2.

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Advertencias: Yoongi!Alfa x Hoseok!Omega. Temática de mafia. Smut. Narración de prostitución. Angst, drama, fluff, y un montón de otras cosas.

...no puedo rechazar la forma en que toma mi mano...

Hoseok tuvo que tomar aire cuando Yoongi soltó su cabello, tosiendo apenas, saliva escurriendo por sus labios, y levantó la vista.

El alfa tenía el rostro algo ruborizado, con sus pupilas dilatadas, emitiendo feromonas de excitación que lo estaban haciendo lubricar. Hoseok notó enseguida lo húmedo que estaba, la forma en que estaba empezando a dilatar, pero trató de concentrarse en el enorme miembro frente a él.

Sacó su lengua, agarrando la polla de Yoongi de su base, golpeando el glande repetidas veces contra ella antes de envolver sus labios alrededor, sintiendo la mano del alfa en su cabello para volver a dirigir las estocadas.

―A-así, bebé... ―susurró Yoongi con la voz ronca―, eres tan bueno...

Gimoteó cuando el glande golpeó su garganta, forzándose a calmar su respiración y sintiéndose más excitado por lo llena que estaba su boca. Si había algo que le gustaba era chuparle el pene a Yoongi porque su miembro era grande, largo y venoso, pesado en su lengua. Mamárselo era tan bueno como cuando lo follaba.

Yoongi tensó sus piernas y Hoseok supo que iba a correrse pronto así que apresuró el movimiento de su cabeza, subiendo y bajando mientras su mano le ayudaba. Iba a separarse para recibir la corrida en su rostro, pero Yoongi gruñó una advertencia.

Hoseok relajó su mandíbula, entendiendo lo que quería, jadeando cuando el nudo de Yoongi comenzó a hincharse entre sus labios. Si había algo que le gustaba al alfa, aparte de anudar en su culo, era anudar en su boca. Siempre decía lo mucho que le gustaba ver sus mejillas hinchadas por su nudo, casi como si fuera una ardilla con su boca llena de nueces.

Sus ojos estaban llorosos cuando chocó con la mirada oscurecida del alfa, sintiendo el dolor en su boca por el nudo, y el semen desbordaba de sus labios por la cantidad que no podía tragar. Su interior se contrajo en el vacío, ansioso por tener el nudo allí.

Diez minutos después pudo alejarse respirando a bocanadas, lloriqueando cuando Yoongi acarició su mejilla sucia.

―Lo hiciste bien ―alabó el alfa―, te portaste bien, Hoseokie.

―¿Me darás una nueva tarjeta de crédito, papi? ―preguntó Hoseok con la voz temblorosa debido al tiempo que estuvo con la polla de Yoongi metida en su boca.

―Mmm... ―Yoongi se extendió para agarrar un pañuelo y así limpiarse. Una vez estuvo listo, guardó su pene en sus pantalones con expresión perezosa―, no sé, sigues sin merecerlo.

―Papi... ―Hoseok se sentó en sus talones, poniendo ojos llorosos―, por favor...

Yoongi le hizo un gesto para que se pusiera de pie y Hoseok salió de debajo del escritorio, inclinándose y recibiendo el beso posesivo de Yoongi, estremeciéndose cuando el mayor lo agarró de la barbilla al alejarse.

―¿A quién le perteneces, Hopi? ―le dijo en un gruñido.

―A ti, Yoongi ―jadeó con necesidad.

―Entonces...

―No... no volveré a coquetear con tus socios ―mintió, pues sabía que volvería a hacerlo cuando los viera. No entendía por qué Yoongi lo llevaba a esas fiestas con tantos alfas guapos, ¿no lo estaba provocando?

―No te creo ―respondió Yoongi, soltándolo―, así que sigues sin esa tarjeta, Hobi.

Hoseok puso ojos de cachorrito.

―La necesito ―pidió―, vi una cartera bonita, por favor, Yoonie... ―comenzó a dejar besos pequeños en el rostro del alfa, que le seguía observando sin expresión alguna― y me compraré algo para usar cuando llegues... Alfa...

Yoongi apretó su mandíbula, pero Hoseok sonrió ampliamente, sin dejar de besarlo y gimoteando al sentir la mano del mayor apretando su culo.

―Serás mi cena hoy ―le dijo Yoongi, con su otra mano yendo a su billetera para sacar una nueva tarjeta plateada que le entregó.

Hoseok soltó una risa encantada, asintiendo antes de darle otro beso húmedo y ronroneando porque había ganado una vez más.

Una vez se separó, agarró su móvil para ver su reflejo, viendo que seguía luciendo desarreglado. Sólo chasqueó los labios con poco interés. No importaba si el resto de las personas adivinaban que acababa de hacerle sexo oral a alguien, ahora tenía su tarjeta y eso estaba bien.

Además, tanto si lo hubiera hecho como si no, no importaban. Todos sabían lo que hacía desde que olisqueaban su repugnante aroma a omega macho.

