꒰◌; capítulo cuarenta y uno

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—¿Entonces te prepararás para esta noche, cariño? —comentó la señora Manoban mientras lavaba los trastes.

—Fui convencida por Joohyun, no es como si tuviera algo mejor que hacer después de todo —respondió desinteresada, mientras secaba los platos y los colocaba en la alacena.

—Me alegro que te animes a salir —sonrió.

Unos insistentes toques en la puerta hizo que madre e hija se miraran confundidas por unos instantes, ninguna esperaba visita.

—Voy yo —dijo la pelirosa. Caminó con calma y abrió la puerta en su totalidad.

—¡Querida! —exclamó Irene entrando rápidamente para luego analizarla con la mirada de pies a cabeza—. ¿Qué haces en esas fachas aún?

Lisa rodó los ojos mientras que la pelimorada resoplaba cansada, dejando dos grandes bolsas en un sofá cercano.

—Vamos, tienes que bañarte y cambiarte —aplaudía mientras empujaba a Lisa a subir a su habitación.

—Hey, espera, ni siquiera sé que rayos haces acá tan temprano.

—¿No es obvio? Voy a encargarme de tu imagen para esta noche, además no quiero arriesgarme a que te arrepientas.

Lisa soltó un bufido ante la emoción palpable de su amiga.

—Hola, Hyun-ssi —se encaminó la señora Manoban hacia las jóvenes.

—¡Hola, mamá! —exclamó feliz para luego dar un par de venias.

Porque de alguna manera Joohyun había tomado la confianza suficiente, pero a la vez con debido respeto a la pareja Manoban y, a ellos no parecía molestarles en absoluto.

—Me supongo que subirán a prepararse, ¿verdad? —sonrió levemente.

—Sí, vino como una loca debido a eso —se quejó la tailandesa.

—¡Cierto! Nosotras nos vamos ya, bajamos luego —habló Bae para recoger sus bolsas y subir detrás de la pelirosa.

La señora Manoban sonreía ante la enérgica personalidad de Irene y el cómo su pequeña hija le obedecía a regañadientes, como un par de hermanas en verdad.

—¡Bien, Lisa! —exclamó ni bien estuvieron en la habitación. Miró su reloj de muñeca—. Son exactamente las 3:50 de la tarde así que tenemos unas cuatro horas, ojalá y nos alcance. Traje una bolsa con todas mis cosas, la otra es tuya.

—¿Bromeas? —dijo burlona—. En media hora me doy un baño y en otra media me cambio. Esto es ridículo —rodó los ojos—. Podemos alistarnos a las siete, quiero descansar ahora.

—No, ni se te ocurra —le advirtió—, la fiesta empieza a las ocho y media. ¿Qué tal si quedamos atrapadas en el tráfico de la carretera? De ninguna manera —agitó sus manos—. Así que... esta bolsa es tuya, ahí traje todo lo que preparé para ti —sonrió, alzando dicho objeto—. Pero primero ve a ducharte —sacó con rapidez una toalla de ducha nueva y se la entregó, abrió otro cajón y le tiró unas bragas y un brasier que cayó en el rostro de Lisa.

—¿Estás bien? Respira un momento. Vamos a ir a una simple fiesta, no a cenar con el presidente.

—¡Shh! Tú solo has lo que te digo y todos felices —sonrió brevemente—. Ahora entra. ¡Vamos, vamos! El tiempo es oro, cariño —aplaudió con fuerza haciendo que la menor obedeciera.

Una vez que estuvo sola, suspiró con alivio. Sacó el celular de su bolsillo trasero y envió un mensaje.

Hyun noona
Ya se está alistando. Escogí el vestido color rojo vino. ¿Cómo vas tú?

A los instantes recibió la respuesta.

ChimChim
Bien, estuvo un poco desanimada por no haber hablado con Lisa, pero logré convencerla.

Cuando vaya a alistarse le daré ese vestido
también. (~‾‾)~

Nos vemos en la noche, noona.

La pelimorada sonrió ante la respuesta, todo estaba yendo bien.

—¿Y por qué debería ponerme eso? —dijo Jennie con duda palpable—. Pensaba ponerme algo más casual.

—¿Es enserio, Kim? —se indignó falsamente—. Este vestido es bellísimo y va a quedarte muy bien. Robarás las miradas de todos esos chicos hormonales.

—Jimin —se quejó rodando los ojos.

—Está bien, lo siento, pero es la verdad —se encogió de hombros—. ¿Te lo pondrás? ¡Vamos, te verás genial!

—De acuerdo, ya qué —extendió la mano y Jimin le entregó la prenda con rapidez.

—Eres un amor —le sonrió—. Bueno, yo ya me voy. ¡Se me hace tarde para alistarme! —se despidió y salió velozmente de la casa de los Kim.

Jennie sonrió levemente para luego mirar con detalle aquel vestido color rojo vino que estaba en sus manos. No se veía mal después de todo. Suspiró y subió con lentitud a su habitación a prepararse.

—Te dije que el tiempo pasa volando —se quejó Joohyun mientras terminaba de arreglar su cabellera morada con el secador de pelo—, aún me falta terminar mi maquillaje.

—No es para tanto, no va empezar exactamente a esa hora —habló Lisa mientras alisaba con sus manos aquella tela de su vestido, observándose con detenimiento en el espejo de cuerpo entero.

—Quizás tengas razón —susurró apagando el aparato y sentándose en la cama, ahora colocándose sus tacones.

En medio de bromas y comentarios, ambas
empezaron a ayudarse mutuamente, inclusive Joohyun le rogó por varios minutos a Lisa para que le dejara poner rubor en sus mejillas y una sombra rosa clara con brillitos (pero sutiles) en los ojos, haciendo de sus enormes ojos aún más llamativos y bonitos, si es que eso era posible.

—Te ves perfecta —dijo orgullosa.

—Ya lo sé —sonrió ladina.

—No vuelvo a halagarte —se quejó, haciendo reír a Lisa.

—Lo lamento —habló entre sonrisas para luego abrazarla con ternura—. Gracias por ayudarme, Hyun, eres la mejor amiga de todas.

—No me hagas ponerme sensible, tonta, el maquillaje se correrá y me veré como una viuda.

Lisa sonrió aún con más fuerzas y se separó de ella.

Bae peinó con delicadeza su cabellera y se colocó una chaqueta negra, mientras que Lisa se puso un abrigo finito y de color negro.

Se sonrieron genuinamente y con una corta despedida de los padres de Lisa salieron de casa, tomando un taxi para ir a la dichosa fiesta.

—¡Seulgi! —exclamó Joohyun ni bien salió del vehículo. La pelirosa sonrió por inercia ante la voz emocionada de su amiga y le pagó al taxista, para luego dar la vuelta y ver como Kang abrazaba protectoramente a su amiga.

Las miró con ternura, se veían muy bien juntas. Se acercó con lentitud y saludó a Seulgi.

—¿Por qué no estuviste esperando adentro?

—¿Y si las perdía de vista? Además, dudo que me dejaran entrar sola, recuerda que no estudio aquí —sonrió brevemente para luego besar la frente de Joohyun.

—Seulgi tiene razón —asintió—, pero ahora si podemos entrar, iré avanzando, chicas —avisó Lisa, queriendo darle un momento a solas a la pareja.

Cuando observaron que la extranjera se adentró a la universidad, ambas se miraron.

—¿Jennie ya llegó?

—Sí, lo peor de todo es que casi me ve, huí como pude —resopló la menor—. Estoy segura que si me hubiera visto, habría generado una discusión. Esa chica es muy temperamental.

Joohyun rió brevemente.

—Los celos pueden más que ella, es capaz de pensar que estabas esperando a Lisa.

La pelimorada comentó aquello porque de alguna u otra manera Seulgi terminó por decirle lo que exactamente pasó en la cafetería cuando conoció a Lisa, sumado a lo que le contó Jimin sobre la "razón" de la discusión entre Kim y su mejor amiga.

En su momento lo pensó con calma, pero no tuvo la necesidad de enfadarse por ello, no lo creía importante.

—Entremos ya, la música empezó a sonar —dijo emocionada—. ¡Y ah! —la jaló del brazo—. Recuerda que Jennie no puede verte hasta que encontremos primero a Jimin.

—Ya sé, bebé. Me lo has repetido eso hace ya dos días.

Irene se ruborizó levemente por el sobrenombre y ambas se sonrieron con dulzura, caminando muy cerca la una a la
otra.

¡Gracias por leer!
🌻

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