Capítulo 10

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Los siguientes días fueron duros porque una niña que está enferma o recuperándose de una enfermedad busca el contacto, el cariño, los abrazos de sus padres o de las madres en el caso de Julia, tuvieron que hacer de tripas corazón para no caer en la tentación de hacerlo, sobre todo Juliana, que tenía que conformarse solo con escucharla hablar y le partía el corazón escucharla llorar, hasta que los médicos les dieron luz verde por fin, ese día fue uno de los más felices y emotivos, era significado de que la niña evolucionaba favorablemente.

Sus vidas se dividían en casa, hospital, del hospital a la casa y alguna que otra vez Valentina iba a los almacenes de la tienda que tenía en L.A. Seguía siendo dueña de un negocio y aunque había delegado más no significaba que fuese abandonarlo de ahí salían los ahorros para pagar la universidad de sus hijos.

Un día tocó ir en compañía de su madre a su almacén, aunque los padres de Valentina no "podían" permitirse una casa o viajar todas las semanas, al menos hasta que diesen de alta a Julia iban una vez al mes. Pongo énfasis a ese verbo "poder" pues era obvio que si éstos aceptasen Valentina compartiría todas sus ganancias, pero éstos le habían dejado claro que todo lo que ganaba era para ella y para sus hijos.

Era la primera vez que Lucia iba a una de las tiendas de su hija. Las tiendas de Asbury Lake tampoco es que fuesen grandes, ni de las grandes cadenas como Walmart o centros comerciales, pues la mujer se imaginaba algo modesto, sin embargo, se le desencajó la mandíbula cuando vio que esa tienda gigantesca no tenía nada de modesto, tenía cuatro plantas.

Planta primera: sección "femenina"

Planta segunda: sección "Masculina"

Planta tercera: Sección infantil

Planta cuarta: accesorios

La planta cero estaba el recibidor y la parte trasera de los almacenes, justo donde tenía que ir la rubia, pues el despacho estaba en la parte trasera, así pues dejó a su madre a recepción mientras iba a reunirse con Amanda, una de las encargadas, en la entrada del almacén ya estaban preparadas las cajas con las decoraciones navideñas, apunto de sacarlas y empezar a colocarlas, también estaba lleno de ropa de otras colecciones de otras estaciones del año que iban sacando en las épocas de rebajas.

Amanda estaba nerviosa, ya había dejado preparado todos los papeles que tenía que firmar la rubia, antes firmaba, antes se iba y no porque le desagradase la presencia de Valentina, al contrario, la rubia aun sabía como imponer a sus empleados y empleadas.

Aquel día se arregló el pelo, se puso un traje de chaqueta y falda, unos zapatos con tacones que realzaban los gemelos y piernas, lo más importante, aun sabía como parecer que tenía mala hostia:1

- Señora Valdés Carvajal- Dijo Amanda nerviosa cuando entró la rubia al despacho- aquí están los papeles que tiene que firmar.

Valentina dejó su bolso sobre el escritorio y revisó que todo estuviese en orden, es decir, algo le decía que debía confiar en Amanda, ha sido una empleada eficiente y lo supo demostrar, pero, aun así, prefería mirar que era lo que iba a firmar, solo hace falta bajar un poco la guardia para que un buitre aparezca y le haga firmar un documento legal en el que le vende hasta el alma:

- Páseme un bolígrafo

Ordenó cuando vio que todo estaba en bien:

- Por cierto- comenzó a decir Amanda señalando a un par de cajas que había encima de una silla al lado de la puerta- ahí está lo que encargó

- Que rápido

Dijo Valentina terminando de firmar, se acercó a las cajas y con buena maña abrió una, sonrió como una boba cuando la abrió, había dos sombreros de cowboy, réplicas del sombrero favorito de Juliana hechas a medida para los mellizos y supuso que la caja de abajo estaban los de los gemelos y el de ella, serían perfectos para la foto familiar de navidad. Miró a Amanda:

- Que lo envíen a mi casa

- Sí, señora Valdés

Terminado de hacer los papeleos se fue en busca de su madre que estaba en el recibidor, mirando con el ceño fruncido las placas que indicaban lo que había en cada planta:

- Cariño ¿por qué femenino y masculino van entre comillas?