―Jungkook te está esperando en el estacionamiento junto a Namjoon ―dijo Yoongi, volviendo su atención a la computadora―. Pórtate bien, Seok.

Hoseok le guiñó el ojo, colgándose su bolso y lanzándole un beso de forma juguetona. El alfa soltó un gruñido.

―Siempre, papi, siempre ―dijo. saliendo de la oficina con rapidez. Saludó a los tres hombres que Yoongi mantenía siempre a su lado y fue apresuradamente hacia donde debía estar Jungkook junto al guardaespaldas.

Yoongi lo había castigado dos días atrás por haberse comportado de forma inapropiada en una reunión que tuvo con unos compañeros de trabajo. Hoseok se había ofrecido con un show para ellos y Yoongi aceptó a regañadientes, pero terminó enojándose cuando, luego de bailar en un tubo de pole dance con unas medias y bragas, se sentó sobre uno de esos alfas.

Yoongi le quitó su vieja tarjeta de crédito, luego de follárselo frente a sus socios para remarcar a quién le pertenecía. A Hoseok no le importaba, no realmente, porque él ya estaba un poco acostumbrado a la posesividad y exhibicionismo de Yoongi. Sólo se enfurecía cuando le arrebataba su preciada tarjetita.

Saludó a Jungkook y se subió al auto seguido de su amigo, que no le preguntó cómo le había ido con Yoongi porque sabía lo que hacían en la oficina de su jefe. Todos conocían a Hoseok ya a esas alturas, y aunque muchos empleados le miraban con desagrado y desprecio, al omega no le interesaba un poco porque seguía teniendo más dinero que esos idiotas.

Puta y todo, Hoseok era más importante porque Yoongi comía de la palma de su mano.

El resto de la tarde la pasó metido en tiendas comprando ropa, joyas, carteras y maquillaje. Sabía que Yoongi se lo cobraría y daba lo mismo, Hoseok lo iba a disfrutar. Le encantaban los castigos del alfa.

Llegó antes que el mayor, subiendo al baño para estar listo cuando apareciera. Se desnudó y bañó, y una vez listo, procedió a elegir qué iba a vestir en esa cena. Sabía que a Yoongi le encantaba cuando usaba vestidos provocadores, así que finalmente escogió un precioso vestido transparente oscuro junto a unas bragas negras. Su cuerpo se amoldaba muy bien a la tela y desde que entró a ese oscuro mundo que se había acostumbrado a usar dichas prendas.

Terminó pintándose los labios, sonriendo al escuchar el auto llegar, poniendo en sus pies unos tacones negros para lucir más estilizado.

Fue hacia el comedor donde la cena ya estaba servida y se sentó en la mesa, girándose cuando la puerta se abrió.

Yoongi lo observó con una ceja enarcada.

―¿No ibas a comerme, Yoongi? ―ronroneó, abriendo sus piernas―. Estoy listo para ti.

―Quiero que todos te escuchen ―ordenó caminando hacia él, desatando su corbata.

Hoseok sonrió, atrayéndolo y sabiendo que cumpliría eso al pie de la letra.

Los primeros meses en que Hoseok estuvo en la mansión de Yoongi dormía en un cuarto individual para él, y cada vez que el alfa terminaba de follárselo, le mandaba a su pieza a dormir.

Pero cuando ya llevaba tanto tiempo allí, Yoongi se acurrucaba contra él para dormir y no le dejaba irse, así que permaneció en esa gran habitación incluso cuando no tenían sexo. El otro cuarto permanecía con sus cosas, sin embargo, Hoseok sólo lo usaba cuando se enfadaba con el alfa.

Hoseok soltó un ruido bajo de gusto al sentir el dedo de Yoongi delineando una de sus nalgas, su boca chupando y mordiendo su muslo izquierdo, dejándole una marca que se vería por días.

―Yoongi... ―murmuró Hoseok―, no puedo más...

―No estoy haciendo nada malo ―contestó Yoongi antes de separar más sus piernas, su dedo ahora moviéndose hacia su entrada cubierta de semen, y lo metió con suavidad, sonriendo al oír el gemido necesitado del omega. Comenzó a hacerle otra marca en su muslo derecho―. Tienes piernas tan bonitas, SeokSeok...

Hoseok se sentía lleno a más no poder porque el alfa había anudado tres veces en su interior e incluso percibía su estómago hinchado con tanto esperma metido allí. Al alfa le gustaba eso, llenarlo hasta el fondo.

Yoongi dejó de molestarlo al sacar su dedo, enderezándose y Hoseok comenzó a chuparlo, probándose a sí mismo. Luego el alfa le besó, volteándolo boca arriba, su mano deslizándose por su vientre duro.

―Quiero un bebé ―le dijo entonces Yoongi.

