Sora

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Ciudad de Namimori, Japón

Un pequeño peli castaño de 7 años con ojos avellana corría como si su vida dependiera de ello.
Bueno, en realidad si lo hacía, ya que esa misma mañana su madre le había dicho que su padre venía de visita y él debía de hacer las compras y regalos para que cuando él llegara estuviera contento.
Luego de comprar las cosas necesarias volvió a ir a su casa. Al llegar su progenitora lo recibió con un pequeño abrazo.

-Ve a esconderte-dice Nana Sawada.

Ella antes era una hermosa mujer de buen cuerpo y sonrisa radiante, pero con el tiempo esto cambió. Poseia una figura delgada pero se notaba que su piel estaba enferma ya que era muy pálida casi como un fantasma, su cara demostraba un enorme cansancio, su cabello antes hermoso y brillante ahora era opacó.
Pero a pesar de todo solo sonreía por el bien de su hijo, claro que esto era cuando su esposo no estaba en casa. Allí era cuando el teatro comenzaba.

-Mami, ¿po que papa hace eto? - pregunta el pequeño Tsunayoshi a su madre, él debería de ir a la escuela como otros niños de su edad. Pero su esposo no quiso que fuera así asique ambos tuvieron que acatar las órdenes.

-No se Tsuna, ahora vete a limpiar que en cualquier momento debe llegar-dice la mujer con seriedad y el pequeño le obedece.
En eso un auto estaciona frente a la casa, Nana suspira y se prepara para su teatro.

Con Daemon

Para el fue fácil infiltrarse en el CEDEF y adueñarse de la otra mitad de su anillo. Solo faltaba encontrar a los guardianes y la mejor forma de comenzar era con el pequeño Cielo.
Cuando husmeo en la mente de la agente pudo ver que su jefe era descendiente de cierto rubio tonto que tuvo por amigo en el pasado.
Claro que enseguida descubrió que el imbécil de Imetsu no era el indicado para ser el cielo Vongola. Claro que no, pero su único hijo, cabía la posibilidad de que sí lo fuera. Ya que en su época de buscar cuerpo vio como el noveno y el rubio hablaba sobre el pequeño niño como posible heredero. Así que solo tuvo que convencer a su "jefe" de acompañarlo a Japón, claro que no se espero que el imbécil le agarrara de la cintura y lo besara.
No hizo nada para no levantar sospechas, aunque eso no evitó que después se lavara la boca como unas 30 veces.
Luego de ese suceso y de empacar sus "pertenencias" ambos fueron rumbo a Japón.
El viaje fue tranquilo hasta que Daemon noto como llegaban frente a una pequeña casa, Imetsu bajo y ambos al llegar a la entrada fueron revividos por una mujer, al parecer sería la esposa de Imetsu.

-Hola querido-dijo ella con una sonrisa, pero él la esquivó y se metió en la casa.
Daemon podría ser cruel, insensible y muchas cosas más pero sabía que no era apropiado hacerle eso a una mujer.

-Buenos días Señorita Sawada-dice él desde el cuerpo de Orégano.

-Ohhh eres tú-dice Nana un poco desanimada y le invita a pasar.

Tiempo después, Narra Daemon

Nufufu, si antes pensaba que el Idiota de Imetsu nunca podría ser candidato a Cielo Vongola, me retractó. Este hombre ni siquiera merece poseer una llama del cielo. Cuando estaba con la segunda generación por lo menos Ricardo no era bastardo, siento mi vocabulario, pero de verdad me dio rabia como trato a su esposa.
Al parecer mi Bunker es amante de este tipo ya que cada vez que me agacho o algo él aprovecha y mete mano sin pudor alguno. Mi paciencia se estaba por esfumar pero en eso senti una pequeña presencia cálida, cuando vi hacia la escalera lo entendí.
En el último escalón estaba un pequeño niño de cabellos castaños que desafían la gravedad, sus ojos eran de color avellana o miel. Pero lo que más destacaba era su mirada de inocencia y tranquilidad. Por un momento creí ver a...

-Giotto-susurre, tuve suerte que mi descuido no fue escuchado por los otros dos ya que se habían ido a algún otro lugar fuera de la casa.
El pequeño, apenas sus padres se fueron, comenzó a bajar la escalera y se acercó a mí.

-Uted no e la señorita Oégano-me dice el niño e hizo un puchero. Si no fuera por qué tiene algunas diferencias, podría decir que estaba ante Giotto versión N
niño. Inclusive tiene sus gestos.

-Nufufufu me descubriste Mocoso, pero no le digas nada a tus padres-le digo con mirada severa, pero no me espere que él saltará de emoción.
Eso me sorprendió , primero descubre que no soy la agente esa y ahora se pone a saltar, en definitiva es descendiente de Giotto. En ese momento me fijo bien en él y su ropa es un desastre. Tiene una remera naranja que tiene algunos agujeros además de muy gastada, sus pantalones azules están en el mismo estado de su remera y lo que me dio mas rabia fueron algunas marcas de moretones y cortadas en sus brazos y piernas y estoy seguro que debajo de esa ropa debe haber más. Además su vocabulario, ¿cuántos años tendrá?
Ohhh tienen suerte que no puedo revelarme si no les haría ver el infierno.

-Papá no me deja i a la ecuela y Mamá no me deja sali muho de casa, nuca conocí a alguien maz que a la señorita Oégano-me dice con emoción, ahora entiendo porqué habla de esta manera.

- Ohhh bueno pequeño, me puedes decir tu nombre y yo te dire quien soy-le digo mientras me agachaba a su altura.

-Soy Sawada Tsunayoshi peo puede decime Tsuna y engo 7 añitos-me dice con una sonrisa sincera.

-Bueno, Tsuna, como me descubriste no me queda otra que decirte quien soy-le digo y salgo del cuerpo de Orégano, haciendo que este quede inerte en el suelo ya que rompi su alma para siempre- Mi nombre es Daemon Spade, y vine a buscarte para algo muy importante

-¿Para qué señor? Io no soy importante, mis padrres me lo dicen siempre, no puedo ajudar a mi mamá-me dice él con lágrimas apunto de salir de sus ojos.
Sentí una inmensa rabia en mi interior. Aunque no seria el unico, estoy seguro que si el perro faldero estuviera aquí, no quedarían ni las cenizas.

-Bueno verás... - cuando comienzo a hablar, justamente la puerta se abre dejando ver a los padres de Tsuna, ambos estaban con sus ropas desarregladas y apestaban a alcohol.
Al parecer ninguno me vio, pero si al cuerpo de la agente y a Tsuna.

-Maldito niño-dice Imetsu borracho y agarra a Tsuna del cuello de la remera

-Papá Suétame-se quejó el pequeño.

-Claro que no pequeña mierda, tu no sirves para nada, ahora dime qué le hiciste a ella o tu puta madre verá el infierno por ser tu cómplice - dice el rubio y lo tira al piso yo estaba por intervenir cuando...

-¡QUERIDO SUÉLTALO ! - grita Nana tratando de interponerse entre el imbécil y Tsuna. Pero él no la escucho y la agarró del cuello ahorcandola.
Suficiente.

Narra Autora

-¡MAMÁ! - gritó Tsuna tratando de llegar a su madre y de la nada una llama de última voluntad aparece en su frente haciendo que sus ojos cambiaran a color anaranjado. Era una llama del Cielo. Pero a Imtesu no le dio importancia y le da una patada en el estómago mandandolo a la pared. Nana estaba por dar su último aliento cuando de la nada el agarre en su cuello desapareció, al ver bien, ambos castaños vieron como una guadaña estaba clavada en el estómago de Imetsu y Daemon (obvio como fantasma) estaba detrás de él.

-¡Pero que... - pronuncia él rubio, para luego caer muerto al suelo ya que la guadaña salió de su cuerpo.

-Nufufu No dejare que les hagas algo, maldita escoria-dice Daemon con odio en su voz.

-¿Quién es usted? - dice Nana con dificultad

-El no vino a salvar mama, ez un ángel - dice Tsuna y como puede se acerca a su madre para luego abrazarla, en todo ese tiempo la llama estaba encendida.
Daemon se sorprendió ya que era un poco contradictorio ese apodo con el significado de su nombre, pero lo dejo pasar.
Volvió al cuerpo de Orégano y se acercó a madre e hijo.
Ya había encontrado al primer y principal guardián.
El pequeño Cielo.
🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈🌈

Vada: Bueno aca ando corrigiendo cosas jeje.
Por cierto, para los que leen por primera vez las faltas ortografícas que estan cuando habla Tsuna son a propósito ya que si nunca fue a la escuela por lo tanto debe tener alguna dificultad.

Antes de que puteen a Imetsu... tienen el total derecho de hacerlo porque no es el verdadero...

Jajajajaja eso lo sabran mas adelante.

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