Capítulo 15. Con el estómago revuelto.

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Ragnar POV

Había pasado una noche maravillosa con mi luna, hicimos el amor hasta casi la salida del sol. Estaba reunido con mi padre y Viken por medio del teléfono, coordinando lo que estaba pendiente para la reunión de alfas; así mismo Viken nos había confirmado la asistencia de la mayoría de los alfas, menos los que más ansiamos que vayan. Aunque suene extraño, deseamos que vengan y saber cuáles con sus alianzas y ver que tienen planeado, mi amigo ha recibido información de que esos alfas se han reunido, asumimos que es con la finalidad de aliarse en contra de nosotros, de ahí no sabemos nada más. Todo iba bien hasta que fuimos interrumpidos por la ama de llaves, nunca me imaginé que Freydis no tuviese amor por su vida, azotarla por traer a la tía de Freya y amenazarla en nuestra casa, fue la gota que derramó el vaso, no es agradable azotar a una mujer, pero matarla es peor. Al menos la acción de Helga nos deja muy claro que ella y Jakob son los que mandaron a matar a Freya y sus padres, el problema es probarlo, inclusive su vista, ella puede decir que trato de acercarse a mi mujer y que nosotros reaccionamos mal; claro está mi palabra contra la de ellos, sin embargo, no puedo demostrar que los sangre pura y los hombres que iban a matar a Freya fueron enviados por ellos. Ahora, estando mi luna y yo frente a casi todos los alfas, miro con una sonrisa la cara de asombro de la mayoría; si, algunos de ellos deben de pensar que no sentaría cabeza.

—¡Felicidades, alfa Arnesen! –

—¡Por una larga descendencia! —Cuando ya los vítores bajan Freya y yo Agradecemos.

—Muchas gracias a todos —Freya mediante el vínculo me dice que su cuota de nervios le ha pasado factura, por lo que se marcha para descansar; envío con ella a tres ejecutores para que la cuiden. Luego de las felicitaciones mis padres toman asiento y es mi señal y la de Viken para tratar temas serios.

—Señores, necesitamos de su atención —Viken les habla a los asistentes. —Gracias, Viken —Le agradezco a mi amigo.

—La razón de esta reunión es crear una alianza entre todos los alfas de esta nación. Viken y yo respetamos las leyes y creencias de cada manda, sin embargo, tenemos que ser firmes en la matanza indiscriminada de mestizos, al fin y al cabo, son mitad lobo. Algunos de los miembros de algunas manadas se han asociado con los humanos para quitar del camino a miembros de su manada... —Los murmullos no se dejan esperar.

—¿Tienes pruebas de ello? —Pregunta uno de los alfas del sur de la nación. —Mi palabra alfa – Les respondo.

—Y la mía – Dice Viken tomando la mano de Frida.

—Desventajosamente no. Mi luna y su familia fueron atacados por los sangre pura y los humanos que saben de nuestra existencia, nuestros enemigos por siglos. La madre de mi luna era humana... Ella era la luna del alfa Ivar Sorensen, les cuento la historia de Freya; para luego Viken contar la de su luna. Todos se quedan sorprendidos al conocer sus historias, más no me extraña los informes errados de las muertes de ambas familias.

—Alfa Ragnar. ¿Tienes sospechas de quienes mandaron a matar a esos alfas? —Pregunta un alfa del norte. Vecino de la manada de la madre de Frida.

—Solo tenemos sospechas, los hombres que las atacaron nunca dijeron quién o como sabía del mestizaje de ambas lunas. Ellos solo las querían muertas —Le respondo.

—Ustedes piensan que esas personas volverán por ellas —Supone uno de los alfas de las tierras centrales. —Sí. A mi luna casi la matan una segunda vez. Fue cuando se enteró de que estaba embarazada. Si no fuese por Viken, ellos hubiesen muerto por esos despiadados. Así que si puedo suponer que volverán a intentarlo —Confirmo.

—De todos los alfas de esta nación, en esta reunión faltan dos, casualmente los alfas de las manadas de dónde vienen sus lunas, alfa Viken y alfa Ragnar. ¿Creen que esos alfas tienen que ver con lo que nos han contado? —Pregunta otro alfa del este. Mi padre se levanta.

—Como antiguo alfa de esta manada, puedo decir con certeza, que aún hay alfas que consideran que es una abominación que un lobo se vincule a una pareja de otra especie sin importar que sean humanos o no. Expulsan a esos miembros sin tomar en cuenta que no podemos ir en contra de los designios de la diosa luna. Nuestra manda ha recibido a muchos desterrados, ellos viven en paz aquí, aportan a nuestra manda con lealtad, no se les persigue, ni se les juzga. Esa lealtad se paga con protección —Las palabras de mi padre son dichas con convicción.

—Suponemos que los humanos que saben de nuestra existencia les han ofrecido a los sangre pura inmunidad en un eventual ataque —Viken explica

una de nuestras sospechas. —También hemos sabido qué miembros antiguos de algunas de sus manadas se han aliado con ellos para depurar las mandas. La mayoría de los alfas aquí presentes somos jóvenes, de mente abierta, con la mirada en el futuro. Muchos viven en el pasado. Viven todavía en la edad media —Continuo con el discurso.

—Alfa Arnesen, alfa Larsen. ¿Suponen que habrá una guerra? —Pregunta otro alfa.

—No, no tengo pruebas de ello, lo que si se es que los sangre pura quieren eliminar a todos los mestizos —Eso si lo sé con certeza.

—Este es el motivo real de esta reunión, hacer una alianza para enfrentar cualquier cosa que estén planeando ellos —Inquiere mi padre.

—Muchas mandas tienen mestizos y muchos alfas no tienen una línea de sangre pura. Estarían dispuestos a entregar sus mandas a merced de crueles lobos que no les temblaría la mano para matar hasta niños —Viken se para molesto al presenciar el silencio de los alfas.

—En mi línea de sangre hay sangre de sirenas y muchos de mis mejores hombres son mixtos. Yo no le entregaré a nadie el esfuerzo de siglos de mi familia. Algunos habitantes que viven en las fronteras han tenido que dejar sus tierras por ataques de los humanos que reciben ayuda de los sangre pura —Dice el alfa de la manda Luna azul del norte.

—Hay dos alfas que no están presentes, puedo suponer que son los parientes de sus lunas, ¿me equivoco? —El alfa de la manda de Las Aguas del sur, nos mira a Viken y a mí.

—Mi madre era hija de un alfa. La primogénita, heredera de la manda hasta donde sé debió escapar de su manda, la diosa luna escogió a un humano como pareja de mi madre; eso es algo con lo que no se puede luchar. Ellos se amaban, me amaban, me dieron un hogar, hasta que un día tuve que luchar para sobrevivir, casi me matan, mis padres no corrieron con suerte. Por Viken sé que mi madre lucho para salvarnos, usaron lo único que puede dañar a un lobo veneno. Hasta hace unos meses supe lo que realmente soy. Mi madre nuca me lo dijo por miedo. Muchos como yo debe escapar y vivir con el miedo de que alguien los esté casando por no tener una línea de sangre pura —Todos callan para escuchar a Frida.

—El caso de mi luna es similar al de Frida, ambas crecieron sin saber que son realmente, nunca han cambiado, sin embargo, han demostrado llevar la sangre de alfas en sus venas. Mis cachorros llevarán sangre humana y me niego a que alguien esté amenazando su futuro... —Mi padre me interrumpe.

—Sí, los citamos para hacer una alianza. No están obligados a unirse. Como antiguo alfa de la manada de Alta Forest lucharé al lado de mi hijo por mi legado. No me importa si mi nuera es mestiza o no. No permitiré que el legado de mis ancestros se pierda por ello —Mi padre deja claro su postura.

—No todos tenemos manadas fuertes como la de ustedes alfa Ragnar y alfa Viken. Muchas de nuestras mandas son pequeñas —Alega otro alfa.

—Es por eso por lo que debemos crear alianzas —Le increpo.

—Ragnar, hijo —Mi madre me habla.

— ¿Qué pasa, madre? – Le pregunto al ver que está preocupada.

—Deja que sus palabras se asienten. Sabías que esto sucedería. Muchos alfas todavía creen que vivimos en la edad media. Cuando empiecen a aparecer los cuerpos entenderán que lo dicho hoy es real —Las palabras de mi madre son frías pero ciertas.

—Bien, sigamos con la actividad. Dejémoslo por hoy ...-Cuando me volteó mi estómago se retuerce.

—Buenas noches, disculpen que hayamos llegado a esta hora, esperamos que no sea demasiado tarde —La sonrisa que traen las personas recién llegadas me revuelven el estómago. Realmente esperaba que no vinieran.

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