Capítulo XLIV

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Mi ánimo mejora de golpe cuando entro en el gimnasio y veo que no hay obstáculos, sino dos porterías. El fútbol no se me da demasiado bien, pero tampoco muy mal, así que estoy contenta.

— Venid aquí — dice la profesora Robins —, voy a decir los equipos. En el primero: Derek, Alan, Tony, Luna, Jessica, Luke...

Desconecto en cuanto oigo ese nombre. ¿En serio? ¿Me ha tenido que tocar con Luke? Sabía que en algún momento iba a pasar, ya avisó que iba a ir rotando los equipos. Al menos de momento está siendo buena y no me está separando de Derek. Se lo agradezco.

— Segundo equipo: Justin, Karen, Katy, Lucio, Mary...

Miro a Katy, está enfadada porque le ha separado de Alan y encima le ha tocado con Karen y Mary. Al menos tiene a Justin y Lucio como respaldo, pero no va a ser suficiente. Sólo espero que la hora pase rápido.

— Os dejo a vuestra elección las posiciones, juntaos y repartidlas — dice mientras va a buscar su silbato y se pone en medio del campo.

— Me pido portería — dice Tony.

— Yo defensa — dice Alan.

— Delantero — anuncia Derek.

— Aquí sólo hay un delantero y soy yo — dice Luke con tono autoritario.

— Hay más gente en el equipo, ¿sabes? — Le digo levantando una ceja,

Él sonríe con chulería. — Me da igual, seré el único delantero y no hay más que hablar.

— Pues vale, haz lo que te de la gana, yo seré lateral — dice Derek con aburrimiento.

— Central — digo yo.

Se terminan de repartir las posiciones y la única que no ha hablado ha sido Jessica.

— ¿Dónde me pongo yo? — Dice insegura.

— ¿Sabes jugar? — Le pregunta Derek.

— No...

Al momento la interrumpe Luke. — ¿Ella qué va a saber? Sólo sabe mover los pompones y ya está. Las animadoras sólo hacen eso, ni son buenas estudiantes ni jugadoras.

Parece que a Jessica le ha dolido ese comentario, la ha dejado como una inútil y seguro que no es así.

— Es decir, que tu novia es tonta — según digo eso me mira y abre la boca para contestar pero no le dejo —, muy bien, aclaradas las cosas entonces. Jessica, ponte conmigo de central. Cuando te llegue un balón pásalo al compañero que tengas más cerca y listo.

Ella asiente sonriendo. Me da pena, no debería por los comentarios que hizo sobre mí, pero no puedo evitarlo, de lo buena que soy parezco tonta.

La profesora toca el silbato y empieza el partido.

No toco mucho el balón, Luke está empeñado en demostrar que es el mejor así que le dejo, le hacen faltas y le quitan el balón constantemente pero no le defiendo, que lo haga él solo.

Gracias a Tony no nos meten goles, es un buen portero. Luke cambia de táctica y consigue meter un par de goles él solo, lo hace a base de llevarse por delante a todo aquel que se pone en su camino.

Cuando saca Lucio desde portería, Luke coge el balón y al ver que Mary pone morritos, se deja quitar el balón por ella.

Intenta llegar a nuestra portería pero no lo consigue, le quito el balón, se lo paso a Derek y juntos vamos a la portería contraria. Me lo pasa, le mando el balón centrado y marca. ¡GOL! Viene y en un abrazo me levanta por los aires. Este chico sabe animarme hasta en mis momentos más oscuros.

Así estamos un rato, hasta que Luke se cansa y empieza a hacer faltas a sus propios compañeros de equipo para conseguir que Mary llegue a portería. Le pone la zancadilla a Derek y éste la esquiva, pero le empuja y cae al suelo. Me acerco enseguida a ver si se ha hecho daño, pero le duele más la rabia que siente que el golpe.

— ¿Estás bien? — Le pregunto mientras me agacho a mirarle.

— Sí nena, no te preocupes. Este tío es gilipollas — dice mientras se levanta.

Me levanto con él y veo que va cubriendo a Mary para que llegue a portería. Miro a la profesora pero justo en ese momento no está mirando, está revisando unos papeles, debe estar corrigiendo exámenes. Mary tira a portería y Tony para el balón. Mary casi se echa a llorar, menuda teatrera.

