No tenía de otra, por eso muy irritado, me levanté, fui al baño, me alisté y por último fui a desayunar, a penas acerqué la taza de café con leche a mi boca y ya mi papá empezó a sacar el automóvil y tocar bocina, y mi madre cerrando todas las puertas. La verdad se notaba a leguas que querían que yo me vaya de la casa.
Subí al auto, me coloqué mis auriculares, mientras presenciaba la naturaleza por el vidrio:
_ Cielo, no te preocupes, pronto podrás volver a tu vida de antes, solo danos tiempo para encontrar a alguien. Además no creo que sea tan aburrido la idea de que pases tiempo con tu abuela, a penas vamos unas 2 o 3 veces al año, la saludamos, por ahí almorzamos y nada más. Mira esto como una oportunidad de conocerla más.
_ Mamá me perdí en la mitad de lo que dijiste, estoy escuchando música, digas lo que digas no será mejor que la canción que estoy escuchando.
_ A tu madre no le hables así, insolente.
_ ¿Qué me harán? Peor castigo que vivir con la abuela no creo que haya.
_ Espero no te arrepientas de tus palabras_ fue lo último que dijo mi padre, sin recibir ninguna respuesta de mi parte, durante todo el camino.
_ Hemos llegado a la casa de mi madre_ comenta mi papá.
_ Qué emoción _ respondo sarcásticamente_ bajé mi valija, y juntos los tres mosqueteros nos dirigimos hacia la casa embrujada.
Cuando mi abuela nos atiende, luego de 2 siglos, porque hasta que abra la puerta, comienza a saludar uno por uno, y mi padre como siempre la interrumpe:
_ Que bueno mamá que estás bien, aquí te trajimos a Luis, para que juntos disfruten de momentos inolvidables.
Para los que no conocen a mi abuela, es ella:

_ Recuerda hijo, haz todo lo que te diga tu abuela, ya en unos días podrás regresar a casa.
_ Sí mamá, si papá.
_ No se preocupen, él será como mi esclavo, perdón, como mi hijo quise decir, a veces me confundo las palabras, pero quizás sea por el hecho de que estoy vieja, pero no tanto, algunas de mi edad están más arrugadas que las pasas de uvas, en fin, yo estoy espléndida. Y díganme ¿se van a quedar ustedes?
_ No mamá, nos gustaría, pero yo tengo un asunto que resolver llegando de regreso, además debemos comenzar a buscar una persona que te cuide. Y también es el momento, de que le muestres la recamara a Luis.
_ Un gusto que hayan estado, gracias por todo, lo cuidaré como a mi propio hijo_ dice ella y ni bien se van yendo, ya cierra la puerta.
_ Luisito, aquí será tu habitación, jaja la misma que la mía, pero nada más que yo dormiré en la cama de dos plazas y tú en la de una.
_ ¿Tan chica?_ digo quejandome.
_ No es nada chica, además no importa las condiciones, debes estar feliz de cuidarme nada más y nada menos que a mí, Elba Ferrer, ni Mirtha Legrand es tan importante como yo.
_ Ay la pava me olvidé, ya debe estar volando hasta Júpiter _ comenta y se va rápidamente.