Siempre te gustó leer.

Lo sé, porque mi segundo recuerdo contigo se basa justamente en la segunda vez que te vi, una tarde en la biblioteca.

Recuerdo que esa tarde tenía mucho trabajo que hacer, así que salí en busca de una lectura que me ayudara con mi ensayo de historia universal y la biblioteca nacional era mi mejor opción.

Siempre con mi vieja cámara colgando de mi cuello, había llevado un café que me ayudase con el terrible frío que siempre me hacía sufrir en esa época del año, un abrigo negro y una bufanda de gatitos la cual había sido hecha por mi madre.

Recuerdo haber estado por horas y horas sumergido en las letras infinitas que ofrecían los libros que había escogido con la ayuda de la adorable ancianita que trabajaba en la biblioteca.

Yo era un completo fracaso en cuanto a libros se refería, supongo que por eso fue que tarde tanto y agradezco tanto por ello.

La biblioteca estaba vacía esa tarde, así que me sentía en paz conmigo mismo y podía concentrarme en terminar el ensayo, el aroma a los libros, combinado con el café me daban mucha tranquilidad y créeme cielo, cuando te digo que las bibliotecas no son lo mío pero graciosamente ese día, en ese instante se había convertido en mi pequeño refugio en el mundo.

Y justo a las 16:15 horas te vi.

La tarde, los libros, la brisa que movía las hojas del árbol que estaba en la entrada, la adorable ancianita e incluso yo; fueron testigos de cómo mi corazón pedía por ti.

Justo en este momento estoy sonriendo mientras recuerdo, como me había quedado en Shock al verte nuevamente, agradecía al destino por el regalo tan hermoso que era tu presencia.

Te veías hermoso con aquel abrigo amarillo y aquel gorrito y guantes marrón, tus pequeñas manos sosteniendo un libro mientras que tus curiosos ojitos se movían constantemente seguramente por la lectura que disfrutabas aquella tarde.

Y mientras tu disfrutabas leyendo yo lo hacía observándote.

La ancianita del lugar había sido muy amable y observadora, aún recuerdo con vergüenza cómo había llegado con mirada traviesa y de manera cómplice a sentarse a mi lado y observarte conmigo en silencio.

"Siempre viene a las 16:00 horas, todos los días excepto los fines de semana y se va a las 17:00 ó 18:00 horas depende de su lectura del día, busca historias de amor y las lee por horas en completo silencio y concentración, a veces lo escucho reír y en otras llorar quizás por algo triste que lee, creo que una persona tan bonita y especial como él merece tener su propia historia, una donde él sea el protagonista y que le haga vivir emociones reales y por lo que he visto en tus ojos joven, tú quieres formar parte de esa historia o ¿me equivoco?"

Aún sigo agradeciendo esas palabras mi amor no sabes cuánto.

Gracias a ellas tomé el valor de hacer el primer movimiento de acercarme a ti.

Supongo que no te enteraste quien te había dejado aquella nota entre las páginas de el libro que era leído por ti esa tarde de noviembre.

Bueno, era yo.

Desde esa tarde me había prometido a mí mismo visitar la biblioteca todos los días para admirarte de lejos y no me arrepiento de nada.

Este es mi segundo recuerdo para ti mi vida, uno muy especial, en el que esta fresco en mi memoria esa tarde en la que pude enamorarme de ti una vez más en un día de libros.

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M.Y.G