3: Conociéndonos I

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—¿Por qué no puedo decir que soy su novio? —Yoongi refregó sus manos por el rostro por tercera vez esa mañana. Estaba cabreado intentando encontrar algo que le impidiera perder su estabilidad. No podía bajar sus barreras ahora y mostrarse débil en el lugar donde se encontraba: una cara oficina, cómodos sillones y lujosos accesorios. Quería irse, lo más lejos posible.

Él nunca fue una persona sensible y expresiva, pero desde que había conocido a Jimin, fue como si el menor le hubiera inyectado de todas esas emociones carentes en él. Era realista y analítico, expresivo en ciertas situaciones, orgulloso y directo, demasiado para su gusto. Nunca lloraba, prefería tragarse todas sus penas dolorosamente por su garganta antes de mostrar signos de debilidad ante cualquier persona. Trataba a todos por iguales, como si no fuera la gran cosa, si alguien le gustaba entonces el sentimiento se quedaba ahí, acomodado en su pecho, no luchaba por ello o por las ganas de hacer crecer sus sentimientos. Sin embargo, con Jimin fue todo realmente diferente, como si un gran balde de agua fría fuese lanzado a su cara, obligando a despertar y activar sus cinco sentidos. Con Jimin supo lo que era la sensación de tener un tanque arrasando en su estómago, o supo la sensación de no querer que alguien se vaya de su lado por el simple hecho de sentirse completamente vacío, o la horrible ansiedad que le producían los celos. Pero más que eso, conoció la sensación de estar enamorado, una sensación por la que podía soportar todos los contras de estar en una relación. Como ahora, estar enamorado de Jimin, era tener que soportar el dolor de no ser recordado, definitivamente haría todo para que el menor pudiera recuperarse, al fin y al cabo, la culpa del accidente lo carcomía por dentro, de una manera lenta y dolorosa.

—Yoongi —El doctor frente a él suspiró antes de sacarse sus lentes—, es arriesgado, me contaste que antes del accidente tuvieron una discusión fuerte, si él se entera que eres su novio, puede haber una posibilidad de que los recuerdos vengan de golpe, tu estás demasiado comprometido con todos los recuerdos que perdió, obligarlo a recordar puede ser peligroso hasta el punto de ocasionar un daño irreversible, su estado aún es sensible.

—Promete que harás todo lo posible. —Su voz se quebró un poco, pero no lo suficiente como para que el doctor lo notara, de todas formas, sintió la necesidad de carraspear, asegurando sus cuerdas para la próxima vez que le toque hablar.

—Le dimos el alta para que se reintegre a su rutina diaria, eso ayudará a que sus recuerdos comiencen aparecer, dependiendo del progreso de la próxima semana, decidiremos si está listo para saber más detalles de su vida.

Yoongi asintió mientras apretaba sus labios, podía sentir un pulso martilleando en su cabeza, como un zumbido, se sentía tan frustrado, tan pasado a llevar, pero no podía ser tan egoísta de pensar en su felicidad al lado de Jimin. Debía entender que estar con Jimin ahora era como empezar de cero, él sería solo un desconocido, un chico más, no el amor de su vida como lo era antes.

—Hijo...

—No me llames así —Yoongi cortó de inmediato las palabras que intentaban salir de la boca del doctor, levantando la vista y encontrándose con su mirada—, solo eres el doctor Min, nada más.

Podía notar los surcos de dolor atravesando el rostro del viejo hombre y sintió como sus barreras internas descendieron un poco, sin embargo, el doctor que se hacía llamar su padre le había hecho tanto daño que ya era casi imposible poder reparar la distanciada relación que tenían. Se levantó de su lugar caminando a pasos apresurados por el simple hecho de sentirse demasiado ahogado compartiendo el mismo lugar que él.

—Agradezco que hayas salvado a Jimin, y lo reconozco —Yoongi se detuvo frente al pedazo de madera que era su salida, volteó su rostro mientras que su mano se posaba en la manilla, lista para girarla—, pero no esperes que olvide nuestro pasado, padre.





