Flashback

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Unos días antes de que Adrián raptara a Sofía.

Cementerio Municipal, Caracas.

—¿Por qué quieres su alma para la eternidad?, dame un argumento lógico.

—Ella es mía, Azrael, ¿crees que puedes quitármela? —Sorian se le enfrentó.

Era una noche fría, llena de neblina, en la que Azrael, sentado en una lápida, había aceptado hablar con Sorian sobre un "asunto importante", sus grandes alas negras se veían imponentes en la noche, eran incluso más grandes que las de cualquier caído.

—¿Me estás amenazando?, cuida tus palabras, sabes muy bien para quién trabajo.

—No tienes que molestarte por un alma, ¿acaso no hay ya demasiadas? ¿Qué más da una menos?

—¿Qué ofreces por ella?, aún no has hecho tu oferta.

Sorian supo que no podía negociar con el ángel de la muerte, así que se alejó de aquella tumba y se dirigió fuera del cementerio, dejando a Azrael sin una respuesta. Había cometido un error al intentar negociar aquella alma con el dueño de todas, porque al parecer debía hacerle una ofrenda, aun cuando esa alma carecía de custodio, y realmente no tenía nada que ofrecer. Además, ¿qué se le podría ofrecer al ángel de la muerte si todas las almas tarde o temprano llegan a él?

—¡Lucas! ¿Estás listo?, ¡vámonos! —dijo molesto.

Lucas, quien estaba esculpiendo una calavera para hacer una espada mientras esperaba sentado en una tumba, lo miró con sorpresa.

—¿Ya terminaste? —Estaba bastante malhumorado. No le gustaba perder su tiempo.

—Dije que ya. Vámonos. —Empezó a llover, así que Lucas se quedó mirándolo y lanzó la calavera hacia atrás. Con actitud despreocupada desplegó sus alas y saltó hacia él.

—¿Y bien?

—Sofía es mía. Él no me la va a quitar.

—No estoy tan seguro de eso, ¿por qué ella es tan importante?, ya has recolectado muchas almas para dárselas a Sulus.

Sorian sacó de su bolsillo un diamante muy hermoso, azul y brillante.

—¿Mantendrías cautiva a la que te hizo perder la cordura porque quiere ir con otro?

—Pues —Se encogió de hombros—. Sabes como soy, yo la mataría. De hecho, cuando encuentre ya sabes a quién... eso haré.

—Lucas, ella no está viva, deja de buscarla —dijo haciendo un ademán de desprecio con la mano.

—No... siento que está viva, o que está por nacer. —Lucas también buscaba a una chica.

—Entonces búscala y mátala, pero no fastidies con eso nuevamente, tienes años detrás de una chica y jamás la has encontrado —Hizo una pausa—, ¿quieres saber por qué ella es tan importante?, porque si obtengo el alma de mi custodiada, eso me daría mucho más poder Lucas, pero más allá de eso... la deseo por la eternidad.

—¿Cómo dejaste que te la quitaran si ya la tenías?, eso no me hubiera pasado a mí, ¡vaya idiota! —Desplegó sus alas negras y enormes para perderse en la oscuridad del cielo.

Sorian ni se molestó en responder, Lucas era reactivo y agresivo. Observó aquel diamante y vio reflejado el rostro de Sofía sonriendo... suspiró. La quería de dos formas, quería consumir su alma para siempre, y al mismo tiempo, que ella fuera parte de él. La amaba de una forma perversa, había cruzado los límites para tenerla. Había robado infinitas almas, y solo le faltaba una muy importante para ser más poderoso, pero se dio cuenta de que no servía de nada tenerla si ella no lo quería. 

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