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           Oficina
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Las mirada de todo el Gran Comedor fueron hacia nosotros cuando bese a Cédric, el equipo de Quidditch nos veía detalladamente y el mejor amigo de Cédric, Manuel comenzó a gritarnos y echarnos porras, muchas comenzaron a gritar emocionados mientras otros chiflan con todos, se hizo un revuelto en todo el Gran Comedor.

Pero no todo era felicidad muchas chicas de diversas casas me miraban de mil maneras y no de bonita forma que digamos, debo admitir que él es muy atractivo y que casi todas «no generalizo» lo encontraban guapo.

Por otra parte, debo admitir que el besa bien, el beso fue lindo, no como lo que acostumbró, pero lindo. Aunque una parte de mi estaba confundida, me estaba besando a mi mejor amigo, el chico que menos imaginaba, el chico que me pidió matrimonio a los 6, el chico que tomaba mi mano cuando me daba miedo algo, el chico que me amo como nadie, el chico que siempre estuvo para mí no importaba la hora, el mismo que me abrazaba cuando mi padre me despreciaba.

Mi persona. A él le confío mi vida.

Por otra parte, de igual manera estaba Mattheo, literalmente ayer cuando rechacé a Cédric tuve sexo con él, no importaba lo mucho que quería a Cédric en este preciso momento lo estaba dañando.

El beso duro más de lo previsto y todos nos miraban.

¿Qué mierda estoy haciendo? ¡Sepárate estúpida!

—Señorita Malfoy...— dice una voz fría que hace que Cédric y yo nos separemos rápidamente y... Veo a Snape con su cara de querer matar a todos a pocos pasos de nosotros.

—¿Profesor Snape?— me acercó a él con la vergüenza en el rostro, sin ser capaz de voltear la vista a ver a los demás o a Cédric.

—Acompáñeme, visitaremos al profesor Dumbledore.— Snape se da la vuelta y comienza a caminar lentamente.

—Claro profesor— camino rápidamente para alcanzarlo no sin antes decirle a Cédric adiós con la mano.

Tengo miedo, tres veces desde que llegué he ido a la oficina de Dumbledore, mis padres me mataran si los vuelven a llamar. En el reglamento dice que está estrictamente prohibido besarse en los pasillos de Hogwarts y mucho menos en presencia de un profesor.

Ya estás muerta...

Gracias por el apoyo.

Antes de alejarnos del todo del Gran Comedor el profesor Snape alzó la voy y...

—Riddle igual venga conmigo.— declara.

¿Riddle?

Mattheo es el único Riddle en la sala...

AHHHHHHHH EL SABE, EL LO SABES SUICIDATE DE UNA VEZ AHHHHH.

¡Dios! ¿Por qué a mí?

Mattheo se levanta de su asiento y pasa a un lado de Cédric.

—¿Le dijiste algo?— pregunta cuando me alcanza.

—¡No!— veo a Snape, pero ni en la vida nos hacías. —¿Tú le dijiste a alguien?— cuestionó.

—Claro que no.— murmura.

—Estamos jodidos...

Camino junto a Mattheo mientras Snape viene frente a nosotros.

Llegamos a un pasillo donde Tom y Draco estaban junto al equipo de Quidditch de Slytherin.

—Ahora estamos más jodidos...— murmura Mattheo viéndolos.

—¿Qué pasó?— preguntan al mismo tiempo cuándo pasamos a su lado.

—No lo sé...— musito insegura.

—Ustedes dos.— dice Snape refiriéndose a Mattheo y yo. —Deben hacerse responsables de una situación causada por ustedes mismos.— sigue caminando como si nada.

Yo le doy una mirada significante a Draco el cual asiente rápidamente.

Mattheo y yo nos alejamos de ellos llegando a dónde Snape.

—¡Llamaré a papá y mamá!— grita Draco y yo asiento.

—¡Gracias!

Después de unos minutos caminando en profundo silencio llegamos a la oficina de Dumbledore pero en vez de entrar Snape nos señala el piso.

—Esperen aquí.— sin decir más entra a la oficina y yo me siento en el piso.

—¿Qué pasó con Diggory?— pregunta Mattheo sentándose en la pared frente a mí.

—Eso no es de tu incumbencia...

—¿Por qué eres así?— pregunta. —No te entiendo...

—Cédric es mi persona... Nadie es como él y nunca nadie lo remplazará... Si matará a alguien a él sería a quien llamara para esconder el cadáver.— sonrió. —Probablemente me diría algo como que no es mi culpa y comeríamos fresas y moras...

—¿Tanto cariño le tienes?

Bajo la manga de mi playera dejando ver varios moretones y cicatrices.

—Él siempre me ha ayudado...

—¿Te cortas?

—Lo hacía, tener una familia no lo hace mejor...

—¿Quién lo sabe?

—Nadie, solo tú y él, puedes sentirte especial.

—¿Tu madre?

—Estos moretones los hizo a quien tiene de esposo, quién yo debo llamar papá...

—¡¿Y no lo sabe?!

—No, y no lo sabrá.— limpió la lágrima que salió de mis ojos.

—¿Desdé cuándo?

—¿Cuándo no lo hizo?— digo. —Empezó cuando me enteré de que tenía una aventura... Tenía 13 o 14... Los años anteriores solo eran golpes leves...

—¿Nunca se lo dirás a tu madre?

—No, nunca. — aseguro. —No le digas a nadie.

—¿Estás bien?

—Si, estoy bien.— limpió mis lágrimas. —Una Malfoy nunca llora.

—¿Qué?

—Nada solo... Esperemos a Dumbledore.

Jajajja que ilusa. Claramente eso no paso.

Cállate eso sí paso, pero no sé qué pasó luego que terminamos peor jeje.

Lo que pasó después fue... Inusual...