— Oye tío, ¿por qué no dejas que meta gol? — Dice acercándose a Tony.

— ¿Perdona? — Responde indignado.

— Sí, que la dejes marcar. No te cuesta nada.

— No tío, no la voy a dejar — acto seguido se ríe y Luke le empuja.

— Debería daros vergüenza, qué tenéis, ¿5 años? — Digo señalando a la parejita del año. — Dejaos ya de gilipolleces y vamos a jugar de verdad.

Vuelvo a mi posición y continúa el partido. Ellos me buscan, de una manera exagerada pero yo paso, hasta que Mary envía un balón directo a mi cabeza.

— ¡Luna cuidado! — Grita Derek.

Lo esquivo justo a tiempo y en cuanto me enderezo voy a por ella.

— ¡¿Se puede saber que coño te pasa?! ¡Estás loca! — Le grito, estoy perdiendo los papeles.

— Mire donde mire siempre estás tú, tienes la mala manía de estar siempre en medio — dice con chulería.

— Mary no me toques los coj... — Digo acercándome más a ella pero Luke se interpone entre las dos.

— Atrévete a acabar la frase — dice desafiante.

— Que no me toquéis los cojones — digo desafiante yo también. Derek se pone en medio de los dos pero me asomo por un lado. — No te tengo miedo — le digo ante su mirada asesina.

— Deberías.

— No te pases — dice Derek mientras le fulmina con la mirada. Es un chico que no quiere problemas pero sé que se está conteniendo para no darle un puñetazo. Si continúo sé que se lo dará, así que prefiero cogerle del brazo y apartarnos.

— ¿Qué está pasando aquí? — Dice la profesora Robins acercándose.

— Nada, hay gente que no sabe jugar en equipo — digo mientras nos alejamos y volvemos a nuestras posiciones.

El resto del partido lo paso viendo cómo el equipo contrario nos da una paliza, pero me da igual, están ganando limpiamente esquivando además todas las faltas que Luke les hace.

Sinceramente sólo corro por el campo, toco el balón de vez en cuando pero enseguida lo paso, estoy totalmente desconectada.

Cuando la profesora toca el silbato anunciando el fin del partido y de la clase, me marcho al vestuario sin hablar con nadie. No estoy pasando por un buen momento, estoy muy agobiada por mis hermanos y encima esos dos no paran de buscarme las cosquillas. Tengo mucha paciencia pero estoy a punto de explotar y no de buena manera. Cualquier día de estos le soltaré tal guantazo a Mary que le haré la cabeza giratoria.

En el vestuario, Katy intenta sacar tema de conversación pero no lo consigue, me ducho, me visto y me voy.

A la hora de comer estamos todos sentados en la mesa, están hablando animadamente pero no participio en la conversación. No he probado bocado, no tengo hambre.

— Pequeña, tienes que comer — me susurra Derek.

— No tengo hambre.

— Lo sé, pero debes comer algo — insiste.

Pincho un par de macarrones con el tenedor y me los llevo a la boca, Derek sonríe y me pasa el brazo por los hombros. Como un par de bocados más y dejo de comer.

Al final del día, salgo de clase y voy  camino al coche pero Katy me frena.

— Nena, ¿estás bien?

— Sí, no te preocupes.

— Luna...

— Katy, estoy bien. — Vale, he sonado muy borde y me arrepiento al momento. — Perdóname nena, no estoy en mi mejor momento, prefiero irme a casa. Mañana te veo, ¿vale?

Nos damos un abrazo y me encamino al coche. Ella se queda a ver entrenar a los chicos.

Cuando llego a mi coche, Derek está apoyado en él, esperándome.

— ¿Te quedas a ver el entrenamiento?

— Lo siento pero prefiero irme a casa — digo en un susurro.

— Vale — me levanta la cabeza, me mira a los ojos y acto seguido me da un abrazo. Me estrecha fuertemente contra su pecho y yo inhalo su aroma. Respiro hondo y le abrazo fuerte yo también.

— Mañana te veo, ¿vale? — Le digo dándole un beso. Él me devuelve el beso y me da otro en la frente.

Me voy sin decir nada más. Sé que no es justo para él, pero cuando me ha mirado a los ojos ha visto mi interior, sabe que no estoy bien. Me está dando espacio y se lo agradezco.

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