Miradas

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Ha pasado mucho tiempo,  pero es hora de continuar lo que se empezó.
Gracias por los años de apoyo, por la espera. Bienvenidos a los nuevos, a los conocidos y a los por conocer.

Dedicado a AyuuSnowWhite
Mía_Gnzlz.
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Killua se despertó aquella mañana con una sensación de opresión en el pecho. Durante las últimas tres noches desde su salida del hospital había tenido diversos sueños, secuencias olvidadas de su infancia, todas y cada una con Mary y él como protagonistas. Luego de cada sueño despertaba con una sensación de profunda angustia que no lo abandonaba a lo largo del día. No había que ser un genio para darse cuenta que su yo infante se sintió atraído por Mary, por aquel entonces era un niño que no conocía la diferencia entre una emoción y otra, por lo que en aquel entonces no supo diferenciar que su aparente amistad con la peliblanca se había convertido en ilusión, tal vez amor, pero en la actualidad, con quince años y algo de experiencia en el ámbito amoroso y sexual podía atreverse a designar a la niña de ojos azules como su primer querer.

Honestamente, estaba cansado. Cansado de descubrir más y más porquerías de su familia. Su lógica le decía que ignorara el tema, era peligroso acercarse a sus consanguíneos, pero por petición de Alluka se veía en la obligación de intentar ayudar a Mary, pero no tenía la mínima idea de cómo empezar, después de todo ella tampoco parecía muy colaboradora de su rescate. ¿Por qué ella no escapaba? ¿Acaso no podía protegerse a sí misma? ¿Tenía ella la misma devoción por su familia de cualquier otro mayordomo?

La única que podría arrojar un poco de luz sobre el asunto era Alluka, después de todo, Mary fue entrenada para ser su mayordomo personal. Lo que hacía aún más raro el hecho de que permaneciera con vida, los mayordomos personales de su hermana siempre terminaban muertos.

Al regresar al hotel luego de almorzar en un restaurante cercano, Killua le pidió a su hermana y mejor amigo que se reunieran con él en su habitación.

-¿Qué sucede, onii-chan? ¿Por qué esa cara tan seria? –cuestionó Alluka confundida.

-Quiero preguntarles algo –aclaró calmado- ¿Cuál es su opinión personal de Mary?

-¡Es una chica fuerte! –aseguró Gon.

-¡Es muy bonita y amable! –dijo Alluka.

El albino dejó caer su cabeza hacia delante, en primer lugar no debió preguntar algo tan ambiguo a personas tan ingenuas como los dos azabaches, por lo que optó por inhalar profundamente y reformular su pregunta.

-Me refiero a que perciben de su personalidad.

-Parece una persona cálida y triste, oculta muchos misterios –comentó el cazador de puntas verdes.

-Llevo muchos años de conocerla, aparte de Nanika, diría que es mi única amiga. Ella se encargó de consolarme mientras no estuviste, onii-chan. Acariciaba mi cabeza cuando lloraba y me aseguraba que pronto irías a verme –explicó con una expresión llena de nostalgia- Y si viniste… Me contaba de algunas cosas que hacías, que eras muy fuerte y decía que te estabas esforzando para protegerme en un futuro, me traía chocolates y postres cuando regresaba después de largas ausencias. Es como una hermana, la quiero mucho.

-¿Cosas como que te contaba de mí? –cuestionó el albino.

-Uhmm… Veamos –murmuró- ¡Oh! Me contó de aquella vez que hiciste una gran carrera en un laberinto subterráneo y de la isla de los sueños donde entrenaste junto a una niña bonita de vestido rosado y cabellos rubios–contó animadamente sin saber que había alertado a su hermano con aquella información.

-¿Hablas de Biscuit-san? –preguntó Gon a la única chica del grupo.

-Ella no me dijo como se llamaba, pero me contó que ella fue muy ruda con Gon-kun y onii-chan –puntualizó la azabache con los mofletes inflados por la indignación.

-Claramente habla de la primera etapa del examen de cazador y del Greed Island –razonó Killua- ¿Te contó más cosas?

Durante quince minutos, Alluka fue detallando cada una de las aventura que Gon y Killua vivieron, que narradas por la boca de la menor sonaban como historias fantásticas, pero eran la cruda verdad del inicio de su aventura.

-Y luego de la última batalla en la isla de los sueños no sé nada mas –finalizó Alluka.

-¿Por qué? –cuestionó el ojiazul.

-Mary salió por lago tiempo de misión y antes de que regresara tú fuiste por mí, onii-chan –respondió.

-Allí se perdió el contacto entre ustedes hasta hace poco –murmuró Killua para sí mismo- Gracias a esto podemos asumir que Mary era enviada a espiarnos, aunque decir espiarme sería más correcto –razonó en voz alta- Alluka ¿Sabes que es lo que piensa Nanika de Mary? ¿O ella nunca se manifestó?

-¡Claro que sí! Mary y Nanika son amigas –aseguró la azabache.

-¿Podrías dejarnos hablar con ella?

La niña de cabellos oscuros asintió y cerró sus ojos, cuando los volvió a abrir estos eran cuencas vacias.

-Killua –murmuró la entidad que vivía dentro de Alluka.

-¿Nanika que piensas de Mary?

-¿Mary? –cuestionó con confusión.

-La chica de cabellos blancos y ojos azules que cuidó de ti y Alluka –puntualizó.

-¡Mary! –exclamó la misteriosa personalidad y volteó en todas direcciones como si buscara a la mencionada persona- Amiga, es mi amiga. Jugaba conmigo.

-¿Alguna vez le hiciste alguna petición? –indagó el de cabellos incoloros.

Nanika asintió.

-¿Cómo es que sigue viva?

-Ella también conoce todas las reglas –respondió Nanika.

-Entiendo –murmuró Killua- Gracias, Nanika –dijo acariciando los largos cabellos oscuros.

-¿Reglas? –intervino Gon.

-Nanika tiene un conjunto de normas que rigen sus poderes, pero es mejor que no las sepas, Gon –comentó el ojiazul.

-¡Exacto! Es mejor que solo onii-chan y Mary conozcan ese secreto –habló Alluka mirando al chico con sus hermosos ojos azul grisáceo.

En la montaña Kukuroo la familia Zoldyck mantenía una tensa discusión.

-Insisto en que debemos matarla, ya no es de utilidad –acotó Milluki.

-Hay que encerrarla –refutó Illumi.

-¡Es inferior a los mayordomos y de ellos disponemos siempre! ¿Por qué deberíamos conservarla con vida? –exclamó Kikyo exaltada.

-Sus habilidades para monitorear a Killua son inmejorables, perderíamos el control si la eliminamos –razonó Silva.

La mayoría de los presentes tenía una opinión distinta, Milluki quería ver a Mary muerta porque él ansiaba ser su ejecutor, Illumi prefería mantenerla como conejillo de indias, Silva abogaba por su herramienta de espionaje y Kikyo la prefería muerta a correr el riesgo de que se acercara a su hijo. Kalluto por ser muy joven mantenía la boca cerrada y Zeno solo se dedicaba a escuchar las quejas de sus parientes.

Quince minutos de infructuosos argumentos y quejas pasaron, por lo que Zeno decidió intervenir.

-Tenemos que ser más astutos y tirar de los hilos correctos. Nos preparamos para contenerla y doblegarla de ser necesario –argumentó el mayor mirando al Zoldyck más joven- Propongo que las cosas continúen tal como están, Killua intentará buscarla por curiosidad, digo que hay que permitirle acercarse. Esta puede ser nuestra oportunidad de traer a Killua de regreso, han pasado largos tres años desde que se fue –razonó.

-¡Papá! ¡No podemos permitirlo! ¿Acaso olvidas que Killua forzó la salida de Eso de nuestro hogar? ¡Puede ser lo mismo en esta oportunidad! –gritó la mujer del visor- ¡No consentiré que mi hijo intime nuevamente con esa mocosa!

-¡Silencio! –rugió Silva.

-Eso no tenía anclas a la familia, por ello le fue tan fácil huir con Killua. En cambio, la niña Killiam es diferente, hay algo que quiere y que nosotros tenemos –comentó el anciano- Kalluto… -llamó el mayor.

-Sí abuelo –respondió el adolescente al llamado del adulto.

-Quiero que prepares a la otra niña, pronto las hermanas se reencontraran –comentó Zeno.

Kalluto reprimió la expresión de disgusto que quería formarse en su rostro, en cambio, inclinó la cabeza en señal de sumisión a su mayor antes de retirarse del salón.

Las instrucciones de Zeno al menor dejaron en claro que la reunión había concluido, pero eso no le impidió a la matriarca continuar protestando, los ojos cansados del abuelo se centraron en su segundo nieto, ignorando deliberadamente los alegatos de su nuera.

-Milluki, déjala libre, necesita curar sus heridas –ordenó con tranquilidad.
-A-abuelo, solo han pasado cinco días. Ella aún no ha pagado el precio de su ofensa –razonó el obeso.

-Milluki, obedece –dictaminó Silva.

Junto a Milluki también se retiró Illumi, dejando en la habitación solo a los adultos.

-¿Cómo puedes permitir esto? –cuestionó la única mujer a su marido.

-Padre –habló ignorando a su mujer- ¿Qué pretendes lograr?

-Pretendo que Killua se convierta en el hombre que está destinado a guiar a esta familia –respondió Zeno mientras se levantaba de su asiento- Si me disculpan, tengo otras cosas que requieren mi atención.

Para nadie era un secreto que la familia Zoldyck funcionaba de manera extraña, todo parecían tener claro la dirección en la que andaban, excepto porque todos los miembros tenían una manera distinta de lograr el mismo objetivo. Y el abuelo Zoldyck no era la excepción a esa norma, él fue quien decidió el exterminio de los Killiam y también fue quien decidió el destino de Mary aquella noche, Zeno era quien movía los hilos según su criterio.

Los adultos mayores tenían un don del que los jóvenes carecen, y el asesino Zeno Zoldyck se enorgullecía de portarlo.

-Aprendiste a jugar bien este juego, hijo –murmuró una voz pastosa desde un rincón oscuro del pasillo por el que Zeno transitaba.

-Silva podrá ser el líder de esta familia, pero yo muevo las piezas del tablero –respondió el de pelo cano.

Milluki caminaba furioso por los pasillos que conducían a su mazmorra, al acercarse a la puerta reforzada observó a la asistente de Goto parada junto a la entrada.

-¿Qué haces aquí? –preguntó iracundo.

-He venido por órdenes del amo Zeno –informó Canary con voz monótona.

El obeso escaneó a la morena de arriba abajo, observando con molestia la ropa que colgaba del antebrazo de la empleada.

-¡Tch! Entra –ordenó el azabache.

Con un manotazo al interruptor de luz, la estancia abandonó el aspecto de cueva para exhibir lo que Milluki consideraba una obra de arte. De haber sido la primera vez que Canary buscaba a Mary en la mazmorra del obeso, tal vez se habría asombrado, pero no era el caso. Las cadenas tintinearon y la albina alzó su cabeza.

-Bienvenido, amo Milluki –saludó la voz rasposa de la joven encadenada.

La encadenada joven parecía la protagonista de una película de terror para adultos, suspendida del techo por las gruesas cadenas y grilletes, casi desnuda salvo por sus sucias prendas interiores, piel pálida decorada con cientos de moretones, heridas abiertas con sangre seca en ellas y el cabello blanco como la nieve manchado de mugre. El estado de Mary era lamentable, pero aún conservaba en sus ojos un atisbo de esperanza del que Milluki jamás podría privarla.

-Libérate –ordenó el segundo hijo de la familia.

-Como desee –murmuró la chica.

Un viento glacial se hizo presente en la habitación y el metal en contacto con la piel de la albina empezó a congelarse, pasados unos instantes la aparentemente frágil chica movió sus brazos y piernas con fuerza, las cadenas y grilletes se rompieron como hielo quebradizo y la albina cayó de rodillas al piso.

Aunque el dolor en su cuerpo fuera atroz, Mary se irguió, hombros rectos y barbilla en alto. Canary corrió a envolver a la joven en un largo albornoz. La temperatura volvió a subir. Y Mary se inclinó un poco ante Milluki.

-A sus órdenes, amo Milluki –pronunció adecuadamente la albina antes de volver a alzar su rostro.

-¡Lárgate! –exigió el obeso.

Ambas mujeres abandonaron la mazmorra, dejando a un iracundo Milluki dentro. Él la odiaba. Odiaba cada parte de ella, desde sus palabras educadas que destilaban un aire de superioridad que jamás le había escuchado dirigir a otro miembro de la familia, el desprecio con el que ella se atrevía a mirarlo, su apariencia que le recordaba a Killua y lo que era peor aún detestaba el deseo que despertaba en él.

Milluki deseaba matarla, anhelaba deshacerse de lo que esa ridícula niña despertaba en él, deseo, repugnancia, odio, ira; pero no podía hacerlo y eso le frustraba.

