49: Orígenes

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Orígenes
Santiago Martin

3 años antes

—¿Que estás diciendo, mamá? —pregunté aterrado.

De pronto toda mi vida se estaba derrumbando en segundos. La confesión de mi madre, me dejó perplejo.

—Tu padre asesinó a la hermana de esa chica —soltó a través del teléfono— él mató a Beth.

Fue esa confesión que me detuvo a decirle la verdad a Lillie. Ella me acusaba de engañarla con Camila, a quien veía solamente como una buena amiga, incluso hablaba de Beth. Todo esto era tan confuso para mí, que no sabía ni cómo explicarle que todas eran mentiras.
Pero esta pesadilla, todo había empezado hace un par de años cuando conocí a Beth, la hermana de Lillie, en ese entonces no conocía, ni sabía de la existencia de Lillie, simplemente conocía a Beth y fue en mi fiesta de cumpleaños número catorce.

Al igual que cada año, mi padre derrochaba dinero a diestra y siniestra solamente para dar de que hablar, mi padre en algún momento fue pobre, tanto que no tenía ni para un vaso con agua, al contrario que mi madre quien tenía padres a quienes el dinero les sobraba. Ambos tuvieron un romance el cual no era permitido por los padres de mamá, ella era una niña rica, mi padre un niño pobre y eso era mal visto hace mucho tiempo atrás, así que mi madre se enemistó con sus padres, quienes la desheredaron por casarse con mi padre. Fueron años de pobreza, tiempos en los que según Marion —mi nana— mis padres no tenían ni para comer, el éxito de papá tuvo que ver mucho con mamá, quien tenía hasta tres trabajos en ese entonces, le ayudó a pagar los estudios y fue así como papá llegó a los conocimientos que tanto necesitaba para hacer dinero.
La historia ya era conocida y vendida como la mejor prueba de amor verdadero que pueda existir en la actualidad. Mi padre terminó sus estudios y recibió su título de arquitecto y trabajó en ello consiguiendo su buena reputación, mientras mi madre, no culminó sus estudios, apenas los empezó cuando tenía trece años, mi padre en esa época ya tenía toda una colección de periódicos y revistas en donde le otorgan tanto reconocimiento, mientras mamá luchaba por obtener su título como abogada.

Todo el tiempo fui cuidado por Marion, estudiaba en casa, tenía clases de piano, idiomas y miles de materias que mis padres querían que su hijo tuviera de extra, porque si, para mi padre yo era un trofeo, para mi padre yo era otro de sus grandes proyectos publicados en esas revistas que tanto adoraba, le gustaba que lo adularan, mucho y mi madre nunca estaba, así que todas las órdenes sobre mi educación las daba él. Si, a mi padre le encantaba fanfarronear con su buen hijo, por supuesto.
Todo fue así durante mucho tiempo, yo solo tenía una opción y esa era obedecer a mi padre, eso hasta que conocí a Beth, era la invitada de Daniel, mi mejor amigo, así que fue inevitable no conocerla.
Beth era una chica completamente abierta, divertida, curiosa, conversona y risueña a la que nadie podía negarle nada. Su personalidad me agradó inmediatamente, así que los siguientes meses éramos Nicolás, Daniel, Beth y yo, un grupito demasiado insoportable y desbaratado, lo cual llegó a disgustar a mi padre. Ellos pasaban metidos en mi casa porque a mi no me dejaban salir, así que la presencia de mis amigos eran una distracción que mi padre no toleraba. Sin embargo, no era algo que me detuviera, al principio sí que le tenía respeto, en realidad, miedo, temía mucho de lo que podía llegar a hacer, pero cuando fui amigo de Beth, ella me hizo sentir que no era un robot, que simplemente era un chico que necesitaba ser normal.
Empezó a ser mi mejor amiga, siempre en vacaciones pasaba el 90% en mi casa, más que en la de su abuela Victoria, así que empezaron a haber rumores de que ella y yo salíamos, y no como amigos.

—Así que tú y Beth —intentó insinuar Nicolás— ¿Por qué me miras así? Si te vas a enojar con alguien, que sea la odiosa de Pamela, ella es la que anda gritando por toda la casa que tú y su prima salen a escondidas.

—¿Y Pamela de donde sacó eso? —cuestioné.

—Pamela dice que vio un mensaje comprometedor.

Nunca lo negué ante nadie porque primero quería hablarlo con Beth y lo hice.

—Pamela está distorsionando nuestra amistad —comenté.

Ella se quedó en silencio unos segundos y finalmente dijo la verdad.

—Lo sé, yo he permitido que ella dijera todas esas cosas —admitió apenada.

—¿Por qué?

Y entonces sonrió.

—Eres mi mejor amigo, así que te diré esto, pero no se lo digas a nadie más. Júramelo, por favor.

Y lo hice, juré que nunca repetiría lo que ella me confesaría esa tarde.

—Estoy saliendo con alguien... alguien un par de años mayor que yo y Pamela casi lo descubre, mi abuela me mataría si se entera, que ni se diga de mis padres, así que...

—Así que dejaste que Pamela dijera todo eso para desviar la atención sobre el chico con el que estás saliendo —deduje.

—Lo siento, no quería causarte problemas, pero... Santi, no sabes lo enamorada que estoy.

Y ella sí que lo estaba, estaba completamente enamorada, sus ojos se iluminan, el brillo no paraba, así que no quería arruinar su felicidad.

—No dire nada, pero tienes que presentármelo, quiero asegurarme de que es una buena persona que merece tu amor.

Pero ella nunca lo hizo, nunca me presentó al chico con el que salía. Incluso llegue a ser cómplice de su romance prohibido y nadie nunca sospechó de nada porque todos creían que ambos estábamos saliendo. Así fue por mucho tiempo, ella venía en las vacaciones, días festivos, fines de semana, siempre viajaba para verse con ese novio que tanto quería, eso hasta que llegó la navidad y también ese fatídico accidente.

—Santiago, mamá me quitó el permiso para pasar las fiestas en casa de la abuela —dijo llorando ese día que me llamó—, dijo que la abuela es egoísta y avarienta solo porque quiere vender nuestra casa, le he dicho que la abuela quiere que vivamos con ella, pero mis padres se niegan, así que he agarrado mis cosas y he salido de casa.

—¿Tus padres saben que estás viajando? —pregunté preocupado.

—No, me he salido de casa sin avisarle a nadie —confesó—, discutí con mi hermana menor así que es posible que mis padres ya estén al tanto. Iré a tu casa, quiero hablar de algo muy importante.

Pero esa tarde Beth no solo estaba llorando por la discusión que tuvo con sus padres a causa de lo que hizo Victoria, Beth tenía un secreto y era lo que la estaba hiriendo por dentro, pero calló.

—Bien, estaré en casa, esperándote, por favor ve con cuidado y avísame cualquier cosa —pedí.

Ella se tranquilizó un poco, lo podía intuir por su voz más relajada.

—Sabes que eres como mi propio hermano, te quiero mucho, San.

—Te quiero a ti, Beth... y por favor, no sigas llorando, todo se va a solucionar, ¿okey?

—Okey.

Fue la última vez que escuché su voz.
Esa noche cancele mi salida con los chicos, quienes tenían planes con el equipo de fútbol, así que, cuando Nicolás llegó a mi puerta tocando desesperadamente creí que vendría solo para recalcarme lo mal amigo que era por dejarlos plantados. No fue así, él estaba tan pálido como una hoja de papel.

—Santi, no sabes lo que acaba de pasar —soltó.

Era medianoche ya, así que creí que venía de una fiesta y que estaba ebrio. No estaba ebrio, no venía de ninguna fiesta, venía de la casa de Daniel, cuya casa estaba pasando por lo peor que una familia puede pasar.

—Beth acaba de morir.

—¿Qué? —fue lo único que pude soltar.

Las lágrimas en los ojos de Nicolás y la tristeza fue la confirmación de que esto no era una broma, no era producto de mi imaginación, de verdad ella había muerto.

—Fue un accidente y... y ahora todos en casa de Dani están destruidos, sus padres aún no saben nada y creo que Victoria ha entrado en shock.

Esa noche cambió completamente nuestras vidas. Había perdido a quien consideraba como una hermana, la que nunca tuve. Todos perdieron la razón, incluso yo, así que papá no me permitió siquiera estar presente en el funeral. No pude despedirme de mi mejor amiga porque decidió enviarme al extranjero. No pude estar con mis amigos, ni con la familia de Dani, familia que consideraba como mía, no pude verla por última vez, no pude pedirle perdón, no pude hacer nada más que llorar mientras volaba a Suiza, en donde mi padre me tuvo casi dos años.
Cuando volví la conocí a ella, a Lillie, la hermana de Beth, nunca supe de ella, de su nombre, ni siquiera la conocía de una foto, Beth no tenía fotos con Lillie porque ella odiaba las fotos y en realidad, nunca mencionó a Lillie porque siempre usaba su otro nombre: Melina. Así que para mí, Melina era la hermana de Beth, no Lillie, no lo
Entendí hasta tiempo después.

