Capitulo 19

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—¡Dices que drogastes a tus amigos!—exclamo mi madre, muy enojada.

—Y a tu mamá—añadí.

Se cruzo de brazos sin poder creer lo que oía.

—¡Ah! No, pero la niña viene y me corrige... Felipe, ves como no ha cambiado en lo absoluto y sigue haciendo de sus locuras.

Mi papá estaba sorprendido y negó repetidamente, cuando mi madre lo dejó de observar, levantó su pulgar con una sonrisa divertida.

Bueno, agradecía a Dios que mis padres fueran muy diferentes, si ese no fuera el caso, Dios sabrá dónde ya estaría.

—Aurora, deberías calmar un poco tus nervios— tomo de los hombros a mi madre—Melina dice que no fue su intención dopar a sus amigos, ya si lo hizo a propósito con tu madre ahí yo no la culparía.

Mi madre que empezaba a relajarse, volvió a observarme como si fuera una criminal, probablemente.

—Ves— señaló a mi padre, quien sonreía—de ahí sacaste tu genio.

¿Cómo se enteraron? Pamela. Si, ella era la única culpable de todo, es que, tenía el descaro y la astucia de arruinar las cosas mucho más rápido que yo. Según Daniel, él estaba encargado de ir a recogerla al hospital, ya había pasado un día desde que tenía que hacerlo, así que, según nosotros ella seguía en bajo vigilancia médica. ¿Cómo salió del hospital? Pues eso lo sabrá Dios, ya que tenía permitido salir con la compañía de un adulto, ese adulto nunca llegó y a cambio llegó ella, despeinada, sucia y descalza, pero eso si, no importaba si la atropellaba un camión, ella sólo quería llegar a casa y desenmascarar mi pequeño-enorme- desastre en el que ella también llevaba su parte. Por otro lado estaban mis padres, inmersos en observar el estado de la abuela, bueno la mujer parecía que si había sido atropellada por un camión, sus ojeras oscurecían aún más su mirada, ahora podía decir con seguridad que nos causaba mucho miedo.
De todo esto, lo único que podía agradecer, es que no tuve la necesidad de mentirle a lo ojos de nadie.

—¿Me estás oyendo?— mi madre se acercó agitando sus manos— Felipe, estás observando la tranquila y pacífica hija que tienes en frente? Parece que no ha matado ni una mosca.

Ahora enfrentaba los regaños de mi madre y posiblemente las acusaciones de la directora Carolina.
¿Cómo sospechó de mi? todo un hashtag recorría por las profundidades del Twitter:

#Lillienosdopó
#browniesdelillie.

La cosa no mejoraba, no señores, porque también sucedía que salimos en las noticias, los titulares decían:

Droga a sus compañeros y maestros.

Celebración termina con todos en el suelo.

Drogados en fiesta.

En la televisión aparecían recopilaciones de los videos que muchos subieron a las redes. Se veía a Victoria riendo sin motivo, otros chicos actuando para nada normal y la directora Carolina, vomitando. Además, en un pequeño video aparecía yo, nadando como perrito y si, en mi cara salía un sticker que decía "Culpable".

¿Culpable? Culpable sería yo al arrancarle cada hebra del cabello de Pamela, la muy desgraciada prima del mal, ya descansaba en su cómoda cama, mientras mi instagram estallaba de notificaciones y comentarios no tan agradables.

—¡Ah! Cámbienle de canal!—suplicó Victoria, ella estaba desgonzada en el mueble, con un trapo húmedo en su frente— Dorothea, que los abogados se encarguen de todo este desastre.

Dorothea corrió a llamar a los abogados de confianza.

—¿Quien te dio esa receta?— preguntó mi padre, muy interesado en el tema.

No me ayudaba.

—No, no los prepare yo— agache mi cara, mirando mis zapatos—Los encargué en una tienda...

En algún momento de mi joven vida, me encargaba de preparar todo lo que comía, eso incluía postres y deliciosas recetas de dulces, una costumbre que perdí cuando perdí a mi hermana.

—¿Los encargaste?— mi madre parecía más enojada.

—Bueno, yo personalmente, así cara a cara, pues no— empeore mi situación—Pamela dijo que ella se encargaría, fue la intermediaria.

Mis padres no confiaban mucho en otras personas, es más, no confiaban ni en mi, así que confiarle las comidas a otras personas, mucho peor, estaba realmente perdida.

—Tu hija no puede ser más ingenua— mi madre le recalco a mi padre, ambos negaban con la cabeza.

Victoria que padecía jaqueca, se recuperó al instante y mandó a llamar a mi querida y angelical prima.

—Lillie dice que te encargaste de pedir los brownies, ¿cierto? —Victoria interrogaba a Pamela.

Pamela actuaba con normalidad.

—Yo? Abuela mía, yo estaba terriblemente en el hospital, a penas podía levantarme con ayuda de la enfermera— ponía ese puchero de vaca muerta, que muchas veces funcionaba con mis tíos.

Victoria, rodeó la mesa, hasta llegar al teléfono de cable.

—Intuyo que estás omitiendo la verdad— comentó tecleando, volvió a mirar a Pamela, quien a decir verdad, mentía a la perfección, hasta yo podía creerme fácilmente lo que decía— Estoy llamando al internado que te comente la otra vez...

Pamela perdió la calma, podía decir que estaba a punto de llorar hasta inundarnos en sus lágrimas de cocodrilos.

—Lo siento Lillie— se disculpaba conmigo, pero en si, miraba a Victoria—no quería meterte en problemas, solo quería que todos la pasaran bien.

Me crucé de brazos, sentada en el cómodo mueble.

—No te preocupes, si pasamos bien— todos me observaron con interés y sin creer lo que decía— bien drogados pero no pasa nada.

Quería arrancarle cada hebra del cuero cabelludo, ya lo había dicho, ¿cierto?

—Ahora, que vemos más claro el asunto de que mi hija es una ingenua de primera— las palabras de mi madre podían ofenderme rápidamente, pero también me divertia oírla tan enojada— es momento de que te disculpes con tus mayores.

Cuando hablaba de mayores, se refería a Victoria y a Dorothea, ambas llevaban la peor parte.

—Lo siento— escupí rápidamente—no, no quería que fueran objeto de burla de otras personas.

En el fondo, pero no tan fondo de mi corazón, quería reírme a carcajadas, mágicamente podía disimular.

—¿Si viste los memes?—preguntó Daniel al borde de la risa.

Asentí con la cabeza.

Era imposible no ver algún meme de lo sucedió, las más burladas en memes eran Victoria y Dorothea. Recordé uno de los más retuiteado.

—Si, compartí uno porque estaba divertido, me hizo reír hasta que no podía más.

Daniel y yo, reíamos sin parar, recordando tantos memes en burla de la abuela y Dorothea, incluso mis padres se habían reído de uno que les envié descaradamente.

—Mis propios nietos se burlan de mí, ya no puedo más— poso su mano en la frente, dramática—Dorothea, trae nuestras cosas iremos al spa—Dorothea corrió y regreso en segundos con sus bolsos—nos merecemos un descanso, nos vemos en la cena.

—Señora se lo dije, estos jovencitos son terribles, me sorprende que esta casa aún siga en pie.

Ambas salieron sin importar nada más.

—También saldré, nos vemos luego—avisó Dani.

Todos salían, dejándome a solas con las verdaderas panteras.

—Yo tengo tareas que hacer—intente huir de la situación.

Mi madre se interpuso en mi camino.

—Todavía no, querida hija mía.

—¿Les conté que saque cien en el examen?

Después de dos horas mas rellenandome de regaños, decidimos ir a pasear por la ciudad. También estuvimos de acuerdo en que necesita un teléfono, para comunicarme con mis padres y estar en contacto directo siempre, sin tener que pedir prestada la computadora de otros.
Una vez que llegamos al centro comercial, muchas personas que me reconocían de las noticias, pedían fotos o hasta que firmara sus brazos. Fue una locura, ya que en un momento todos se amontonaron encerrándonos.

¿De dónde salió tanta gente? Ni yo sabía eso.

Después de ese fallido intento de salida, regresamos a casa, sin el celular ya que la situación no lo permitió. Aún así, mis padres llamaron y compraron uno en línea, rompí mi chanchito de alcancia, tenía ahorrado tres años en aquel chancho de porcelana, pero al menos podía decir que pude pagar completamente el celular.

—¿Cuál es la contraseña de tu gmail?—Daniel se encargaba de actualizar todos mis datos en el celular.

Yo para eso no era muy buena.

—Melina y Harry por siempre y para siempre doce. Todo unido—comente, mirando la revista de científicos que encontré en la mesa de Daniel—¿Qué? No me mires así.

—Muy bromista, pero necesito tu clave.

Lo mire, segundos y él seguía pensando que estaba bromeando.

—Ya te dije la clave.

Nicolás escupió su jugo de sandía.

—Un momento, me estás diciendo que tu clave tiene que ver con ese hombrecito que canta "guárdame la lechuga"?

Le tire la revista en la cabeza.

—No, estupido, es "watermelon sugar" y para tu información ese hombrecito no solo la canta, también la baila, actúa y ¡wow! Me mata.

Nicolás peinaba su cabello, sin importarle lo que decía.

—Bueno, yo podría matarte y mucho mejor que aquel hombre— apartó su mirada.

—¿Escuche la palabra matar?— Santiago entro en la habitación de Daniel.

—Nada, Lillie y sus gustos, yo diría disgustos musicales.

Estaba así de levantarme y golpear al chico.

—Olvídenlo— mire a Daniel, que llevaba cinco minutos intentando poner bien la clave.— ¿que tanto demoras?

Llevábamos una hora en ese teléfono y aún no podíamos descargar las redes sociales.

—Listo! Ya pude... necesito tu clave de instagram.

—Es Harryelamordemivida12— respondí, mientras me ataba los zapatos— ¿que? Ahí decía que necesitaba una contraseña fuerte, pues mi Harry es muy fuerte.

Los tres chicos, se podía decir que estaban ¿celosos? Bueno, iban a reclamar pero mi angelical madrecita llegó, interrumpiendo, aunque creo que en realidad quería asegurarse de que no me estuviera comportando como hombre con los hombres.

—Chicos ya es hora de cenar—mi madre nos avisó.

Victoria y Dorothea aún brillaban con su ausencia, así que mamá decidió cocinar y delicia de comida.

—Hola, tía—saludó Pamela con esa cara de pocos amigos.

Todos cenamos en silencio, hasta que apareció Victoria y Dorothea. La primera se veía más joven y más descansada. La segunda venía llorando, por que le habían puesto botox en los labios. Todos querían reírse, al igual que yo, pero de alguna manera no lo hicimos.

Al siguiente día, me despedí de mis padres, quienes regresaban al pueblo. Al llegar a la escuela, todos o la mayoría me pedían selfies y también pedían la receta del brownie. No me sentía cómoda con la situación, cuando hasta yo fui victima de la maldad de Pamela, quien no aclaró el problema públicamente.

La directora me mandó a llamar y llegue con ella.

–Las cosas aún no están claras— parecía confundida, yo la había confundido con tantas palabras—Dices que no eran brownies...

—Digo que solo era postre de chocolate, con mucho chocolate.

—Y tanto chocolate nos puso así de mal...

Para ella no parecía tener sentido.

—Si, altera nuestro sistema y reacciona de cualquier manera, usted vomitó y luego se quedó dormida a lado de su propio vomito.

La directora Carolina, recordó su comportamiento llena de vergüenza y asco.

—Está bien, Lillie no me lo recuerdes, puedes regresar a tus clases.

Suspiró, terriblemente agotada ya que tenía muchas denuncias de padres de familias por lo que sucedió en casa de Victoria.

—¿Entonces no me va a castigar?

Si me lo merecía.

—Por falta de pruebas, no presentaré cargos, puedes ir en paz.

Sentía la paz llegando a mi alma.

—¿En serio?

—Si, pero estoy por arrepentirme y por favor aclara la situación en redes, mis hijos no paran de enviarme memes de esta situación.

Asentí muy decidida.

—Claro, lo que usted diga mi bella dama.

Hice una reverencia, y luego salí de su oficina, casi corriendo y con una sonrisa triunfal.

Bueno, hoy no sería expulsada o castigada.

Cuando llegue a casa, me encontré con la abuela, tomando sol en su perezosa.

—Abuela— me acerque a ella—quería pedirte perdón, honestamente no quería que pasaras por todo lo que sucedió, ¿me perdonas?

Ella sonrió y me abrazó, luego se separó rápidamente, volviendo a su postura seria.

—Por supuesto, se que no fue culpa tuya.

Suspire aliviada.

—¿Podemos dejar que Pepe viva con nosotras?

Me pregunté ansiosa, extrañaba tanto a ese peludo amigo mío.

—No te aproveches de mi.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro