Capítulo XXVIII

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Lo único que deseo es estar contigo. Han sido esas sus palabras, ¿no? Las repito en mi cabeza una y otra vez porque no me lo creo. Es decir, sí me creo que lo haya dicho pero no me creo que me esté pasando esto a mí.

Le miro con los ojos muy abiertos y veo que tiene una sonrisa nerviosa en su preciosa cara.

Ya me pasó esto una vez y fue todo mentira. No puedo volver a pasar por lo mismo.

Yo también quiero estar con él y deseaba con todas mis fuerzas que este momento llegara, pero ahora que ha llegado... No sé qué hacer o qué decir.

Es fácil Luna, sí o no, no es complicado.

Sí es complicado, para mí sí lo es.

Mírale, es precioso, es alto, rubio, con unos profundos ojos azules y un cuerpo que parece que lo ha esculpido dios. Y ahora mírame a mí. No pegamos, no tengo cuerpo atlético, no soy tan alta como él y... Basta Luna. No empieces. No dejes que tu pasado marque tu presente.

— Me gustas mucho Luna.

Y tú a mí. Pero no me salen las palabras para decírselo.

— Dame una oportunidad.

Siento que se me van a llenar los ojos de lágrimas y me tenso entera.

— Te protegeré de quien quiera hacerte daño. Sólo dime si quieres salir conmigo.

En ningún momento su voz es forzada, ni hay signo de que esté perdiendo la paciencia, al contrario. Cada vez se acerca más a mí, me agarra las manos con suavidad y su mirada es de puro amor.

Por fin encuentro el valor para hablar,

— Claro que quiero estar contigo.

— Pues para mí, oficialmente eres mi novia — dice sonriendo.

Yo sonrío también y al ver que por fin he conseguido reaccionar, se acerca y me besa.

Es un beso suave, lento y como la otra vez, me pide permiso con su lengua para acceder. Sonrío y soy yo quien profundizo el beso. Pasa sus brazos por mi espalda y me atrae más a él. Estamos completamente pegados y siento su corazón latir a mil por hora. No quiero romper el beso, sabe a chocolate y su olor... Su olor me atrapa, es como una droga para mí.

No mueve sus manos de mi espalda pero sólo con este beso ya siento que me derrito, tengo que juntar las piernas porque siento un calor y un cosquilleo que... Que creo que mejor paramos.

Bajo el ritmo hasta que nos separamos, sonrío y le doy un pico.

La verdad es que no sé cuanto tiempo ha pasado porque cuando me doy cuenta ya está atardeciendo.

— Ven, demos un paseo.

Nos levantamos, pasa su brazo por mi hombro y me atrae hacia él. Yo le paso mi brazo por su cintura y ante el gesto él me da un beso en la cabeza.

Me gusta caminar así, me siento arropada, protegida y siento que nada puede hacerme daño.

Aún no me creo lo que acaba de pasar.

Parece que fue ayer cuando le vi por primera vez, en aquella mesa y con ese grupo al que bauticé como séquito de gilipollas. Y míranos ahora.

Estoy viviendo mi propio cuento de hadas, sólo espero que tenga final feliz.

De momento a la bruja mala del cuento ya la hemos derrotado, o eso creo.

Pasamos por un puesto de helados y Derek compra dos, uno de turrón para él y otro de chocolate con leche para mí.

Me lleva a la zona de la cascada y nos los comemos sentados en la piedra mientras oímos el agua caer.

Es un parque precioso.

Ya casi es de noche y está empezando a refrescar, así que decidimos irnos.

Cuando ya estamos en el coche, Derek posa su mano en mi muslo y yo le hago caricias con el dedo.

— Mis hermanos quieren invitar a tus padres este fin de semana a cenar en casa. ¿Crees que les apetecerá?

— Claro que sí. Te adoran y están deseando conocer a tus hermanos.

— Vale pues el próximo día que les vea se lo digo. ¿Y a ti te apetece?

— ¿También estoy invitado? — dice mientras me sonríe.

— Pues claro, Katy y tu también lo estáis. Pero de Alan no han dicho nada, ¿crees que Katy querrá venir igualmente?

— ¡Vaya pregunta! Pues claro que sí. Eres su mejor amiga y, antes de empezar con Alan, sólo tenía ojos para tu hermano Tom. Desde aquella noche que le conoció no paró de hablar de él.

— ¡No te creo! ¿En serio?

— Y tan en serio. — Me encanta cuando se ríe. Es una risa tan adorable.

— Qué fuerte — me río yo también. — Aunque no es de extrañar, Tom es muy guapo. Recuerdo la época que estuvimos viviendo en Hawaii. Sabes que allí siempre hace calor y pasábamos mucho tiempo en la playa. Imagínate, todo el día bronceado y sin camiseta. ¡Tenía a las chicas loquitas!

— Vaya, no me le imagino así.

Sé por qué lo dice. No le conoce bien. Y en la cena, entre el interrogatorio que le hicieron y la conversación que tuvieron después... Es normal que le parezca un hombre serio.

