Narra Dante

Conduzco por la ciudad, necesito hacer las compras del mes, de pronto freno con brusquedad al ver una chica cruzando la calle a toda velocidad, casi la atropello, unos tipos la van siguiendo. Un momento, ¿acaso es Fiorella?.

Tomo un atajo y la espero al otro lado del callejón, veo que viene corriendo.

-Sube.- le grito para que me vea.

Levanta su mirada y salta la puerta de mi auto quedando sentada, debo aclarar de que es un descapotable.

-Sácame de aquí por favor.- habla alterada y algo cansada.

Acelero dejando atrás a los sujetos, ella mira asustada por los espejos, la llevo hasta una casa lejana que es de mis jefes.

Sale del auto y se sienta observando la vista, mantengo algo de distancia al ver que hay furia en sus ojos.

No sé quién es esta chica pero me vuelve loco, tiene algo en su interior que me hace querer correr peligro a su lado, ella es tan rebelde, es tan linda.

-Estás bien?.- le doy una sonrisa.

-Si gracias a ti, creo que armé una guerra.

-No creo que una chica como tu pueda causar eso.

-No te asusta que el otro día le haya disparado a un hombre?.- me mira fríamente.

-Créeme que he visto disparar a mucha gente, esta ciudad está llena de disparos, la mafia corrompió a este bello lugar.

-Quién eres?.- se para frente a mi.- Me debería dar miedo estar contigo sabiendo que mataste a ese hombre.

-No lo sé, fue raro disparar esa arma, sólo sabía que lo tenía que liquidar porque te iba a hacer daño.

Se acerca lentamente hasta que siento su respiración.

-No necesito que nadie me proteja.

-Te acabo de salvar justo ahora.- la tomo de la cintura, se sorprende.- Yo diría que si me necesitas.

-Apuesto que no.- se muerde el labio.

-Y por qué subiste a mi auto entonces.- acaricio su mejilla.

-Tú te cruzaste en mi camino.- susurra en la comisura de mis labios.

No aguanto y la beso, me sigue a un ritmo desesperado.
Nuestros labios se funden en un beso ardiente y lleno de pasión, nuestras lenguas danzan en un juego erótico. Sus labios son suaves y dulces pero también transmiten ese fuego indomable que arde dentro de ella. Sus manos se aferran a mi cuerpo con fuerza como si no quisiera soltarme, como si temiera perderme.

El deseo se desborda entre nosotros y nuestras caricias se vuelven más intensas y desesperadas. Mis manos exploran su espalda, trazando cada curva y dejando un rastro de electricidad en mi camino. Puedo sentir su cuerpo estremecerse bajo mi tacto, ansioso por más, ansioso por entregarse por completo, debo parar.

-Lo siento no puedo seguir.- intento apartarla.

-Por qué no?.- besa mi cuello.- Acaso no te gusto?.

Me pone la piel de gallina, me da leves chupones.

-No está bien esto.- susurro.

-Lo está.- me besa en los labios.

Enreda sus dedos en mi cabello.

-Me encantas pero no.- la alejo quedando a un metro de distancia.

Ríe moviendo su cabeza.

-Dime por qué no.

-Eres menor de edad, respeto eso.

-Por favor, no soy virgen si es eso lo que te preocupa.- cruza sus brazos.

-Vaya vaya eh.- me sorprendo un poco.

-Tú me deseas y yo te deseo, ambos somos desconocidos, aprovechemos este momento.- pone su mano en mi pecho.

-Ven acá.- hago que se gane como un koala en mi cuerpo.

Nos besamos con todo el deseo que hay entre nosotros, entramos a la casa chocando con algunas cosas, caemos sobre el sofá quedando sobre ella, me quita la polera y besa mi cuerpo, pasa la yema de sus dedos por mi abdomen marcado.

Invado su cuello y bajo mi boca mientras le voy desabrochando la blusa botón por botón, sus suspiros me vuelven loco, doy besos húmedos en sus pechos sin quitar su brasier. De apoco resaltan sus pezones en la tela, sonrío volviendo a su boca, nos devoramos. Siento cosquillas placenteras al darme cuenta que su mano está bajo mi ombligo.
De pronto me empuja y se sienta sobre mi, se toma el cabello mientras mueves sus caderas, creo que ya debe sentir mi erección, se ve tan sexy.

Se detiene al mirar por la ventana.

-Que pasa?.

-Viene un auto.

Me giro a ver y tiene razón.

-Debemos irnos ahora.

Ambos nos ponemos la ropa a toda velocidad y salimos por la parte trasera, la escondo detrás de unos arbustos.
Ellos no me pueden ver con ninguna chica, mis jefes son gente mala.
Están sumergidos en el mundo de la mafia, la droga, trato de personas, etc, nunca debí meterme en esto, ahora ya no puedo salir de aquí.

Me gano en la entrada dándoles la bienvenida, me miran riendo.
Me observo en el reflejo de la ventana, tengo el pelo todo revuelto y un chupón que resalta en mi cuello.

Ay Fiorella, eres todo una diablita.

Dejo que se instalen a discutir sus negocios y me voy a escondidas donde ella, la llevo hasta el auto.
Creo que está algo enojada por la expresión de su rostro.

Conduzco a una velocidad moderada por la carretera, ella solo tiene la mirada fija, odio verla así, de pronto freno brusco haciendo que de un pequeño cabezazo.

-Qué te pasa idiota?.- se queja muy furiosa.

-Se puede saber por qué vienes tan enojada.

-Me sacaste casi volando de la casa y luego hiciste que me escondiera detrás de uno arbustos.

-Eran mis jefes, no les gusta que llevamos mujeres a la casa.

-De seguro era otra chica, yo soy la amante verdad?.

Me río, ella más enojada se pone.

-Sabes algo.- tomo sus manos.- Hace años que no sentía las ganas de estar así con una chica pero tú me tienes loco, no sé de donde saliste, sólo se que me encanta lo misteriosa que eres.

-Me pones de los nervios.- se le sale una linda sonrisa.

Se acerca dándome un beso, acaricia mi rostro mientras lo hace.

-Ven acá.- la tomo de la cintura.

-Me encantaría seguir pero me debo ir a casa.- me aparta ella.

-Eres mala.- doy cortos besos en su boca.

-Me encanta serlo.

Ay esta chica me tiene tan loco.

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Un romance sale de aquí!!