Luego de aquel incidente, Kise sólo ignoraba lo que el moreno decía.

Le dolió saber que su pareja, además de tener el olor de otras omegas, nunca le miraría en su verdadera forma.

La vida no era justa con Kise, pero el aún así era bastante feliz.

Todo siguió así hasta que aquella temida fecha comenzó a acercarse.

Le había comentado a Kuroko que faltaría aquellos días, a lo que él respondió con curiosidad.

-¿Tienes el celo los mismos días que Aomine-kun?- a pesar de que el pequeño no era muy expresivo, Kise notó de inmediato la sorpresa en su rostro.

-no lo se... es coincidencia...- dijo  el rubio evitando el tema, no quería tener alguna confirmación que su pareja destinada fuese el moreno.

Kuroko tampoco hizo más comentarios al respecto.

Los días pasaban igual, Aomine intentaba acercarse al rubio pero este prácticamente corría en cuanto le veía.

Su celo estaba cerca y quería pasarlo con su nueva adicción pero apenas la rubia le miraba y no bastaba decir que ni le dirigía la palabra.

Aomine hervia de rabia al ver que la rubia reía y se abrazaba a aquel beta, pero por más que quiso dejarle en claro que, como su omega, no debía hacer aquello, la rubia le ignoraba y seguía hablando con el chico.

Hasta que la paciencia de Aomine llegó al límite.

-¡¿Por que mierda no me hablas?!- Aomine tenía cada una de sus manos puestas a los costados de la cabeza de la rubia.

-déjame, debo ir a clases- intento pasar por debajo de los brazos del moreno pero uno de estos le tomo por la cintura.

-no te hagas la difícil, Kise- Aomine pego su torso a la espalda de la rubia mientras susurraba en el oído de la chica.

-déjame, Aomine- Kise sentía un extraño escalofrío recorrer su cuerpo al sentir el fuerte agarre del moreno.

-¿Por qué?- la otra mano de Aomine se deslizaba por sus brazos mientras su nariz acariciaba su cuello- pronto estarás en celo, puedo notarlo... ven a mi y déjate llevar.

La lengua del moreno se deslizó por la nuca para avanzar lentamente hasta el lóbulo de la oreja de la rubia.

-¡Hm!- Kise llevo sus manos a su boca para evitar soltar algún otro ruido indeseado.

-¿Ves? Tu cuerpo llora por un alfa y yo estoy dispuesto a hacerlo si sabes jugar con mis términos- Aomine acercó a Kise aún más a su cuerpo y este podía sentir la entre pierna del moreno rozar su retaguardia- si aceptas compartirme con otras, podemos pasarla muy bien.

Aquello trajo de vuelta a Kise a la realidad de inmediato.

-no- se separó de él de inmediato y le miró seriamente- yo quiero alguien que me quiera, no ser la segunda ni tercera, si eso es lo que quieres, búscate a otra.

Sin dejarle responder, Kise se fue de allí dejando a un semi excitado Aomine a punto de tener su celo.

El moreno por unos instantes tuvo el impulso de correr hasta la rubia y llevarle a la fuerza... pero no pudo, su Alfa interno le negó moverse.

Ese día acabo con un muy molesto Aomine que no podía controlar las hormonas que salían de su cuerpo, muchos omegas atemorizados y un omega en especial bastante herido.

Pero Kise no estaba preocupado a esa altura, lo que necesitaba ahora era conseguir sus inhibidores, probablemente su celo llegaría en la noche y no podría salir a ningún lado luego de eso, serían tres días en los cuales no vería a nadie.

En la farmacia le atendió una chica, beta, muy amable, Kise recordaba haber ido en su forma masculina y no recibir el mismo trato.

Llego a su hogar y se cambió de inmediato por su pijama, el cual era una holgada camiseta y unos pantalones que le quedaban un poco largos.

Se sentó en frente del sofá para comenzar a ver televisión mientras devoraba un tarro de helado.

Su cuerpo comenzaba a subir la temperatura de a poco y comer algo frío le aliviaba.

Esa noche, cerca de las dos de la mañana, el calor se hizo insoportable.

Su cuerpo completo estaba lleno de sudor, además de sentir como su entrada liberaba más líquido que antes.

Sabía que aquello se debía a haber encontrado a su Alfa, pero nada podía hacer en ese momento.

Se tocó con la imagen de Aomine en su cabeza hasta que su erección se calmó, tomo los inhibidores y decidió darse una ducha, en la mañana llamaría a Kuroko para decirle que no iría y a su mánager para que no le regañara luego.

Lo que quedaba de noche, Kise no dejó de tener suelos húmedos con él moreno, le imaginaba besando su cuerpo, entrando en el con rabia y anudando dentro de él.

Era el primer celo en el cual Kise se encontraba tan necesitado pero no podía evitarlo.

A una gran distancia, había un alfa que ya se había tocado en más de una ocasión con la imagen de la rubia debajo de él.

Aomine pensaba en los grandes pechos de la rubia, en su esbelta figura, su firme y redondo trasero.

Aomine sabía que no lograría controlar su deseo por ir a ver a la rubia en cualquier momento, pero nunca llegaría si iba por la calle con una gran erección en sus pantalones.

Luego de satisfacer sus deseos, como por cuarta vez, decidió que no podía soportarlo más. Tomo su chaqueta, llaves y teléfono y comenzó su camino hasta casa de la rubia.

Hoy la haría suya, durante los tres días que estuviesen en celo se encargaría de cumplir todas sus fantasías con el cuerpo de la rubia.

Pero su sorpresa fue enorme al notar algo extraño.

Podía oler a la rubia, pero algo era diferente.

De alguna manera había logrado convencer a la beta de recepción para conseguir la llave de Kise y ahora que entraba al lugar comenzaba a buscarla como lobo hambriento.

Entro a una de las habitaciones y vio un gran espectáculo.

El omega rubio estaba en cuatro, con el trasero levantado, dándose placer mientras que Aomine le miraba desde la puerta.

Su cerebro le dijo que se fuera, recordaba el odio por los omegas masculinos... Pero en ese momento sólo le importaba su parte inferior.

-¿Qué? ¡No!- de inmediato el rubio se detuvo cuando vio a Aomine.

-lo vas a disfrutar, omega, y yo también- y sin más Aomine entró en el cuerpo del rubio.

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Se viene la zukulencia jejeje

Un detalle, aquí, no se en otras historias, las parejas destinadas tendrán su celo el mismo día, cuando suba la guía, que aún estoy editando, lo explicaré en más detalle.

Un abrazo!!