo más fuerte aún. Él me devuelve el abrazo y me besa la cabeza. Sin romper el abrazo, levanto la cabeza y él agacha la suya para darme un beso. Le he echado de menos y me he dado cuenta de que le necesito más de lo que pensaba.

Me besa la frente y se marcha.

— Preciosa, este chico vale oro — dice Tom mientras sube las escaleras hacia su habitación.

Tiene toda la razón, me asomo a la ventana y le veo marcharse. Vale oro y me siento afortunada por tenerle en mi vida.

Ya he llegado pequeña, todo bien.

Muchas gracias por lo de hoy, necesitaba desahogarme aunque no lo supiera. Normalmente siempre me guardo todo para mí, no estoy acostumbrada a contar nada. Por eso te agradezco tu paciencia y prometo ser más abierta de ahora en adelante.

Tengo que aprender a no encerrarme en mí misma. Confío plenamente en él.

Todo a su tiempo, no te fuerces. Y sobre todo, no me des las gracias. Siempre estaré ahí para ti.

Le mando un emoticono con un corazón rojo y cierro los ojos. Me imagino que está a mi lado, abrazándome y me quedo dormida recordando su olor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro