T.R.E.I.N.T.A

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Jimin suspira, en qué momento decidió abrir la boca con un íntimo amigo del pelinegro, a veces se cuestiona si es realmente tonto o algo por el estilo.

De todas formas se levanta de la cama y camina hacia la cocina, su hermano esta ahí, con una taza humeante entre sus manos, ninguno se dirige la palabra, la discusión de la noche anterior aún mantiene a ambos chicos en guardia.

Jimin le pone algo de comida a Guk, que corre contento hacia su cuenco, el castaño bufa divertido, ¿de verdad que no adoptó a un perro?, por que ese gato tiene de gato lo mismo que un loro, es decir, nada.

Se sirve un pequeño café y se lo bebe casi de un trago, no quiere estar encerrado en casa y las ganas de ver a JungKook incrementan a cada minuto que pasa, se siente como si se hubiese enganchado al tabaco, esa sensación de necesidad que empeora conforme pasan los minutos si no fumas, siente lo mismo, pero con él, como si él fuese ese cigarro que está intentando no fumar.

Al final acaba vistiéndose con lo primero que pilla en su armario, revisa su teléfono, no hay más mensajes y no lee en ningún momento que el mayor no quiere que vaya a su casa, aunque... ¿qué escusa podría poner? se encoje de hombros, algo pensará de camino a la puerta de al lado.

Sale de la casa con lo necesario y llama a la puerta del peli-negro, realmente no sabe qué decir, es tanta la emoción que siente por dentro que no puede pensar en nada más o menos coherente.

La puerta se abre, pero no ve la máscara de JungKook frente a él, sino la de Nam Joon, ¿qué narices?, el peli-violeta le invita a entrar y, cuando la puerta está cerrada ambos se deshacen de sus máscaras, Nam Joon tiene una mueca de preocupación que marea al más bajo, no le da tiempo a pensar demasiado en qué hace aquí el mayor, un fuerte quejido de dolor se escucha por el pasillo.

Los dos miran al pasillo al mismo tiempo, Nam Joon tensa sus labios y los esconde al mordérselos con preocupación, no sabe qué hacer, al parecer a su amigo se le ha olvidado decirle al pequeño castaño que no fuese a su casa hoy.

 —¿Qué-?— Jimin da un paso en dirección a la habitación de la que ha llegado el quejido pero el brazo de Nam Joon le detiene con cuidado.

—Será mejor que no vayas Jimin, vuelve a casa.— el menor niega incrédulo.

—Estás demente si crees que voy a hacer eso Nam Joon, ¿qué ha pasado?— cada vez tiene más miedo y, cuando ve al mayor negar con la cabeza y comienza a caminar junto a él hasta una puerta entreabierta, tiembla de terror.

—Anoche salimos los dos, cuando te dejé en casa, después ambos salimos, él necesitaba quitar tensión y yo no me atrevía a dejarle solo...— otro quejido escapa de la habitación, Jimin no puede evitar mirar por el hueco de la puerta y, lo que ve, le rompe el alma.—uno de los policías a los que enganchamos anoche consiguió escapar de las cuerdas y desatar a su compañero mientras JungKook y yo nos ocupábamos de otros dos, él... agh.— Nam Joon se peina con desesperación, su pelo se mece hacia atrás bajo sus manos. —Uno de ellos me golpeó y JungKook lo vio, iban a clavarme una navaja... pero él se interpuso y recibió todos los golpes que debería haber recibido yo, por suerte no quedó ni uno solo con vida.— las últimas nueve palabras no le interesan en lo más mínimo al castaño, que se tapa la cara con sus manos, intenta respirar con normalidad.

—¿No ha venido su hermana?— pregunta, a sabiendas de que la mujer tiene amplios conocimientos en heridas, pero ve al mayor negar, joder.—¿Has cosido por lo menos la herida?— la respuesta le deja completamente blanco.

—Le he grapado, no tengo idea de coser.— mierda, mierda y más mierda. Nam Joon está arrepentido de no poder ser de mucha ayuda para su amigo, pero por una vez se alegra de que JungKook sea un olvidadizo.

—Bien, toma,— Jimin le entrega sus llaves.—ve a mi casa, al baño y debajo del lavamanos hay un mueble, dentro tengo un botiquín con todo lo necesario, tráemelo Nam Joon.— el menor se ve tan serio y demandante que sorprende al mayor.

—¿Tu hermano no va a poner problema porque entre en tu casa?

—Tú lo has dicho, es mi casa, si te dice algo pasa de él, no creo que se atreva a tocarte.— el mayor asiente y sale corriendo de la casa.                      

Jimin espera a escuchar la puerta principal cerrarse para entrar a la habitación, cuando lo hace se encuentra al peli-negro tumbado, completamente destapado, sin ninguna camiseta y con la herida malamente grabada en su costado, reza porque esa navaja o lo que hubiese sido no haya tocado el pulmón o algo parecido.

Camina con lentitud al mayor, realmente espera una mala reacción por parte del contrario, y tras ver la reacción lo hubiese preferido.

JungKook se siente avergonzado de que Jimin le vea de esa forma, completamente débil y expuesto, sus ojos se inundan de lágrimas,  quiere llorar, quiere abrazar a ese pequeño mochi y que le diga que todo va a salir bien, que la muerte de su querida madre no es el fin y que ella por fin está bien, que ya no sufre por sus dolores y que le cuida de todo mal, porque siendo sinceros, si el lugar de la herida no fuese tan difícil de alcanzar para el ya se la hubiese cosido  el mismo y no tendría dos grapas mal puestas.

Siente las pequeñas manos del castaño quitar las lágrimas que corren libres por sus mejillas y no puede evitar sollozar, le necesita tanto en este momento...

—Voy a por agua fría y una toalla, no tardo. — al escuchar su voz siente dos cosas, amor y preocupación, no sabe como responder asique sólo asiente, intentando contener sus lágrimas, le da igual donde se encuentre su amigo en este momento y, si ha sido él quien a ido a buscar a Jimin debe agradecerle más tarde por ello.

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