NamJin: Aventurillas de la vida

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— ¡Nam-Joon!


—Guarda silencio princesa, podrían escucharnos.


El ultimo cubículo del baño del centro comercial donde trabajaba había estado ocupado por nosotros desde hace más de treinta y cinco minutos.

Mis piernas estaban enredadas en su cuerpo, el sostenía mis muslos. Recargo mi espalda en la pared del pequeño cubículo y aumento la velocidad de sus penetraciones. Mordí mi labio interior con fuerza para impedir gritar, si esta vez nos encontraban, me despedirían de mi quinto trabajo en este mes.

Mis piernas temblaban y mi cuerpo comenzaba a debilitarse. NamJoon me cargo fuera del cubículo aun penetrándome, apoyo mi cuerpo en los lavamanos, enrede mis manos en su cuello y moví mis caderas aumentando la placentera sensación.

Llegaríamos juntos al orgasmo, NamJoon apretó mi miembro con su mano y....


— ¡Kim SeokJin! —aleje con fuerza el cuerpo de NamJoon y subí con torpeza mis pantalones. — ¡Quiero que tomes tus cosas y te largues inmediatamente de aquí!


— ¡Pero señor Choi!


—No quiero escuchar una excusa barata, así que por favor vete. —NamJoon oculto su sonrisa y salió del baño. —Pasa a mi oficina para darte tu último pago.

Después de tomar todas mis cosas del casillero de metal, fui a la oficina del señor Choi, sin decirme nada solo me entrego un sobre blanco y con su mano me dio un seña para irme, antes de salir hice una reverencia y lo mire avergonzado.


— ¿Vamos a comer helado? Yo invito pero tú pagas. —paso su brazo sobre mi hombro.


— ¡NamJoon!... —fingí molestia— eso es una buenísima idea.


Caminamos tomados de la mano, mientras yo recordaba cuantas veces me habían corrido de esa forma...

NamJoon y yo teníamos un fetiche peculiar, nos excitaba de sobremanera tener intimidad en lugares públicos.

Todo comenzó hace tres años atrás, cuando el pequeño JiMin estaba hospitalizado, habíamos subido a la terraza a tomar un poco de aire fresco, me miro, lo mire, y sucedió. El riesgo de ser descubiertos por un tercero nos llenaba de adrenalina.

Pedí un cono de fresa y Nam uno de chocolate, después de todo regresábamos a casa.

Mi celular vibraba dentro de mi bolsillo desde hacía una cuadra atrás. Tenía diez mensajes de HoSeok.


—Nam cariño, ¿podrías sostener mi helado?

Jin solo te envió este mensaje para confirmar su asistencia a la reunión de esta noche.

¿Van a venir?

Espere tu mensaje desde hace dos semanas y no tengo respuesta.

NamJoon si te dijo ¿cierto?

¡Contesta estúpida reina del drama!

¡Jin!

K

I

M

S

E

O

K

J

I

N


—Nam...—Mire con confusión la pantalla. — ¿A qué se refiere HoSeok con lo de esta noche?


— ¿Lo de esta no...?—cerro sus ojos con fuerza— ¡Jin no me mates por favor!


— ¿Qué sucede? —abrí mis ojos y detuve mi caminar.


—Hace tres semanas encontré en el pasillo de lácteos del supermercado a HoSeok, me dijo que TaeHyung dijo que me dijera a mí para yo decirte a ti que...


— ¿Qué? NamJoon, ¡solo ve al punto!


— ¿Otra vez? —me guiño el ojo.

— ¡NamJoon!


—HoSeok y TaeHyung quieren hacer una reunión en su casa, todos irán, los chicos rata, el amargado de YoonGi y Jimin también irán, solo faltamos nosotros.


— ¡Eres un estúpido Nam! ¿Cómo te pudiste olvidar de algo así? De ninguna manera iremos. Me niego. —me cruce de brazos y negué con la cabeza.


—Pero amor yo quiero ir, la vamos a pasar en grande, no nos hemos visto desde hace un par de meses. Quiero ir. —comenzó a moverse frenéticamente y pataleaba una y otra vez, si, Nam estaba haciendo un berrinche.


—No, no iremos. No tengo nada que ponerme. —camine con velocidad a casa.


Nam tenía razón, tenía tiempo que no teníamos una reunión con los chicos, los extrañaba, tenía que contarles... bueno, presumirles varias cosas. Tenían que verme, tenían que ver la textura de mi piel, pero, no tengo nada que ponerme.


—Jin, Prometo ser tu esclavo por un mes, pero vamos, quiero ir.


—No, ¡regresemos al centro comercial y compremos ropa! —sonreí triunfante.


—Pero acabamos de salir de ahí, ¿estás seguro que quieres regresar a ese lugar? Acabas de ser despedido por...


— Quieres ir a la reunión. ¿No es así? —tome su muñeca y caminamos de vuelta al centro comercial.


...

— ¿Qué opinas de este?


— ¡Jin! Fue lo primero que te probaste. ¿Podrías decidirte de una buena vez?


