Dos

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Honnie

Meterme en problemas no era tan habitual, solo cuando tenia un mal día, las razones por las que iniciaba una pelea eran variadas, esta vez fue simplemente porque un sujeto me observo mal, no estaba ni cerca de estar ebrio, lo cual me ayudo un poco en mi liberación.

Pero lo importante de esto es que esta vez mi visita a la estación me hizo acreedor a cierto numero telefónico, que esperaba marcar en cuanto llegara a casa.

Arroje las llaves de mi auto a la estantería que tenia en la entrada, me quite la ropa desgarrada desnudándome hasta llegar a la ducha, el agua fría me ayudaba a bajar la hinchazón de los golpes, me quede un poco mirando mis nudillos cortados.

Me tumbe en la cama y no supe de mi hasta la una de la tarde del día siguiente que el hambre me ataco.

Tome mi teléfono y marque mientras cocinaba algo, sonó un par de veces y me mando a buzón.

Hola esta es Ami, deja mensaje después de tono.

Pero volví a marcar, esta vez después del tercer timbre contestaron.

—¿Bueno?

—Muy mal, me das tu numero pero no contestas.

—No puedo creer que lo recordaras —se escucho la risa de alguien mas al fondo.

—¿Estas acompañada? Para si es un chico le digas que no podrás verlo mas, pues alguien diez veces mas interesante a llegado a tu vida.

—Yo juzgare eso, ¿conoces Johns Hopkins University? Salgo a las cuatro.

Colgó después de eso, esta chica quiere jugar con mi cordura, pero no tiene idea en el lio que se acaba de meter.

Me prepare la comida para estar listo a tiempo, la universidad me quedaba a media hora de camino desde mi casa. Debo admitir que tenia tiempo sin interesarme una chica de esta manera.

Pero su mirada me dice que sabe jugar a lo que me gusta y estas oportunidades no surgen todos los días. El hecho de que conozca al jefe de la policía lo hace aun mas divertido.

Llegue diez minutos antes de las cuatro, me estacione a un par de cuadras y me acerque a la entrada principal, salió con un par de amigas, me imagino que eras las dueñas de las risas que escuche. Me acomode un poco al verla traía uniforme de enfermería, su cuerpo se notaba perfectamente en la filipina morada, su cabello castaño estaba atado en un moño perfecto, su cara sin nada de maquillaje haciéndola lucir hermosa.

Las amigas me miraron con la boca semi abierta yo ladee la cabeza y Amelia les dio un codazo.

—Hola —se le ilumino el rostro con una sonrisa —si viniste.

—Lo pediste, aquí me tienes.

Se giro a sus amigas que le jalaban la filipina —Ellas son Ana y Julissa, están estudiando conmigo enfermería, chicas él es Honnie.

—Un placer conocerlas — sabia que sus costumbres son diferentes que las mías, así que estreche su mano, pero antes de saludarlas con un beso en la mejilla Amelia me quito del camino.

—Nosotros nos vamos, las vere luego chicas.

Me jalo lejos de ellas, yo tome su mano y la detuve.

—¿No te da miedo salir con alguien que conociste en una celda?

—No, mi padre es el comisario, se lidiar con criminales.

No sobreviviré este día sin besarla.

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