Su madre era menos basta que su padre y tampoco preguntaba o cuestionaba nada, le decían "Esto es así" y ya, no preguntaba más, trata de comprenderlo como puede, eso no implicaba que supiese más que Jacobo:

- Los almacenes Carvajal Valdés preferimos no poner demasiada importancia al "genero" de la ropa, porque soy de las personas que no creen en que un trozo de tela deba de tener género, si por mi fuera pondría "paséate y compra lo que te da la gana" pero dudo que la gente lo entienda- Valentina curvó la comisura de los labios al ver las caras de extrañeza que estaba poniendo su madre- como tú

- No, no- comenzó a disculparse- sí me parece bien que cada uno vista como más cómodo o cómoda esté, en la antigüedad que una mujer se pusiese unos pantalones era un escándalo y ahora es lo más normal del mundo, algún día- dijo poco convencida- se verá como algo normal que un hombre se ponga falda si quieren- Valentina reía entre dientes porque en su malévola imaginación situaba a Lupe en ese mundo "futurístico"- en eso los escoceses nos llevan años de ventaja.

Valentina dejó escapar una pequeña carcajada. Era muy pequeña cuando sus padres, pero se sentía muy afortunada por haber sido adoptada por dos personas tan maravillosas como lo eran Jacobo y Lucia.

Ya que estaba ahí le dio una vuelta turística y se quería algo que lo cogiese, aunque su madre era demasiado dejada para eso, con ponerse cómoda le era suficiente, sin embargo, si era de coger una prenda y acercarse a Valentina:

- Mira cariño- decía con una blusa en las manos- estarías preciosas con ello puesto- Valentina iba a abrir la boca, pero Lucia la interrumpió- por favor- suplicó- complace a tu madre que hecha de menos ir de compras con su niña

Valentina dejó escapar un suspiro, que sus padres les habían dado más libertades y dejando ser más independientes, cierto, pero también les gustaba mimar a sus hijos de vez en cuando. Al final acabó complaciendo a su madre y acabó probándose por lo menos siete modelos. Valentina, salió del probador con un vestido azul oscuro ajustado en la parte superior y el parte inferior mucho más suelto. Lucia miró con adulación a Valentina, se puso tan emocional que tuvo contener las lágrimas:

- ¡Ay! Mamá no

Dijo Valentina, la mujer negó con la cabeza y se sacó del bolso un pañuelo para retirarse la humedad de sus ojos:

- Es que- Comenzó a decir la mujer- parece que fue ayer cuando llegaste a nuestra casa, ahora te veo tan grande y guapa, te compro el vestido

Dijo Lucia emocionada. Valentina dejó escapar una risita, se acercó a su madre y puso a sus manos sobre sus hombros:

- No hace falta, puedo llevármelo

Lucia negó con la cabeza:

- Por favor complace a tu anciana madre

Valentina alzó las cejas:

- ¿ahora es anciana madre? - buscó la etiqueta y se la enseñó- ¿Te has fijado en el precio?

Lucia miró y tuvo que fijarse bien por una segunda vez para verificar que los dígitos de ese precio estuviesen correctamente:

- ¡Ay! Mi vida, el otro día vi el mercadillo un vestido igual, te lo compro ahí.1

Cualquiera diría que eso sería malgastar dinero, sobre todo la gente que no conocía a Valentina Carvajal, es decir, podría disponer de cualquier prenda lujosa y la rubia no vestía mal, pero si alguna vez se pone ropa de mercadillo es por algo que su madre le ha comprado con ilusión, sus hijos y Juliana igual, es ropa y lo que la gente que está fuera de la industria que desconoce que muchas veces el material de unos pantalones de la tienda de los chinos y el material de una marca de alta o media gama es el mismo, lo que realmente lo que se paga es la marca. Cualquiera llamaría timadora a Valentina por poner esos precios, pero se llama negocios, si existía que compraban sus productos evidentemente seguiría poniendo precios competentes.

Lucia dejó de pasear por la tienda y porque Valentina le hizo un alto, que quería ir al hospital y ver a su hija. La mujer apenada paró y observó como su hija se cambiaba en el probador, pues mientras aprovechaba Valentina para hablar con ella. Sin caer en que su madre era observadora y en cuanto vio a Valentina en ropa interior vio dos incisiones "recientes" lo pongo entre comillas porque evidentemente ya estaban cicatrizadas, pero según la piel necesitaba un proceso de "curación" en esos momentos las pequeñas cicatrices de la laparoscopia estaban muy rosadas y contrastaban mucho con su piel:

- ¿Y eso?

Quiso saber Lucia señalando su tripa. Valentina tenía varias opciones, decir que era la cirugía para hacer el ligamento de trompa de Falopio, que no colaría pues su madre sabía que aprovecharon cuando le hicieron la cesárea o cualquier cirugía leve. Sin embargo, la rubia se veía tan desbordada sobre como afrontar ese tema con Juliana que acabó contándoselo a su madre con todo detalle:

-...Quiero contárselo- le decía la rubia terminando de vestirse- pero tengo miedo de como pueda tomárselo.

- Cariño- dijo Lucia agarrándole de la mano- no se a ciencia cierta de como se lo va a tomar tu mujer, creo que nadie lo sabe, pero si se que Juliana te quiere y que ha soportado mucho- se encogió de hombros- ¿Va ha sacar su lado tirano? ¿te dejaría de hablar? O ¿Montaría un drama? Eso es más de tu estilo, pero si que será mucho peor si lo pospones demasiado.

Valentina sonrió con confort:

- Gracias, mamá

Lucia abrió los brazos y esperó a que Valentina le abrazara:

- Pero que sepas que ya han cumplido el cupo de darme nietos, me niego a cuidar más de cuatro nietos cuando ustedes se vayan de vacaciones.

Valentina carcajeó y miró con cariño a su madre:

- Sobre ese asunto- agarró las manos a su madre- me gustaría irme unos días de viajes con Juliana, cuando pasen las navidades, ahora que las cosas con Julia parecen marchar bien, me gustaría volver a tener la misma complicidad que tenía con Juliana antes del accidente- al ver las caras que estaba poniendo Lucia- los cuidarías aquí, en compañía de Macario y Lupe

- Cariño, mencionando a esa señora no convences ni a San Pedro- Valentina carcajeó de nuevo- está bien, cuido de mis angelitos, todo sea por verlas a Juliana y a ti felices de nuevo.

Julia se había quedado con su abuelo favorito Macario, sí, los niños no lo decían en alto pero su abuelito Macario era el favorito, mientras que la abuela favorita era Lucia, eso no quería decir que odiasen a Jacobo o a Lupe, también les querían, pero el trato era distinto, Macario jugaba con ellos a todo, si tenía que vestirse de princesita lo hacía, si tenía que vestirse de vikingo lo hacía, si tenía que ser una señora o un señor lo hacía, era fomentar la imaginación de sus nietas y nieto, aparte de que se divertía haciendo eso, sin embargo, a Jacobo no le salía tan natural eso de ponerse un tutú y dejarse maquillar por sus nietas.

Mientras Juliana y Lupe fueron a tomar algo, Valentina tuvo su momento emotivo con su madre, era la hora de que.... Bueno momentos intensos tenia muchos últimamente. Lupe guio a Juliana hasta una mesa y le ayudó a colocar su bandeja enfrente:

- Mi niña- comenzó a decir Lupe algo nerviosa- he estado informándome sobre los mejores neurólogos de Los Ángeles- Juliana se puso seria enseguida, ya sabía por donde iban los tiros y no le gustaba- quizás buscando una segunda opinión sobre tu situación.

- Madre- dijo la vaquera con los músculos tensos- no voy a prestarme a hacerme pruebas ni voy a ilusionarme por un resultado que puede que no exista, ya me dejaron claro que es permanente y no hay cirugía ni cura que exista.1

Lupe alterada dio un manotazo en la mesa haciendo sobresaltar a Juliana:

- Eso es lo que tu mujer te hizo creer

Lupe se tapó la boca. Juliana frunció el ceño y ladeó la cabeza:

- ¿Qué es lo que quieres decir?

Lupe movió la boca y tartamudeó, en realidad le ardía la lengua por querer desembuchar que Valentina la tenía engañada, sin embargo...:

- Quiero decir, Valentina es atea y no te hace creer que los milagros de dios existen...

Otra excusa creíble no le vino a la mente. Juliana chasqueó la lengua:

- Madre, te quiero y puede que estos últimos meses no haya tenido la fuerza emocional para prestar demasiada atención a tus comentarios viperinos- endureció su voz, haciendo que Lupe se sintiera dolida- Valentina es mi esposa, la madre de tus nietos y puede que no sea la perfecta nuera para ti, pero es la perfecta esposa para mí y con eso debería valerte- terminó con el ultimátum- deja de faltarle el respeto, porque llegará el día en que me canse y sea yo misma quien te prohíba la entrada a mi casa.

Lupe achicó sus ojos ¿ella era la mala? Su esposa era la que andaba ocultando las cosas y ella era la mala, chirrió los dientes y se levantó poniendo las manos en la mesa, debatiéndose entre decírselo o no...

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Esta historia NO me pertenece, es una adaptación realizada con la autorización de su autor Elio_kin


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