Capitulo 65

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Habían pasado varios días desde esa tarde en la que sentí que algo no iba bien. Si, quería saber qué sucedía, pero luego me dije a mi misma que nada iba mal, que estaba delirando y que no debía estar delirando porque estoy sana, bueno si era aceptable por mi parte delirar esa tarde cuando casi muero del susto en esa casa de terror.
El punto de todo esto es que no había de qué preocuparme.

Estos últimos días Mila seguía desapareciendo, nada misterioso, ya hasta me había acostumbrado a verla salir por las tempranas mañanitas y verla volver a las muy tardes horas de la noche.

Pero hoy, hoy ella no se marchaba, claro que no. Era de preocuparse? Posiblemente.
Ni bien cantaban los gallos y ella ya estaba en mi habitación, debo admitir que cuando la vi ahí parada a lado de mi cama, casi me muero del susto. Casi. Ya han escuchado eso de hierba mala nunca muere? Pues yo al parecer era la hierba mala, Mila también.

—Lillie, levantando ese trasero flaco —dijo casualmente —hoy iremos hacer ejercicio.

Solo dijo eso y se marchó. Escuché que fue a la habitación de mi queridísima prima. La oí quejarse y lamentarse por un buen rato.

Me levante esta vez de no tan mala gana, al menos no había venido a torturame con una campanilla o mucho peor, lanzándome agua fría en el rostro. Así que, por las buenas todos cooperan.

La abuela había llamado un par de veces, si, pero cada que corría para hablar con ella, ella ya había colgado, así que supuse que estaba muy feliz en su luna de miel por el caribe. Ella andaba por un tour en todo el mundo y no volvería hasta dentro de un mes y medio. Al menos mis padres volverían en dos semanas.

Acomode mis piernas de pollo desnutrido en un calentador deportivo, una top amarilla y una camiseta floja. Me puse las medias y continué con los zapatos.
Salí de mi habitación portando tranquilidad y paz. A pesar de estar bajo el cuidado de Mila, nada iba mal. Así que, no había de qué quejarse. Si, ahora parecía que veía el mundo con otros ojos. Tal vez mis padres dirían que por fin, que por fin después de tantos rezos Dios los había escuchado y que ya estaba empezando a "madurar" me reí porque no me veía de fruta, creo que si fuera una fruta preferiría ser un kiwi. Bien, creo que levantarse a las cinco de la mañana no es tan bueno para un cerebro que está acostumbrado a despertarse a las diez (en fines de semana como hoy).

—También te ha despertado con susurros en el oído? —preguntó una Pamela aterrada —ella a veces me aterra.

Lo ultimo lo dijo susurrando. Yo sonreí positivamente. Solo quería estar bien con todos.

—Ella se está esforzando para que todos estemos bien y en paz en esta casa.

Pamela aceptó algo dudosa.

—La manera en la que se esfuerza me aterra un poco.

Escuchamos los llamados de Mila. Nos dimos una mirada antes de seguir su voz. Llegamos a la cocina y ahí estaba ella. Bebiendo un batido verde asqueroso y con burbujas explotando.

—Me da la impresión de que esta familia tiene una adición por los batidos asquerosos —susurre a mi prima.

Mila no escuchó nada.

—Esto nos dará energía para continuar el precioso día que estamos por empezar.

Pamela miró el líquido con asco.

—Ya, el día aún no empieza —le aclaró —ni siquiera el sol ha salido.

Mila se encogió de hombros, sirviendo ese líquido raro en dos vasos más.

—Nuestro deber es enseñarle a brillar al sol, saliendo antes que él.

—Wow —exclamé —nunca lo había visto de esta manera lo de madrugar.

Pamela me miró como si yo hubiera enloquecido.

—El primer paso del día es alimentar nuestra mente.

Pamela señaló el vaso.

—Y eso es lo que se supone que nos va a alimentar?

Ella asintió contenta.

—Hoy tendremos un día a lo Mila —dijo con gracia.

Yo sonreí.

—Eso se escucha interesante.

Pamela me miró de nuevo y yo me encogí de hombros.

—Suena prometedor —le aclaré —no te da curiosidad saber lo que hace por el dia?

Ella negó.

