Confesando(20)

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-¿qué has dicho?- hablo la mujer aun mas molesta que antes.

-lo que has escuchado, Ryouta es mi pareja, incluso creo que es mi pareja destinada- el rostro de su madre comenzó a enrojecer.

-¡¿ACASO HAZ OLVIDADO LO QUE NOS HIZO TU PADRE?!- la mujer miro a Kise y luego a Aomine- ¡nos abandono! por un sucio omega, ¡Como este!

Aomine no soportó más la manera en la cual su madre le hablaba.

Sentía el cuerpo de Kise temblar a su lado y le molesto aún más al notar que frente a la Alfa, el rubio se encontraba indefenso.

-escucha, madre, no he olvidado lo que papá nos hizo, nunca lo haré- apretó el cuerpo del rubio más fuerte- pero algo en Ryouta es diferente... lo se... algo aquí- Aomine puso una de sus manos en su torso- me dice que con él siempre será diferente...

-¿De que demonios hablas?- su madre estaba al borde del colapso.

-quizás nunca lo sea... quizás solo sea un error, pero...- el moreno sonrió- creo que él es mi destinado...

Aquellas palabras dejaron a ambos en blanco.

Su madre abrió los ojos a más no poder. Sin que ambos chicos pudieran advertirlo, la mujer estampó su mano en la mejilla del moreno.

-no puedo creerlo... Pensé que eras un bien hijo, pensé que me querías lo suficiente para no defraudarme, pero eres un traidor... igual que tu padre...- Aomine no dijo nada, sólo miraba la expresión de odio en el rostro de la mujer- te quiero fuera de aquí para mañana.

No dijo más y se fue de la habitación dejando a ambos chicos ahí.

-Daiki... yo lo sient- Aomine le dio un pequeño beso.

-¿Por qué te disculpas?- el moreno tomo la mejilla del rubio y la acarició con cariño- no es tu culpa, Ryouta... lo siento por esto...- dijo mirando el golpe que la mujer le había dado.

-esta bien, no duele- Kise dejo un pequeño beso en la mejilla del chico- lo que dijiste...

-lo creo- Aomine le miró con una sonrisa- es extraño, lo se, pero algo dentro de mi me dice que debo estar a tu lado.

Entre pequeños besos se vistieron y el moreno empaco algunas cosas.

Decidió ir a vivir con su padre mientras encontraba un lugar propio.

Pero esa tarde, decidió que se quedaría en casa del rubio.

Fueron al cine, y luego a comer. Era bastante tarde, por lo que, luego de ello, volvieron al departamento de Kise.

-estoy cansado...- habló el rubio bostezando, pero Aomine tenía otros planes.

-la noche es joven- las manos del moreno comenzaron a recorrer el cuerpo del rubio, mientras sus labios dejaban besos en la nuca del chico.

-Daiki...- jadeo Kise al sentir los pequeños mordiscos y besos que el moreno dejaba en su piel.

-¿No quieres?- Aomine le volteo para besarle de manera apasionada.

Mientras sus labios se movían en sincronía con los contrarios, las manos del moreno tomaron sus nalgas para comenzar a apretarlas.

-Daiki...- soltó en un gemido el rubio cuando sintió como las manos de Aomine le masajeaban.

-vamos a la habitación, bebé...- Kise sólo asintió dejándose llevar por el moreno.

Noto como el moreno estaba desesperado por estar con él, pero ese día, Kise quería atenderle.

Le obligó a recostarse en la cama, a lo cual Aomine levantó una de sus cejas.

-hoy yo te voy a atender- habló poniéndose sobre el moreno.

Las manos del rubio comenzaron a quitarle la ropa al moreno, mordió su labio al ver el torso desnudo de Aomine, a lo cual el chico rió.

Sus manos bajaron lentamente por el torso del moreno, dejando una caricia por cada lugar que tocaba.

Cuando llegó a la cintura del moreno, detuvo sus manos para comenzar a besar aquel perfecto abdomen.

Dejó varias marcas de besos y mordidas en aquel lugar, para marcar que el moreno le pertenecía totalmente, pero Aomine quería más.

Cuando Kise dejo todas las marcas que quiso, comenzó a quitarle los pantalones al moreno.

Bajo de manera tortuosa los pantalones de Aomine hasta dejarle sólo en ropa interior.

Kise sonrió y se sentó sobre el regazo del moreno para unir sus labios, las manos de Aomine tuvieron la intención de quitarle la camiseta, pero Kise les golpeó para detenerle.

-no- dijo con una sonrisa para separarse otra vez del moreno.

Bajo hasta quedar frente a la entrepierna del moreno y comenzó a quitarle la ropa interior de manera... inusual.

-Joder, Ryouta...- con sus dientes, Kise había tomado la prenda para luego bajarla lentamente.

El rubio sonrió al ver la erección del moreno y no dudo en comenzar a lamerla.

Aomine soltó algunos jadeos al sentir la lengua del rubio deslizarse por su miembro.

-Ryouta...- jadeo con más fuerza cuando el rubio metió el miembro en su boca.

Kise subía y bajaba sin quitar la vista del rostro del moreno.

Estuvieron así durante varios minutos hasta que Kise se detuvo.

-bien, quédate quieto...- susurró sobre los labios del moreno quien no dudo en unir sus labios.

Kise ya se encontraba lubricado, al sentir el miembro palpitante del moreno golpear su boca le había provocado más de lo que hubiese esperado.

-Daiki...- gimió cuando sus labios se separaron de aquel beso.

Kise soltó una pequeña risa cuando Aomine había entrado por completo.

Comenzaron un lento vaivén, jadeando y gimiendo sus nombres.

Aumentando de a poco el ritmo, luego volviendo al lento ritmo.

No dejaron de besarse en ningún momento, ni de tocarse.

Aomine sabía que no iba a durar mucho, y por lo visto, Kise tampoco.

Unió nuevamente sus labios a los del rubio, dando una fuerte embestida, para llegar lo más profundo del interior del rubio, dejando todo de si dentro de él.

El nudo se formó en el momento que Kise comenzaba a venirse.

Ambos jadeantes se miraron y acariciaron el rostro contrario.

Se miraron fijamente durante varios minutos, aún después de que el nudo se quitara.

Se dieron un beso tierno como pocas veces lo hacían antes de continuar. Pero sin duda, aquello había sido especial para ambos.

A la mañana siguiente, Kise estaba preso entre los brazos del moreno.

Aomine había dado todo por él... Y ahora era su turno.

Miro a Aomine, que dormía profundamente, y se decidió a decirle la verdad.

Pasaron unos minutos hasta que Aomine despertó.

Cuando vio a Kise, le dejó un pequeño beso en los labios, a lo cual el rubio se sonrojo un poco.

-hemos hecho de todo y aún así te sonrojas por esto- Kise hizo un puchero y recibió otro beso- eres tan tierno, bebé...- Aomine siguió besándole, hasta que Kise me separó un poco- ¿Sucede algo?

-hay algo... que debo decirte...

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