Hoseok se alejó bruscamente, parpadeando por la sorpresa de esas palabras. Pasados unos segundos, sin poder evitarlo, se rió por la incredulidad, como si hubiera escuchado una idea que no tenía ningún sentido.

¿Qué? ¿Yoongi le estaba pidiendo...?

―¿Qué hablas? ―soltó cuando notó su expresión seria―. ¿Un...?

―Un cachorro, de los dos ―respondió el alfa con calma―, estamos juntos desde hace dos años.

Hoseok se sentó en la cama.

―Estás hablando en serio ―dijo atónito.

―Por supuesto que estoy hablando en serio ―replicó Yoongi―. Quiero marcarte y que lleves a mis hijos.

El omega le observó en incrédulo silencio hasta que sólo volvió a reír, aturdido. Estuvo así unos minutos hasta que notó la expresión dura del alfa, ese claro rostro de "no estoy bromeando".

―Debes estar de joda ―gruñó finalmente, sacudiendo su cabeza―. ¿Un bebé...? ¿Te estás oyendo?

―Lo he pensado mucho ―Yoongi le tomó la mano―. Te quiero.

―No, tú no me quieres ―soltó Hoseok alejándose, poniéndose de pie―. Soy tu puta, sólo te doy sexo fácil, nada más ―tartamudeó un par de palabras más agarrando una bata para cubrir su desnudez, como si de esa forma pudiera cubrir también las palabras de Yoongi―. Un bebé, que tontería más grande estás diciendo...

―¿Tontería? ―Yoongi también se puso de pie―. No lo es, Hoseok, dios...

―¡Soy un omega hombre! ―le gritó Hoseok ahora histérico, sin aguantarlo más―. ¡Soy una lacra, Yoongi, lo sabes bien! ¡Si te doy un bebé, tú sólo vas a abandonarme! ¡Mi único trabajo aquí es ser tu zorra, ambos lo sabemos!

Hubo un silencio entre ellos en donde la expresión de Yoongi decayó mientras que Hoseok apenas podía respirar.

¿Cómo podía pedirle eso? ¿Cómo siquiera podía pensar que era una buena idea?

Hoseok no era nadie: no terminó la escuela, toda su vida se había dedicado a la prostitución, le gustaba el dinero fácil y el sexo. Pero, por sobre todo, era un omega macho que vivía en una sociedad donde eran repudiados por ser considerados una abominación, una rareza, lo peor de lo peor, un error de la creación de Dios. No sólo eso: todos los hijos de omegas machos –los pocos que siquiera conocía, porque todos los omegas machos se cuidaban en extremo para no tener hijos– eran también vilmente tratados.

Y Yoongi no podría cambiar eso.

Hoseok jamás le daría esa vida a un niño si pudiera, porque sería una crueldad enorme de su parte. Un niño merecía amor, estabilidad y preocupación, no dolor. No que le señalaran por ser el hijo de una puta. El omega sabía, en primera fila, lo que era ser rechazado, ignorado y maltratado por la sociedad.

Y él no se lo deseaba a nadie. Menos se lo iba a desear a su propio bebé.

Hoseok lo sabía desde hace mucho: él jamás iba a tener un bebé. Esa vida desgraciada moriría con él, iba a asegurarse de eso.

―Lo siento ―dijo Yoongi con la voz rota.

De pronto, el omega quiso llorar por la situación: era la segunda vez que Yoongi parecía estar proyectándose con él. La primera había sido tres meses atrás, cuando preguntó si podía marcarlo y Hoseok se negó. Eso había provocado, por supuesto, una enorme discusión entre ellos que terminó con el omega yendo a su cuarto para encerrarse allí, negándose a salir por dos días hasta que Yoongi razonara. Al final, el alfa tuvo que tragarse su orgullo y retroceder.

Una parte del menor parecía quererlo, pero Hoseok no era tonto. Los omegas como él no tenían historias felices, finales llenos de magia y amor, porque eran la basura de la sociedad, eran casi monstruos que, si pudieran, asesinarían a la más mínima oportunidad.

Yoongi iba a marcarle para después abandonarlo. Hoseok lo sabía bien.

―Quiero dormir ―susurró Hoseok apenas.

Yoongi asintió.

―No te vayas ―le dijo en tono bajo―, ven a la cama.

Quiso negarse, resistirse, decirle que no, pero una mirada bastó para hacerlo obedecer, porque al fin y al cabo... Al fin y al cabo, Hoseok se derretía por Yoongi.

Se dejó envolver por los brazos del mayor, apenas respirando su aroma, todavía afectado por la situación.

―Realmente te quiero ―dijo Yoongi.

Un instante de silencio.

―Lo sé ―contestó Hoseok y Yoongi no presionó por una respuesta.

Hoseok no iba a contestar porque eso sería condenarse. Él sólo era la entretención de Yoongi, nada más, y no iba a intentar cambiar su destino jamás.

Su destino era ser una puta, no el omega de un alfa. Nunca tendría esa realidad.

¡gracias por leer!

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