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: historia original de
PrinDess_Hope créditos respectivo
a su autor/a.

Tres omegas corrían tan rápido como podían, huían de aquellos hombres que siempre llegaban al pueblo para hacer desaparecer a los omegas. Fueran hombres o mujeres, no importaba, mientras fueran omegas desaparecían por decreto del rey. Todos sabían lo que pasaba si ellos te atrapaban, te llevarían al "concurso". No era un concurso, era una subasta de omegas, todo tipo de personas llegaba para poder comprar a un lindo o una linda omega.

― Escóndanse - ordenó el omega rubio con la respiración acelerada, había unas cajas detrás de los basureros, la basura ocultaría sus aromas

La chica y el chico se escondieron, sus respiraciones estaban aceleradas, tenían incluso las lágrimas a punto de salir de sus ojos. Tenían tanto miedo de ser atrapados, sabían muy bien que al ser atrapados morirían, tal vez seguirían respirando pero sus vidas acabarían al perder su libertad. El omega con cabello rubio estuvo a punto de entrar con ellos, cuando escucho alguien que venía detrás.

― No salgan de aquí por nada del mundo - pidió con una sonrisa triste

― ¿Seungmin? - cuestionó la chica al borde del llanto

― Dahyun, Jaemin, nos volveremos a encontrar. Luchen por el cambio - pidió mientras cerraba las tapas de la caja y esparcía más basura, no importaba si se ensuciaba las manos, no importaba nada más que el bienestar de sus amigos

― ¡Aquí hay uno! - exclamo un alfa mientras se acercaba de manera rápida

Seungmin intento defenderse, pudo salir de las garras de ese estúpido alfa, pero llegaron otros tres. Entre los cuatro lo golpearon hasta dejarlo inconsciente, los omegas dentro de la caja solo podían ver con horror la escena, tapaban sus bocas temiendo ser descubiertos. Deberían haber protegido a Seungmin, deberían haber estado con él, deberían haber hecho algo, pero tenían miedo y Jimin les había pedido que lucharan por el cambio. Lo harían, lo harían por Seungmin, por el hermoso omega que los había salvado.

Mientras tanto el rubio viajaba entre la conciencia y la inconsciencia, se sentía observado, sintió incluso como unas luces lo cegaban. Apenas podía abrir sus ojos, sin embargo los cerraba inmediatamente al ver las luces cegadoras. Su cuerpo dolía tanto que, inevitablemente, quedo inconsciente.



Despertó al sentir movimiento, la camioneta en la que estaba se movía hacia un destino incierto, no sabía a donde lo llevarían y le dolió ver a otros dos omegas inconscientes, golpeados y amarrados como él.

¿Por qué el rey permitía ese tipo de cosas?

No pudo evitar recordar a sus padres, aquellas personas inocentes que murieron solamente porque no querían seguir las reglas del rey. Su madre era una hermosa omega que le gusto al rey, pero ni ella ni su padre aceptaron su acuerdo.

― El rey desea que le sirvas - Explico uno de los guardias reales

― Por supuesto que no - negó molesta mientras cerraba la puerta

Los guardias comenzaron a intentar tirar la puerta, en ese momento la mujer de cabello rubio levanto a su hijo de diez años para llevarlo a la habitación más alejada. En ese lugar, la mujer levanto una pequeña alfombra mostrando una puerta, era un escondite que nadie conocía. Ella beso la cabeza y mejillas de su hijo.

― Seungminnie, en este mundo existen muchas personas malas pero también hay personas buenas - explicó con una sonrisa - Recuerda que al único rey que le debes respeto es al Rey Hwang, ningún otro rey ¿entendido? Debes luchar por tu futuro, debes luchar por hacer un cambio y siempre recuerda, que papá y mamá te aman con todo su corazón. Mientras mantengas nuestro recuerdo en tu corazón, nosotros estaremos contigo - sonrió con lágrimas en sus ojos - Te amo tanto mi niño

― Ma-mamá, papá ya no regreso después de hablar con esos hombres - hizo un puchero - ¿Tú tampoco regresaras? - cuestionó con los ojos brillantes

― Siempre estaremos contigo, mi amor - sonrió culpable - No salgas, no importa lo que escuches ¿sí? Quiero que vivas, que sigas adelante, no salgas hasta que todo esté en silencio ¿lo prometes?

― Sí - asintió mientras sollozaba, en ese momento la puerta fue abierta con violencia y Seungmin solamente pudo ver como la mujer cerraba su escondite secreto para después irse

Seungmin aún recuerda los gritos de su madre, los golpes y la sensación de incompetencia. Solo tenía diez años, no podía hacer mucho por sus padres, pero desde ese momento odio al Rey Lee, porque había escogido a su madre de entre todos los omegas solamente porque ella era hermosa, todos lo sabían y su padre siempre hablaba de lo afortunado que era por tener a tan hermosa mujer a su lado.

Los extrañaba tanto, durante mucho tiempo vivió en aquella casa, ayudando a los vecinos, haciendo pequeños trabajos que le dieran una comida al día. Sin embargo los impuestos cada día aumentaban más, los pequeños negocios comenzaban a cerrar y así se fueron sus oportunidades de trabajo.

Su historial no estaba del todo limpio, había robado para sobrevivir, se había unido al grupo que quería revolucionar la ciudad y había hecho todo lo posible por sobrevivir. Sin embargo había sido capturado, ahora sería vendido a alguna persona de clase social alta, para ser simplemente un juguete. Le daba tanto asco la realidad de su reino, odiaba con todo su ser a ese Rey Lee. Pero sabía bien que la realeza Hwang volvería a gobernar en algún momento.

No conocía al príncipe, los únicos que lo conocían eran los revolucionarios más viejos y ellos solo decían que era un chico agradable, que sin duda confiaban en él para tomar el mando cuando sea el momento indicado. Seungmin les creyó, por supuesto que sí, porque todos esos alfas y omegas habían sido su familia por los últimos 10 años.

Cuando sintió que la camioneta paraba, escucho palabras obscenas de sus captores y después solamente una luz cegadora. Sin prestarle demasiada atención, los alfas tomaron bruscamente a los dos omegas y los bajaron, no les importaba escuchar quejidos, ellos solo hacían su trabajo.

― ¿A dónde los llevan? - Cuestionó Seungmin- ¡Les hacen daño!

― Cállate estúpido omega - ordeno un alfa - Tu eres un pedido especial, pero ellos van a ser vendidos, de algo deben servirle al rey

― ¿El rey hace esto? - cuestionó, ya lo sabía pero que se lo confirmaran era peor

― Ustedes omegas solo sirven para follar, el dinero que ganamos con ustedes es para el rey, así que cállate

Esta vez el alfa cerró la puerta, dejándolo completamente solo, un par de minutos después sintió como la camioneta volvía a moverse. Aquellos chicos iban a ser vendidos, le costaba creerlo, sabía que esas cosas pasaban pero vivirlo era completamente nuevo.

Ni siquiera se dio cuenta del paso del tiempo, simplemente sintió como lo trataban con rudeza, lo tiraron de la camioneta y lo obligaron a pararse, aún si era difícil debido a sus manos atadas detrás de su espalda. Lo obligaron a caminar a lo largo de unos grandes pasillos, parecía un castillo y cuando observo la pintura del actual rey junto a su esposa, sus vellos se erizaron.

¡El maldito rey lo había comprado!

Recordó a su madre, las lágrimas que salían de sus ojos y no pudo evitar que un nudo se le formara en la garganta. Ese maldito rey no podía dejarlos en paz, ni siquiera después de haber matado a sus padres.

Cuando llegaron a una gran puerta, unos guardias la abrieron y los hombres detrás de él lo lanzaron. Cayó de manera dura frente a los pies de una persona, al levantar la cabeza su peor pesadilla estaba allí, el rey Lee lo veía con lujuria.

― Eres igualito a ella - sonrió con burla - Tal vez no la pude hacer mía en su momento, pero a ti, a ti te haré pagar por todo lo que me hizo

― ¡Vete al infierno! - gritó molesto y con tanto asco en su mirada que enfureció al rey

― Recuerda a quien le estás hablando, maldito omega - gruño tomándolo del cuello de su camisa - Soy tu rey, me debes obediencia

― Al único rey que le debo respeto es al Rey Hwang- respondió de manera seria no importándole que era un alfa el que estaba delante suyo

El rey Lee en ese momento recordó a la madre de ese estúpido omega, recordó como ella había dicho exactamente las mismas palabras, con la misma mirada decidida. ¡Malditos omegas! ¿No entendían que le debían respeto? Él era el maldito rey, Hwang no era un rey, Hwang solo era un maldito alfa débil y por eso murió de manera tan fácil.

― Esta vez te haré sufrir, sufrirás todo lo que no sufrió ella, haré que quieras morir - exclamó molesto tirándolo al suelo mientras comenzaba a quitarse la ropa

― Usted no es un rey, usted solo es un hombre enfermo, nadie en el reino lo apoya ya - le respondió intentando levantarse - ¡Todos queremos al rey Hwang devuelta!

― Maldito...

El rey estuvo a punto de golpearlo para hacerlo callar, sin embargo la puerta fue abierta y el rey de reojo observo como sus guardias no estaban. Por la puerta entro ese maldito niño, aquel que debió haber muerto junto a sus padres.

― Él es mío - gruño el joven de cabello negro, el aura que poseía era de poder, era un aura que solo alguien de la realeza podría tener

― ¡Yo lo compré! - exclama el rey sin pena ni vergüenza, no iban a quitarle su venganza, no otra vez

― No me importa, él es mío, sino quieres perder el trono será mejor que lo dejes en paz - gruño acercándose hasta estar cerca del rey, ambos se veían a los ojos, ninguno daba su brazo a torcer - Además deberías de dejar de pedir tantos omegas ¿o prefieres que algo les pase a esos niños que escondes?

― ¿Cómo te atreves a amenazar a tu rey? - cuestionó furioso e impotente, la única persona que podía quitarle todo lo que poseía era ese joven, el heredero al trono

― El único rey al que le guardo respeto es a mi padre, a usted señor no lo conozco, así que con ese ultimátum, más le vale hacerme caso. Recuerde que tengo oídos y ojos por todos lados - sonrió de manera altiva antes de salir con el omega entre sus brazos - Lo siento, solo me fui por un mes y ese imbécil hace de las suyas - suspira

― Uh... está bien - asiente un poco incómodo, aún tenía las manos atadas

Seungmin está confundido pero feliz, su lobo había estado tan nervioso, tan asustado, se había obligado a sí mismo a ser fuerte para hacerle frente a aquel alfa. Había tenido tanto miedo de que cumpliera su palabra, lo único que lo mantenía en pie, era el recuerdo de sus padres. Nadie merecía sufrir de esa manera, a manos de un estúpido alfa como lo era el rey Lee.

A Seungmin le dolían los brazos debido a la posición, pero el aroma relajante del alfa que lo llevaba en brazos le hacía sentir tranquilo, como si todo estuviera bien, como si con aquel joven al fin todo comenzaría a cambiar.

Antes de poder escuchar algo más, sintió como sus fuerzas se iban, se sintió tan cansado que simplemente se dejó llevar por la oscuridad. Mientras tuviera aquel aroma a su alrededor todo estaría bien, sabía que no le pasaría nada malo mientras estuviera en los brazos de ese alfa.

Sí, todo comenzaría a cambiar desde ahora.

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