—Vamos a casa, está decidido, no iremos a ninguna parte.


Entre al vestidor para quitarme la ropa y ponerme la mía. Es increíble que NamJoon le importe un carajo esto.

Arroje con fuerza el abrigo que tenía puesto.


—Jin, el rosa se veía muy bien, podrías usar ese.


—Ni se te ocurra entrar. Estoy molesto contigo.


Mi cuerpo estaba desnudo, me mire al espejo que estaba dentro del vestidor.


— ¡Soy perfecto!


— ¡Lo eres! —NamJoon entro al vestidor y abrazo mi cuerpo pegándome a él.


Beso mis hombros y mi cuello, acaricio con fervor mi abdomen. Cerré los ojos dejándome llevar por sus besos. Arrojo mi cuerpo con fuerza, detuve el impacto apoyando mis manos sobre el espejo.

Separo mis piernas y metió con fuerza su pene erecto, apreté la mandíbula cerrando mis ojos con fuerza.

Las embestidas eran rápidas, mi cuerpo chocaba una y otra vez contra aquel espejo. Sus manos se posaban en mi culo.

Mire nuestro reflejo, el mordía su labio inferior con fuerza, el sudor comenzaba a empapar su rostro, sus ojos estaban llenos de lujuria, por otro lado, mi rostro formaba una meca de placer exquisita, era una imagen perfectamente excitante.

Su mano cubrió mi boca, mis gemidos nos delatarían una vez más.

La velocidad y la fuerza con la que las penetraciones eran ejercidas provocarían que en un par de minutos llegáramos al orgasmo.

Beso mi cuello por última vez y salió de mi interior lentamente, por mis piernas bajo el líquido espeso y caliente de NamJoon, por otro lado, el espejo había terminado manchado por mi esencia.


—Creo que llevare el abrigo rosa cariño... ¿Podrías ir a pagarlo? Necesito cambiarme. —le di un beso en los labios mientras el terminaba de abrochar su pantalón.

—Te veo en la puerta princesa, date prisa que llegaremos tarde a la reunión. — me regalo un guiño y salió del vestidor.


Peine mi cabello y arregle por última vez el cuello de mi camiseta, mire el desorden del espejo, mordí el interior de mi mejilla, y sin más, salí de ahí a toda prisa.


—Tomemos un taxi y vamos a casa. Debemos tomar un baño.


NamJoon cargaba las bolsas con su mano derecha y con la izquierda sujetaba mi mano con delicadeza.

Llegamos a casa, sin esperar más nos adentramos a la habitación y tomamos un baño rápido, me vestí rápidamente y me rocíe la loción que NamJoon había comprado para mí.


— ¡NamJoon, son las 9:02! Tardas más que una mujer, ¡ven aquí de una buena vez! — grite desde la sala, mirando el reloj de mi muñeca.


— ¡Ya voy amor! — rodé los ojos y me cruce de brazos. —Oye Jin, ¿viste el anillo de plata que me diste en nuestro aniversario?


—Lo puse en el joyero de mi madre, está sobre la mesita de noche.


— ¿En dónde? —ambos gritábamos. — ¡No logro escucharte!


— ¡En la mesita de noche!


— ¿Cuál coche? ¡Nosotros no tenemos coche!

Se escucho un ruido seco en la habitación. Quizás sería el jarrón de cerámica china que compre la semana pasada.

NamJoon siempre rompe todo. Camine molesto hasta entrar a la habitación, el colchón de nuestra cama estaba cerca de la puerta, las cortinas de la ventana estaban desechas, cientos de plumas estaban regadas en nuestra habitación, NamJoon había desgarrado nuestras almohadas. Todo en aquella habitación era un desorden, la única excepción era la mesita de noche.


— ¿Qué carajos paso aquí? —NamJoon quien buscaba debajo de la cama levanto con rapidez la cabeza mirándome con una sonrisa.


— ¡No lo encuentro! — estuve a punto de gritar, las venas de mi cuello seguramente estaban tan hinchadas que quizás explotarían en un par de segundos.


— ¡Te dije que estaba en el joyero de ahí! —señale sumamente enojado la pequeña caja aterciopelada sobre la mesita de noche.


NamJoon abrió la caja y se encontró con el anillo, lo coloco en su dedo anular y suspiro victorioso.


Llegaremos tarde princesa.


Aun con el entrecejo fruncido, y mis ojos clavados en su estúpida sonrisa, NamJoon me tomo de la cintura y me encamino a la puerta.


—No te enojes conmigo, te tengo un regalo por nuestro aniversario. —Mi expresión cambio, no podía resistirme a un regalo.


— ¿Qué es? ¿Ropa? ¿Un viaje?


— ¡Nos mudaremos! Compre un departamento cerca de la playa. —di un pequeño saltito de emoción y bese sus labios. — Agradéceme después, ahora tenemos que ir a una reunión.

Tomamos un taxi, para llegar a casa de HoSeok, sin duda tenía algo de que presumir en esta velada...


★Mi Pequeño Hermano     

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