30: Una vida sin ti, es vivir en un eterno dolor.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng




—Hyung, ya despiértate, es tarde. —El cuerpo de YoonGi estaba cubierto con la delgada sabana hasta la cintura, la piel lechosa de su dorso se erizo instantáneamente cuando mis dedos le acariciaron lentamente.


—Minnie, no hagas eso.


—Pero YoonGi, dijiste que me acompañarías a casa por mis cosas. — hice un puchero, pero no lo vio por qué aún tenía los ojos cerrados.


—Solo cinco minutos, necesito dormir cinco minutos más. — rasco su cabeza mientras un largo bostezo distorsionaba su voz.


—Pero YoonGi, eso mismo dijiste hace tres horas. — zarandeé su cuerpo con un poco de fuerza.

—La culpa es tuya.


— ¿Mia?


—No me dejaste dormir en toda la noche. — sus pequeños ojos se abrieron regalándome un brillo singular.


—Pero...—mi sonrojo no se hizo tardar, y antes de que pudiera hacer algo, YoonGi recargó su espalda en la cabecera de la cama y me atrajo a él. —Son las dos de la tarde...


—Te amo Chim Chim... Sigo pensando que es un apodo estúpido, pero te queda bien.


—Hyung ¿me estás diciendo estúpido? — me aferre a su delgado cuerpo.


—Eso depende... si me dejas dormir cinco minutos más, no lo serás, pero si me obligas a levantarme entonces diré que eres estúpido.


No pude contenerme y bese sus labios. ¿Qué más daba? Me recosté a su lado, apoyando mi cabeza en su pecho aun desnudo. YoonGi acariciaba mi cabeza y debes en cuando enredaba sus dedos en mi cabello. Lo que serían solo escasos cinco minutos, pasó a ser una hora, una hora en la que disfrutamos de nosotros, no hicieron falta las palabras, solo besos y caricias eran los responsables de hacernos caer en ese maravilloso sentimiento; el amor.


— ¿Estás seguro que tus padres no estarán a esta hora? — caminábamos tomados de la mano, en un par de cuadras estaríamos frente a mi casa.


—Sí, seguro, recientemente mamá iba a la casa de sus amigas a jugar cartas, mientras que papá iba al trabajo, seguramente hoy debe ser igual.


—De acuerdo, no tengo muchas ganas de ver a tu madre.


Era una tarde encantadora, o al menos eso parecía frente a mis ojos, aun que mejor dicho, era una tarde hermosa porque YoonGi me sujetaba de la mano con fuerza transmitiéndome finalmente su amor. Entonces sonreí instintivamente, sonreí porque por fin conocía al verdadero YoonGi.


— ¿Por qué sonríes Park? —mire su rostro ligeramente comenzaba a sonreír contagiándose por mi sonrisa.

—Bueno, es que recordé cuando te vi por primera vez. — estábamos frente a casa.


—Yo también lo recuerdo, eras realmente molesto, bueno, aun lo sigues siendo. —rio mostrándome ampliamente sus dientes.


—Solo quería conocerte Hyung. —caminamos escaleras arriba.


—Losé Minnie, Gracias.


— ¿Ahora me agradeces por molestarte? Hyung estoy comenzando a creer que eres bipolar. —ambos reímos, y entonces entramos a mi habitación.


—Es que, tú te preocupaste por mí, nunca te lo hice saber, pero fuiste la única persona que me ayudo a superar la muerte de mi madre. — detuvo mi caminar cuando sus manos se colaron alrededor de mi cintura, su mentón se posó en mi hombro. —Gracias JiMin.


—YoonGi...—quise llorar, pero me contuve. —Bésame.

Gire mi rostro para encontrarme con sus labios, nuestros corazones comenzaron a latir, me di la vuelta bruscamente, tome su rostro con mis manos acercándolo a mí, él me tomo de la cadera y me pego a su cuerpo.

Un beso tierno pasaba a ser desesperado, imágenes de la noche anterior pasaban como fotogramas en mi cabeza, necesitaba de su cuerpo, de sus caricias, necesitaba de ese sentimiento que me provocaba estar unido con él, simplemente, necesitaba de él.


—JiMin... no es un buen momento. Esto es arriesgado. —mordió mi labio inferior y se deshizo de mi remera.


—Tomemos el riesgo Min. —me aventó con fuerza a la cama y subió a mi cuerpo devorando mis labios.


Sus besos descendían hasta mi cuello, daban un paseo por mis hombros hasta llegar a mis clavículas, era mágico, sus labios tenían el poder de transportarme a universos inexistentes.


—YoonGi, Te amo. —las lágrimas cálidas resbalaron lentamente por mis mejillas.


Estaba llorando por amor, lo amaba tanto, me sentía dichoso de estar con él, de compartir momentos tan íntimos, mi amor por fin era correspondido. Nada podía hacernos daño, sus heridas habían sanado, yo me había hecho cargo de eso, y él me había protegido sin darse cuenta de todos aquellos momentos en los que descuidadamente tropecé, él fue quien me tendió la mano, me sostuvo para no caer, era él, siempre fue él.


—Te amo JiMin. —nuestro beso una vez más nos transmitió ese amor tan puro que ambos sentíamos.


— ¡Bastardo! ¿Cómo se atreven a hacer esas asquerosidades en mi casa? —Su calor se esfumo dejando un frío en mi cuerpo, su cuerpo me había sido arrebatado tan fugazmente, no sabía lo que sucedía, y entonces fue así que los gritos de mi madre me sacaron de esa burbuja.


— ¡Young Mi! —mire el cuerpo de YoonGi en el suelo, mientras recibía una cachetada de parte de la que fue mi madre. — ¡Detente!


Yo no te eduque de esta manera JiMin, abre los ojos, te estas pudriendo. Este bastardo te está arrastrando a su mierda. — YoonGi se levantó del suelo.


—Vamos JiMin, empaquemos tus cosas.


— ¿Qué? —Young Mi me sujeto de la muñeca con fuerza.


— ¡Suéltame! Me largo de aquí Young Mi. —me solté de su agarre mientras caminaba a mi armario.


—De ninguna manera. — con furia me arrebataba la ropa que estaba guardando en la mochila. —No dejare que te vallas de aquí JiMin, no permitiré que te salgas con la tuya Min YoonGi.


—Eso lo vamos a ver. — YoonGi aparto el dedo amenazante de frente suyo y camino hasta mí ayudándome a empacar lo indispensable.


—Sí, así es, ya lo veremos. — Se giró sobre sus talones y salió de la habitación demasiado molesta.


—Creo que está molesta. —intente romper la tensión.


—Bueno, parece que sí. —su sonrisa me confirmo que hacíamos lo correcto, todo estaría bien.

Había tomado mis libros y cuadernos del instituto, ropa y zapatos, también empaque un sobre con todos aquellos documentos importantes. Di un último vistazo a mi habitación y sonreí con cierto hilo de melancolía.


— ¿Entonces es todo? —Mire como YoonGi me arrebato la bolsa deportiva y la echaba encima de su hombro.


—Es todo YoonGi. —tome su mano y bajamos rápidamente.


Se abrió la puerta, me sentía libre, ahora podía hacer lo que quisiese, estaba con YoonGi y nada podía detenernos, me sentí feliz.


—JiMin —Mi padre apareció frente a nosotros. —Tu madre me llamo desesperada, me dijo que planeabas irte.


—Minnie, será mejor que me adelante. Te estaré esperando, no tardes. — sus delicados labios rosaron los míos, en un beso me entrego su aliento, el que me hacía falta para poder ponerle un punto final a esa situación.


—Me voy con YoonGi. No podrás retener aquí, es suficiente.


—JiMin, solo escúchame...


Me cruce de brazos, y rodé los ojos enfocando la mirada en el auto negro de mamá, ella estaba dentro de él, su mirada estaba fija en un solo objetivo, seguí la dirección de su enfoque, y ahí estaba YoonGi, mirando cualquier cosa.

— ¡YoonGi!


El auto se puso en marcha, empuje con fuerza el cuerpo de mi padre quitándolo de mi camino. Seguí gritando su nombre para que se moviera de ahí, pero, todo transcurrí tan rápido y a la vez tan lento, mientras el auto avanzaba velozmente y sin detenerse el panorama parecía ser veloz, pero a la vez yo me sentía dentro de un film viejo, donde todo es en blanco y negro, y donde mis movimientos eran tan lentos, como si todo fuese en cámara lenta.

Solo un par de centímetros, su delgado cuerpo seguía ahí sin moverse. En la desesperante angustia no fui capaz de pensarlo, solo empuje su cuerpo fuera, lo suficientemente lejos para que permaneciera a salvo.

Todo aquel impacto que YoonGi recibiría, lo estaba recibiendo yo, y no me arrepentía de ello...

Todo a mi alrededor se oscureció de pronto, de mi boca broto sangre, mi cabello estaba húmedo debido a la sangre que quizás fluía de mi cabeza, mi cuerpo entero dolía, un dolor tan profundo que quemaba.


— ¡NO! JiMin...—sus brazos envolvieron mi cuerpo, y sus lágrimas caían en cascada empapando mi rostro.


—Y-yo-on-Gi —me costaba trabajo respirar, mi propia sangre me estaba ahogando. — ¿Estás bien? ¿Lo estás?


—JiMin...—asintió.


Sus lágrimas, y esa expresión de tristeza fue lo último que vi, mis ojos se cerraron, no pude impedirlo solo podía escuchar su voz, pero aun así no podía entenderle, cada vez se hacía más lejana, como si esa voz proviniera de una cueva. Me envolvió de nuevo en sus brazos, y todos esos momentos que pasamos juntos fueron pasando fugazmente frente a mí, sus besos, abrazos, sus sonrisas, recordé todo, nuestra primera noche juntos, hasta el último roce de nuestros labios aquel que me había dado hacia unos minutos... fue entonces que deje de sentir dolor...


★ MI PEQUEÑO HERMANO

Si estas leyendo esto a esta hora, déjame decirte que 

eres bien kiut -inserte voz de Jackson wang.


Te amo por leer.



Mientras esperas el próximo capitulo, te invito a leer mi otra historia YoonMin.

"Psicópata en linea"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro