Capítulo 58

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Cinco segundo más y Kai habría acabado con mi vida sin más testigos que Morgan y el encapuchado. Sin embargo, Kai no fue consciente de lo que estaba haciendo o al menos eso era lo que me repetía constantemente. Él era una víctima más. Una de las tantas marionetas de Morgan.

Cuando abrí los ojos, la biblioteca estaba vacía. Volví a mi habitación por mi propio pie pero las piernas no dejaban de temblarme. Mi pecho se sacudió cuando miré las marcas rojizas de mi cuello frente al espejo del cuarto de baño. Me saqué el vestido con cuidado y mi pelo cayó a mi alrededor, cubriéndome las heridas. Miré mi reflejo y recordé lo que había sucedido esa misma mañana. El recuerdo que recuperé explicaba muchas cosas, pero todavía quedaban muchas piezas sueltas que necesitaban ser encajadas cuanto antes.

Masajeé mis sienes mientras giraba sobre mí misma y encendía el grifo de la ducha. Cuando mi piel entró en contacto con el agua, me estremecí. La calidez cubrió mi cuerpo, abrazándolo y llevándose el frío que lo sacudía.

***

Abrí los ojos al sentir una suave brisa sobre mi rostro. Estaba soñando. Después de ducharme me vestí con mi conjunto habitual, pero me puse una camisa de cuello alto para ocultar las marcas de mi cuello.

—Te estaba esperando—dijo una voz a mis espaldas—¿Cómo te ha ido el día?

Mi corazón se sacudió ligeramente cuando nuestras miradas se encontraron. Carraspeé antes de hablar y cuando lo hice, me picó la garganta.

—Podría haber sido peor.

Podría haber muerto.

—Hmm—dio un paso hacia mí y frunció los labios—¿Qué tal si me cuentas lo que ha pasado mientras damos un paseo?—me tendió su mano, invitándome a cogérsela—. Tengo algo que enseñarte.

—¿Qué es?—pregunté dudosa.

—Es una sorpresa.

Cuando nuestras manos se entrelazaron, una pequeña sonrisa tiró de sus labios, pero no tardó en darse cuenta de que algo iba mal..

—¿Estás bien?—dijo mientras analizaba mi rostro con detenimiento.

—Sí—mentí. No quería hablar de ello. Todavía tenía que asimilar que había estado a punto de morir—¿Y qué hay de ti?—pregunté con la esperanza de que no siguiera indagando—¿Cómo están las heridas de tu espalda?

—Las curaste todas, ¿recuerdas?

—Lo recuerdo—asentí y comencé a andar—. No llevas la sudadera. ¿Esta es tu apariencia real?

—No—dijo sin rodeos—. Es solo que no quiero que nos centremos en algo que no tiene importancia.

—Sí lo es, Jared.

—Me parece mucho más importante que tú estés bien.

Capté el brillo dorado de sus ojos cuando me miró y sentí un pinchazo en el centro del pecho.

—Estoy nerviosa por la prueba de mañana. Eso es todo.

—¿Qué es lo que te preocupa?

Deseé poder contarle todo, pero quería hacerlo poco a poco.

—Hoy he conocido el pasado de mis compañeras—confesé.

—¿Has descubierto algo que no te ha gustado?

—Una de ellas cometió un asesinato a sangre fría—su mano se tensó, pero no me soltó.

—¿Sospechas de alguna en concreto?

—Todavía no las conozco lo suficiente. Sé que guardan secretos y que saben cosas que yo no, pero ninguna me parece una posible asesina.

—¿Confías en alguna de ellas?

—Sí—Gwen—. En una.

—Entonces ella es inocente.

Su respuesta me pilló por sorpresa. ¿Por qué decía eso?

—¿Cómo estás tan seguro?

Apretó ligeramente mi mano y los hoyuelos de sus mejillas aparecieron fugazmente cuando sonrió.

—Porque confías en mí.

Lo miré boquiabierta siendo incapaz de negar su afirmación. Tenía toda la razón y yo ni siquiera era capaz de encontrar una explicación para cómo me sentía al respecto.

—Ya hemos llegado.

Dirigió su mirada al frente y yo hice lo mismo. En la lejanía podía ver una luz suave, pero a esa distancia no había forma de saber de dónde provenía.

—¿Qué es eso?

—Tu sorpresa.

Me ubiqué rápidamente y comprendí el lugar al que nos estábamos dirigiendo. El invernadero. O al menos, lo que quedaba de él, porque la noche anterior fue devorado por las llamas.

—¿Pero qué...?

No quedaba ni rastro de la madera quemada. No había carbón, ni tampoco cenizas, pero sí un pequeño edificio se erguía ante nosotros. Las columnas de mármol blanco, que debían superar los dos metros, formaban un gran círculo y una enredadera de trompeta con flores rojas lo cubría todo. La luz de la luna incidía en la parte superior de las mismas y emitía un reflejo resplandeciente.

—Acompáñame al interior.

Si el exterior me dejó atónita, el interior me robó el aliento. Además de las mesas de madera repletas de diversas plantas y flores, Jared había colocado un banco de madera idéntico al que las llamas consumieron.

—Gracias por lo que hiciste anoche por mí—dijo en voz baja—. Además, necesitaba verte sonreír.

Cuando pronunció esas palabras, simplemente dejé de pensar y le hice caso a mi corazón. Me giré hacia él y coloqué mis manos alrededor de sus hombros, abrazándolo con fuerza. No tenía palabras para describir lo que sentía y más aún después de descubrir lo importante que fue para mí ese invernadero. En ese instante, el sentimiento de pérdida que me había acompañado desde la noche anterior se esfumó.

—¿Esto es lo que tengo que hacer para que te lances sobre mí?—su voz fue una mezcla de diversión y sorpresa. Entonces, sus brazos me rodearon y me apretó contra él, haciendo que nuestros cuerpos se alinearan.

—Gracias—murmuré contra su pecho—. No sabes lo mucho que significa para mí.

Un torrente de emociones se extendió por todo mi cuerpo mientras que las lágrimas de felicidad nublaban mis ojos. Su abrazo me mantuvo fuerte, transmitiéndome el calor que tanto necesitaba y que mi interior pedía a gritos. Mis brazos estrecharon su espalda, colocándose justo encima de sus cicatrices. Colocó una de sus manos en mi nuca y con la otra me recorrió lentamente la columna.

—Sí—susurró—. Sí lo sé.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro