𝟐. no body no crime

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𝐍𝐎 𝐁𝐎𝐃𝐘 𝐍𝐎 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄
capítulo dos

𝐓𝐖 ! mención de intento de abuso, consumo de sustancias. No sé busca romantizar está situación en lo absoluto. Se recomienda discreción.

────────⭑────────

Apenas el sol se puso en lo más alto del cielo, Selene ya se estaba junto a Satoru, caminando hacia la entrada de la funeraria donde Itadori se encontraba despidiendo los restos de su abuelo. No pudo evitar sentir un sutil escalofrío cuando su mirada chocó contra el cartel de la entrada, pensando en cuántos cuerpos habian sido incinerados allí.

Cuerpo incinerados.

Sacudió sutilmente la cabeza, sacudiendo sus largos cabellos, intentando borrar ese pensamiento tan extraño aunque solo podía pensar en eso, en eso y en lo que debía estar sintiendo el pobre chico. Itadori perdió a su abuelo y se convirtió en el recipiente de Sukuna, condenandose a una muerte segura, todo el mismo día. No podía no afligirse por él, mas aún lo admiraba bastante, la valentía con la que accionó solo para proteger a sus compañeros y a Megumi, era algo asombroso que no cualquiera estaría dispuesto a hacerlo.

──Realmente no quieres que muera, ¿verdad? ──la pregunta escapó de sus labios más rápido de lo que pensó, dirigiendo ahora su mirada al suelo.

El camino era rocoso y desnivelado, por lo que tenía que hacer mágicas maniobras para no caerse por culpa de sus sandalias. Por suerte logro cambiarse antes de irse con Satoru, cambiando su sucio ─y ahora arruinado─ vestido de Chanel por un lindo corset negro que combinaba con su falda a la perfección. Y, por supuesto, no podían faltar sus botas de más de 10 centímetros, que si bien le daban más altura también le complicaba un poco a la hora de caminar por aquellos senderos.

──No quiero que muera nadie, Selene ──respondió Satoru, suspirando──, siempre haré todo lo que pueda para evitarlo. Además parece un buen muchacho, y su caso pasa uno cada mil años...

──Como el nacimiento de hechiceros de los seis ojos──. Murmuró, mirándolo a través de sus lentes negros── ¿Será casualidad? ¿qué un recipiente del rey de las maldiciones aparezca en la misma época que nosotros dos?

Satoru la miró con las cejas alzadas, aunque no se podían ver por la venda que las cubría. Era un curioso planteo, realmente lo era.

──Mmm, no lo sé... ¿tú crees en las casualidades?

──No.

──Yo tampoco.

La energía del lugar se hizo un poco más pesada, no por la incomodidad, si no por la duda que acababa de surgir. Definitivamente no debía ser casualidad que Ryomen Sukuna reapareciera en la misma época donde dos Gojo heredaron los ojos del infinito. No podía serlo.

Continuaron caminando unos metros hasta que finalmente se detuvieron en frente de las puertas, aún faltaban algunos minutos, minutos donde Yuuji estaría despidiéndose de su ser querido. Selene volvió a dirigir la mirada hacia su hermano mayor, sin lograr dejar ir la incertidumbre.

──No merece morir por algo de lo que ni siquiera era consciente, es una persona...──las palabras trataban de salir de su boca pero se trababa al momento de hacerlo──, es una persona inocente. Ningún inocente tiene que pagar por delitos que no son suyos... Yuuji no puede morir solo porque los altos mandos así lo quieren.

Satoru suspiró. ──Aún así, tú misma conoces bien como son los vejestorios, Selene ──murmuró él──, el año pasado quisieron deshacerse de la misma forma de Yuta Ok-

──¿Okkotsu, no?── lo interrumpió la menor, sentándose con cuidado en el banco de cemento──. ¿Al final que ha sido de él? ¿También va a estar en la escuela? No me enteré demasiado mientras estaba allá.

Y Satoru no tenía idea de cómo respondería esa pregunta sin fastidiarla, ¿cómo le diría que nombraron a Yuta como su sucesor y no a ella? No podía mentirle, pronto se enteraría de la verdad, pero tampoco podía decirlo como si nada. No era el mejor momento todavía, tenía que encontrar la situación adecuada y dónde ─definitivamente─ no estuvieran en un espacio libre donde cualquier no-hechicero podría salir herido.

──Selene ──la llamó mientras la daba la espalda, el serio y firme tono de voz que utilizo capturó la atención de la susodicha. No era común que le hablara de esa forma.

──Dime, Toru.

──Si alguna vez me pasa algo y Sukuna toma por completo el control del cuerpo de Itadori... deberás matarlo──. Las palabras le cayeron como un balde de agua helada, sus ojos se abrieron con sorpresa y sus labios se entreabrieron──. Si no lo matas, si no puedes evitar que Sukuna cometa una masacre, te matarán a ti también.

La fémina aflojó poco a poco su postura, llevando sus manos a su cabello para hacerlo a un lado. No creía que algo así fuera a pasar, pero si sucedía, ella sería quien reemplazara a su hermano. La segunda hechicera más fuerte.

─Como si algo fuera a pasar, Toru-

──Selene──. Interrumpió con un tono severo──. Hay pocas posibilidades de eso, ya sabes que soy el más fuerte de todos ──rió, alzando los hombros──, pero siempre hay una pequeña posibilidad. Si yo caígo, quien sigue eres tú.

Sus ojos se iluminaron ante la posibilidad, siempre había querido ser la más fuerte, pero le parecía absurdo e incluso tonto imaginarse un escenario en dónde su hermano fuera derrotado, era imposible imaginar la caída del más fuerte. Todos en la sociedad de jujutsu conocían muy bien a Satoru, no había hechicero que se le iguale al poder de los seis ojos, Selene también fue bendecida con el poder del infinito; mas comenzaba a dudar si realmente era tan fuerte como él.

──Entiendo, Toru... ──murmuró, chasqueando la lengua── ¿voy a pasar contigo? aunque debo decir que ya diste por sentado que Yuuji aceptará el trato.

──No, quédate aquí mejor ──respondió, mirándola sobre su hombro──, y respecto a lo otro... estoy seguro que Itadori aceptará. Se ve que esa es la clase de persona que es.

Antes de que pudiera darle una respuesta, Satoru se adentró al lugar y la dejo con las palabras colgando en su lengua, acabando por convertirse en un nuevo suspiro. Se recostó en el respaldo del banco, tirando la cabeza hacía atrás mientras sus manos cubrían su rostro, en un intento de dejar escapar su frustración.

──Por todos los dioses, pensé que finalmente tendría algo de paz estando aquí...── Quería llorar realmente, era todo tan frustrante, lo único que buscaba era conseguir un año en tranquilidad.

Cerró sus ojos con fuerza, buscando paz en la oscuridad de su mente, pero consiguió todo lo contrario y un nudo en el estómago. Los recuerdo de aquella noche seguían presentes tanto en su mente como en su piel, la sensación de nauseabunda aún continuaba como si hubiese sido ayer y quiso vomitar lo poco que tenía en el estómago.

La mayoría pensaba que paso un año sabático en Estados Unidos, que fue un "año de relajación antes de entrar a la hechicería", un año que la paso de lujo y que fue la experiencia más divertida y placentera de todas. Era todo lo contrario. El último año fue una completa tortura para Selene, que tuvo que pasarlo en una infernal soledad; todavía no había hablado con su hermano de lo ocurrido, mucho menos con Megumi. No quería preocuparlos, ni tampoco hacerlos sentir culpables, pero fue una de las peores situaciones que ocurrieron en su vida.

¿Cómo había terminado ahí? ¿Por qué sus malas decisiones la llevaron a eso? Tan solo quería disfrutar de una noche de diversión, junto a personas que no conocía, con una falsa identificación. Por supuesto que todo estaba mal desde el inicio y, por supuesto, no terminaría bien.

Sus piernas tambaleaban mientras intentaba mantenerse de pie, la mezcla de extraños olores nubablan su cabeza y alejaban todo pensamiento racional. Se sentía drogada sin siquiera haber consumido, lo único que bebió fue un simple vaso de ron con cola que casi termina vomitando por el fuerte sabor.

A mitad de la noche, aquellas chicas que le prometieron diversión sin fin se desvanecieron como gas en el aire, la habían dejado sola y sin nadie con quién volver al departamento. Quería regresar al penthouse, quería regresar a su hogar, ¿dónde demonios estaba? ¿aún continuaba en New York? ¿qué bar era ese?

Estaba perdida, mareada y, muy posiblemente, drogada, sin nadie a quien recurrir. Su vista se nublo y no sabía si era por todo lo anterior o por las lágrimas que amenazaban con escaparse. Quería llorar. Era tan solo una niña jugando a ser una adulta, ¿en qué rayos estaba pensando?

Pero cuando menos se lo esperaba, unas manos llegaron a su rescate junto a un suspiro borracho contra su oreja: ──Vamos, dulzura, deja que estos hombres fuertes te ayuden.

Selene sabía que debía alejarse, que debía huir, algo en su cuerpo lo sabía, pero simplemente estaba muy débil como para oponer resistencia. Y poco a poco su cuerpo se fue cubriendo de manos desconocidas y callosas.

──Tranquila, ángel, estás en buenas manos──le susurraron aquellas mentiras, mientras poco a poco su cuerpo era llevado a la salida del bar──, vamos a tomar un poco de aire ¿qué te parece, muñeca?

Llegaron a un callejón, su espalda se apoyó en la pared de ladrillos y se deslizó hacia abajo lentamente, hasta quedar sentada en la humedad. Sentía sus propios latidos en sus orejas y se le dificultaba respirar, lo único que podía hacer era soltar murmullos casi incoherentes.

──Sato-... Megum-... por favor──. Repetía las palabras en bucle mientras más hombres llegaban a la escena.

La noche era fría pero todo su cuerpo estaba hirviendo, el aire no hizo más que marearla aún más. No había nadie a su alrededor, nadie que pudiera ayudarla, nadie la escucharía gritar.

El sonido de braguetas siendo bajadas y cinturones de cuero hechos a un lado llegaron a sus oídos, toques callosos en sus piernas desnudas se hicieron presente, una mano sostuvo su mentón y poco a poco fue bajando por su cuello hasta su escote, jugando con la fila tira de su sostén mientras las manos en sus muslos se adentraban aún más.

Y, en ese pequeño segundo, su cerebro volvió a actuar con normalidad.

Sus ojos deslumbraron en aquel brillo que tanto caracterizaba al poder del infinito, Selene no fue consciente en el momento en el que su cuerpo se movió por su cuenta y su energía maldita fluyó fuera de ella. Un destello rojo iluminó el oscuro callejón, cegandola por unos momentos.

Su mente se aclaró en ese momento, el aturdimiento desapareció como si nada hubiera ocurrido, y en ese instante se dió cuenta de lo que había hecho en realidad: los asesinó. Su cuerpo tembló al notar tal escena, al notar como los cuerpos fueron casi descuartizados por el poder del destello rojo. La adrenalina la dejó y ahora era el pánico quien la invadía; no podía ocultar una escena de tal grado, no ella sola... y si el ministerio de hechicería investigaba lo ocurrido iban a encontrar sus rastros, los rastros de sus rituales malditos.

Comenzó a llorar hasta que una palabra cruzó por su mente: Ryota. Con una única llamada, sus penas fueron ahogadas en aquellas llamas azules, y ya no tenía que preocuparse. Si no había cuerpo, no había crimen.

El sonido de la puerta abriéndose y de la pequeña campanita sonando la regresó a la realidad, Selene se puso de pie cuando distinguió dos figuras masculinas acercándose a ella, y, en definitiva, un Satoru sonriente salía junto a Yuuji, el nuevo recipiente del rey de las maldiciones. Dejó salir un suspiro y se acomodó los lentes que se deslizaron por su tabique, todo quedó en Estados Unidos, nadie tendría por qué enterarse.

─Vaya, entonces realmente lo resistes... me alegro por ti── Selene se acercó a ellos, quedando frente a frente con Itadori──. No recuerdo si nos presentamos como se debe, pero soy Gojo Selene, la hermanita menor del idiota vendado ──rió con dulzura── encantada de conocerte.

──Sí, eres la chica de ojos bonitos ──rió Yuuji, provocando que una sonrisa se dibujara en su rostro── ¡vamos a ser compañeros!

──Primero debemos ir a la entrevista con el director para que si los aceptan a ambos── indicó Satoru, tomando las llaves de su auto mientras era seguido por ambos adolescentes. Ante eso, Selene alzó una ceja, estaba confundida.

──¿Si entramos o no? ¿Acaso tenemos que pasar por una prueba? ¡Me habías dicho que ya era seguro que entraba, Toru!── protestó, haciendo un mohín con sus labios.

──Aunque seas mi hermana no es tan fácil, copo de nieve, ¿acaso crees que por decir "soy la hermana de Satoru" vas a conseguir todo lo que quieres?── Regaño el susodicho, mirando a su hermana.

──¿¡De qué se trata esa prueba, profesor!?── Yuuji fue ignorado olímpicamente.

──¿No es obvio? ¡Toda mi vida se baso en eso! He conseguido tantas cosas por miedo a que te enojes con ellos, es sumamente divertido──. Respondió, encogiéndose de hombros y con una actitud bastante burlona──. Así que si, esperaba que funcionará de esa forma, como siempre lo ha hecho.

Satoru se llevó una mano hacía su entrecejo, apretándolo mientras se preguntaba por qué había malcriado tanto a Selene. Y ya era demasiado tarde para volver atrás.

──Contestando a tu pregunta, Yuuji, es una "pequeña" y sencilla entrevista con el director de la escuela── contestó el adulto, luego de abrir las puertas del vehículo con las llaves automáticas. Yuuji y Selene se sentaron en la parte de atrás mientras que Satoru, claramente, conduciría──. Es una persona a la que le puedes caer o bien o mal en solo segundos, no tienes que preocuparte.

Yuuji tragó saliva de forma ruidosa, pensaba que con solo haberse comido los dedos ya estaba dentro de la escuela, ¿qué otra prueba más se necesitaba?

Selene se dió cuenta de su nerviosismo, por lo que se acercó a su oído para susurrarle: ──Yo no me fiaría de este tipo, ¿qué clase de anormal anda con una venda en los ojos?

Así los nervios de Itadori poco a poco se fueron con las risas que Selene le provocó, mientras se sentía más relajado a medida que el viaje empezaba. El ambiente de las ventanas fue cambiando, reemplazando los largos árboles por montañas y montes, sería un viaje algo largo.

──Si te sigues comportando así tiraré todas tus chaquetas de Chanel y faldas de cuero, Selene ── advirtió, levantando parte de su venda para dejar al descubierto uno de sus ojos──. O mejor aún ¡las usaré yo!

──¡No las uses! ¡Que asco! ──exclamó── ¡Eres un anciano, Satoru!

──Tarde── canturreo el adulto, sacándole la lengua.

Las carcajadas no tardaron en llegar junto a la indignación de la adolescente de los seis ojos: ──¡Satoru! ¡La tendré que quemar por tu culpa, tonto!

────────⭑────────

El sol ya se encontraba en lo más alto del cielo cuando los hermanos Gojo junto a Itadori llegaron a la escuela de hechicería. La temperatura había aumentado, era verano al fin y a cabo, y Selene lo único que quería en esos momentos era terminar con la entrevista de una vez por todas y tomar un largo baño refrescante. La charla con Megumi todavía estaba pendiente y realmente necesitaba sacarse las dudas.

──¡Wow! ¿Están en las montañas? ¿Realmente está en Tokio? ──Exclamó Itadori cuando los tres finalmente llegaron a la escuela──. Por cierto, ¿dónde está Fushiguro?

Selene se quitó los lentes y se los puso sobre su cabello mientras caminaba a su lado. Ambos se estaban guiando por el camino que Satoru les indicaba, a pesar de que ella ya estuvo allí la noche anterior, aún no conocía la institución por completo.

──Oh, Megumi está durmiendo, terminó con muchas heridas anoche... así que le están dando un tratamiento de jujutsu para que se cure más rápido──. Respondió, sonriéndole──. Luego sabrás lo que es y, hablando de descansar, ¡quiero ir a dormir, Satoru!

──Primero lo primero, Selene, debemos ir a su entrevista con el director ──respondió él──, si la cagan se quedarán afuera. Pero no sé preocupen tanto por eso...

Los nervios que Yuuji logró deshacerse durante el viaje, regresaron de repente junto a un enorme sentimiento de presión, el cual Selene también lo estaba sintiendo.

──¿¡Qué!? ¿¡Y seré ejecutado de inmediato!?

──¿Después de eso quieres que permanezcamos calmados? A veces te falta un poco de tacto, Satoru── murmuró, rodando los ojos.

Su hermano tenía muy poco tacto, casi nunca lo tuvo, y tal vez era por esa razón que a mucha gente le caía mal. Y, por supuesto, a eso había que sumarle el enorme ego con el que cargaba, pero nadie sabía que detrás de esa coraza se encontraba un hombre bastante sensible. Selene también debía hablar con él.

De un momento a otro, el aire se hizo mucho más pesado y una nueva voz se hizo presente en la escena. Los dos portadores de los seis ojos se giraron a ver al joven recipiente, encontrándose con una curiosa boca que surgió en su mejilla, una boca proveniente de Sukuna.

──Que decepción... yo pensaba que eras el líder ──el profundo tono le provocó un escalofrío a Selene──. Una jerarquía que no está basada solo en la fuerza es aburrida, si me lo preguntás.

Las mejillas de Itadori se tiñeron de rosado por la vergüenza, posando su mano rápidamente sobre ellas para cubrir la nueva boca en un intento de callar al rey de las maldiciones.

──Lo siento, profesor, él sale de vez en cuando ──se disculpó, pero la boca volvió a surgir, esta vez en sus nudillos── ¡No otra vez!

──Cuando me apodere del cuerpo de este chico... ¡tú serás el primero al que mataré! ──amenazó entre risas──Y luego me divertire con la pequeña.

Selene soltó una risa, rodando sus ojos mientras volvía a colocarse los lentes en su lugar, Satoru también rió mientras continuaba caminando.

──Te mataré apenas salgas de su cuerpo, rey de las maldiciones, me divertiré con tu cabeza rodando por el suelo ──admitió con tranquilidad la muchacha, girando a ver el camino.

──¿Yo, como objetivo del gran Ryomen Sukuna? ¡Es un gran honor!── Exclamó con burla el Gojo mayor y la boca finalmente desapareció.

──¿Así que realmente es famoso? Megumi también nombró algo de eso── preguntó Yuuji. Realmente sentía mucha curiosidad por todo el mundo del jujutsu, apenas ayer se había unido y eran demasiadas las cosas que tenía que saber.

──Dicen las historias que Ryomen Sukuna, de cuatro brazos y dos rostros fue una maldición legendaria, aunque en un pasado fue un humano que vivió alrededor de unos... 200 años, algo así ──respondió Selene, moviendo las manos de un lado a otro.

La joven Gojo disfrutaba bastante de la historia de Jujutsu, la era de Heian era algo fascinante de estudiar, además de que la ayudaba bastante para comprender sus propios rituales. La técnica de maldición ilimitada y los seis ojos eran rituales sumamente antiguos, una de las primeras técnicas en existir en la hechicería, por lo que todos los libros de historia contaban la historia del clan Gojo e, incluso, había un pequeño manual de como usar los rituales.

A pesar de ser una técnica antigua y de contar con muchos manuales para su uso, Selene seguía sin poder manejarla por completo. Era una de las más poderosas y por consecuencia también una de las más complicadas, obligando a los portadores a tener que aprender sobre física y química. Selene se preguntaba si realmente era una técnica maldita ilimitada... ¿qué límites tenía? ¿hasta dónde podía llegar?

──En la época dorada de Jujutsu, los hechiceros lograron perfeccionar sus técnicas y finalmente lo derrotaron──continúo la historia el adulto.──, con el título de Ryomen Sukuna, él traspasó generaciones luego de su muerte como un objeto maldito, nosotros los hechiceros no logramos destruir sus restos y por eso los mantuvimos en nuestra propia 'grave wax'.

──Sin duda alguna, él es el rey de las maldiciones. ── Afirmó la joven, suspirando.

──¿Él es más fuerte que ustedes, profesor? ── Preguntó curioso, provocando que esa pregunta sonará en la mente de Selene una y otra vez.

"¿Ella, una de las hechiceras más fuertes, era capaz de derrotar al rey de las maldiciones? ¿Siquiera era capaz de enfrentarse a él dignamente y que sea una batalla justa?" Su boca se torció en una mueca.

─Hm... buena pregunta. Si Sukuna recuperará todo su poder, sería realmente un problema ── admitió el de ojos vendados.

──¿Pero perderías?

──Nah, yo ganaría. ── Respondió con simpleza Satoru, adelantándose unos pocos metros de ellos para avanzar a la oficina del director.

──Selene, ¿tú eres igual de poderosa que él? ──preguntó en un susurro el de cabellos rosados, provocándole una risa a la susodicha.

──Vaya, si que eres realmente curioso, Itadori──rió con dulzura──. Ambos tenemos la misma técnica maldita y también los seis ojos, pero debo decir que me supera gracias a la experiencia... al final del día, él es un vejestorios.

Los adolescentes soltaron una pequeña risa que tuvieron que ahogarla al instante ya que, sin darse cuenta, ya estaban dentro de la oficina del director Yaga.

──¡Satoru! ¡Llegas tarde! Ocho minutos tarde para ser exactos──. La luz del lugar era tenue y muy débil, Selene recorrió la habitación con la vista, notando como los peluches que el hombre estaba produciendo estaban llenos de energía maldita. "Oh, muñecos malditos... que interesante". ──Ya te había dicho que mejorarás tus hábitos por llegar tarde.

──Oh, vamos, sabes que los viejos hábitos nunca mueren── rió Satoru, encogiéndose de hombros──¡En fin! Este es el muchacho loco que se comió el dedo de Ryomen y ella es mi hermana, la famosa Selene Gojo, aunque ya la conoces...

──¡Hola, señor Yaga! ¿¡Me recuerda!?── exclamó felizmente la albina. El director frunció el ceño, era la versión femenina y pequeña del demonio que lo volvió loco en su juventud. Era como volver a educar a Satoru.

──Por supuesto que la recuerdo, Gojo, ¿cómo olvidar a la niña que hizo que todos mis alumnos se distraigan de sus deberes por cuidarla?

Selene rió. Cuando era tan solo una niña, conoció al señor Yaga cuando esté aún era profesor de su hermano mayor, recordaba como se robaba sus peluches malditos solo para jugar con Mina y Nanami a la hora del té.

──A ti no te conozco, muchacho, presentate.

──¡Mi nombre es Itadori Yuuji! ¡Me gustan las chicas como Jennifer Lawrence, un gusto conocerlo!── los Gojo tuvieron que ahogar una carcajada para no enfadar al director.

──¿Por qué están aquí? ── Aquella pregunta tomó por sorpresa a los adolescentes.

¿Por qué estás aquí, Selene?

─Uh... por la entrevista. ── Respondió Itadori, obviando la pregunta. Selene quiso pegarle un codazo.

──Me refiero al Jujutsu, a la escuela en general.

──Uh... para aprender Jujutsu.

──Es una pregunta mucho más profunda, Itadori... ── susurró la albina, quitándose los lentes para guardarlos en su bolso──, no es tan superficial.

──Cadáver maldito──. Con aquellas dos palabras, el muñeco que construyó momentos antes cobró vida y corrió a atacar a ambos jóvenes, quienes se apresuraron para ponerse en guardia──. Volveré a preguntar, ¿Por qué están aquí?

El cadáver maldito intentó atacar a Selene pero ella repelió el ataque activando de forma manual su infinito, pero eso no estuvo al peluche para saltar a atacar al recipiente de Sukuna. La pregunta hizo demasiado eco en la mente de la fémina.

¿Hasta donde quieres llegar, Selene?
¿Qué es lo que quieres alcanzar?

Su mente volvió a divagar como aquella mañana y el recuerdo de una charla con su hermano mayor se vió reflejado en su cabeza.

»Su cuerpo era derribado nuevamente por él, golpeándose contra el suelo pero eso no impidió que se levantará en menos de un segundo para volver a atacar.

──Dejarte guiar por los impulsos pueden ser una desventaja muy grande en un combate, Selene──. Regaño, tomándola ágilmente de la muñeca, para derribarla otra vez── ¿Me dirás por qué estás tan enojada?

La fémina acomodó su trenzado cabello, soltando un bufido mientras abrazaba sus rodillas contra su pecho, ya se resignó a tratar de vencer a Satoru. Era algo imposible de hacerlo, nunca lo lograría.

──Todos me comparan contigo, incluso los altos mandos me fastidian ──. Admitió, escondiendo su rostro entre sus piernas──. Piensan que soy una idiota.

El mayor suspiró y se sentó a su lado, pasando uno de sus brazos por sus hombros para abrazarla, atrayendola hacía él.

──Selene, debes entender que no eres simplemente una hechicera más, no eres una persona común y corriente─habló, acariciando la cabeza de su hermana menor──, eres una Gojo, eres una de las más fuertes de esta generación, eso tiene que entrar en tu pequeña y tonta cabecita albina.

──¡Pero tú lo haces ver cómo si fuera todo fácil!

──Escucha, Sele, tú no eres de las más fuertes por ser mi hermana, tú eres de las más fuertes por ser tú. Incluso podrías superarme si usarás un poco más la cabeza antes de dejarte llevar por tus impulsos.

Esas palabras resonaron en su interior.

──Debes comenzar a creer lo que realmente eres: la hechicera más poderosa de todas".

Entonces la respuesta apareció ante ella y finalmente supo que es lo que tanto quería, hasta donde quería llegar.

──Estoy aquí porque estoy cansada de vivir bajo la sombra de mi hermano mayor, quiero demostrar de lo que soy realmente capaz──exclamó, enterrando levemente sus uñas largas en las palmas de sus manos──. Quiero descubrir quien soy, dejar atrás la imagen de mi hermano y superarlo.

Satoru sonrió de oreja a oreja, no era de sorprender la respuesta que dió su hermana, lo esperaba completamente viniendo de ella, incluso lo enorgullecía. El director Yaga también sonrió, poniéndose de pie para dar el veredicto final:

──Has aprobado. Bienvenida a la secundaria especial de Jujutsu, Gojo Selene.

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