|Misión en el mar (parte 2)

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🍁27 de octubre: BÚSQUEDA.
🍂 Continuación del anterior shot.
🍂 Personajes principales: Crowley y Aziraphale (Crossover con Stede y Barbanegra de OFMD).

En una de las tantas tabernas de mala muerte, donde el ambiente iba de un olor en combinación de alcohol barato y orina, hasta la decoración basada en madera ajada, facilitaba el deslumbramiento -para los otros visitantes-, ver a dos piratas de renombre reunidos en una misma mesa.

—No lo sé, hombre. ¿Por qué deberíamos asaltar una iglesia?

—¿Y por qué no? —Dice bebiendo un poco de su tarro de alcohol, haciéndolo sonar cuando lo deja caer en la mesa—. Debemos innovar la piratería, siempre es lo mismo.

—Sí, es una porquería. Tantos años de lo mismo —ahora es Barbanegra quien bebe de su alcohol—, pero tú entiendes "Barbaroja", los piratas solo trabajamos en el mar.

—Por eso te digo, ¡tedioso! Hay que dar un giro, nadie se lo esperaría.

Barbanegra, aquél hombre vestido en cuero, de cabello largo y rebelde (como él mismo), le miró un poco pensativo.

Por otro lado, el recién aclamado pirata "Barbaroja" (quién realmente era el demonio Crowley), se mostraba insistente ante su idea. Pues en su mente estaba a penas creciendo la necesidad de obtener un "seguro", consiguiendo algo de agua bendita para ello.

Y dado que su bando lo había mandado a provocar algo de caos por estos lados, no se le hizo mala idea aprovechar la oportunidad para sus propios intereses.

—De cualquier manera, no hay iglesias en las costas.

Crowley, se tocó un poco su larga barba pelirroja (la que le había ganado el nombre). Era una barba combinada bien con su cabello rojizo, amarrado en una coleta. Crowley quiso ir un poco más allá con su estilo, por eso también se puso un paño negro amarrado en su cabeza, haciendo un nudo por detrás.

—¡El Revenge!...—dice enojado y exaltado el "primero al mando" de Barbanegra.

De inmediato, Barbanegra se levanta de su asiento y toma a Crowley desde las solapas de su camisa negra arremangada.

Crowley se mantuvo tranquilo.

—¿Dónde está tu tripulación?, ¿qué fue lo que hiciste? —Ed estuvo a punto de sacar su cuchillo filoso, cuando Izzy le detuvo.

—No fue él, fue el maldito de Bonnet.

Ed le mira con furia, como si decir aquel nombre fuera santo y estuviera prohibido anteponerle una palabra inadecuada.

—Izzy, ¿quieres terminar tus oraciones de una jodida vez?

—Bonnet se encontró con uno de sus amigos adinerados, se subieron al Revenge y se fueron en el. Nos abandonaron aquí.—Dice con serenidad, una que se se sentía hasta sarcástica, todo menos lo que se suponía que era.

—Stede no haría eso, ¿qué amigo?, ¿lo habías visto antes?, ¿cómo era?

—Una jodida réplica. Rubio, ropas claras, elegante, parecía elocuente, adorable —aquello último lo dijo con un tono fingido en "enamoramiento", acción destinada a hacer enojar a Edward.

Cumplió parcialmente su misión, cuando Ed le miró fijamente con cierto enojo. Por fin suelta a Crowley, este solo se arregla sus ropas y da un trago de su bebida, teniendo una imagen en mente. Porque, si él mismo se encontraba de misión por estos lados, entonces el ángel...

—No estoy jugando — sentencia Barbanegra.

Antes de hacer más drama, Crowley esta vez para todo con una pregunta:

—¿De verdad lucía así? —Izzy solo se alza de hombros sin interés—, Maldita sea Aziraphale.

—¿Lo conoces? —Cuestiona Ed.

Crowley hace un ruidito extraño de duda, y luego asiente.

—Si es quien pienso, no creo que se hayan ido, algo pasó.

—Tenemos que ir a buscarlos —aunque realmente eso se traducía a: "solo quiero buscar a Stede".

Ed se levanta de ahí, y es seguido por Crowley e Izzy.

Al llegar a la costa, por supuesto encuentran que el barco no estaba.

—Amigo, ¿dónde está tu barco? —Pide Ed— vayamos a buscarlos en él.

Dato extra: Crowley no tiene un barco. Realmente su fama como pirata es inventada por él mismo, ha hecho que el rumor de algunas de sus "hazañas" (también inventadas) corra entre los humanos. A veces se hace pasar como el autor de algunas ajenas. O, en ocasiones, solo el efecto de un milagro demoníaco, pero nunca el trabajo de un verdadero pirata.

—No está, supongo que lo han robado —Miente y finge un poco de preocupación.

—¡Entonces han tomado los barcos! Están en peligro.

Ed lucía alterado, y fue fácil saber para Crowley, que la razón no era la perdida del barco sino quien estaba abordo.

—Vayamos al siguiente atraque —sugiere Izzy—, es posible que estén cerca o que por lo menos lo hayan visto.

Así, los tres hombres en sintonía y acuerdo, se subieron a un bote y comenzaron a remar. También en el "Revenge" no estaban exentos de pensar con preocupación en su próximo actuar:

Stede miró por el monoscopio de mano, y vio un atraque a unos pocos metros.

—Vayamos ahí.

Aziraphale estuvo a nada de usar un milagro, para que regresaran a dónde deberían. Stede le había dicho que aún no podían irse porque esperaban a alguien, y Aziraphale no quiso imaginarse lo mal que se sentiría aquella persona, al saber que sus amigos no estaban. O lo (posiblemente) angustiados que estaban unos aquí, al sentir que estaban perdidos.

Hubiera usado un milagro, pero el cielo le había dado la autorización de utilizar uno solo. Tantos "milagros frívolos" (según las "alturas"), tenían una sanción.

—Al llegar pedimos un mapa y vemos como regresar —tranquiliza Lucius. Pero lejos de lograr su cometido, Stede estuvo a punto de darles un buen regaño, por dejar el Revenge sin supervisión. 

En cambio solo suspiró.

El escriba aprovechó y se retiró, dejando a Aziraphale a solas con Stede.

Sintió que una pena le aquejaba a ese hombre, entonces, guiado por ello se acerca un poco más a él y le pregunta:

—¿Está todo bien?

—No, es decir. Creo que no sirvo para esto, he dejado todo atrás para nada —suelta con mucha confianza, extrañando incluso al propio Stede.

Aziraphale puso una mano en su espalda, y le instó a seguir hablando sobre esos sentires aprisionados. Stede, no sabe muy bien porque, pero parecía como si una fuerza divina le hubiera dado tranquilidad y esa clase de confianza subita. Por eso le contó parte de su vida.

—También tengo que confesar que —continua Stede, como una manera de finalizar la conversación —Barbanegra, bueno él, él es parte de esta tripulación. Somos co-capitanes.

Aunque, para Aziraphale, por la manera en lo que se dijo eso último, le pareció que era más que eso. Es más, sintió amor proviniendo de Stede en cuanto habló de él.

—Oh, sí es así, ¿por qué no me lo habías dicho antes?

—Quería tenderte una trampa —después dio una pequeña risa y se alzó de hombros—, fue una tontería, como todo lo que se me ocurre.

—No digas eso —consuela Aziraphale—, eres muy ingenioso. Y has llegado hasta aquí, a pesar de todos los obstáculos.

Aziraphale le dio más consuelo y Stede se sentía más optimista gracias a eso, hasta quiso hacer una broma al respecto, decirle algo como "eres un ángel" o algo así. Y Aziraphale, gracias a todo lo conversado con Stede, y el poco tiempo compartido con la tripulación del Revenge, se dio cuenta que eran una familia y que había bondad, amistad y cariño en ella.

Ya casi cuando el sol se ocultaba, por fin atracaron en la costa. Algunos de la tripulación se quedaron en el Revenge, pero Stede y Aziraphale bajaron junto a Lucius, quién fue a conseguir ese mapa del que había hablado. Los otros dos solo pensaban en despejarse un poco.

Caminaron entre más plática, con Aziraphale asegurando no tramar nada más que conocer a Barbanegra, y Stede estando feliz de mostrarle más de la vida pirata.

Llega la noche, tomando a estos dos descansando, sentados en el costado de un tronco tirado en la arena. Platicaban ahora de lo hermoso que les parecía el arte de cierto pintor, cuando escucharon ruidos extraños detrás de ellos.

Stede desenfunda su espada.

—Debe ser una serpiente —Dice Aziraphale.

—Otra regla de los piratas es no confiar. Iré a comprobar.

Antes de que Aziraphale pudiera decir algo, y también antes de que Stede diera algún paso adelante, se hace escuchar una tercera voz.

—¡Stede! —Gritan y enseguida, de entre los arbustos y los árboles, se deja ver un hombre adulto vestido en cuero, apresurándose a ir con el dueño del nombre.

—¿Ed? —Se cuestiona más para su propia persona.

—¡Stede!

—¡Ed! —Dice ahora con firmeza, comprobando de quién se trataba.

—Stede, ¿estás bien?, ¿te hicieron daño?

Aziraphale se enterneció con la escena, descubriendo que Stede tenía razón en eso de que Barbanegra tenía algo de "hombre dulce" en el interior. Bueno, supone que este hombre es Barbanegra, ya que Stede le ha hablado tanto de él, que ahora siente que hasta lo conoce.

Algunos pasos extras se hicieron sonar en la misma dirección por donde había pasado Barbanegra, dejando ver a otro hombre vestido en cuero negro y a otro con destacable cabellera y barba pelirojas.

—¿Crowley?

El mencionado se acerca a él, y sonriente le pregunta:

—¿En una misión?

—Sí, claro. Pero ya veo que no soy el único. Oh, buen señor, debí imaginar que esto de la piratería era obra tuya.

—Esta vez no intervine —dijo Crowley con tranquilidad, luego redirige su conversación con curiosidad— ¿En serio?, ¿estás vestido así para pasearte entre piratas?

—Al parecer no es del todo incorrecto —dice señalando a Stede—, él es la muestra viviente que pirata, buen gusto y modales pueden ir de la mano.

Stede presentó a Aziraphale, diciéndole a Ed sobre las ganas que tenía por conocerlo. Edward presentó a "Barbaroja", sobrenombre que hizo que Aziraphale le mirara extraño.

Luego de unas cuantas palabras cruzadas, y a propuesta de Stede pero en acuerdo de todos, subieron al Revenge para pasar otro rato agradable.

Aziraphale se cuestionó si hacer uso del milagro disponible para que Barbanegra parara en el mundo de la piratería, pero recordando lo hablado con Stede, entiende que de hecho Barbanegra está cansado de esa vida, y que entonces -talvez- no sea necesario, pues el tiempo haría todo el trabajo por él.

Ya le inventaría algo al cielo. Pensaba en decir algo como "hice un milagro de amor". Milagro que ya existía, aunque no por él.

De hecho, debía admitir que le gustaba verlos juntos, como si internamente le recordara a alguien (que sabe perfectamente que se trata de él y Crowley).

Y ya que todo estaba solucionado, con tripulación reunida, misión -de alguna manera- cumplida, y hasta con nuevos amigos, podía estar un poco más tranquilo y disfrutar la nueva compañía.

—¿Quién los raptó? —Preguntó Barbanegra a Stede y Aziraphale.

—¿Raptar? —Pregunta confundido el ángel, viendo como Crowley se aguantaba una pequeña risa.

—Alguien se llevó el Revenge, ¿no?, es por eso que se alejaron.

Stede y Aziraphale se vieron rápidamente, y como en una clase de acuerdo silencioso, asintieron en sincronía.

—Así es —dice Stede.

—Eso fue lo que ocurrió —secunda Aziraphale.

—¿Qué hacen aquí?, ¿aquí los dejaron?, ¿les robaron algo? —Insistía—, y no está el barco de Barbaroja. Esas malditas ratas se lo llevaron.

—¿El barco de Barbaroja? —Dice Aziraphale con interés, mirando fijamente a Crowley teniendo esa expresión que le decía estar maquinando alguna idea.

Talvez no todo estaba solucionado.


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