Sabor

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Castaño

Ya había leído acerca de él, de que la madera era de ese color, la tierra también, el chocolate... Mis ojos no se enfocaron en nada además de aquellas dos esferas brillantes que me miraban con una señal clara de preocupación.

—Señorita, me está asustando – después de haber dicho eso, se llevó el vaso que sostenía hasta sus labios rojos.

Por Dios, estoy viendo todos los colores, estoy viendo a mi amor con todos mis colores.

—Eres hermosa – Susurré casi inaudiblemente sin apartar mis ojos de ella.

Me encontraba en una especie de transe, una hipnosis que no sabría explicar en este momento. Juliana era totalmente diferente a como la idealice. Tenía el cabello largo y oscuro, la piel bronceada, yo era solo unos centímetros más alta que ella, etérea, hermosa, muy hermosa.

Le dio un sorbo al líquido e inmediatamente hizo una mueca, retirando el vaso de sus labios y escupiendo lo que había bebido.

—Aghh, que cosa tan horrible – Comencé a reír de ternura, parecía una loca delante de ella.

Dándose cuenta de lo que había dicho, Juliana me miró y se llevó nuevamente el vaso a la boca, escupiéndolo nuevamente en seguida.

— Pude saborearlo, no puedo percibir el sabor de nada, eso va a pasar solamente cuando yo encuentre a... — sonreí ampliamente, dejando caer a la arena la playera que llevaba en las manos — ¿Valentina?

Hola mi amor – Los colores que había en ella parecían volverse más fuertes.

—Ay Dios mío – Abrí los brazos con la intención de recibir su cuerpo, cosa que ella entendió a la perfección y corrió hacia a mí.

Juliana se abrazó fuertemente a mi cuello, riendo sin parar contra él. Sentí como el vaso que tenía en sus manos caía sobre mis pies. Mi corazón acelerado en mi pecho se emparejo perfectamente al de ella mientras apretaba su cintura. La impulsé hacia arriba y la hice girar por el aire.

Te busqué por tanto tiempo. Eres mucho más hermosa de lo que me imagine – Sentía una felicidad enorme, parecía que estaba en un sueño.

Ella olía a algo dulce, un perfume suave que corría de su piel a su cabello. Respiré hondo, intentando grabar en mi memoria el olor delicioso que mi amor tenia.

—No lo puedo creer, pensé que nunca te encontraría, yo... — la hice un poco haca atrás, deseaba tanto ver sus colores nuevamente – Ni siquiera puedo oír tus pensamientos.

Estábamos cerca, la tenía entre mis brazos sin posibilidad de escapatoria. Parecía que nos conocíamos desde hacía mucho tiempo, no había sensación de incomodad entre nosotras, lo que estaba pasando en verdad era un encuentro de almas.

—Comencé a escucharte después de que llegué y también gané un golpe en el brazo – Juliana agrando los ojos – Tu amiga tiene la mano pesada.

Le mostré el brazo que recibió el manotazo, logrando ver perfectamente el color de mi piel ahora. Yo era muy blanca y la pequeña marca roja era muy evidente. La morena miró mi brazo, pasando los dedos sobre la zona afectada de mi piel.

— ¿Sentiste cuando Tessa me golpeó? —Asentí – eso es demasiado, Wow...

—Lo sé, y hasta hace cinco minutos no sabía que era tan blanca. Parezco una hoja de papel, mira esto – Mire mi abdomen y senos, buscado ver mi cabello. – Entonces esto es el rubio.

Juliana levantó mi rostro en busca de mis ojos. Solté un suspiro cuando los orbes castaños entraron en contacto con los míos nuevamente. Nunca me iba a casar de decirle lo hermosa que es.

— ¿No veías los colores?

—No, todo era blanco o negro, sin vida. Vivía en total oscuridad para ser más exacta – Debes de saber que todo a mi alrededor está lleno de colores distintos que jamás había visto, pero no logro apartar mis ojos de los tuyos.

— Lo imagino – Suspiró — ¿Entonces no sabes que tienes los ojos más lindos de este mundo?

Sus dedos contorneaban mis cejas, descendiendo lentamente a mis mejillas, permitiéndome sujetar con más fuerza su cintura, haciendo que nuestros cuerpos finalmente se conocieran.

— ¿Qué color tienen? – Pregunté bajito admirando mi color favorito.

—Son azules. Como ese tono – Ella apuntó a mi propia playera – Siempre me gustó ese color, no entendía muy bien el motivo de amarlo tanto, pero ahora lo entiendo, era a causa de los ojos de mi amor.

Aquella frase hizo que mi sonrisa apareciera automáticamente en mi rostro. Deseaba tanto saber más de ella, sus gustos, o que hacía, en donde vive. Por dios, estoy viviendo un cuento de hadas.

—Si esta chica no es Juliana, te mato, Valentina – Escuché la voz de Noah detrás de mí – No vas a desperdiciar todo ese tiempo buscándola para después estarte abrazando con cualquiera.

La morena comenzó a reírse, separándose de mí y parándose a mi lado. Entrelace nuestros dedos, notando lo perfecto que nuestras manos encajaban.

—Deja de ser tan idiota, Noah. ¿Crees que ... — Él se colocó frente a mí y por primera vez pude ver todos sus colores... — Noah, tu...

— ¿Yo? – Lo miré un poco más y vi a Josh sonriendo a su lado.

—Nunca imagine que fueras tan bonito, tu cabello. El color de los ojos de Josh... Wow...

Todos carcajearon mientras yo admiraba todo lo que estaba a mi alrededor. Mire el mar, el cielo, a las personas que caminaban por ahí. Ahora todo era diferente, mucho más bonito y lleno de vida.

"Por Dios, ¿Tiene que ser tan linda?"

Miré en dirección de la dueña de la voz que repercutía en mi mente y sonreí con lo que escuché. Juliana se puso roja en cuestión de segundos, notando que fue atrapada infraganti.

—Maldición, olvidé que puedes oír mis pensamientos – Besé su mejilla.

—Prometo controlarlo, todo esto es muy nuevo para mí – Mire a los chicos que estaban frente a nosotras.

— ¿No nos vas a presentar?

Besé la mano de la morena antes de iniciar.

—Noah, Josh, ella es Juliana, mi amor – Ellos se miraron antes de abrazar a la chica, misma que correspondió de buen agrado el cariño que estaba recibiendo.

Ella me parecía tan increíble y receptiva, tenía una cierta simpatía que me parecía tan linda y me quede pensando en lo perfecta que debe ser en todo lo que hace.

—Wow, no me extraña que fuera tan difícil encontrarla, mira a esta mujer – Josh exclamó codeando un poco a Juliana – Es un placer conocerte, Juliana.

—El placer es todo mío. Aun creo que todo lo que está pasando es un sueño, pero me siento demasiado bien por conocerlos – tire de su cintura para poder abrazarla por detrás — ¿Son pareja?

Ella correspondió a mi gesto buscando mis manos con las suyas para entrelazarlas. Me sentía radiante, como una niña repleta de dulces. Lo único que quería era estar cerca de ella.

—Si ¿Cómo supiste?

—Es un poco obvio. Cuando dos almas se encuentran es evidente por todo el amor que emanan, no necesito ni conocerlos para saber que son almas gemelas – Noah me miró encantado por la inteligencia de mi morena.

— En verdad puedo ver perfectamente eso en ustedes – Juliana giró su rostro en busca del mío —— ¿Ya buscaron la palabra?

—Aun no – Respondí deseando saber en dónde había aparecido.

—Puede aparecer en cualquier lugar, déjame buscar el tuyo amor – Sonreí por el apodo.

— Valentina está totalmente embobada – Le hice una mueca a Josh, dejando que Juliana se girara y buscara la palabra en mi cuerpo.

Ella comenzó en la cintura y subió hacia mis senos, en medio del camino noto el tatuaje en que venía marcado su nombre debajo de mi seno izquierdo. Note la linda sonrisa que apareció en sus labios.

—El mío está aquí – Vi que sus manos bajaron un poco su short, revelando mi nombre marcado con tinta negra un poco debajo de su vientre – "Valentina" es un hermoso nombre.

—Es latino también, aunque vivo en Canadá – me encogí de hombros – me gusta.

— ¿Entonces vives en Canadá? – Vi como su rostro con un semblante triste al realizar aquella pregunta.

—Hey, no hagas esa carita.

Y comprobando que ahora sentiríamos todo lo que la otra sentía, una tristeza repentina se apoderó de mi pecho. Era algo pequeño, pero me hacía sentir ganas de llorar.

—Mis padres viven en Argentina ahora, mis orígenes son de allá, pero yo crecí en Canadá. – Noté que su expresión no cambio. – Te he buscado por años y la distancia no será la que nos separe. Estoy dispuesta a quedarme en donde tu estés. No puedo vivir más sin mi amor repleto de colores.

—Oww— Escuché a los chicos en coro – Que lindas.

— ¿Quieres vivir aquí? – Ella asintió – Entonces aquí me quedaré yo también.

Nos envolvimos en un abrazo firme y seguro, lleno de esperanza y de añoranza. Si, añoranza, sentía como si me estuviese reencontrando con mi amor; un sentimiento fuerte tan fuerte dentro del pecho no puede ser algo de hoy, solo se podría comparar con un amor que trasciende a lo largo de diferentes vidas.

—Quiero que conozcas a algunas personas – Asentí, yo ya no estaba dispuesta a irme a ningún otro lado.

—Hago lo que quieras – Pasé los dedos por sus labios, mirando la perfección de su rostro, pero quiero saber en dónde está nuestra primera palabra intercambiada.

Los chicos se acercaron y comenzaron a buscar en mi cuerpo la marca. Juliana se quitó la camisa frente a mi sin pudor alguno, rebelando un biquini azul que combinaba a la perfección con su tono de piel.

Y recordé cuanto le gustaba a ella ese color.

—Aquí "oopss, disculpa". Es lo que está escrito. – Josh miraba la parte interna de mi brazo derecho – Que palabra tan extraña.

— Yo la uso mucho – Juliana sonrió dirigiendo su mirada hacia donde todos miraban. – No encuentro la mía.

Intenté no mirar mucho la parte desnuda de su cuerpo y dejé que los chicos buscasen. Avergonzada, agaché mi mirada y encontré la fresé marcada en su muslo izquierdo.

—Aquí – Todos miraron hacia donde yo apuntaba.

— "Eres hermosa" ¿En serio Valentina? — Me ruboricé al escuchar la carcajada de Josh.

—Ella habló tan bajito que no la logré escuchar – La morena pasó un dedo sobre las letras al mismo tiempo que sonreía ante lo que veía – tú eres mucho más bonita.

—Ahora vas a tener que aguantar toda esta cursilería, Noah – Le di una palmada en la cabeza de Noah, haciendo que Josh soltara también un "Ay"

Decidimos caminar hacia el quiosco en donde los chicos se encontraban anteriormente, mi estómago a había comenzado a exigir comida. Tome las cosas que estaban sobre el área, arrojando el líquido del vaso del que bebía la morena.

Caminaba con mi mano entrelazada a la de Juliana hacia una mesa, le abrí la silla para que ella se pudiese sentar.

—Que amable – Me senté a su lado.

— ¿Qué quieres pedir primero? Ya sé que no te gusta aquel liquido oscuro – reímos juntas.

— Era café, tenía un sabor extraño, no se explicarlo.

— El café es vida mi amor.

— ¿Juliana no percibía los sabores? – La morena negó con la cabeza – Pobrecita – no sabes a que sabe la lasaña.

—Déjala Noah – Tomé el menú mirando las opciones — ¿Hay algo que te gustaría probar?

—El chocolate, dicen que es muy bueno – asiento – pero no quiero que gastes tu dinero en mí, Valentina, yo me lo puedo pagar.

De hecho, no conocía bien su condición financiera, pero un día antes había escuchado que ella no tenía dinero para irme a buscar. 

—Hey, no es molestia, Solo déjame hacer esto por favor – Pedí con un puchero y me acerqué a su rostro – Tú me regalaste los colores y quiero hacer lo mismo por ti.

—Está bien – Sonrió – Pero algo pequeño.

No le lleve la contraria, tampoco podía excederme tanto. Pedí algunas cosas aparte del chocolate, el menú era diverso así que tenía varias opciones y mientras nos entregaban nuestra orden iniciamos una conversación banal.

—Valentina ¿Cuál fue el primer color que viste? — Noah me preguntó después de contarle a Juliana como se conocieron Josh y él.

Yo tenía uno de mis brazos alrededor de los hombros de la morena, su cabeza reposaba en mi hombro y sus brazos estaban alrededor de mi cintura.

Castaño – Juliana me miraba – El color de sus ojos.

— ¿Cómo supiste que era castaño? — ella preguntó.

—No sé – me encogí de hombros – fue el primero color que me vino a la mente.

—He leído sobre eso – Inició Josh – El cuerpo de Valentina siempre vio los colores, pero su alma no, ella los conoce todos, simplemente no los había visto antes.

—Wow – Se sorprendió Noah – Eres muy inteligente mi amor.

Intercambiaron un beso rápido, haciéndome encoger un poco de vergüenza ya que tenía muy cerca a mi amor. Nunca había besado a nadie, ni siquiera sé que hacer. Las únicas referencias que tengo son de películas y de estos dos que jamás les importó mi carencia.

Sabía que ese era el próximo paso después de encontrarnos y era algo muy íntimo como para que sucediera enfrente de cualquier persona. Bueno, al menos nuestro primer beso. Me sentía con la obligación de ir lento, quería conocerla antes que todo.

Estamos destinadas pero el respeto siempre ha sido algo muy importante en mi vida y quiero que así siga siendo.

Juliana al notar mi incomodidad levanto su rostro y apretó más mi cintura. Busqué su mirada y pasé mi mano por los finos hilos de cabello que caían sobre su frente.

— ¿Has estado con otras personas? – Una pregunta cargada de sentimientos. – Si la respuesta es "si" no hay ningún problema, yo lo voy a entender.

—No, nunca tuve ganas – Fui sincera, mentir no era parte de mi – No te voy a negar que tuve oportunidades, pero nunca obtuve los colores que buscaba. Fueron 27 años de un fiel celibato.

—Es mucho tiempo amor, principalmente después de que viajaste por tantos países y no encontrar nada – suspiré.

—Lo sé y las tentaciones no fueron pocas. – Besé su frente y me quedé en silencio por algunos minutos — ¿Y tú?

—Soy un año más chica que tú y confieso que muchas veces pensé en hacerlo – La morena apretó un poco sus manos – Me sentía sola. Todas mis amigas habían encontrado a su amor y yo era la única que no. No tengo la solvencia para salir del país y viajar por el mundo, lo máximo que conseguí fue visitar algunos estados, así que no, nunca estuve con nadie.

Besé su frente, entendía perfectamente lo que estaba diciendo y sabía que no estaba mintiendo, yo podía escuchar todo lo que ella pensaba antes de que lo dijese.

—Sabía que ibas a aparecer en algún momento, lo sentía en mi corazón. Dios no destinó nuestras vidas como para que no nos encontráramos. Alguna tenía que tener dinero – Comenzamos a reír olvidando un poco a los chicos que nos acompañaban en la mesa – También te imaginé de distintas formas, me preguntaba como seria tu sentido del humor, si sería tan malo como el mío. Y siempre que me quedaba pensando en mi amor, tenía una cierta intuición de como seria tu corazón.

— ¿Cómo así? – Levante las cejas.

Nos encaramos la una a la otra sin desviar nuestras miradas en ningún momento. Aquellos eran los ojos que tanto había buscado, podía ver el brillo intenso que cargaban y solo me confirmaban la persona tan maravillosa que ella era.

—Sabía que no eras una persona mala, egoísta, mezquina, malhumorada. Siempre estuve segura de que serias linda por dentro y por fuera, solamente no pensé que tendrías en tus ojos a mi color favorito.

Sentí ganas de besarla, de sellar por completo nuestro destino, pero me contuve. No quería ser invasiva.

—Creo que de cierta forma yo también sentía eso, porque recorrí el mundo con la seguridad de que sería bien recibida. Se español desde que nací, aunque mis padres son argentinos, ellos no me enseñaron el idioma y después fui a buscar el origen de tu nombre y ahí tuve la confirmación de que eras una latina.

—Eso explica por qué se hablar inglés, nadie cercano a mi habla ese idioma.

Me permití besar su mejilla y noté que el mesero se acercaba con nuestra orden. Abrí la boca sorprendida al ver el color de todos los alimentos, nunca imaginé que serían tan variados.

—Es muy raro ver todo tan colorido ahora, mira ese camarón y esa naranja también – Todos comenzaron a reír.

—Yo estaba igual que tu Valentina – Dijo Josh mientras se serbia.

—Mira amor, aquí está el chocolate – La morena miró la taza llena del dulce liquido con algunas fresas encima – Creo que es un poco amargo, pero te sabrá bien. Pedí algunas barras también, si gustas puedo ver si tienen algunas cosas más.

— ¿Siempre estás tan preocupada por todo?

—Créelo, y se pondrá peor –Le hice una mueca a Noah – Es broma. Valentina siempre ha sido así con las personas que ama. Se preocupa, es atenciosa y nos cuida como si se tratase de su propia vida.

Mire la porción de camarón que tenía frente a mi mientras sentía como todo mi rostro se ruborizaba. Sentí una mano deslizarse por mi espada y buscar las mientras que tenía entre mis piernas, rápidamente nuestros dedos se entrelazaron.

— ¿Me sirves? –La pregunta fue en un tono suave, note que ese sería el tono de nuestras confesiones.

Asentí y tomé una pequeña cuchara llena de chocolate y la llevé hasta su boca. Juliana lentamente saboreo todo el dulce, haciendo una expresión de satisfacción al sentir su sabor.

—Dios mío, esto es una delicia – Lleve la misma cuchara a mi boca para comerme el restante – Siempre comía, pero jamás imagine que sería tan bueno.

—Prueba el mango – Intente limpiar los resquicios de chocolate que había en la fruta para que solo pudiera saborear ese único sabor.

Lo llevé hasta su boca nuevamente y comencé a carcajearme con todas las expresiones de sorpresa y espanto que ella hacía. Al final Juliana había probado todas las cosas que le había pedido, no le gustó el queso ni en tocino. Amo los jugos de caja, probo el café con azúcar afirmando que sabía mejor de esa manera.

— Esto de aquí estoy segura que es tan rico como el chocolate – La morena se llevó a la boca uno de los mil camarones — ¿No es frustrante vivir frente al mar y no poder probar todo lo que viene de él?

—Es tan frustrante como no poder ver tu propio tono de piel.

Estaba pando la cuenta cuando una chica de cabello rizado corría deprisa hacia nosotras acompañada de otra chica con el cabello claro.

—Por Dios Juliana ¿En dónde te habías metido? ¿Querías matarnos de la preocupación?

—Tessa, lo olvide... — Entonces esta es la tal Tessa.

—Mi brazo aún tiene la marca de tus dedos, solo para que lo semas – Bromee con ella y mire su rostro que tenía una expresión confusa.

— ¿Quién eres tú y por qué estas con mi amiga?

Ambas chicas parecían un poco espantadas, su expresión de preocupación en sus rostros era evidente.

—Tessa, calma, vamos a conversar – Mi amor intentaba calmar la situación.

—No me pidas que me calme. Saliste a comprar café y no volviste más, me estaba volviendo loca – Noté lo alterada que estaba, su rostro estaba comenzando a ponerse rojo.

Intenté levantarme para saludarla.

— Disculpa fue culpa mía. Me llamo Valentina, un placer – le extendí mi mano y recibí la suya de forma lenta.

— ¿Valentina? Yo conozco ese nombre – Su expresión cambió rápidamente:

—Amiga, ella es mi amor – Sonreímos juntas viendo como la mujer abría la boca en forma de sorpresa.

— ¿Qué? Como... ¿Qué? –Juliana carcajeo cuando su amiga casi grita – ¿Saliste a comprar un café y encontraste a tu amor? ¿así de la nada Juliana? Y aparte que es súper linda. 

—Coincidencias de la vida, quede tan sorprendida como tú – Me senté nuevamente y pase un brazo por detrás de la morena.

—Felicitaciones amiga – Tessa continuaba con los elogios, vi que también había otra chica, era distinta a la amiga de Juliana, ella no decía nada.

—Gracias – Juliana sonrió y besó mi mejilla – ya nos íbamos a ir ¿Te estas hospedando en algún hotel amor?

—No secrets, ahí a lado – las chicas hicieron una expresión al mismo tiempo.

—Además de linda es rica, Juliana, tienes suerte – vi como mi amor comenzó a ruborizarse.

Cosa que encontré adorable una vez más, amaba ver todos los colores que aparecían en ella. Juliana me hacía ganas de saber cuántos colores tenia.

— ¿Quieres venir conmigo o prefieres ir al hotel? – Me preguntó avergonzada y agachando su rostro.

Sujete su rostro por la barbilla y lo levante lentamente, sus ojos castaños se encontraron con los míos haciéndome sonreír y responder a su pregunta.

—Claro que voy contigo, no tiene mucho sentido quedarme en el hotel después de encontrarte – La sonrisa que se dibujó en su cara fue una de las más lindas que he visto – llegamos anoche, aún no hemos desempacado.

—Yo vivo con las chicas, mis padres viven en otra ciudad. Van a amar conocerte – nos levantamos y salimos del lugar – Todos los días llaman para saber si ya te encontré.

—Eso es cierto – Juliana me abrazó respirando hondo — ¿Qué pasa Ivana? ¿Por qué estás tan callada?

Llamarón la atención de la chica que venía acompañando a Tessa. Mire una vez más su rostro notando que ella era bonita, tenía los ojos azules, cabello rubio como el mío. Su expresión era muy diferente a la de la otra chica, parecía no estar feliz de que la morena hubiese encontrado a su amor.

—Nada, solo estoy pensativa – Su comportamiento era extraño – Felicitaciones July, lo mereces. 

Busqué a Noah con la mirada, notando que ya me encaraba con la misma expresión de duda en el rostro. Dejé los pensamientos a un lado y comencé a caminar a lado de Juliana en dirección hacia el hotel.

Lo primero que hice cuando llegamos fue recoger todo lo que había dejado por el cuarto, metiéndolo dentro de la maleta. Ambos chicos decidieron quedarse en el hotel ya que así tendrían más privacidad.

Mi corazón estaba a punto de explotar de alegría, finalmente había encontrado a mi amor, al fin estaba viendo mis colores, por fin la tenía conmigo y era mucho mejor de lo que algún día llegue a imaginar.

Juliana fue hasta el balcón y se quedó mirando el mar que tenía delante. Los otros estaban conversando entretenidos en medio del cuarto y con pasos lentos me acerqué hasta ella. Intente no leer sus pensamientos, deseaba tanto poder controlar ese nuevo don.

Pase los brazos alrededor de su cintura y deje un beso en su suave cabello. La chica suspiró y relajo su cuerpo, entrelazó sus dedos a los míos. Nos quedamos así por algunos minutos, en silencio, solamente contemplando el paisaje.

—Estas feliz – no fue una pregunta – puedo sentirlo.

—Como nunca antes. Siento que ahorita puedo hacer lo que sea – Juliana se giró y paso sus brazos alrededor de mi cuello – no sé muy bien que hacer a partir de ahora, ni siquiera sé cómo es dar un beso.

Yo tampoco mi amor – dije en un español perfecto, arrancándole una carcajada – Lo descubriremos juntas. No nos apresuremos.

—Estuve años sin saber el sabor de las cosas, la diferencia entre amargo, dulce y salado. Y ahora solo puedo pensar en el sabor que tú tienes.

—Espero que sea algo que le agrade a tu paladar, así como mi vista amó todos tus colores – Junte nuestras frentes, mi respiración estaba entrecortada.

—No quiero hacerlo frente a todo el mundo, quisiera que sea algo solo de nosotras.

—Yo tampoco quiero, porque sé que voy a emocionarme mucho y podría ser vergonzoso – comenzamos a reír nuevamente. 

El clima cálido de amor circulaba por el ambiente. El siendo de las charlas paralelas en el fondo nos daba la oportunidad de perdernos en cariños solas, solamente delante de un mar agitado.

—Me gustaría llevarte a mi lugar favorito, ahí es en donde me gustaría que fuera nuestro primer beso – sentí mi rostro comenzar a calentarse – Tiene tu cara, es increíble como todo lo que me gusta tiene algo de ti.

—Somos almas gemelas mi amor, todo está entrelazado – En un suspiro conjunto terminamos esa conversación y salimos del hotel en dirección a la casa de Juliana.

Durante toda la vida había pensado que cuando encontrara a mi amor, el mundo se volvería repleto de colores. Pero la verdad es que mi mundo era ella con todos mis colores.

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Esta historia NO me pertenece, es una traducción realizada con la autorización de su autora camrenlive1

 

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