—Santi, he conocido al amor de mi vida, la chica de mis sueños, es que... tienes que ver que carácter se maneja, es toda una diosa, incluso puso en su lugar a la odiosa de Pamela, ella fue muy grosera la verdad, así que se lo merecía... ¿me estás escuchando?

—¿Dónde está Dani? —pregunté esa noche.

—En su casa, ¿donde más estaría ese flacuchento? —habló Nicolás.

—Estaba seguro de que vendría a recogerme, me lo dijo esta mañana.

—Si, pero pasaron cosas y los planes se cambiaron a último momento. Como te decía, conocí a la estrella que iluminará mi vida. Dios, incluso daría mi vida por ella sin pensarlo dos veces...

Pero no escuché mucho, ni preste atención porque era Nicolás y Nicolás siempre decía lo mismo, primero con la cajera, o con la mesera, o con cualquier chica que le sonriera por medio segundo.

—Dices lo mismo de cada chica que pasa frente a ti.

Nicolás se rio y me dio la razón.

—Ya, es verdad, pero te estoy diciendo que esta chica es la real, es la verdadera, es la única, será la única por siempre.

Y no hice caso mínimo porque según yo, se le pasaría después de besarla, así pasaba con todas.
Llegar a casa fue devastador porque mi padre me sacó del país tan rápido que no tuve tiempo de recoger o mover mis cosas, así que al llegar vi el portarretrato, ese portarretrato en donde Beth me besaba en la mejilla.
Esa noche supe que nunca había sanado, que nunca pude superar la muerte de mi amiga, así que llegar a casa después de casi dos años fue como retroceder en el tiempo, retroceder a cuando ella estaba y dejó de estarlo. Fue muy doloroso y deprimente.

—Quiere que me lleve esto? —preguntó Marion, sorprendida— esta foto es de la señorita Beth.

—Por favor, llévate todo de aquí, Marion —pedí deprimido— si es posible tíralo a la basura.

—Esta bien.

Mi último año lo cursaría con mis amigos, con los compañeros de siempre, pero lo que nunca supe con anticipación es que ella también estaba, que Lillie estudiaría con nosotros.
Ella estaba en mi asiento, el asiento no era mío desde hace dos años, pero cada uno ya sabía donde sentarse y mi lugar estaría vacío si no fuera por ella, la chica de cabello dorado y brillante que estaba durmiendo sobre mi mesa.

—Santiago, ella es Lillie, prima de Daniel y Pamela —fue lo que dijo Nicolás.

Aunque sinceramente dejé de prestar atención desde el segundo en el que ella levantó su rostro.

"Es preciosa" fue lo primero que pensé, si, era hermosa, pero odiosa, se negaba a devolverme mi puesto y había vuelto un poco gruñón desde el viaje, así que me negaba a cederle mi puesto. Claro, que luego me di cuenta que le había mezquinado mi asiento, cuando poco tiempo después le regalé mi corazón en bandeja de plata.
Ella era diferente a Beth, completamente diferente, se metía en problemas cada día, le respondía a todo el mundo, le importaba muy poco como la miraban y jugaba en el equipo de fútbol masculino, incluso, hasta pudo quitarme mi puesto. Ella era una completa rebelde, opuesta a mi por mucho y eso me fascinaba.

—Sabes que esa chica te quitó tu puesto —dijo el entrenador— de hecho, podría dejarlos a todos sin puesto porque ella juega genial y ustedes juegan de culo. Y si aún mantienen su puestos es porque el deporte tiene reglas y lastimosamente no aceptan un equipo de uno.

Sonreí, había visto lo bien que jugaba y aunque por fuera parecía molesto, por dentro estaba divertido.

—Tu prima es todo en uno —dijo Nicolás.

—¿Lillie de quien es hija? —pregunté interesado.

—¿Cómo que de quién? —preguntó Dani.

—¿No es hija del hermano de tú papá?

Nicolás me miró asustado.

—Nos olvidamos de ese pequeño detalle —respondió.

Y los miré completamente confundido.

—Es hija de mi tía Aurora... Lillie es la hermana menor de Beth —comentó Dani.

Así que los siguientes días me dediqué a observar cada detalle de ella, no porque quisiera, pero de todas formas me era inevitable no observar a la hermana de Beth, a quien sinceramente no esperaba que fuera de nuestra edad. Ella era un imán al que no podía dejar de observar. Mis ojos siempre la buscaban y al final siempre descubría cosas nuevas de ella. Por ejemplo, un día vi lo amable que fue con un anciano, lo ayudó a cruzar la calle, era un completo ángel, pero segundos después golpeó a un señor con la misma botella que este tiro al piso. Era muy impredecible y completamente atrayente. Ella se llevaba la mirada de muchos chicos, sin embargo, nunca se dio cuenta, es que muchas veces ni siquiera le importaba el resto.

—Voy a pegarle —aseguró Dani.

—Si, pégale, ese imbecil cree que puede sonreírle a mi Estrellita como si nada... atrevido insolente —le animó Nicolás.

Freddy Gómez le había coqueteado a Lillie, ella ni siquiera se dio cuenta, es más, lo ignoró muy bien, pero Daniel y Nicolás estaban tan molestos que esa misma tarde visitamos la casa de Freddy.

—Mira, si te acercas a mi prima de nuevo, te lastimaré mucho.

—Mi amigo te romperá la cabeza y cuando estes tan irreconocible de los golpes que recibirás, te daremos de comer a los chanchos, escucha bien esto Freddy, te estamos vigilando —añadió Nicolás.

La verdad no daban tanto miedo como parecía y a Freddy no le dio ni una pizca de temor. Ya, incluso yo quería reírme de Nicolás, sino fuera porque esta advertencia era seria lo hubiera hecho.

—Mira, tu prima no tiene dueño —contestó él— ni nada que me impida salir con ella, así que, si quiero salir con ella, saldré con ella, ¿me escucharon, par de idiotas?

Y la verdad es que no hubiera pasado absolutamente nada, si no fuera porque continuó.

—No necesito permiso de ninguno para cogérmela.

No supe que le había dado un puñete hasta que lo vi en el piso con la nariz rota. Ni siquiera pude entender mi acción.

—¡Esto es una probadita de lo que te haremos si vuelves a mirar a mi prima!

—Muchachos, esa es la policía, vámonos —y Nicolás corrió al auto al igual que nosotros.

—¿Por qué lo golpeaste? —preguntaron.

—Porque fue grosero —respondí.

Pero sinceramente ni yo sabía certeramente la razón de ese golpe. Así que estar cerca de Lillie era un completo horror para mi, no sabía porque su presencia me afectaba tanto, no tenía autocontrol y antes de pensar algo, ya lo había dicho, como la tarde que acompañamos a Dani a comprar un detalle a Jenny y ella fue invitada por Dani. Fue mala idea presenciar a Lillie con todo lo que querían regalarle a Jenny, muy mala idea.
Ella se veía hermosa hasta con un saco de papas y fue ese día en el que me di cuenta que ella me gustaba demasiado y que moría por probar sus labios, sin embargo, supe que estaba destinado a arruinar cualquier relación con ella y todos no paraban de repetírmelo.

—¿No crees que es momento de que ella sepa lo que sucedió con Beth? —Dani fue el primero en soltar la pregunta.

Y cada vez alguien más me la hacía, tenia miedo porque me había dado cuenta que siquiera mencionar a Beth era difícil para Lillie, cómo iba a explicarle todo.

—Sabes Santi, me caes bien, sabes que eres el único amigo que Dani tiene al que tolero, pero ahora tengo a Lillie, y la quiero mucho, así que, si no le dices la verdad, te romperé la cabeza después de que ella te la rompa.

Todos decían algo parecido, pero fue Jenny quien metió esa espina en mi cabeza. Ese miedo de su reacción.

—¿Cómo vas a decirle a Lillie que antes de amarla a ella, amabas a su hermana? Sinceramente, creo que en su lugar estaría muy herida, incluso podría odiarte.

—¿Que? —solté asustado.

—Lo siento, solo lo deduje, Lillie se descontroló con Victoria cuando descubrió la mentira sobre su hermana, si así de dura fue con su abuela, no me imagino contigo, pero no me prestes atención, yo solo se lo que me ha contado Dani.

Y me callé hasta que fue demasiado tarde, Lillie descubrió la verdad y estaba a punto de marcharse.

—Me voy... no pienso seguir siendo tu Beth. No pienso seguir siendo el remplazo de nadie, Santiago —fue lo que dijo.

Fue eso lo que me dejó completamente confundido. Todo se había malentendido y solamente era mi culpa, mi culpa por no haber sido sincero cuando tuve la oportunidad, mi culpa por dejar que Lillie y todos los demás crean en esa falsa relación con Beth.
Lillie botó la pulsera que le había regalado, la botó con tanta ira y coraje, que supe que no podría perdonarme hasta que le dijera toda la verdad y estuve a punto de hacerlo, pero mi madre llamó.

—Santi, creo que tú padre asesinó a Beth —confesó mamá— y ahora que lo he confrontado se ha vuelto loco, quiere matarme.

Dejé ir a Lillie, porque mi familia había destruido la suya y era algo que nunca podría perdonármelo y ella tampoco.
Esa tarde llegue a casa después de haber perdido a Lillie, la chica que se había robado mi corazón.
Mi padre estaba como un loco y quería asesinar a mi madre.

—Yo solo estaba buscando unas cajas en la bodega, fue cuando encontré ese celular, el que tu padre dijo que le robaron, lo cargué y lo encendí, habían fotos con... él tenia una aventura con Beth, Santiago, tu padre la asesinó.

Mi madre estaba escondida en la bodega y mi padre había desaparecido, eso creíamos hasta que encontraron su cadaver en la orilla del rio. Él se disparó y todo se mantuvo en silencio y nadie supo que mi padre se quitó la vida. Los primeros en saber la verdad fueron los padres de Lillie, creí que me odiarían por ser el hijo de la persona que destruyó su familia, pero no fue así, Felipe estuvo para mi en cada momento difícil... en los buenos y en los malos como nunca lo estuvo mi propio padre. Su pérdida fue dolorosa, él había dirigido mi vida, que comía, que decía, la hora de dormir, de cenar. Todo lo que hacía era por su orden y ahora que no estaba, era libre de tomar mis propias decisiones, y eso también era duro.

Mi madre recibió el puesto que tanto anhelaba como jueza y los siguientes años me concentré en llevar toda la carga que mi padre había dejado.
Lillie había dejado de hablarle a toda su familia, a penas y enviaba mensajes a Dorothea y Dorothea nos comunicaba cómo se encontraba Lillie, así fue el primer año de su ausencia, eso hasta que se graduó y salió del internado, se supo más de su vida por las revistas de chismes en donde constantemente se encontraba su nombre.
Ver todo lo que le costó a Lillie pasar esa etapa y luego decirle lo que realmente sucedió era complicado incluso para sus padres, quienes se negaron a decirle la verdad.

—Lillie esta bien, ella cree que fue un accidente, no quiero ver a mi única hija, la única que tengo con vida, destruida por nuestros propios errores como padres —dijo Aurora.

Sin embargo, los únicos que sabían de eso era Nicolás, Felipe y Aurora, ni siquiera Victoria sabía de esto. Nadie más que nosotros cuatro sabíamos esto y ninguno se atrevía a decirle lo que de verdad pasó la noche en que su hermana murió.
Y ahora todo había cambiado. La policía arrestó a mi madre por pertenencia de estupefacientes y registraron toda la casa, en donde encontraron un vídeo que mi padre dejó antes de morir. Estaba oculto y ahora entendía porqué nunca lo encontramos. En el vídeo mi padre confesaba sus delitos, enamoró a Beth, tuvo una aventura de años con ella y al final, al final mi madre los descubrió y todo se descontroló.
Mis padres destruyeron la vida de una familia que era completamente feliz, algo que ellos nunca pudieron ser y ahora era difícil decirle toda la verdad a Lillie, más cuando cada día el caso se hacía conocido. De hecho, era un milagro que aún nadie lo supiera después de tantos años.

—Sabes que cada día que pasa es más difícil decirle la verdad, pero sobre todo ocultarla —dijo Nicolás—. Ella nos va a odiar, mucho.

—Si, cada día, cada vez que la veo, que me sonríe, que me habla, no puedo evitar sentirme como la peor persona en este planeta. Actuar como si mi familia no ha destruido su vida, realmente apesta.

Nota:
Mi gente latino, los capítulos con Nicolás narrando se terminaron, llegaron a su fin, de ahora en adelante solo será Lillie y una que otra vez nuestro Santi. Hasta la próximaaaaaaaaa.

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