—No, claro que no —se acercó para susurrar —es Mila. Hace unos días nos asustaba al propósito al aparecer por el pasillo a oscuras y con esas terribles batas de muerto.

Yo me reí disimuladamente. Mila estaba entretenida terminado el desayuno.

—Parecía la llorona —admití.

—Vamos, chicas. Tomen este preparado.

Yo me limite a cubrir mi nariz y luego tomar ese líquido como si fuera agua. Pamela se vomitó dos veces, intentándolo.

—Un error no se convierte en un fracaso hasta que dejas de intentarlo —trataba de animar a Pamela.

—En donde sacas todas esas frases? De Google?

—De mi corazón —respondió.

Yo casi suelto un awwwww, pero el sonido de mi celular me distrajo. Me volteé para mirar la notificación, era Santi.

Yo sonreí por inercia.

"Despierta? Y ese milagro?"

Yo sonreí antes de responderle.

"Hoy Mila se le antojó por mostrarnos su mundo. Así que se ha metido a mi habitación para despertarme. Casi me pierdes del susto que me pegue al verla"

Santiago estaba escribiendo por un largo tiempo, luego ya no y luego simplemente envío un:

"Eso será una nueva forma de tortura?"

"Eso lo averiguaré. Qué haces despierto a esta hora?"

"Quiero verte"

"Yo iría a tu casa ahorita mismo, pero tengo a Mila detrás intentando que Pamela se beba su brebaje verde"

"Podemos hablar esta noche?"

Iba a responder que si, pero otro mensaje llegó.

"En mi casa"

Quería que fuera a su casa, no debería emocionarme tanto, pero ya era inevitable. Tal vez quiere que conozca a sus padres.

"Bien. Estaré en tu casa a las ocho"

—Lillie, vamos. No te distraigas.

Cuando me giré, vi a Pamela roja del asco, pero al menos ya se había bebido su líquido verde.
Seguimos a Mila por toda la casa y luego salimos a la calle, tomando el camino para el bosque.
El bosque más cercano estaba a unos metros, no era tan peligroso como se piensa que es, de hecho es muy bonito para hacer deporte o pasear.

Le dimos la vuelta a ese bosque tres veces, serían cuatro pero Pamela ya estaba agotada. Yo también debo admitir.

—Eso es todo lo que tienen? —preguntó Mila —yo a su edad le daba cinco vueltas a este bosque en las mañanas y tres por las tardes.

—Pero eso fue hace mucho —Pamela se quejó —ahora no somos tan fuertes como antes abuela.

—Eso no es excusa, Pamela. Debes aprender a seguir aunque no puedas, es ley de la vida, o sigues y luchas por todo o quedas varada por no creer en ti misma y poner trabas siempre en el camino. Tú eres el limite que te pongas, tenlo en mente siempre.

Pamela la miró asombrada.

—¿Puedes repetir eso para mis historias de Instagram?

Resoplé divertida.

—¿Que son esas tonterías? —respondió ella —yo en mi tiempo enviaba cartas... cartas que se demoraban en llegar a su destino.

Pamela bufó al mismo tiempo que yo suspiré.

—Aburrido.

Ella negó.

—Al contrario, era emocionante esperar días para leer esa carta que tanto esperas... eso era parte del amor en mis tiempos...

Pamela se limitó a escuchar.

—Estas deprimida por un amor, es eso, no?

Pamela negó rápidamente.

—No, yo no sufro por esas tonterías —dijo antiséptica —el amor no dura para siempre.

Mila suspiró con nostalgia.

—Es cierto —comentó —pero sabes lo que es el amor, acaso? Amar es sentir alguien a tu lado, alguien que te apoya incondicionalmente, alguien con quien puedas ser tu misma sin miedos y sin temores... es confiar en esa persona.

Yo escuchaba atentamente al debate sobre el amor.

—Patrañas. El amor no existe... abuela, hoy en día debes ser bonita para que alguien te preste atención. No importa si tu cerebro está vacío, lo importante es que luzcas como una reina. Además, súmale a que aunque encuentres el amor que tanto buscabas al final termina, siempre termina. Las cosas que son realmente buenas siempre acaban.

—Por qué dices eso? Si no has tenido un novio con cual experimentar esto que tanto dices aborrecer.

Pamela explotó en cierto punto en contra de Mila, ya que estaba en su contra, al menos así se sentía Pamela, se sentía atacada.

—Lo veo, simplemente lo observo —le aclaraba —las personas nunca son del todo honestas, siempre esconden algo, todos tenemos secretos,no?

Yo mire seriamente a Pamela.

—Quiero decir... saben que olvídenlo, a ustedes nunca les han mentido.

Mila asintió y nos pidió continuar con el tour por su vida.
Remamos un poco porque se le apeteció. Al final comimos en un restaurante en el que terminamos comiendo frutas y unas tortillas muy buenas.

—Pueden ir a ducharse —decía dejando las llaves en la mesa de la entrada —aún no hemos terminado. Quiero que conozcan un poco sobre nuestra legado familiar.

Pamela y yo subimos las escaleras arrastrándonos como gusanos.

—Te veo luego —Pamela dijo.

—Oye, Pamela tu... lo que has dicho antes, me dio la sensación de que me lo estabas diciendo a mi... tu.

Pamela se rompió en risa.

—Para nada, Lillie —dijo ya siendo más seria —yo lo he dicho por el estupido de Nicolás... creo que está saliendo con alguien más. Lo he dicho por él.

Yo abrí mis ojos, impresionada. No me lo esperaba.

—Con alguien más? Quien es?

Ella negó.

—Tal vez no es nadie... tengo la ligera sospecha que está enamorado de alguien más... de una chica que yo conozco.

—Eso apesta.

—Si... pero ya me propuse olvidarlo, así que no va afectarme lo que él haga.

Después de eso, cada una tomó camino a su habitación. Yo me di una larga ducha, al final salí ya vestida como lo hacía normalmente, unos pantalones anchos y una camiseta, mis zapatos favoritos y medias.
Pasar el día con Mila en la empresa fue algo... nuevo para mi. Yo nunca me había entrometido en los negocios familiares, de hecho, si me preguntaban de qué iba yo me quedaba muda. Nunca había preguntado mucho sobre lo que hace la abuela o Mila, o mi tía.

—Es impresionante —dije al ver todos los hoteles que tenía Mila —como construiste todo esto?

Ella sonrió satisfecha.

—Se los robó a su ex —Pamela dijo divertida.

—Si... Víctor, así se llamaba mi ex novio de la adolescencia. Terminó conmigo y yo termine robando sus acciones.

Yo abrí los ojos, sin poder creérmelo.

—Se lo robaste?

—No tan literalmente —negó divertida —él dijo que había alguien más y que debía pedirme perdón así que la única forma era regalándome un pequeño hotel que poseía. Era herencia de su padre ya fallecido, pero el hotel estaba cayéndose en pedazos, yo al final acepté el regalo porque era lo más justo después de ser su pareja por cuatro años.

—Te lo regaló porque creía que ese hotel viejo ya no abriría sus puertas nunca más —Pamela continuó.

Yo mire a Mila en busca de una negación o afirmación a eso.

—Si... él creía que me regalaba basura, se estaba deshaciendo de ambas. De mi y de ese hotel que no le servía mucho —se giró a nosotras, inspirada —pero ya ven, me levante yo sola y también levante este hotel... tomé todo ese sentimiento, todo ese dolor que me dejó la ruptura y lo convertí en todo esto.

—Pues era un sentimiento muy fuerte, tanto así que ya tiene toda una franquicia —habló un hombre entrando a la oficina de Mila —Buenas tardes, señoritas.

Besó la mano de Mila y luego nos saludó alegremente.

—Pamela y Lillie —nos saludó.

Mila sonrió feliz.

—Es Fredy, mi servidor de mayor confianza.

Fredy estuve sonriente y halagando a Mila todo el tiempo.

—Es que tener una jefa tan imponente y decidida como usted hace el trabajo más fácil.

—El hijo de Fredy próximamente trabajara para nosotros, si es que salió como su padre de buen trabajador.

—Si el señor nos presta vida, así será. Mi muchacho Bruno ya esta preparándose para ser el sucesor de mi puesto.

Al final del día conocimos mucho sobre todo, sobre Mila, sobre Fredy un trabajador de confianza y sobre todo lo que implicaba la franquicia. No era simplemente un hotel. Era un hogar para los viajeros del mundo. Todo ese mundo de la hotelería era impresionante. Aparte de tener varios hoteles, Mila también pertenecía como socia en algunas empresas y proyectos importantes para el país. Era toda una trabajadora.

Llegamos a casa por la tarde, Pamela algo cansada y yo muy extasiada por la tarde variada que tuvimos.

—Chicas —Mila habló, obteniendo nuestra atención —viendo que las últimos días han estado comportándose como unas señoritas, hoy saldremos a cenar como motivación para que sigan haciéndolo.

Me había dado cuenta que Mila no era mala, solo era exigente, solo quería que fuéramos trabajadoras como ellas y que no esperamos que nadie nos dé lo que queremos, que sino, lo conseguiríamos por nuestro propio esfuerzo.

—No quiero salir esta noche...

—Yo si quiero ir —acepté.

Dicho eso le escribí rápidamente a Santiago, avisándole que llegaría un poco más tarde. Guarde mi celular en el bolsillo y preste atención a Mila.

—Lillie, iremos a Jake's, tendrás que ir vestida para la ocasión —Dijo Mila, obteniendo totalmente la atención de Pamela.

Pamela se giró a nosotras, sonriendo como una loca.

—¡Ah! —gritó corriendo por toda la sala —¡Ah! En serio nos vas a llevar a Jake's?

—Óyeme bien, siempre hablo en serio.

—Bien, iré a prepararme!

—Dijiste que no querías salir —le recordé a Pamela.

Corría por todos lados, se detuvo, viéndome con demencia.

—Lillie, estamos hablando de Jake's! El restaurante más elegante y aclamado por la ciudad, quiero ir desde que tengo uso de razón... solo qué hay que reservar con tiempo, con mucho tiempo anticipado— miró a Mila —como lo has hecho?

—El chef es un viejo amigo...

—ah! Conoces al chef!

Pamela desapareció, dejándonos solas.

—Si sabía que se pondría de esa manera, no lo hubiera mencionado.

—Así es ella.

—Has visto a Daniel?

Negué.

—Él ha estado perdido últimamente —Respondí.

Tenía entendido por propia boca de Jenny, que la relación entre ellos no estaba nada bien, aunque no habían regresado oficialmente, ambos salían y pasaban el rato. Jenny estaba muy resentida y herida por los errores que Daniel cometió cuando la culpó de infiel, eso es algo difícil de perdonar. Daniel lo entendía muy bien y andaba perdido, consiguiendo su perdón, esperaba que sufriera un poco más, hasta que comprendiera lo que ocasiona la desconfianza.
Si me lo preguntan, la confianza lo es todo en una relación, una vez que uno mete la pata, ya es casi imposible restaurar ese error. Un error puede acabar hasta con todo el amor que uno siente.

—Lillie! No tengo que ponerme!

—Tu armario es más grande que mi habitación, evidentemente hay mucho de donde elegir.

—Lillie, no dramatices, mi armario es más chiquito que el de narnia.

En eso estábamos muy de acuerdo.

—Quieres que te ayude a buscar algo para la noche?

Aceptó muy contenta.

—¿Crees que debería ponerme esto?

Me mostró un vestido de seda, blanco.

—Es muy elegante.

—Ese es el objetivo, que me vea hermosa y elegante, el restaurante al que vamos no es como la cafetería del colegio, sé seria.

Tiró el vestido al piso, aplastándolo al pasar.

—Si! —pegó un grito —Encontré la ropa perfecta para ti.

Me señaló y luego me mostró un abrigo de pelos, blanco y suave.

—No me pondré eso.

—¿Como de que no? Esto se te ve hermoso, ¿no te gusta?

—Sk, es bonito, pero se ve muy caro, no quiero luego ensuciarlo o algo parecido.

—Ah! No tienes que decirme que no, además, probablemente nunca me lo ponga, cuando lo vi en la tienda me enamoré, pero no me agrada como se ve en mi.

—Seguro se ve muy bien.

Después de media hora de negarme, accedí y a los minutos ya me creia modelo en pasarela, modelando con Lady Gaga al fondo.

—¡Se ve divino! —se emocionó más que yo —Tienes que usarlo esta noche.

Accedí, una vez más.

Me vestí con aquel finísimo vestido de color beige, unos tacos de punta finas de color naranja como ladrillos.

—Modela para mi, estupida.

Modele y me observe en el reflejo del espejo del armario. Se veía bien.

—Me quitaré los tacones.

—Ni te atrevas, arruinarás todo el outfit y mira que te ves hermosa.

Al final, me puse unas medias para aliviar el dolor de mis pies, no se veía tan mal.

—Ese era el toque que le faltaba...

Pamela corrió cuando se dio cuenta que se hacía tarde. Se puso un vestido corto, al cuerpo, se veía muy bien.

—Lillie, se te olvida el abrigo de pelos.

—No lo llevaré, es mucho.

—No, es el toque final, además la noche está muy fría, hazme caso y llévalo.

Lo llevé por que estaba haciendo mucho frío.

—Se ven bien.

Admitió Mila, algo sorprendida.

Nos despedimos de Alberta, quien era la única chica que se quedaba al cuidado de la casa, los demás ya se habían ido a sus casas ya que tenían libre.

Llegamos al distinguido restaurante, fino y elegante como Pamela decía, al final no exageraba para nada. El lugar era tranquilo y conservador.

—Ah! Veo tantas cosas que no se que pedir. Lillie, que vas a pedir?

—No lo se, cualquier cosa.

—Como puedes decir eso, la comida aquí no es 'cualquier cosa', la comida aquí es la gloria, cierto abuelita?

—Si, es muy exquisita.

Pedimos lo que comeríamos, la comida demoró en llegar, pero eso porque estaba recién preparada.

—Está semana rindieron examen, tengo entendido.

—Así es.

Cortaba mi carne mientras las escuchaba conversar.

—¿Como te fue a ti Lillie?

—Creo que bien...

—Espero q así sea, no quiero ver tus calificaciones y ver que andas distraída por otros chicos.

Comentó mirándome fijamente.

—Bueno, si llegara a tener malas calificaciones no sería por un chico.

—Eso espero.

Le sonreí, tragándome un par de comentarios más.
Sabía que a ella no le agradaba mucho Santiago.

—Santi es un chico muy inteligente abuela, no tienes que preocuparte por Lillie, él nunca permitiría que las calificaciones de Lillie bajaran por culpa de él.

—Pamela, no tienes que aclararle nada a la abuela...

—Claro que si tiene, ustedes son mis bisnietas, quiero lo mejor para ustedes y si tengo que saber lo que hacen todos los días, entonces así será. Es más, Santiago no me desagrada solo no quiero que te entretenga.

—Bueno, si hablamos de ese tema, puedes contarnos por qué últimamente has estado saliendo y volviendo tarde a casa, hay algún problema del que no estemos enteradas?

Mila detuvo su cubierto, a mitad del camino, su rostro pasivo se desfiguró mostrando rigidez.

—Si, Lillie tiene razón, yo también quiero saber que es lo que sucede.

—Ustedes son muy curiosas, eso es bueno, pero la curiosidad tiene sus límites.

—Abuelita, ya cuéntanos, me muero por saber.

Pamela seguía insistiendo, mientras comía,

—Son pequeños problemas que se presentaron... no es de su incumbencia —dictaminó y se dedicó a comer.

Terminamos la cena al cabo de unos minutos.

—Ya debemos irnos, se hace tarde —avisó levantándose.

—No, aún falta el postre.

Pamela reclamó, pero no fue oída por Mila. Así que salimos de inmediato de aquel lugar, dejando la comida a medias.

Se enojo, Mila estaba enojada.

Llegamos a casa, encontrando la puerta abierta.

—Daniel, ese muchachito me va a escuchar!

Entraron dejándome atrás, ya que me se había atorado mi taco en el piso.

—Muchas gracias por esperarme —les grité

Tuve que sacarme el zapato para luego luchar por sacarlo de las rejas de la alcantarilla. Así que después de unos minutos iba caminando desnivelada. Al entrar se me hizo muy incómodo y terminé por agacharme para quitarme el otro tacón.
Resoplé frustrada por mi fallo. Hasta que pude terminar que quitarme el tacón mientras me apoyaba en el marco de la puerta.

—Lillie, no te muevas —Pamela pidió exageradamente aterrada.

Levante mi vista, encontrándome con Lucio, el ex esposo de la abuela Victoria.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro