— ¿Cómo se siente, hyung? — llamó Ni-Ki a través del teléfono cuando la voz de Sunoo respondiendo su llamada apareció —. ¿Qué tal el doctor? ¿Ya puede ir a la escuela? Lo extraño...
— Excelente, bueno, realmente no lo sé. Hoy en la mañana estuvimos ahí mamá y yo, cuando terminaron mis estudios, el doctor la llamó a su oficina. A mí me dejaron fuera un rato.
Sunoo suspiró, seguía algo confundido. Cuando su madre salió del consultorio parecía que el alma le había salido del cuerpo, y, en el camino de regreso a casa, le ofreció comprarle lo que quisiera, lo que sea.
— Umh... Entonces, ¿puedo visitarlo ya?
Tras carraspear y toser un poco, el mayor hizo un sonido dando respuesta positiva. Se seguía sintiendo algo enfermo pero, siendo sinceros, eso era de todos los días.
Entonces Riki colgó la llamada y en cuestión de minutos ya estaba tocando la puerta de la casa Kim.
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