Mal entendido.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El paraguas que sostenía se deslizó de mis manos, salpicando a la chica frente a mí, quien retrocedió con disgusto.

—¡Qué demonios! —exclamó, sacudiéndose el agua, mientras yo trataba de recobrar la compostura.

—¿Q-quién eres? —inquirí con voz temblorosa.

—Eso debería preguntar yo. ¿A quién buscas? —respondió ella, dejándome sin palabras una vez más.

Aunque Dante y yo no éramos oficialmente novios, sentía que mi corazón se rompía. "¿Tan pronto como tenemos un problema, él va y se acuesta con otra?" Recordé sus críticas hacia Ángel. "¿En qué posición le deja eso a él?"

—Lo siento por la confusión, creo que me equivoqué de casa —murmuré.

Recogi mi paraguas, que ya había formando un charco en su interior, y lo sostuve mientras drenaba el agua.

—¿¡Quién más viene a molestarme hoy?!—la voz de Dante resonó antes de que pudiera esconderme. Resistí la tentación de huir, decidida a enfrentarlo.

—¡No sabía que yo fuera una molestia! —exclamé furiosa cuando se hizo presente.

Dante, semidesnudo y despeinado, mostró sorpresa al verme, pero sus ojos negros no reflejaron culpa, solo confusión.

—¿Laura? —pronunció, irritándome aún más.

Antes de soltar un torrente de palabras, Dante corrió hacia mí, tomó el paraguas y nos cubrió a ambos.

—¡¿Quieres enfermarte otra vez?! ¡¿Si trajiste un paraguas, por qué te estás mojando?!

"¿Tiene la desfachatez de venir a decirme eso después de lo que acabo de ver o es que se hace el tonto para lograr distraerme?" Una vez más, como en aquella primera ocasión, mi mano impactó contra su mejilla sin previo aviso.

—¡No me toques! —grité, empujándolo con determinación.

—¡No puedo creerlo! Estuve días tratando de hablar contigo, preocupada, y resulta que estabas con otra mujer —protesté señalando hacia la chica, ya ausente.

—Primero, esto es un malentendido, y segundo, ¡tienes el mal hábito de golpearme!—me miró con intensidad, sus ojos reflejando una mezcla de enfado y desafío.

Aunque estaba furioso, su actitud me resultaba indiferente.

—¡¿Crees que voy a creer esa tontería?!

—¡Me importa poco si lo crees o no! Además, si quiero salir con quien sea, es asunto mío. ¿Por qué te molestaría? Siempre has dejado claro que no somos novios, ¿No? —argumentó, llevándose la mano a la mejilla golpeada.

"Se que dije eso, pero ¿Cómo podía usar eso en mi contra?"

—Pero aún así, nosotros... nosotros...

—¿Nosotros qué? Me lo has repetido mil veces, y tus esfuerzos dieron resultado. No entiendo por qué vienes a reclamarme, y encima me abofeteas —respondió con seriedad, clavando sus ojos en los míos.

Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser, aumentando el nudo en mi pecho. Sabía que tenía razón, pero aunque no fuéramos oficialmente novios, pensé que aún existía un cierto nivel de respeto para evitar que hiciera algo así.

—Incluso si es así, ¿Cómo pudiste hacerme esto, sabiendo lo que pasó con mi ex?

—No debiste pasarlo tan mal si vuelves a verlo —soltó sarcásticamente, hiriéndome aún más.

—¡Él se presentó en mi casa! No lo llamé, no lo invité.

—¡Pero pudiste haberlo echado! ¿Te apuntó con un arma? Y no me digas que solo se vieron una vez, porque sé que no es así —gritó acusándome con el dedo.

—¿De qué estás hablando? —pregunté, sintiendo tensión en todo mi cuerpo.

—No finjas. Los vi claramente en McDonald's. No parecías muy disgustada, precisamente.

No puedo creer que de verdad nos hubiera visto y tampoco me hacía mucha gracia que me hubiera estado siguiendo o algo por el estilo, como si fuera un maldito acosador. A ver tampoco es, que estuviera haciendo algo malo. No sé cuanto tiempo, estuvimos mirándonos fijamente y lanzándonos dagas por los ojos. Al final Dante suspiró, tirándose el cabello ahora mojado hacia atrás para poder ver mejor.

—¿Entonces qué? ¡¿Cómo viste eso, decidiste vengarte acostándote con otra?!

—¡Yo no me acosté con nadie, Laura!—me gritó a su vez.

—¡Puedes seguir mintiendo todo lo que quieras, por qué yo me largo de aquí!—le respondí, arrebatándole mi paraguas.

—¿Dónde piensas que vas a ir? !Todavía no he ido terminando de hablar!—gritó intentando tomándome de la muñeca, pero fui más rápida y me aparté.

Lo que casi me cuesta, una caída, pero logré mantenerme en equilibrio y no hacer más el ridículo, de lo que lo estaba haciendo.

—¡No quiero escuchar tus malditas excusas, Dante, ya me las conozco todas, ahórratelo!—le solté, dispuesta a irme, pero me tomó del brazo deteniéndome.

—Será mejor que entres y te seques, no quiero ser el responsable de que pilles un resfriado.

Las gotas de agua resbalaban por su pecho, y a pesar de mi deseo de odiarlo, seguía viéndolo atractivo incluso en ese estado.

—¡No pienso entrar allí!—afirmé con terquedad.

—!Entra, Laura! —me ordenó con una mirada amenazante, pero no me dejé intimidar.

"Está completamente loco si piensa que estaré bajo el mismo techo que su amante."

—¡Ya te dije que no, tú no mandas sobre mí! —sentencié, sin moverme, dejándole claro mi posición.

Esta vez, él no dijo nada y me fulminó con la mirada antes de arrebatarme el paraguas y sorprenderme al cargarme sobre su hombro como si fuera un saco de boxeo.

—¿¡Qué haces?!

— ¿¡Te has vuelto loco?! ¡Suéltame! —grité, pero él me ignoró y entró conmigo a su casa, cerrando la puerta.

Dejando el vestíbulo atrás y pasando por la sala de estar, vi a varios pares de ojos mirándonos, los amigos de Dante junto con algunas chicas. Todos intentaban contener la risa por la escena, y mi cara se puso roja como un tomate. Sin embargo, lo que realmente me hundió fue ver a la chica que me había abierto la puerta minutos antes besándose con Iván. Dante siguió mi mirada y añadió.

—¿Lo ves? Te lo dije, todo fue un malentendido.


UNA HORA DESPUÉS:


Estaba en la habitación de Dante, recostada en su cama sobre sus piernas, con una manta envolviéndome y una taza de manzanilla en mano para calmar mis nervios. 

—¿Mejor?—murmuró Dante en mi oído, y asentí, sintiéndome aún avergonzada por todo lo sucedido.

Después de ser llevada a su habitación y casi obligada a darme un baño, me puse una de sus sudaderas, y juntos, ya más relajados, explicó la situación con sus amigos. Resulta que sus amigos vinieron a verle para animarle, pues sabían que había estado bastante deprimido, aunque solo lo estaban usando a él de excusa, para poder hacer una fiesta e invitar a chicas.Así que solo los dejó hacer y él se encerró en u habitación, pues no tenía ánimo de eso. Al escuchar todo, me sentía frustrada por haber malinterpretado las cosas.

—Lo siento por haber malinterpretado todo. Dejé que una mala experiencia distorsionara mi perspectiva —me disculpé por décima vez esa tarde.

—No puedo creer que creyeras que te había sido infiel. Para que quede claro, no tengo tan mal gusto —dijo él con indignación.

Aunque su comentario me hizo reír por lo bajo, terminé el té y dejé la taza en la mesa.

—Lo siento de verdad. Vine a darte una noticia y también deseaba arreglar las cosas. No esperé que todo acabara así —le expliqué, agachando la cabeza.

—Ambos lo hemos hecho mal. Yo estaba muy molesto por todo lo que pasó con tu ex. Cuando algo no me gusta, acabo comportándome mal y gritando. También te dije cosas horribles, así que lo siento —dijo, besando mi cuello.

Giré mi cabeza para mirarlo, acariciando su mejilla. Era un avance que ambos reconociéramos nuestros errores, evitando otra discusión.

—¿Por cierto, qué noticia querías darme? —preguntó, y me puse nerviosa de inmediato. 

Era mejor contárselo ya, así que respiré hondo y le expliqué lo que había hablado con mi madre y el lío que Diana había montado en la casa de mis padres, y que deseaban que fuera.

—¿Y qué has decidido? —me preguntó.

—Es cierto que llevo mucho sin verlos. Estaría bien ir, así también me dejarían en paz —dije moviendo mis dedos con nerviosismo.

—No es mala idea. Estoy seguro de que tus padres deben echarte mucho de menos —dijo con calma y me giré para verlo, sorprendida por su respuesta.

—¿De verdad? —pregunté sin poder creérmelo.

—Sí, ¿Por qué pareces tan sorprendida?

—La verdad, pensé que te molestaría —dije avergonzada, por lo estúpido que sonaba decirlo en voz alta.

—¿Por qué iba a molestarme? ¿Tan mala imagen tienes de mí? —dijo ofendido y dolido.

—No es eso, yo... bueno, olvídalo, no sé por qué siquiera pensé en eso.

—A veces me pregunto qué tienes en esa cabecita —dijo dando un golpecito a mi frente y sonrió.

—También me lo pregunto.

—Aunque, si te soy sincero, me gustaría acompañarte.

—¿Quieres venir conmigo?

—Sí, me gustaría, pero sé que eso sería excesivo —se apresuró a decir, y yo no pude estar más de acuerdo con él.

—Solo será un fin de semana, no te darás cuenta ni de que me fui —lo consolé.

—Incluso si es un día, te echaré mucho de menos —dijo, abrazándome más y estrechándome más contra él.

—No seas exagerado, no será para tanto —dije con una sonrisa burlona.

—Quizás para ti no, pero yo... —hundió su cabeza en mi cuello.

—No soporto estar lejos de ti, Laura —confesó, y yo me giré para mirarlo, sin creerlo del todo.

—Pues para ser así, lo has demostrado de muy buena manera.

—Soy muy terco y orgulloso, pero te aseguro que no dejé de pensar en ti en estos días que no nos hemos visto. Incluso mi mano acabó hecha polvo, por eso —aseguró, y yo le di un golpe en la cabeza.

—¡Dante! 

—¿Qué?

—Eres un cerdo en serio —solté, escandalizada, pero a duras penas podía aguantar la risa.

— ¿Acaso tú nunca te has masturbado?

—Nunca he tenido la necesidad —solté con suficiencia, lo que hizo que Dante entornara los ojos.

—¿Intentas hacerte la diva conmigo? —me reclamó, y yo me reí aún más.

—No, solo digo la verdad —dije con sinceridad.

No suelo autocomplacerme, y tampoco es que haya sentido el deseo de hacerlo. Siempre que se dio el momento, fueron otros quienes lo hicieron por mí.

—Bueno, siempre hay una primera vez para todo, ¿No? —inquirió mirándome travieso.

—No pienso hacer nada cuando hay personas en tu casa —le advertí al ver dónde iban sus pensamientos.

En un rápido movimiento, me tumbó en la cama, sosteniendo mis manos, quedando sobre mí.

—Puedes intentar impedirlo, pero veremos cuánto podrás resistir —murmuró en mi oído, mordiéndolo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro