Capítulo 2

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Esa noche llegó a su casa exhausto porque aunque no trabajó, buscar trabajo todo el día valía por una jornada laborar de doce horas ininterrumpidas. Sus hyungs estaban encerrados en sus cuartos y no quiso interrumpir la orquesta sinfónica que allí tocaba, por lo que se limitó a comer lo que su cuñado le dejó cocinada tomó una ducha y se fue a la cama.

Estaba inquieto, a su mente volvía su encuentro con el hermoso Park Jimin, se levantó a buscar la tarjeta y la dirección que le había entregado para volverse a esconder bajo su manta. Las contemplaba en silencio una y otra vez. No era por la falta de experiencia ya que él podría ser el mejor en la que fue que se propusiese pero no dejaba de ser extraño. ¿Mayordomo?

Negó por unos segundos tomando su móvil para buscar el nombre que parecía en aquella tarjeta y fue entonces que recordó el porqué de la familiaridad con aquel nombre. Park Jimin solía ser un reconocido ídolo varios años atrás aunque no utilizaba todo su nombre real pero sí recordaba su mención en algunas ocasiones.

Mochi's Entertaiment era también una buena agencia aunque él de eso no sabía mucho. Lo que sí le llamó la atención fue ver a quien una vez fue su cruz siendo parte de los artistas de su compañía. Rió solo recordando los días de adolescente donde solía imitar todos los bailes que Jung Hoseok, alias J-Hope realizaba en sus videos.

No supo en qué momento simplemente dejó de oír su música  o todas aquellas cosas que disfrutaba quedaron en el olvido. Quizás por el paso del tiempo y las obligaciones que iban llegando que no lo dejaban tener tiempo para muchas cosas.

Suspiró agotado mirando el blanco papel con aquella desconocida dirección y a su vez el calendario de su móvil donde tenía marcada la consulta que agendó para su hermano. No podía darse el lujo de elegir, si era como mayordomo definitivamente sería en la casa de alguien pudiente que le pagaría un buen suelto y eso era todo lo que le importaba. Iba ir allá y quedarse con ese puesto sin importar lo que costase. Necesitaba el dinero.

+++

— Necesito que  te sientes y dejes que yo me encargue de todo, serré tu filtro privado y prometo no pasarte nada que sepa que te pueda disgustar. ¿De acuerdo? — El castaño miraba a su mejor amigo y socio algo agotado.

Era la cuarta vez en lo que llevaba de año que él tenía que pasar por esa situación. Eso sin contar, que su amigo había hecho lo mismo y esta era la décima contratación que hacía en siete meses, cosa que de una forma u otra lo afectaba. No como socio, sino porque como amigo, tenía que escuchar sus quejas y apoyarlo.

Jeon Jungkook era un excelente empresario y excelentísimo amigo pero con el tema de los mayordomos, enloquecía a más de uno. Sin embargo, en su empresa era diferente, no comprendía cómo podía ser tan diferente en esos dos sitios.

— ¿Puedes dejar de mirar el reloj? Recién son las diez de la mañana y ya has desestimado a tres personas que se han presentado para el puesto. Seguramente vendrán más, dales tiempo, dijimos que era hasta las doce.

— ¿Qué tan difícil puede ser encontrar un buen mayordomo? Ni siquiera estoy exigiendo experiencia o que sean perfectos. Es que es increíble el tiempo que estamos perdiendo aquí en vez de estar trabajando. — Rebatía caminando de un lugar a otro en el recibidor.

— Jimin y yo te dijimos que contrataras a una agencia que se encargara de esto, puedes tener especialistas que se ocupen de mantener tu casa como deseas. Te podrían haber asignado un mayordomo a preferencia y todo esto estuviese resuelto.

— Ya Namjoon, pero es que no es igual. Se los he explicado muchas veces por muy especializado que pueda estar alguien necesito que sienta esta como su casa y no solamente un trabajo. Quien esté encargado de esta mansión que una vez fue de mis padres y abuelos, tiene que inspirarme confianza. A tu novio y a ti no les importa quien les limpie la casa pero a mí sí. Esa persona tiene que ver por este lugar como si fuera yo, debe encargarse del personal de limpieza y todo lo demás con perfección o lo más cercano a esta.

— Te informo que los robots de tus sueños no existen y una persona capaz de aguantarte dentro de estas paredes tampoco. ¿Piensas que un desconocido puede llegar y de buenas a primeras mostrar amor por algo que no conoce? Eso se cultiva y crece con el tiempo ya sea el amor por las cosas o personas no se da de ahora para ahorita y si sucede, es algo efímero como otros tantos mayordomos que han venido.

El pelirrojo revoleó los ojos, su hyung siempre tenía razón y eso lo atormentaba. No quería alguien que se enamorara y casase con la casa inmediatamente, pero sí que viera ese brillo en los ojos que muestre que quiere y necesita trabajar ahí no solamente por la buena paga. Tampoco quería alguien que viera el sitio como una mina de oro y robaran como lo habían hecho en ocasiones anteriores.

— Ya son las once y no ha venido nadie desde hace una hora. En media hora termina el turno de la señora Choi y después de eso todo quedará desamparado, yo estaré abandonado. ¿Qué sucede si no viene nadie más? No puedo imaginarme lo que haré. — Tamborileó sus dedos sobre la antigua poltrona y se levantó señalando a su amigo. — Otro anuncio, hagamos otro anuncio pero que salga incluso fuera de la ciudad, si es alguien que necesite ser interno permanente, podrá vivir aquí sin problema.

— ¡Cálmate y deja el dramatismo! Por favor, me estás poniendo nervioso. Todos tus mayordomos son internos, solamente duermen fuera de tu casa dos días en los que casi enloqueces porque incluso olvidas que tienen vida y deben salir.

— Ahora el exagerado es otro.

El timbre de la entrada de la mansión sonó y la ama de llaves que llevaba apenas quince día trabajando allí, caminó para abrirle la puerta a un nuevo solicitante que llevó hacia otra sala para que esperara.

— Ha llegado un nuevo solicitante, señor. — Jungkook asintió haciéndole una seña a su amigo para que fuera a encargarse del recién llegado.

— ¿Qué sigues haciendo aquí? — Preguntó observando como la señora permanecía frente a él.

— Acaba de terminar mi último día de trabajo, estoy esperando mi liquidación para marcharme. — Respondió seria, aguantando las ganas de gritarle que finalmente era libre porque, solamente en dos semanas se sintió al borde del asfixio trabajando para ese hombre pero debía guardar la compostura hasta el final.

— Oh sí, sígueme a mi despacho, por favor.

Con cierto pesar, Jungkook vio a su antigua ama de llaves partir pues, seguía sin tener su remplazo porque el último que llegó fue tan deficiente que ni siquiera vio su rostro, Namjoon lo despachó minutos después de su llegada. Suspiró vencido y se giró cuando escuchó las ingratas palabras de su antigua empleada.

— ¡Si no quieres perder la cordura, vete! Renuncia antes de que sea demasiado tarde. — Gritaba la señora a quien fuera que se estuviese adentrando a la mansión sin ser avisado.

Empuñó sus manos molesto, listo para hacerle frente por el atrevimiento pero dejándole saber que se encargaría de todo, Namjoon le impidió salir. Su humor a cada minuto iba empeorando más, era algo que no se podía revertir incluso con el trago escocés que se vertía en ese instante en el que las voces a su espalda se sintieron más cercanas.

Sin voltearse para mirar, salió por la otra puerta evitando tratar con otro posible candidato que no se quedaría. Se sentó en su despacho contemplando el líquido en su vaso como si este fuera la cosa más interesante del mundo antes de beberlo de golpe. Relajante y refrescante a pesar del vapor que quemaba su garganta.

— Jeon... — Con un golpe en la puerta su amigo hizo entrada solo. Lo sabía, ya eran las doce y no lograron contratar a nadie. Descansó la cabeza en la silla cerrando los ojos para escuchar a Namjoon, preparándose mentalmente para irse a la empresa. — El último solicitante viene recomendado pro Jimin.

— ¿Jimin? — Se incorporó abriendo sus ojos. — ¿Lo conocemos entonces?

— No, nunca en mi vida lo he visto pero necesita el trabajo y puede que aún obviando el punto de que viene recomendado por él te agrade. Ya le hice las primeras pruebas y pasó muy bien, lo único es que realmente no tiene experiencia como mayordomo. Quedaría que lo adiestres a tu gusto personal. Solamente te pido que sean condescendiente, no te comportes como un verdugo con alguien recomendado por Park, evitemos su furia.

El menor frunció el ceño confundido, era extraño que Jimin recomendara a alguien. Usualmente él apenas se mezclaba en los asuntos de ellos ya fuera dentro o fuera de la empresa al no ser que hicieran algún negocio juntos.

Se alzó de su asiento con un halo de esperanza y caminó hacia el salón donde el mayor había dejado esperando a su última esperanza del día. Que pasara el filtro de Namjoon ya era una ganancia enorme. Se detuvo en la puerta y estiró su mano para detener a su amigo, advirtiéndole tácitamente que guardara silencio para observar al sujeto.

Fueron varias las soperas que se llevó a primera vista, comenzando porque no esperó a un hombre tan joven solicitando ese trabajo ya que todos los que trabajaron para él rondaban siempre los cuarenta años o más.

Lo segundo y más importante, era la forma en la que este contemplaba y admiraba todo a su alrededor. Sonreía asombrado, acariciando con suavidad varios adornos, se notaba como tenía cuidado pero veneraba de una forma muy particular cada pieza que palpaba. Por un segundo acompañó internamente su sonrisa por veía en él lo que rara vez veía en alguien.

No estaba atraído por lo material aunque era evidente su asombro con su entorno, mostraba sentimiento e interés por cada cosa que veía. Una persona que podría cuidar y amar cada detalle de aquel lugar como lo hacía él.

Su casa había pasado varias generaciones y aunque creía firmemente que terminaría con él porque, siendo homosexual dudaba poder tener un hijo al que heredarle todo algún día, deseaba conservarla y seguir dándole todo el cariño que en algún momento su familia le dio al hogar donde compartieron tan buenas memorias.

Namjoon los contemplaba a ambos algo extrañado, no entendía por qué Jungkook no comenzaba atosigar al chico y permanecía tan tranquilo como si lo estuviese admirando con un semblante tan relajado. Sacó su teléfono para escribirle a Jimin y asegurarse de que efectivamente le entregó su tarjeta a ese chico pero el aparató se le resbaló de las manos y cayó al piso sorprendiendo a los presentes.

Una acusatoria y asesina mirada lo penetró haciéndolo sonreír torpemente mientras se disculpaba. El dueño de la casa apretó fuertemente sus párpados para buscar el control y acercarse al rubio que lo miraba con cierto nerviosismo mostrando una amplia y cuadrada sonrisa.

Kim Taehyung se había debatido por horas la posibilidad de presentarse en ese lugar, ni siquiera le comentó nada a su hermano porque dudaba mucho que le fuesen a dar ese trabajo. No era pesimista pero con la mala racha que llevaba últimamente su optimismo no estaba muy elevado.

Dejando de lado la advertencia que aquella señora le hizo a su llegada, haciéndolo revaluarse el estar allí, todo le parecía increíble. De cierta forma comenzaba a entender porqué necesitaban un mayordomo en aquel lugar, seguramente varios encargados para la limpieza también puesto que era imposible que una única persona limpiara todo el sitio.

Sin embargo, el tamaño y el lujo de aquella residencia no fue lo que más le atrajo, sino la extraña calidez que se percibía de cada una de las decoraciones o sitios por los que pasó. Entendía que el dueño fuese tan quisquilloso con aquello pues realmente él sería igual. Estuvo tan ensimismado en cada detalle que podía observar que no se percató de la presencia de esos dos hombres hasta que el ruido lo sobresaltó.

— Señor Kim, le presento al dueño del lugar, Jeon Jungkook. A partir de ahora él se encargará de hacerte varias preguntas, te mostrará el resto del lugar y en caso de que logres pasar su revisión y se quede, también dará las instrucciones necesarias, todos los detalles que necesites conocer. En caso de pregunta puedes consultarlo.

— ¿Puedes dejarme hablar? — Preguntó el hombre de cabello rojo que había estado todo ese tiempo observándolo de arriba hacia abajo, poniéndolo extrañamente nervioso e incómodo. Namjoon alzó las manos en son de paz e hizo una seña a modo de retirada. — No te vayas aún, espérame en el despacho.

— Como quieras. — Se volteó hacia el rubio y con una cortés sonrisa se despidió, pues realmente dudaba que el chico lo fuera a lograr. — ¡Suerte!

¿Por qué tenía el presentimiento de que se encontraba en un cruel programa de supervivencia donde el mayor reto era ese hombre con quien se quedó a solas? Las miradas de aquella señora y quien no entrevistó parecían claras advertencias para que saliera corriendo en ese instante.

Sin embargo, rendirse no era opción cuando de ese trabajo dependía su vida y la de su hermano. comparado con otros lugares, su sueldo ahí sería mucho más alto y podía tener la certeza de que, sin buscar un segundo trabajo, lograría ahorrar todo el dinero que necesitaba. Debía hacerse con ese empleo, tenía que hacerlo.

— No tienes experiencia como mayordomo, tampoco has llevado una casa antes. ¿Por qué quieres este trabajo? — Preguntó en un tono gélido que hizo que el rubio frunciera el ceño.

— Por el pago, el salario que recibiré tengo entendido que será bueno y lo necesitaré. Este nunca fue el trabajo de mis sueños pero puedo ejercerlo correctamente. Nunca he sido mayordomo, en efecto, mas sí he llevado una casa, mi casa. — Contestó en el mismo frío todo, haciendo que el contrario enarcara una ceja con una diversión no mostrada.

Le parecía un descaro que admitiera que solamente le interesaba el dinero, no era el primero o el último pero al menos era sincero y no daba falso discurso. Lo que lo diferenciaba de muchos era que pese a estar interesado en su salario como cada persona que trabajaba y no tener la más remota experiencia, era su carácter y manera de observar su entorno.

— ¿Sabes que esto es un trabajo a tiempo completo? Si logras pasar las pruebas, prácticamente vivirás aquí y tendrás dos días de descanso semanales aunque no siempre serán corrido. Se ajustarán dependiendo de las necesidades. No obstante, si deseas algún día podrás pedirlo sin problema. Comenzarías a trabajar aquí desde hoy.

— ¿Desde hoy? — Sus ojos se ensancharon al escucharlo puesto que ni siquiera estuvo sopesando la idea de quedarse con el puesto. Aún no lo había hecho pero de igual forma era demasiado repentino.

— ¿Tendrías problema con ello? — Se detuvo a escasos centímetros de Taehyung, mirándolo a detalle sutilmente.

Le parecía un sacrilegio que estuviese realizando ese tipo de trabajo, podía ser una figura pública con esa imagen, modelo, actor... Claro que a él le parecía bien que trabajara para él alguien de buena presencia pero no dejaba de pensar en ese hecho.

— No señor, ningún problema. — Sentenció manteniéndole la mirada, viendo por primera vez sus comisuras queriéndose elevar. — Si logro quedarme con el trabajo, puedo permanecer desde hoy.

— Perfecto. — Le hizo una seña para que lo siguiera y echó andar.

Taehyung quiso mantenerse tranquilo y serio pero no pudo evitar sonreír cuando vio un gigantesco jarrón de antigua porcelana china. No pensó en el precio pues sabía que sería demasiado para soportar, lo único que percibía era la nostalgia de esa obra de arte. En su casa ellos aún conservaban un cuadro que la madre de ellos amaba, deseando siempre poder en algún momento tener algo así de majestuoso.

Nunca pudo obtenerlo, claro estaba, pero la satisfacción que dejaba ver cada vez que contemplaba esa pintura era mágica. Siempre mejoraba su humor y de paso el del resto de la casa. Por eso casi corrió hasta el jarrón que Jungkook tenía, admirándolo a detalle sin atreverse a acercar sus dedos.

— Puedes tocarlo cuidadosamente. — Espetó al darse cuenta de lo que tácitamente sus manos pedían. Quiso sonreír mas se mantuvo serio, contemplando lo que parecían ser el arte moderno y antiguo colaborando. Esa era una hermosa sonrisa. — Estás contratado. — Avisó sorprendiendo al rubio.

— ¿Cómo así? Es decir, me alegro pero y las pruebas que iba a realizarme, no lo entiendo.

— Ya las realicé y ya las pasaste, al menos la más importante de todas. El valor sentimental de cada rincón o adorno de esta casa es lo más importante y eso pareces entenderlo a la perfección. No es algo que se pueda enseñar es algo que simplemente está o no en la persona. — Comentó señalándole el jarrón chino de la dinastía Zhōu. — Mi casa no es un museo pero, como si lo fuese. El mayordomo sería prácticamente el segundo dueño sentimental de todo esto, debe respetar todo y valorarlo de la forma en que tú lo haces.

¿Cómo podía hablar de esa forma manteniendo un semblante de ogro insufrible? Asintió sin saber muy bien qué significaba todo aquello. Ese hombre era raro, demasiado pero, mientras le pagase, no le preocupaba nada más.

— Eso significa entonces que...

— Significa que estás contratado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro