Libertad

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Killua Pov's

Oscuridad, de nuevo las tinieblas me sobrecogen.

"Por favor, sálvala. Recuerda. Libérala de ellos..." escuche en medio de aquellos negros parajes.

-¿Vania? –murmure.

"Estas mejor sin recordar, no me busques. Te lo ruego" volvió a escuchar en la nada.

-¿Mary? ¿Eres tú? –pregunte a la inmensa negrura.

De repente aquel espacio negro se ilumino del más puro blanco, cegándome por la repentina luz, puse un brazo sobre sus mis ojos para mitigar la iluminación e ir acostumbrando la visión a la nueva luminosidad. Unos segundos después voltee a mirar en todas direcciones sin encontrar nada, deambule por aquel espacio hasta que un sonido parecido a los sollozos llamo mi atención.

Gire en dirección al sonido, encontrándome con una persona hecha un ovillo, sentada en posición fetal mientras su espalda temblaba ante las convulsiones de su llanto sin consuelo. No soy una mala persona, pero por naturaleza ignoro aquellos problemas que no me atañen, aunque en esta ocasión, fue distinto. Con las manos enfundadas en los profundo de los bolsillos de las bermudas deportivas que uso a diario, me acerque a la persona, al estar cerca de ella me acuclille para estar a su altura. Observe la larga cabellera tan blanquecina como la mía, la voz aguda que gemía de dolor, en la delgadez del cuerpo y en los dedos de aquellas manos que sostenían el cuerpo en aquella posición; uñas moderadamente largas amoratadas al igual que las puntas de los dedos; concluí que se trataba de una niña.

-¿Quién eres? –pregunte curioso.

Cuando pronuncie aquellas palabras, el ambiente blanco volvió a cambiar, el entorno ahora asemejaba un bosque, oscuro y denso; nos encontrábamos en las periferias de un claro que era iluminado por la pálida luz de luna llena, resguardados bajo las sombras alargadas de un inmenso cedro.

Aquel lugar era extremadamente familiar, y como no serlo; ese bosque era donde solía refugiarme para estar solo y alejado lo más que podía de mi familia, estaba entre los arboles de la montaña Kukuroo, literalmente estaba en el "patio" de mi casa. Era extraño que la figura de esa niña se relacionara con mi hogar, cuando nunca en mi vida había visto aquel personaje, tal vez mi memoria me está jugando una mala pasada con el asunto de "recordar".

-¡Oye! Responde ¿Quién eres? –repetí.

La persona no me contesto, extendí mi mano y la pose sobre sus cabellos, su cuerpo estaba algo frio al tacto, pero no es algo de que extrañarse, a estas horas de la noche la temperatura en la montaña tiende a descender bastante. Sin pensar más la zarandee un poco, y allí estaba, era como verme en un universo paralelo, ahora entiendo porque la confundieron con mi hermana. Ojos azules tan profundos como los míos, cabello blanco, piel que parecía porcelana perfecta y sin manchas, excepto por unos diminutos lunares en las comisuras de cada ojo que se ocultaban entre sus espesas pestañas oscuras.

-¿Cómo llegaste aquí? –me devolvió la pregunta.

-Nunca respondas con una pregunta, tonta –objeté cruzándome de brazos.

-No me llames tonta, niño tonto –comento inflando un poco los mofletes.

-Entonces responde ¿Quién eres? ¿Y porque estas en mi casa? –insistí.

-¿Tu casa? – los ojos azules de la niña se abrieron con la sorpresa- Entonces usted es... -dijo cambiando su tono de voz por uno más bajo y menos altanero –Amo Killua, usted debe ser el amo Killua Zoldyck. Discúlpeme por incomodarlo. Me retiro –hablo rápidamente mientras se erguía, realizo una reverencia para mi e intentando irse.

-Espera –dije al levantarme y sujetarla por la muñeca- Aun no respondes a lo que te he preguntado.

Espera ¿Cómo es posible? Se supone que estoy de pie, y evidentemente esta niña tiene una apariencia de entre ocho y diez años ¿Entonces porque debo levantar la mirada para verle a los ojos? Me miro las piernas y manos, al parecer y por alguna extraña razón, he vuelto a tener ocho años, reconozco la ropa con la que solía andar en ese entonces ¿Estaré soñando o es un recuerdo?

-Mary –murmuro la niña con voz muy baja.

-¿Disculpa? –dije.

-Mi nombre es Mary; para servirle amo Killua –expreso ella realizando una reverencia muy profunda, generando que los largos cabellos cubrieran su rostro.

-¿Qué edad tienes? –pregunté.

-Siete, amo.

-Bien –murmure para soltar su muñeca- No deberías estar aquí, vuelve a la mansión de los mayordomos –indique.

-Sí, amo –murmuro con aquel tono sumiso que no me gustaba para nada, igual al de todos los mayordomos.

Vi como aquel destello blanco desaparecía entre los árboles, me subí de un salto al cedro donde me encontré a Mary y me quede observando la luz pálida de la luna. No sé en qué momento cerré los ojos y me deje llevar por el sueño, pero cuando los volví a abrir estaba en mi habitación de hospital.

-¿Fue solo un sueño? –me pregunte mientras bajaba mis pies de la cama y los apoyaba en el suelo.

Deje la mirada perdida en alguna esquina de la habitación, aquel sueño me era tan familiar, pero a la vez tan distante, no sentía que fuese invento de mi imaginación, pero tampoco podía estar al cien por ciento seguro de que fuese un recuerdo perdido de mi infancia. Trate de volver a sumergirme en las sensaciones del sueño, pero una puntada bastante dolorosa en un costado de mi cabeza me lo impidió, por más que intentaba forzar mi cerebro a las imágenes del sueño, este se hizo más y más borroso en mis recuerdos inmediatos, a medida que el dolor aumentaba.

Lleve la mano izquierda al punto doloroso de mi cabeza, encontrándome con humedad, al estudiar mi mano, me encontré que sangre brotaba de ese costado de mi cráneo. Hasta donde recuerdo mis heridas en la cabeza no estaban de ese lado, tome el control de asistencia y presione el botón para llamar a la enfermera, en un par de minutos una mujer de cabellos oscuros y ondulados se encontraba revisando mis vendajes; tal como sospeche, yo no ingrese con esas heridas, esa abertura en el costado izquierdo de mi cráneo era reciente y por lo que dijo la enfermera, tenía la pinta de haber sido hecha por un objeto punzante.

La mujer vestida de blanco salió de mi habitación con la excusa de buscar algún médico para que examinase mejor aquella abertura, en cuanto ella hubo cerrado la puerta me levante sin importarme las indicaciones de la mujer, me precipite a la puerta del baño y me fije en mi reflejo al espejo, justo en el costado de mi cabeza que punzaba terriblemente, mi cabello estaba empapado en un masa roja brillante. Abrí el grifo del lavamanos y moje mi rostro en el agua, llevándose un poco de la sangre que había bajado hasta mi cara, mire absortamente mi reflejo en el espejo, mis ojos azules eran los de siempre, inclusive lo enmarañado de mi cabello blanco era igual; pero algo en todas mis facciones me hacían recordar a la niña del sueño; los ojos azules, su cabello largo y albino, la punta de su nariz rojiza por el frio.

El dolor aumento, la sangre broto más y me agarre fuertemente los bordes del blanco lavamanos, la energía nen de mi cuerpo se descontrolo, no entendí porque aquel estallido de poder me llevo a mi modo godspeed, pero en cuanto mi cabello se electrifico el dolor se intensifico y después paro de golpe, aquello que me causaba dolor salió disparado de mi cabeza, cayendo con un ruido metálico al piso embaldosado. Me deje caer al suelo, me dolía enormemente la cabeza, aunque sentía que la presión iba disminuyendo considerablemente mientras pasaban los segundos y yo regulaba mi agitada respiración; cuando el dolor paso a un segundo plano y volví a respirar con tranquilidad, dirigí la mirada al objeto que sentí salir de mi cabeza y reposaba ensangrentado en el suelo: un aguja, plateada, alargada y bastante delgada. Una aguja de Illumi, estoy seguro.

Recogí el objeto plateado del suelo, lo enjuague en el lavamanos y deje sobre el mismo; tome una toalla y metí mi cabeza a la ducha, justo bajo el corro, di vuelta al grifo y moje mi cabello hasta que el agua que este destilaba paso del rojizo a su apariencia cristalina normal.

Fin del Killua Pov's

-¿Joven Killua? –llamo una voz femenina tocando la puerta del baño suavemente.

-Un momento –respondió el albino para luego salir del cuarto de baño.

-La enfermera me aviso que tenías una herida abierta –dijo el hombre de bata blanca que esperaba en la habitación.

-No se preocupe, es una herida vieja que abrí sin querer al rascarme el cabello cuando me levante –mintió el ojiazul.

-Entiendo –dijo el doctor inseguro- ¿Me permitiría observarla? –propuso.

-No hace falta, es pequeña y yo puedo cauterizarla –insistió el joven Zoldyck.

-Eso sería innecesario –opino el doctor.

-Es innecesaria la atención a esa pequeñez –luego de decir eso, Killua extendió su mano derecha en dirección al equipo médico y les mostro las pequeñas descargas eléctricas que manaban de la punta de sus dedos, para luego concentrarlas en el índice derecho, el cual llevo justo al lugar de donde la aguja de Illumi salió y con una breve presión cauterizo la herida justo como dijo que haría -¿Lo ve? –dijo con tono altivo retirando sus cabellos de la herida mostrando el punto de piel rosada y cabello quemado.

-Eso no fue necesario Killua-kun –volvió a repetir el doctor.

-Innecesario, seria pasar más tiempo aquí ¿Verdad doctor? –pregunto el albino con tono persuasivo.

-Tiene razón, su alta está programada para hoy. Me retiro para buscar los formularios –término por ceder el hombre de mediana edad y cabellos castaños.

Cuando el doctor y la enfermera salieron de la habitación del albino, este procedió a cambiarse de ropa ya que en su pantalón blanco se podían apreciar diminutas gotas de sangre y la tela negra del hombro derecho de su camisa estaba endureciéndose por la sangre coagulada que manó de la herida.

Un par de minutos después, entraba una pelinegra al cuarto de su hermano sin siquiera tocar, para luego lanzarse en los brazos del albino quien recién terminaba de ponerse su usual camiseta blanca.

-¡Onii-chan! ¿Escuchaste las buenas noticias? –pregunto Alluka a su hermano con las mejillas sonrojadas.

-Me han dado el alta –respondió con voz tranquila acariciando los cabellos de su hermana.

-¡Sí! ¡Estoy tan feliz! ¡Extrañaba dormir contigo, Onii-chan!

-Una señorita de tu edad ya no debería dormir con su hermano mayor –bromeo el ojiazul.

-¡Tengo 13! ¡Aun puedo dormir contigo si quiero! –expreso la azabache de forma caprichosa.

-¿Y Gon? ¡No me digas que te dejo sola! –pregunto con el ceño fruncido.

-¡No! Se quedó recibiendo las indicaciones del doctor y yo me adelante para avisarte que hoy saldrías.

-¡Killua, ya podemos irnos! – exclamo el mencionado azabache de puntas verdes entrando a la habitación.

-¿No debo firmar nada? –quiso saber el Zoldyck.

-En recepción, un formulario de no sé qué, que ira a la asociación de cazadores –explico Gon.

-No prestaste atención ¿No es así? –predijo el albino.

-¡Gon! ¿Al menos entendiste las instrucciones de las medicinas de mi hermano? –exigió saber Alluka enfadada.

-¡Sí! ¡Aquí están! –dijo el azabache entregándole un papel a la menor con una resplandeciente sonrisa.

-¿No me digas que debo tomar medicinas? –pregunto con cara agobiada el albino.

-Solo complementos de hierro por una semana –aviso Alluka leyendo las indicaciones del doctor.

-Bien –acepto con pesar Killua- Mejor salimos de aquí, tanto blanco empieza a marearme.

El grupo de amigos camino animadamente hasta la recepción, donde el cazador albino tuvo que firmar unos cuantos formularios que serían anexados al expediente de su anterior misión en la asociación de cazadores. Al completar los formularios, ambos azabaches condujeron a Killua a la posada en que se estaban quedando. Una vez dentro de la confortable habitación en la que se hospedaban, Killua lanzo su maletín a la cama y se sentó en un sofá cercano.

-Necesito hablar con ustedes –hablo el albino luego de largos minutos en silencio.

-¿De qué? –pregunto nervioso Gon, recordando la incómoda conversación que habían tenido el día en que Vania visito al albino.

-Alluka –llamo a su hermana viéndola fijamente a los ojos- ¿Me quieres? –pregunto con cautela.

-Sí, Onii-chan.

-¿Llegarías a mentirme? – pregunto recargando los codos sobre sus rodillas y posando el mentón en sus manos entrelazadas.

-No –dijo rápidamente apartando la vista de los ojos azules de Killua.

-¿Segura?

-A menos que sea necesario – completo la idea la azabache.

-¿Necesario para quién? ¿Para ellos o para mí? –pregunto con voz comedida.

-Killua, no la interrogues de esa manera –intervino Gon.

-Gon, él lo sabe –hablo Alluka bajando la mirada.

-¿Qué? Pero, Alluka... -intento decir el de ojos ambar.

-Onii-chan no preguntaría sino estuviera seguro de que le mentimos.

-Entonces es verdad que algo me ocultan... -dijo entre suspiros recargando su espalda en el sofá.

-¡Es por tu seguridad onii-chan!

-¿Gon, quien me saco de esa isla? –pregunto a su mejor amigo.

-Una chica, de nombre Mary, ella te llevo de forma anónima hasta el hospital.

-¿Cómo se enteraron ustedes donde me encontraba?

-Recibí una llamada anónima, supongo que fue Mary.

-¿Por qué le creíste? Pudo ser una trampa...

-¡No lo sé! Solo confié en lo que me dijeron y no me equivoque al hacerlo –dijo con una mirada decidida.

-Por suerte no lo hiciste –admitió Killua suspirando.

-¿Alluka, cuál es tu relación con Mary?

-¡No diré nada! ¡Lo prometí!

-Alluka, respóndeme... -pidió mirando a su hermana de forma agobiada.

-Te haré daño... -dijo la azabache comenzando a llorar.

-Alluka –llamo pero su hermana se negaba a mirarlo –Mírame, Alluka –dijo levantándose y tomando ambas mejillas de su hermana para que lo viera a los ojos –Illumi no puede hacerme daño.

-¡Sí puede y no lo sabes! –dijo Alluka con algunas lágrimas aun bajando por sus mejillas.

Killua se levantó de su asiento y camino hasta su maleta, de un bolsillo saco la aguja que estuvo hasta hace unas horas en su cerebro.

-Alluka, no importa cuántas de estas pueda haber en mi cerebro. No dejare que Illumi destruya mi vida, ni de nadie que puedo o pude haber apreciado, nunca por mucho que lo intenten, jamás seré el Zoldyck que ellos quieren que sea, no lo seré nunca más –prometió a su hermana.

Alluka, con la mirada fija en aquel objeto plateado, sintió como las lágrimas volvían a bajar con fuerza por sus mejillas y se lanzó a llorar en el regazo de su hermano.

-¡Onii-chan, ayúdala, es mi única amiga! –pidió mientras lloraba con toda las fuerzas de su cuerpo.

-Para ayudarla, debo saber porque he de hacerlo –incito Killua a su hermana.

-Ahora que no tienes eso, tú mismo lo averiguaras –respondió la azabache mirando los pozos azules que eran los ojos de su hermano.

Mientras en la montaña Kukuroo, una albina de largos cabellos entraba a una espaciosa habitación de grandes ventanales donde una mujer vestida con un pomposo vestido la aguardaba.

-Detalles de la misión –dijo la mujer de mascara mecánica.

-El amo Killua ya debió de ser dado de alta hoy, para cuando me fui sus heridas estaban recuperadas al noventa por ciento y había despertado del coma –contesto con voz seria y sin emociones.

La mujer estuvo por decir algo más pero una figura alta y delgada de largos cabellos irrumpió en la estancia.

-Madre, Kill se deshizo de la aguja –dijo el azabache de ojos negros inexpresivos.

-¡Llévatela a la habitación de Milluki! – exclamo la mujer furiosa viendo a la albina, comprendiendo lo que las palabras de su hijo mayor implicaban.

-¡No, por favor! –rogo Mary.

Pero sus ruegos cayeron en oídos sordos y un golpe en su nuca la hiso caer inconsciente al suelo, para luego ser tomada del cabello por Illumi y arrastrada hasta la habitación de tortura del segundo hijo Zoldyck.

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"Y vuelve el perro (El femenino de perro es bien feo) arrepentido con el rabo entre las patas y el hocico partido." 

Cita random del Chavo. 

Y he vuelto de las profundidades del averno, prometiendo sufrimiento para mis personajes pero un final feliz al estilo HunterxHunter. 

Gracias a todos aquellos comentarios que llegaron para hacerme recordar que tengo responsabilidad con ustedes y por animarme para continuar a pesar de las depresiones locas. 

Besos y abrazos. 

Mia_GnzlzR 


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