*





Jimin se encontraba de pie al lado de su cama completamente extendida y ordenada, la maleta estaba cerrada a un costado y tomó entre sus manos la chaqueta que había dejado afuera. Sin más que hacer miró para todos lados tamborileando sus dedos en sus muslos.

Cuando su vista dio con el reloj, este marcaba las 5 de la tarde, estaba listo para irse; una ansiedad desconocida se aprisionó en su pecho y un nudo de diferentes emociones se acunaba en la boca de su estómago, estaba horriblemente nervioso, las sensaciones de querer vomitar todo su almuerzo lo atacaban a cada rato. El dolor en su cabeza incrementó y podía sentir el pulso vivo atravesando su hueso temporal, sin embargo, apretó sus labios obligándose a reprimir la secuencia dolorosa que sentía, tenía miedo de que, si se quejaba con alguna enfermera o con el doctor, entonces lo dejarían ahí, hospitalizado, y él no quería eso.

Jimin quería conocer, quería vivir, estaba realmente curioso de como su vida había avanzado esos dos años, había temor, sí. Pero también curiosidad, ansiedad y anhelo. El manojo de emociones se revolvía mezclándose en sus entrañas, confundiéndolo para decidir a qué emoción debería darle mayor prioridad.

Alguien tocó a su puerta y al segundo el doctor entró con una posición relajada mientras mantenía las manos en los bolsillos delanteros de la bata blanca que vestía.

—Jimin-ssi ¿está listo?

Jimin asintió y su cuerpo comenzó a relajarse al ver como el hombre le sonreía de manera brillante y amable. Lo vio caminar hasta la camilla donde tomó asiento.

—A todas las personas que han venido a visitarle les he dicho lo mismo, así que te lo diré a ti también. —El hombre sonrió de nuevo y Jimin le sonrió de vuelta mientras asentía. Sus ojos se arrugaron y una sensación de familiaridad lo comenzó a rodear, sin embargo, el pensamiento no fue mucho más allá. Esforzarse en recordar le ocasionaba horribles dolores de cabeza.

—Asegúrese de tomar su medicación, es primordial —El doctor levantó una mano como si le estuviera advirtiendo, Jimin lo encontró divertido—. Creemos que su reingreso a la rutina diaria le ayudará de manera positiva en su recuperación, no puede faltar a ninguna cita con el neurólogo la próxima semana, eso es muy primordial si quiere saber todos los detalles de su vida. Y por último... —El hombre se puso de pie hasta quedar a centímetros de él, era muchísimo más alto, así que Jimin tuvo que levantar su cabeza para poder seguir su mirada—, no intente sacar información de las demás personas, eso puede ser peligroso para usted, obligar a su cerebro a recordar podría ocasionarle daños severos, así que no lo intente.

El rostro de Jimin se contrajo en un pequeño mohín ante eso, por supuesto que quería saber todo, pero si era parte de su recuperación entonces haría un esfuerzo en calmar su curiosidad.

—Si la próxima semana sale todo bien, usted podrá investigar todo lo que quiera sobre los acontecimientos que no recuerde.

—¿Doctor le puedo dar un abrazo? —Jimin sonrió mostrando las pequeñas medialunas de sus ojos, abrió sus brazos y se acercó al doctor incluso cuando este aún no le respondía nada. Invadió su espacio personal de manera tal que no podría ser rechazado si el doctor lo quisiera. Le dio suaves palmadas en su espalda y el doctor delicadamente repitió la acción en él. Jimin sintió un pequeño reconforte en aquellos brazos, supuso que el doctor ejercía su trabajo netamente por vocación.

El doctor caminó hacia la puerta mientras se despedía, y antes de que se pierda por el pasillo, Jimin abrió la boca nuevamente.

—¿Doctor, puedo saber su nombre? —El hombre volteó tomando con su mano una parte del marco de la puerta, Jimin agachó un poco la mirada avergonzado—. yo-yo no recuerdo que usted me haya dicho su nombre, lo siento.

El doctor vio la acción como si fuera adorable, supuso que Jimin lo hacía inconscientemente porque despertó pensando ser un muchacho de 18 años, pero también el doctor veía a Jimin como su propio hijo, total era el novio de su hijo.

—Solo llámeme Doctor Min.

Jimin sonrió mientras le hacía una reverencia completa al hombre que le había salvado la vida, incluso se mantuvo en esa posición cuando el doctor ya estaba fuera de su campo de visión.

Una enfermera apareció segundos después indicándole que pase a firmar el alta antes de salir de la recepción. Cuando bajó, Taehyung se encontraba sentado frente a un pequeño niño sujetado entre los brazos de una mujer. Lo observó por un buen momento sin que el castaño se diera cuenta, hacía esas extrañas y feas caras para el bebé que reía fuerte y claro. Frunció el ceño porque si él hubiera sido ese bebé, ya estaría llorando y traumatizado para toda la vida.

A veces se pone tan feo.

—Tae. —Su voz fue suave y una sonrisa completamente abierta se mantenía en su rostro. El castaño giró a la dirección de su nombre un poco curioso por saber quién lo había llamado. Cuando sus miradas se encontraron no pudo evitar sonreírle y ponerse de pie.

—¡Jimin! —Tae gritó llamando la atención de varias personas, cosa que no notó, sus brazos fueron directos donde Jimin, que lo recibió de lleno mientras le daba pequeñas palmadas en su espalda.

—No te vayas a poner a llorar por favor. —Jimin bromeó, y a pesar de que no lo estaba viendo podía adivinar como Taehyung rodaba los ojos.

—Quien está llorando por ti imbécil. —La voz sonó dura al principio, pero terminó entrecortándose y Jimin pudo sentir como en el abrazo Taehyung levantaba una mano para secarse las lágrimas.

—Ajam. —Rio divertido.










—Woah, ¿estás seguro que vivimos aquí? —Jimin levantó la vista al gran edificio que tenía al frente, era elegante y con demasiados pisos, parecía sacado de una revista de hoteles. Taehyung rio divertido a su lado por la reacción.

—Te va a encantar el apartamento, tú lo elegiste. —El castaño se estrechó de hombro mientras caminaba por delante de Jimin, esperando a que lo siguiera.

Subieron hasta el tercer piso y Jimin se detuvo cuando Taehyung se quedó de pie frente a una puerta. Su mirada se intercambiaba desde su amigo hacia el trozo de madera bien fortificado. Preguntándose si había algún problema.

—¿Te acuerdas del código Jimin? —Taehyung volteó hacia su lado mientras deslizaba la tapa que ocultaba el teclado numérico. Jimin tragó mientras observaba con fuerza aquella cajita que solo requería cuatro números. Cuatro miserables números.

Vamos Jimin tu puedes.

Los números comenzaron a deslizarse por su cabeza, como proyectiles cayendo desde el techo de su mente, un leve dolor de cabeza agudizó sus sentidos pero trató de bloquear la molesta punzada, tratando de concentrarse.

—Jimin si sigues mirando así la puerta siento que la quemarás, estoy seguro que tu cabeza explotará.

—Un momento... —Silencio sacudió el pasillo después de que Taehyung haya reído por lo bajo, escuchó el suave click de un celular.

—¿Tae por qué me tomas fotos?

—Lucías divertido. —Lo vio encogerse de hombros sin mucha importancia. Negó con la cabeza pensando en que su amigo seguía igual de raro que siempre, sin embargo, un brillo de diversión cubrió sus pupilas.

—Supongo que no te acuerdas, no tienes que esforzarte.

—¡Espera! —Jimin detuvo sus movimientos cuando Taehyung estaba a punto de ingresar el código.

—¿0913?

—No...

—0903.

—Nope.

—09-

—¿Por qué todo con 09? —Taehyung preguntó curioso. Jimin lo miró y sabía que había diversión no compartida con él en esa sonrisa, como si supiera cosas que él no sabe.

—No lo sé, solo aparece. —Y no mentía, los números solo comenzaron aparecer formándose como hileras brillantes en su cabeza.

—¡Es 3013! —Taehyung gritó mientras colocaba el código y la puerta sonaba avisándoles que estaba desbloqueada—, nuestras fechas de nacimiento idiota.

—Idiota tú.

—Tú eres idiota.

—Ti iris iditi. —Jimin lo imitó haciendo un mohín y moviéndose exageradamente. Al segundo ambos mantuvieron la mirada del otro y largaron una larga risa.

—Te odio. —Murmuró Taehyung mientras caminaba hacia el interior del apartamento.

—Es mutuo. —Jimin enarcó una ceja mientras reía y caminaba detrás de él.

Una lámpara automática se encendió en el vestíbulo, y no pudo evitar emocionarse por saber que ese era su hogar, desde hace dos años.

Dos años. Mierda, no puedo creer lo jodido que estoy.

Maravillándose del pequeño pero hermoso lugar, observó las paredes detenidamente, grabándose todo sin que nada le falte, un sentimiento familiar llegó hasta su pecho, aprisionándolo. Varías tiras de imágenes comenzaron a revolotear en su cabeza. Claramente, recordaba ese lugar, podía verse a él caminando por los pasillos, como si estuviera viendo una especie de futuro, sin embargo, él sabía que era su pasado.

Observó hacia el frente, un largo pasillo terminaba a lo que suponía que era una sala de estar, por las cortinas a lo lejos, podía visualizar un pequeño balcón, se emocionó el doble, chilló un poco haciendo que Taehyung soltara una maldición detrás de él. No lo culpen, Jimin aun creía que tenía dieciocho años.

Corrió por el pasillo alfombrado hasta llegar a la sala, el lugar estaba oscuro y a tientas recorrió la pared, tratando de buscar el interruptor de la luz. Cuando tuvo éxito todo el lugar se iluminó y un estruendoso sonido lo asustó, haciéndolo caer en el sillón que chocaba con la parte trasera de sus rodillas.

—¡Sopresa! —Un gritó al unísono se escuchó al otro costado de la sala, Jimin observó mientras una de las personas seguía lanzando confeti con estruendosos sonidos que lo hacían saltar en su lugar, otro de ellos posó su mano en el hombro del chico más emocionado y le dijo que se detuviera, pues Jimin no tenía ninguna sonrisa en su cara, lucía más como si quisiera ocultarse debajo de sus sábanas.

Apenas se puso de pie, vio como Taehyung llegaba a la sala con una sonrisa, deteniéndose justo donde terminaba el pasillo.

—Jiminnieee~ —Un chico un poco más alto que él, con el cabello castaño y la cara extremadamente larga corrió hasta su lado y comenzó abrazarlo, prácticamente refregándose a él, tuvo que encontrar una gran estabilidad cuando el muchacho enterró los pies en sus pantorrillas. Jimin lo empujó sin brusquedad, tratando de sacarlo de su lado porque sentía su espacio privado siendo violado.

—¿Quién eres? —Frunció el ceño, pareciendo serio, pero más bien Jimin sabía que lucía asustado.

—Me acaba de preguntar quién soy... —El castaño lo miró sorprendido mientras giraba su cabeza para todos lados, una mano se ubicaba en su pecho como si Jimin le hubiera dicho la peor de las ofensas. Se sintió terriblemente mal.

Un silencio se acomodó en la sala y cuando Jimin observó a Taehyung este de alguna manera lucía divertido con toda la situación, sus respiraciones comenzaron aumentar llenándolo de ansiedad. Observó al resto de chicos que lo veían como si fuera un producto de alguna rareza extraña nunca antes vista.

Todos tenían sus ojos puestos en él, había sorpresa e indecisión, como si estuvieran esperando a que él haga el primer movimiento. Recorrió todos esos rostros que se le hacían completamente familiares. Se detuvo en el último que lo observaba, era un chico con la tez totalmente blanca que resaltaba con el verde de su cabello, sin embargo, este no lo miraba con sorpresa como los demás, en sus ojos había algo mucho más profundo, Jimin tuvo un serio problema tratando de despegar sus ojos de aquellos dos orbes oscuros que lo observaban con demasía.

—Yah, lo asustaste. —Desvió su atención al muchacho que ahora hablaba, era alto y muy guapo, Jimin se sonrojó debido al pensamiento. Entiéndanlo, él aun pensaba que tenía dieciocho años, a esa edad nunca se había enamorado; la máxima aventura relacionada con el amor fue un beso casto a los 15 año. Sí, era deprimente.

—Aigoo, nuestro Jiminnie por fin está de vuelta —El muchacho volvió hablar mientras despeinaba su cabello y tomaba de manera gentil su antebrazo, levantándolo del sofá al que había caído cuando trató de empujar al anterior chico—. Soy Jin y tengo 24, soy tu hyung favorito. —Susurró Jin para que nadie más lo escuche mientras le guiñaba un ojo.

Jimin sintió el calor subir por sus orejas mientras asentía sin tener la valentía de mirarlo a los ojos.

—¡TE ESCUCHÉ JIN! Siempre tratas de llevarte lo mejor. —El castaño que se había colgado a él hace segundos atrás gritó tomando la atención de todos. Jin rio mientras negaba con la cabeza y se iba hacia lo que creía Jimin ser la cocina.

—Lo siento por lo de antes, suelo ser muy... expresivo. —El castaño le sonrió y Jimin le sonrió de vuelta al ver la disculpa en sus ojos—, soy Hoseok y tengo 22 años y también soy tu hyung favorito.

—Espera... —Jimin sintió como todos los hilos comenzaban a unirse.

—Jimin... —Taehyung advirtió cuando adivinó los pensamientos del anaranjado.

—¿Tu eres Hoseok? Es decir, ESE Hoseok ¿no? —Jimin apuntó con su dedo entre Taehyung y Hoseok. Hoseok asintió mientras se rascaba su cabeza un poco avergonzado, Taehyung por otro lado lo miraba con un mohín realmente como si lo quisiera asesinar.

—Woah, hyuuuuung~ —Jimin sonrió mientras abría sus brazos para abrazarlo—, siento que seremos buenos amigos. —Taehyung articuló un "no digas ni una mierda estúpida" por detrás de Hoseok cuando Jimin le guiñó un ojo.

—Ya, me toca, me toca, me toca. —Uno de los chicos comenzó a saltar en la sala como si estuviera haciendo una especie de berrinche, Jimin lo observó y lo encontró demasiado alto para su gusto, realmente, muy alto. El chico tenía el cabello casi blanco con pequeños mechones rosados.

"¿qué pasa con nuestros tintes?" se preguntó a sí mismo pensando en el fuerte color de su cabello.

—Soy Namjoon, y tengo 23 años —El chico guardó silencio y posó una de sus grandes manos en su hombro, apretándolo gentilmente—. Realmente, realmente deseo que recuerdes todo Jiminnie, todos somos buenas personas así que no te asustes, a veces somos un poco eufóricos, pero todos nos llevamos bien, como una gran familia.

"Como una gran familia."

Aquello le gustó mucho. Una ola de confianza recorrió su espina, haciéndolo sentir cómodo en el ambiente que se encontraba, miró a Taehyung y le dio una sonrisa, diciéndole que le gustaba esto.

—G-gracias hyung. —Jimin sonrió haciendo que medias lunas se formaran en sus ojos. Namjoon rompió en risa mientras murmuraba lo lindo que era.

Se escuchó el grito de Jin llamándolo, pero antes de que Namjoon se perdiera en la cocina, se acercó hasta susurrar en el oído de Jimin. 

—Por cierto, vi cómo te sonrojaste con Jin, ¿es guapo mi novio cierto?

Jimin abrió los ojos y en su boca se formó una 'O'.

—Yo no lo vi de esa mane-

—Descuida, la primera vez que lo conociste, tuviste la misma reacción. —Namjoon despeinó su cabello y se perdió por el pasillo.

—¿Suga hyung no vas a saludar? —Jimin levantó la cabeza cuando la voz de Taehyung se alzó, había mantenido la mirada cabizbaja por sentirse terriblemente avergonzado por lo que Namjoon le había dicho.

Vio al chico al que Taehyung le dirigía las palabras, era de su misma estatura y como antes lo había descrito, teniéndolo de cerca confirmaba el hecho de que su tez era muy clara, nívea, casi pura.

Los ojos del chico de cabello verde estaban bien fundidos y dilatados, pero no había una sonrisa como la de los otros, había mucha seriedad, Jimin sintió su pecho oprimido porque no entendía muy bien la situación y se sintió extraño cuando imágenes del blanco pasaban en su cabeza como una tira de viejas películas, en ellas él sonreía y le llamaba de una manera cariñosa.

El chico de cabello verde se acercó más a él, hasta el punto de estar a pocos centímetros de su rostro. Eran casi de la misma estatura, así que sus miradas cruzaban perfectamente. Jimin se dio el tiempo de notar que sus facciones eran suaves, al igual que su piel, lisa como la porcelana, pensó. Era realmente hermoso.

El blanco se le quedó observando por bastante tiempo, en silencio, como si estuviera esperando a que algo sucediera, su mirada era fuerte y Jimin inevitablemente se colocó nervioso, removiéndose en su lugar sin saber qué decir o hacer.

De pronto, sintió dos manos posarse a ambos costados de su cabeza, gentilmente, se dio cuenta que sus manos eran suaves, aunque frías al contacto de su temperatura, de todas formas, Jimin no hizo ademán de retirarlas; porque se sentía hipnotizado, como si todo lo de su alrededor comenzara a desaparecer.

—No me recuerdas ¿cierto? —La voz del chico chocó en su boca, haciéndole sentir un hormigueo que no debería estar ahí, la voz era un poco grave, lo suficiente como para hacerlo vibrar.

—¿Uhm? —Jimin levantó las cejas confundido, ahora el chico le daba una mirada triste, y él se sintió apenado por no poder recordarlo. Agitó su cabeza en una negación al segundo después de que las manos se despegaron de sus lados. El frío ocupó sus sienes y Jimin ya se encontraba extrañando su calor.

—Soy Min Yoongi —El chico le sonrió de lado, pero esa sonrisa nunca alcanzó sus ojos—, la mayoría me dice Suga, pero a ti te gustaba llamarme hyung, Yoongi hyung.

Yoongi volvió a tomar distancia. —Llámame como más te acomode ahora.

Jimin asintió mientras le daba una sonrisa nerviosa, sus manos se encontraban empuñadas sin saber por qué, apretó sus labios pensando en sus siguientes palabras, pero antes de que cualquier cosa sucediera, Yoongi se movió hacia adelante y rodeó su cintura con sus brazos, abrazándolo mientras hundía la cabeza en su cuello. El movimiento duro apenas un segundo, y antes de que pudiera reaccionar, ya se encontraba con el frío atacando su cuerpo y con Yoongi a una distancia mucho más prudente que la inicial. Desde ahí, levantó el brazo y despeinó su cabello mientras le sonreía abiertamente. 

Algo revoloteó en su pecho haciéndolo jadear por aire que no le faltaba. Jimin pensó que la sonrisa de Yoongi era hermosa, la más hermosa. 







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