— Ya verás cuando le conozcas mejor. Al principio es un poco serio pero cuando coge confianza es otra persona completamente distinta.

— Estoy deseando conocer esa parte suya. Si tus hermanos son tan divertidos como tú entonces vamos a llevarnos muy bien.

Me alegra oír eso. Que mi novio y mis hermanos se acepten es muy importante para mí.

Mi novio... Qué bien suena eso.

No puedo evitarlo y sonrío. Sonrío de tal manera que me duele toda la cara pero me da igual, ahora mismo me siento la persona más feliz del planeta.

— ¿En qué estás pensando? — Me dice mientras me mira de reojo.

— En lo que van a pensar Katy, Alan y Justin cuando lo sepan.

— Pues... Se van a alegrar. Y nos van a felicitar, ya lo verás.

— ¿Tú crees?

— Pues claro. Sobre todo Katy. Lleva un tiempo diciendo que dé el paso y te pida salir. — Le miro con curiosidad. — Parece que eras la única que no se daba cuenta de cómo te miraba. Es normal ya que apenas me conocías, pero como te conté antes, fue conocerte y cambiar por completo mi forma de ser. Te buscaba por todas partes cuando no teníamos clase juntos. Cuando entrenaba miraba todo el rato a las gradas por si te veía aparecer. Y buscaba cualquier excusa para incluirme en vuestros planes.

— Lo siento no me di cuenta de nada de eso. Al contrario, pensé que nunca tendría una oportunidad contigo por... bueno, ya sabes... comparándome con Mary...

— Nunca te compares con ella ni con nadie. Eres especial pequeña, eres diferente a las demás. Para mí eres preciosa, la chica más guapa que jamás he visto. Además, sólo a ti puede quedarte bien la ropa de camuflaje.

Me río ante ese comentario pero tiene razón, tengo que aprender a valorarme más. Estoy en ello pero no es fácil.

Aparca el coche delante de mi casa y me acompaña a la puerta.

— Gracias por quedar hoy conmigo, me he quitado un gran peso de encima y me lo he pasado muy bien — dice mientras coge un mechón suelto y lo pasa por detrás de mi oreja.

— Gracias a ti por invitarme hoy. La comida estaba buenísima.

— Sobre todo las croquetas — dice riendo.

— Sí, con eso me has conquistado del todo.

— Tendré que darle las gracias a tu hermano por ese consejo.

Al decir eso, oímos ruidos al otro lado de la puerta. Derek se pone alerta y me coge la mano con fuerza.

— Tranquilo — le susurro — son mis hermanos. Son un par de cotillas.

Se relaja al instante y se ríe bajito.

Apoya su frente en la mía y se muerde el labio. Está tan sexy ahora mismo...

Me da un último beso en los labios y me dice que nos vemos mañana.

Antes de irse, me da un beso en la frente y les dice adiós a mis hermanos.

— ¡Adiós chicos!

— ¡Adiós Derek! — gritan mis hermanos tras la puerta.

Me despido de él y entro en casa.

— ¡Vosotros, par de cotillas! — Grito y mis hermanos asoman la cabeza por la puerta del salón.

Oigo el motor arrancar, ya se va.

Ellos salen corriendo, me cogen de las manos y me sientan en el sofá.

— Cuéntanos todo, TODO TODO — dicen los dos.

Y se lo cuento, TODO TODO como dicen ellos. Me escuchan sin interrumpirme, de vez en cuando sueltan algún ooh, o un qué bonito, pero no me interrumpen.

Cuando termino mi relato ambos están sonriendo de oreja a oreja.

— Dale una oportunidad Luna, es tan romántico — dice Sam poniendo ojitos.

— ¿A ti te apetece estar con él? — Me pregunta Tom.

— Sí, claro que sí.

— Entonces no lo pienses más, dale una oportunidad y a ver qué pasa.

Mi respuesta es una sonrisa tan grande que me levanto y les doy un abrazo a los dos. Soy tan feliz ahora mismo.

Les digo que voy a irme ya a la habitación, después de todo lo que hemos comido en el restaurante y el helado de hace un rato ahora no tengo hambre.

Me pongo el pijama y enciendo un rato la tv. No veo nada en particular porque no me concentro, sólo repito en mi cabeza una y otra vez lo que ha pasado hoy, sigo sin creérmelo.

Decido mandarle un mensaje a Katy. A estas alturas seguro que ya lo sabrá porque le habrá hecho un tercer grado a Derek, pero aún así quiero contárselo yo.

¿Café mañana a las 7.00h?

Me contesta al instante.

Hecho nena.

Hace ya un poco de fresco así que me arropo con la manta, apago la luz y pongo un canal de dibujos.

Estoy quedándome dormida cuando siento la vibración del móvil.

Buenas noches pequeña.

Me encanta que me llame así. Le contesto al momento.

Buenas noches pequeño.

Le pongo al final un emoticono de un beso y se lo envío.

Me quedo dormida pensando en el chico de ojos azules que ha descolocado mi mundo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro