Esa era la mejor idea que se le había ocurrido en siglos.
Desde que dejó de ser el guardián de la niebla de la segunda generación, se dedicó a manipular los hilos desde las sombras, tomando posesión del cuerpo de otras personas.

Las cosas iban bien.

Vongola era la familia más respetada y temida.
Los Arcobaleno seguían separados y los anillos Mare no tenían portador todavía.

Solo unos años más y su plan estaría completo.

Aunque con lo que no contaba fuera que el Noveno Vongola tendría muchos posibles candidatos para Décimo.
Sabía que estos no durarán mucho gracias al hijo adoptivo del noveno, pero Xanxus no era apropiado para sus planes. Así que decidió buscar aquel que entre todos los posibles candidatos fuera el apropiado, después de todo, Daemon no era tonto y sabía que el único candidato que se podría hacer con el mando de Vongola era el que llevaba la sangre de su antiguo amigo Giotto.

Robo la mitad del anillo de La Niebla que estaba en manos del Noveno y después se infiltró en el CEDEF para buscar la otra mitad faltante.
Dejo unas ilusiones muy potentes para que nadie se diera cuenta de que faltaban, después de todo él era el dueño original del anillo y era su derecho llevárselo.

Su nuevo plan era fácil, encontrar a la décima generación y controlar sus mentes para que cuando llegara el momento él pudiera hacerse por fin con el mando de Vongola.

Oh bueno, ese era su plan hasta que encontró al primer guardián.