Canary y Mary volvieron rápidamente a la casa de los mayordomos, donde la morena obligó a la chica a tomar un largo baño y posteriormente atendió con meticulosidad todas sus heridas, asegurándose de usar los métodos que dejaran la menor cantidad de cicatrices.

-No me gusta lo que ha hecho con tu cuerpo –se atrevió a decir Canary.

-Eso no importa, estas heridas son por proteger a los que quiero, las llevaré con orgullo –comentó Mary mientras deslizaba sobre su cuerpo un vestido negro con falda volada- ¿Me acompañas a hacer un poco de té?

-¿Iras a visitarlo? –cuestionó la morena.

-Sí –respondió con una bonita sonrisa curvando sus labios.

-Yo debo volver pronto a mi puesto –advirtió Canary.

-¿Significa que no lo harás?

La mayordomo suspiró y acompañó a la peliblanca hasta la cocina, donde ambas prepararon lo necesario para la visita que haría Mary. Quince minutos después, ambas féminas abandonaron la casona, separándose para ir en direcciones distintas.

La ojiazul afirmó la cesta de mimbre que llevaba en el brazo y se desplazó por la montaña con agilidad, hasta llegar a un conocido punto entre los árboles, donde la luz del sol siempre tocaba una sencilla lapida.

-Vine a visitarte –dijo la albina.

Mary se arrodilló y comenzó a sacar algunas cosas de la cesta, una tetera y dos tazas, con elegancia sirvió el líquido tibio en las bonitas piezas de porcelana. Ella bebió en silencio los primeros sorbos de su bebida, hasta que profirió un gran suspiro.

-El amo Killua está bien –murmuró viendo la pieza de piedra- Y la señorita Alluka se está convirtiendo en una joven muy hermosa. Contra todo pronóstico continúa manteniendo esa fuerte amistad con el joven Gon, aun cuando no se ven mucho. Él sigue sin poder usar nen, el proceso está siendo muy largo esta vez, ya se cumplieron dos años de los sucesos en NGL –Mary sonrió- Seguro te estoy aburriendo con mis palabras, Gotoh –bromeó la joven.

El día en que el mayordomo principal murió, Mary había sido en cerrada en su bóveda, los Zoldyck no confiaron en ella para involucrarse en el conflicto interno de la familia, por lo que terminó enterándose de la muerte de su padre sustituto días después, cuando su cadáver ya se encontraba bajo tierra. Ella se aferró a la lápida durante largas horas, llorando al hombre de gafas, incluso arremetió contra la bestia mágica que había ocupado el puesto del difunto; pero fue Canary quien logró contenerla.

Un vacio se instaló en su corazón desde ese día. Con el tiempo logró mitigarlo, visitando la tumba del mayordomo y leyéndole durante horas, como solía hacer cuando él vivía.

El sol pronto se ocultó y Mary no pudo continuar leyendo en voz alta, por lo que recogió todo y despidiéndose en voz alta, inició su camino de regreso a la mansión Zoldyck.

En York Shin la noche dominaba la ciudad y el trio de amigos estaba cenando tranquilamente en un restaurante, cuando el teléfono celular de Killua sonó. El identificador de llamadas no mostraba el número de quien lo llamaba, se apartó de su hermana  amigo para contestar.

-¿Diga? – dijo Killua.

-¿Zoldyck Killua? –cuestionó la voz masculina al otro lado.

-Uhm –murmuró en aceptación.

-Le hablamos de la oficina de contratación para cazadores –informó el desconocido- Su anterior misión quedó inconclusa debido a…

-Lo sé, vaya al grano –apresuró.

-Su empleador se comunicó con nosotros, él desea recontratarlo.

-¿De qué se trata esta vez? –cuestionó con fastidio.

-Básicamente quiere que intente de nuevo capturar a su objetivo anterior ¿Acepta?

-¿Y porque yo? Se supone que fallé.

-Antes de que usted aceptara esta misión pasó muchísimo tiempo en espera, suponemos que el cliente prefiere recontratar a la misma persona antes que aguardar en lista de espera nuevamente, también planea ofrecerle una suma más alta a cambio de que acepte.

-Necesito pensarlo, me acercaré a una sucursal de los cazadores para informar mi decisión –dictaminó el albino antes de colgar, sin esperar respuesta de su interlocutor.

El ojiazul regresó a la mesa, donde las miradas curiosas de su hermana y amigo lo escrutaron en busca de respuestas.

-¿Qu-Qué? –cuestionó avergonzado por las miradas acusadoras.

-¿Quién te llamó? –inquirió Gon.

-Quieren que vuelva a intentar concluir la misión, parece que el contratista está verdaderamente desesperado –resumió sin interés.

-¿Piensas ir? –volvió a preguntar el azabache.

-No estoy seguro

-¡Deberías ir! ¡Es una oportunidad! –animó Alluka.

-Alluka, sé que quiero ayudar a Gon, pero no puedo dejarte sola nuevamente, hace poco estuvimos bajo la mira de nuestra familia y no creo que sea conveniente dejarte aquí solo con Gon, tomaría mucho tiempo ir a Isla Ballena y…

-¡No hablo de eso! –exclamó Alluka- Esta tarde dijiste que Mary era enviada a vigilarte, antes la enviaron ¿Por qué no lo harían esta vez? –cuestionó de manera ingenua y optimista- ¡Es una oportunidad de rescatarla y ayudar a Gon, dos en uno.

-No creo que vuelvan a enviarla, saben que en esta oportunidad seguro tendré éxito por lo que no corro peligro. Sospecho que solo la dejan salir cuando voy a alguna misión potencialmente riesgosa –argumentó el ojiazul.

-Bueno… -murmuró decepcionada- ¡Entonces es el momento de ayudar a Gon!

-¡No, Alluka-chan! No es necesario que Killua se arriesgue así por mí –intervino el avergonzado azabache de ojos ámbar.

-Pero así podrás recuperar tu nen e ir de viaje con nosotros.

-Alluka, mejor termina tu cena –instó el hermano mayor.

La pequeña entendió que era su momento de callar, y aunque estaba molesta por ser ignorada deliberadamente procedió a terminar con sus alimentos.

Un día después, Mary ingresó a la oficina del líder de la familia para la que trabajaba.

-¿Me llamaba, amo Silva? –cuestionó la ojiazul de manera sumisa.

-Killua ha aceptado volver al centro de investigación de donde lo sacaste –informó.

-Su victoria está segura esta vez.

-De todos modos iras –dictaminó el rubio platino- Killua conoce a su enemigo, pero ellos también le conocen a él. No comprendo su afán por arriesgarse de esa manera, pero prefiero estar seguro.

-Prepararé mi equipaje de inmediato.

-Antes de eso, acompáñame –ordenó levantándose de su asiento.

Paralelamente que sucedía la reunión de Silva y Mary; Zeno y Kalluto tenían una conversación mientras se encaminaban a determinada bóveda de la propiedad familiar.

-Espero que todo esté listo –murmuró el mayor.

-Será una escena teatral, abuelo –comentó el azabache- Su hermana menor no tiene ni la mínima habilidad de pelea, no alcanzó a tener la edad necesaria para ser entrenada en su familia.

-Un error grave –dijo Zeno- Pero supongo que no todos los niños son prodigios como Illumi, Killua o tú –pausó- Kalluto, en cuanto la muchacha Killiam la vea, debes sacarla de aquí, no me importa donde, llévala con el Ryodan si te apetece, pero no puede quedar al alcance de Mary o Killua.

-Pe-pero ella podría…

-¿Escapar? –atajó el mayor- No tiene habilidades, apenas sabe cómo conducirse en el mundo real, podrás encargarte de ella –declaró.

-Sí, abuelo.

El muchacho vestido de kimono se sintió nervioso, una cosa era ser el carcelero de la menor de las Killiam allí, y otra muy distinta era en el exterior. El remolino de emociones dentro del azabache no tenía ni inicio ni fin, pero aun cuando su mente no encontraba la paz, su rostro permaneció como si le hubieran dicho lo que cenaría esa noche.

Minutos después se encontraron frente a la celda de contención, esperando por Silva y la albina de ojos azules, segundos después estos aparecieron en el largo pasillo. Al reunirse ambos grupos, Kalluto procedió a ingresar un código en el panel de control. Las rejas se deslizaron y la gruesa puerta chasqueó.

El lugar estaba oscuro y no se escuchaba nada. Mary permanecia en un estado de alerta total. Las luces de la habitación se encendieron, cegando a la albina por un instante, un gemido rebotó dentro de las paredes. Y los ojos azules de la albina enfocaron la figura pequeña en el centro de la habitación.

Cabellos oscuros cual ébano, pequeña y frágil, vestida con un ligero vestido celeste y encadenada a la pared por un grueso grillete fijado a su tobillo derecho.

-Ayumi Killiam, alza tu rostro –habló Kalluto con voz calma.

-¿Kalluto-sama? –murmuró la chica con su vocecilla como campana de viento.

La chica se esforzó por enfocar su vista en los extraños, y sus ojos quedaron prendados de la mirada azul de la otra fémina en la sala.

-A...yuu –susurró Mary consternada, escaneando desesperadamente a la niña frente a ella.

El azabache tomó a la frágil chica de un brazo, obligándola a sostenerse sobre sus pies. De la manga de su kimono sacó un fino cuchillo, con una mano sostuvo la tela y con la otra rasgó parte del vestido, exponiendo un costado de la cadera de la niña. Allí, sobre el hueso iliaco estaba una marca peculiar, como una quemadura con la particular forma de un copo de nieve. Que la indicaba irrevocablemente como alguien nacida en la familia Killiam.

-¡Ayumi! –gritó Mary.

-¿Onee-sama? –susurró la confundida niña.

Mary intentó precipitarse sobre la niña, pero Kalluto fue más rápido, en un movimiento sacó su abanico del obi de su kimono y un revés de muñeca después, la albina estaba estampada contra una de las paredes de la celda luego de que una intensa ráfaga de viento la alejó de su hermana menor.

-Es hora de que salgas de aquí –advirtió Kalluto con voz profunda.

La transmutadora alzó la mirada y se horrorizó cuando vio la misma daga de antes apoyada contra la tráquea de su hermana menor.

-Espero que te quede claro, Mary –comentó Zeno con tranquilidad.

-Un paso en falso, el mínimo desacato de tu parte y tu hermana terminará entre las fauces de Mike. Las órdenes de todos los Zoldyck son absolutas –amenazó Silva.

Los ojos azules de Mary no se apartaban de la mirada chocolate y llorosa de su hermana. Al fin la había visto y parecía estar bien. Debía ser obediente y esperar.

-Sí, amo Silva –aceptó la albina.

-Sal de aquí –siseó Kalluto manteniendo firme su agarre sobre Ayumi.

A la quinceañera no le quedó de otra que aceptar y retirarse de la celda.

Mary Pov’s

Tres días habían pasado desde que vi por primera vez a mi hermanita. Aun no podía dejar de pensar en ella, lucía tan frágil que me partió el corazón. Pero al menos vivia.

Al salir de la celda me apresuré a mi habitación donde empaqué lo absolutamente necesario y abandoné la mansión, pasé por la casa de los mayordomos despidiéndome de Canary y Goto. En cuestión de un día ya me encontraba en York Shin, no busqué hospedaje, me parecía innecesario, dormí en un árbol de un parque cercano al hotel donde Killua, Alluka y Gon se alojaban.

Lo único que distraía mi mente del asunto de Ayumi era ver a Killua a través de los ojos de Yui, verlo reír y pasarla bien con su amigo y hermana me llenaba de calidez. Era un poco absurdo seguir enamorada de él luego de tanto tiempo, pero no existe poder en el mundo que me haga olvidarlo, solo el sonido de su risa hace que mi corazón se estremezca. Y ni hablar de sus ojos que tienen la capacidad de convertir mis piernas en gelatina.

A la mañana siguiente seguí a una distancia prudente a Killua, ahora que sabía de mi estaría más paranoico que nunca. Discretamente abordé el mismo dirigible que él, horas después desembarcamos en la ciudad portuaria más cercana a la isla en la que se infiltraría.

Killua esperó a la noche haciendo turismo, entrada la madrugada usó su modo Godspeed para literalmente correr sobre el agua hasta la pequeña isla, esperé un rato y luego con ayuda de mi aura congelé el agua bajo mis pies formando un estrecho camino de hielo del grosor necesario para soportar mi peso.

Sin problemas volví a localizar a Killua. Le observé de cerca en silencio. Mis habilidades de espionaje son formidables, si Killua no fuera quien es, seguramente podría respirarle en la nuca y él no se daría ni cuenta. Estoy consciente de que la humildad no es lo mío, pero ¿Qué se le va a hacer?

Como el asesino experimentado que es, recorrió el perímetro varias veces, observó con cuidado los cambios de los guardias que resguardaban el laboratorio que atacaría. Las horas pasaban, y el manto de la noche se terminaba ¿Acaso planeaba esperar a la siguiente noche?

La mañana sobrevino y Killua empezó a crear conmoción en los alrededores.
-¿Acaso te has vuelto loco? –susurré.

Seguí a ese albino tonto y lo vi noquear a varios guardias, uno tras otro con una facilidad pasmosa, esta vez no estaba confiado, estaba totalmente alerta. Al parecer mi presencia aquí no es necesaria. Él salió de entre los árboles y captó la mirada de varios guardias, regresó al bosque y los guardias lo persiguieron.

Los desconocidos intentaron arremeter contra Killua, pero este los enfrentó con tranquilidad, se entretuvo demás con sus contrincantes y no pareció notar los nuevos guardias que se acercaban rápidamente.

Él no los notaba. Cometió un error estúpido y dos enemigos lo sometieron. Espere que se liberara. Los refuerzos ya casi estaban llegando. Si llegaban a ese punto Killua estaría en serios problemas.

Espere. Una helada gota de sudor bajó por mi sien. En milésimas de segundos la vida de Killua podría peligrar. Pero si me muestro pondré en peligro a Ayumi. Él no me dejaría ir si me ve.

Los refuerzos llegaron. Y se lanzaron contra Killua. Iban a atacarlo. La imagen de él siendo brutalmente lastimado como la vez pasada me pesó. La sangre. Sus ojos opacos.

Di una patada en el piso y este se congeló en dirección de los hombres que atacarían al chico que amo. La ventisca manó de mi cuerpo. El hielo bajo los pies de los sorprendidos guardias hizo una explosión.

Ellos esquivaron hábilmente las estacas congeladas que cree. Salí de mi escondite y me precipité sobre ellos. Las puntas de mis dedos se recubrieron de hielo y rebané las gargantas de cuanto objetivo estuvo a mi alcance. Me sentía en trance, matando una y otra vez de manera limpia y certera, la sangre salpicaba mi abrigo rojo.

Los vellos de mi nuca se erizaron, una sensación eléctrica rodeó mi cuerpo. Miré el hielo bajo mis pies, estaba cubierto de sangre y cadáveres. Alce la cara y me encontré con sus ojos, la sonrisa en su rostro destilaba egocentrismo, mi corazón dio un vuelco.

-Hasta que apareces –me dijo- Creí que tendría que dejar que me hirieran para que salieras de tu escondite, Mary.

-Ki-Killua –susurré.

La sensación en mis labios al pronunciar su nombre me aturdió, era como si cientos de agujas punzaran suavemente sobre mi piel. Retrocedí.

-Ni se te ocurra huir –dictaminó serio.

-Primero ayúdame a acabar con esto –pidió con ese típico tono desquiciante de su familia con el que exigían las cosas- Y luego tú y yo tendremos que hablar ¿Entendiste?

La última frase del amo Silva retumbó en  mi cabeza: “Las órdenes de todos los Zoldyck son absolutas”. Sabía que me estaba aferrando a una tontería solo para permanecer un rato a su lado. Pero técnicamente estaba cumpliendo mis órdenes, después de todo, Killua era un Zoldyck, el futuro líder de toda la familia. Sus órdenes eran la ley para mí.

-Sí, amo Killua –susurré disfrutando cada sonido saliendo de mi boca.

-Andando –dijo antes de desaparecer en una estela eléctrica de color azul.

Fin del Mary Pov’s.

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Mis adoradas personitas. Esta vez regresé para finalizar este proyecto, para relatarles el camino de espinas de Mary y Killua. Me siento determinada a lograrlo y espero que ustedes me apoyen en este proceso.

Actualmente soy una Mía distinta de la que inició esta historia, por lo que pronto adaptare ligeramente los capítulos anteriores. Pero nada muy grave, así que tranquilos.

Antes de despedirme les dejo una pequeña aclaración,  esta historia se centra en los hechos del anime, no tanto en los del manga ya que no lo he leído conozco muy poco sobre el. En la historia cuando vean Gotoh escrito con H al final me refiero al mayordomo que murió cuando peleó con Hisoka cuando sacaron a Alluka de la mansión Zoldyck; y cuando digo Goto sin H me refiero a la bestia mágica que usa la apariencia del anterior mayordomo.

Sin mas que decir
Besos y abrazos
Mía_Gnzlz♥

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